Boston, 17 de abril 2013- Dos días más tarde, todavía aturdido por la horrible escena de dos bombas que dispersaron a las multitudes festivas que animaban a los corredores que cruzaban la línea de llegada de la 117ª marcha de la maratón de Boston, los residentes de la zona de Boston están preguntándose “¿Por qué?”
Nadie ha dado un paso adelante para reclamar la responsabilidad. Ningún sospechoso ha sido identificado. Las autoridades informaron que ningún indicio de amenazas había llegado a su conocimiento de antemano. [Nota del Editor: Este artículo fue escrito poco antes de señalarse como sospechosos a dos jóvenes de origen checheno, uno de ellos resultó muerto por disparos de la policía y el otro, aparentemente y hasta el momento, permanece prófugo].
Un área de doce manzanas del animado distrito de negocios del centro permanece cerrada mientras los investigadores continúan peinando la zona en busca de pruebas y pistas.
Las pruebas también se obtienen de los cuerpos de las víctimas que permanecen hospitalizadas, algunas sometidas a múltiples cirugías para detener el daño y eliminar la metralla. 3 personas han muerto hasta el momento, incluyendo un niño de 8 años de edad, y 176 resultaron heridas, al menos 17 de gravedad. Muchas de las víctimas perdieron extremidades, o partes de las extremidades, en las explosiones. Al menos 10 fueron sometidas a amputaciones quirúrgicas.
Los investigadores ahora dicen que han determinado la naturaleza de las armas de fabricación casera utilizadas: ollas a presión de 1,6 litros con tapas bien ajustadas, llenas de pólvora, clavos y bolas de metal, posiblemente detonadas por fusibles electrónicos. Los dispositivos fueron dejados en la acera, en medio de una multitud de espectadores, escondidos dentro de bolsas de lona de nylon negro, y luego detonados a distancia o de forma retardada. La tapa de un dispositivo fue encontrado en un tejado.
Pero las bombas detonaron con más potencia cerca del suelo, produciendo principalmente lesiones horribles en las piernas.
El Día de los Patriotas es un día festivo estatal en Massachusetts, en conmemoración de las batallas de 1775 de Lexington y Concord y del “Paseo de medianoche de Paul Revere”, que marcaron el comienzo de la Guerra de Independencia contra el dominio colonial británico. Mientras que las representaciones de la batalla en las ciudades cercanas atraen a muchos espectadores, la pieza central de la celebración anual es el maratón de Boston.
23.336 corredores de todas las edades, de todos los Estados y de otros 72 países tomaron la salida la mañana del lunes. Cientos de miles de espectadores se alinearon a lo largo de las carreteras que completan las 26,2 millas para animar a los participantes.
Decenas de miles de personas llenaron la zona urbana que rodea la línea de meta en el centro de Boston, muchos esperando felicitar a amigos y familiares por haber completado con éxito la carrera agotadora, la joya de la corona de las carreras competitivas de larga distancia.
Durante varios años, este escritor trabajó sólo a una manzana de distancia de la escena del atentado, y conoce muy bien el aire de emoción y de júbilo impresos de las inmensas multitudes que pueblan la zona alrededor de la línea de meta del maratón de Boston. Aunque todavía estamos sin una explicación de lo que pasó y por qué, no puede haber ninguna justificación para un acto tan cobarde como éste.
La primera víctima mortal de las explosiones fue identificado como un niño de 8 años de edad, Richard Martin, cuya fotografía ha circulado ampliamente. La foto muestra a Martin sosteniendo un cartel que hizo en la escuela, donde se leía: “Que no se haga más daño a las personas” y “paz”. La madre de Martin permanece hospitalizada con una lesión cerebral, y su hija de 6 años de edad, la hermana de Martin, perdió una pierna.
Krystle Campbell, de 29 años, hija de un miembro de la agrupación Local 26 del sindicato UNITE HERE, fue la segunda persona identificada.
La tercera muerte fue la de Lu Lingzi, 23, de Shenyang, china. Ella era estudiante de posgrado de la Universidad de Boston.
Una foto ampliamente distribuida mostraba a Jeff Bauman, de 27 años, con ambas piernas con heridas irreparables, mientras lo llevaban a la tienda médica acompañada de un hombre con un sombrero de vaquero, Carlos Arredondo.
Arredondo es costarricense de nacimiento, perdió un hijo en la guerra de Irak en 2004 y a otro en un suicidio posterior, y se ha convertido desde entonces en un conocido activista contra la guerra de EE.UU. en Irak y Afganistán. Bauman se está recuperando de la doble amputación.
Arredondo es sólo uno de los muchos que entraron en acción de inmediato para ayudar a los damnificados por la explosión inicial.
En efecto, la solidaridad tanto con los heridos como con los corredores varados, que permanecían temblando y sin contacto ni recursos, vino inmediatamente de los espectadores y residentes a lo largo del recorrido del maratón.
Una corredora fue entrevistada por el diario Boston Globe:
“Muy pronto la mayoría de los corredores entendieron la gravedad de lo sucedido”, dijo Gates, que participaba en su novena Maratón de Boston y su 43 carrera de maratón general. “Estaban contentos al ver que estábamos a salvo y nos pusieron al tanto del panorama de inmediato.”
Ella dijo que le pidió prestado a un espectador un teléfono móvil para que pudiera alertar a su familia de que se encontraba bien.
“Nunca he visto tanta generosidad”, dijo. “En el camino de regreso recibí varios ofrecimientos de los estudiantes universitarios para que utilizara sus teléfonos móviles o me preguntaron si quería agua o café.”
Y otro:
“La gente en esta ciudad han sido increíble”, dijo Glenn Sheehan, de 50 años, un corredor nacido en Wakefield y que ahora vive en Carolina del Sur. ‘Déjame que te dé comida, déjame que te dé agua’- así ha sido toda la tarde “.
Numerosos tweets a Boston.com ilustran algunas de las muestras de apoyo:
“Un corredor me acaba de decir que ha sido detenido en numerosas ocasiones por los bostonianos preguntándole si necesita una cama o una ducha.”
“Segundos después de la bomba, antes de que el humo se disipara, la gente estaba derribando las vallas para ayudar, para atender, para salvar.”
“En poco menos de una hora, más de 2.000 personas se han ofrecido como voluntarios para llevarse gente a su casa por si necesitan ayuda.”
“Gracias a la generosidad de nuestros donantes no necesitamos sangre en este momento.-CruzRoja”
La tienda médica de la Asociación Atlética de Boston, que cuenta con personal médico voluntario para tender a los maratonistas exhaustos y deshidratados, de repente se transformó en un hospital de campaña. Los corredores que también eran médicos y enfermeros se ofrecieron voluntarios sobre la marcha, y se pusieron rápidamente en acción.
El Boston Globe informaba:
Roupen Bastajian, un policía estatal de Smithfield, RI, acababa de terminar la carrera cuando escuchó las explosiones.
”Empecé a correr hacia la explosión. Y había gente por todo el suelo”, dijo. “Empezamos haciendo torniquetes y comenzamos a atar las piernas. Mucha gente amputada. …Por lo menos a 25 a 30 personas les faltaba una pierna, o un tobillo, o las dos piernas “
En el Hospital General de Massachusetts, Alasdair Conn, jefe de los servicios de emergencia, dijo: “Esto es algo que nunca he visto en mis 25 años aquí …esta enorme carnicería entre la población civil. Esto es lo que se espera ver en una guerra “.
Era como una escena de guerra, pero con un adversario desconocido. La especulación ha recorrido toda la gama aquí, con los comentaristas de derecha arrojando su basura racista habitual, pero el sentimiento predominante ha sido no sacar conclusiones, sino más bien esperar y ver qué pruebas se convierten en evidencias.
En esta situación, las autoridades políticas han sido, en su mayoría, reticentes en culpar a alguien. El jefe de policía de Boston, Ed Davis, salió en varias ocasiones en el período inmediatamente posterior a la noche del lunes para desacreditar los falsos informes de prensa sobre la detención de un joven estudiante saudí como sospechoso. Fue, de hecho, una víctima del atentado, y es considerado un testigo.
El presidente Obama, a su vez, utilizó términos muy medidos en su discurso inicial sobre el atentado, evitando incluso utilizar deliberadamente los términos “terrorismo” y “terrorista”.
Una razón para dudar de culpar a una conexión exterior es que el Día de los Patriotas coincidió este año con el pago de un impuesto federal: el vencimiento del pago del impuesto sobre la renta en Estados Unidos. Esta fecha fue siempre un objetivo de la actividad política de la derecha en el pasado. Se encuentra cerca de la fecha en que se produjo el asalto criminal contra la secta religiosa Davidiana en Waco, Texas, que fue ordenado por Janet Reno, Fiscal General de la Nación del entonces presidente Bill Clinton, donde murieron 76 hombres, mujeres y niños, el 19 de abril de 1993. Este hecho fue señalado como el móvil para un atentado derechista en venganza que se produjo dos años más tarde en el edificio del FBI en Oklahoma City, matando a 168 personas e hiriendo a 680. La sospecha de una posible participación de la derecha local en el atentado de Boston se ha incrementado en las últimas 24 horas por la interceptación de cartas impregnadas de ricina dirigidas al senador Richard Wicker y al presidente Obama. La ricina es un veneno natural, que no tiene cura conocida.
Las autoridades también han intensificado las medidas de seguridad en el transporte y los edificios públicos. Los pasajeros de Boston fueron avisados por el gobernador Deval Patrick el lunes por la noche que esperaran inspecciones de sus pertenencias en cualquier momento. Un vuelo de Boston a Chicago se retrasó ayer, cuando dos hombres fueron sacados para un interrogatorio, volvieron al vuelo, y luego fueron expulsados de la aeronave, al parecer debido a que otros pasajeros se alarmaron por su agitación subsiguiente y por hablar en un idioma extranjero.
Pero los atentados del lunes en medio de una presencia policial masiva, ponen de manifiesto que ningún tipo de regimentación ni de suspensión de las libertades civiles es capaz de impedir este tipo de actos viles. Los medios y los conocimientos necesarios para construir y desplegar esas armas, como las que explotaron en Boston, están disponibles gratuitamente. Nunca puede haber suficiente vigilancia para evitar nuevas situaciones como ésta, y nunca suficientes policías para controlarnos a todos. Y mientras existan las actuales condiciones sociales -de gran riqueza al lado de la abismal pobreza – que produzcan la enorme alienación que existe, el racismo, el abuso físico, la violencia y las enfermedades mentales no tratadas, una existencia segura para todos seguirá siendo inalcanzable.
Irónicamente, el último kilómetro del recorrido del maratón de 26.2 millas se dedicó a las 26 víctimas de la masacre de la escuela primaria Newtown, CT,. Como explicamos en ese momento:
La gente en todo el mundo está profundamente entristecida y justificadamente indignada de que tantos niños y maestros inocentes hayan visto apagarse sus vidas sin sentido. El propio presidente Obama tuvo que contener las lágrimas al hablar con la prensa sobre este incidente. Y, sin embargo, los incidentes de violencia masiva, de violación, de tortura y de asesinato son la realidad de la vida cotidiana de millones de personas en todo el planeta, una realidad que es muy a menudo el resultado directo de la política exterior de Obama. Con este terrible ataque, la barbarie que acecha a gran parte del mundo se ha abierto camino en la comunidad plácida y próspera de Newtown, un pequeño pueblo como tantos otros del país. No existe ningún lugar seguro conforme el capitalismo se hunde cada vez más en la crisis, trayendo consigo consecuencias aún más trágicas.
Es sólo con el desarrollo y la extensión del tipo de solidaridad humana demostrada por muchos de los habitantes de Boston en el período inmediatamente posterior a este horror que podremos eliminar el flagelo del terrorismo. Esto significa permanecer unidos contra todas y cada una de las injusticias. Esto significa defender la solidaridad con todas las víctimas, en todo el mundo, del mismo tipo de violencia que experimentamos el lunes. Eso significa llamar al orden contra el uso de nuestro gobierno de las armas tales como los drones (aviones no tripulados que lanzan bombas) contra la población civil de Pakistán, Irak y de otros lugares. Y esto significa, sobre todo, la construcción de una dirección marxista para la clase obrera que pueda utilizar su fuerza para finalmente liberar a la humanidad de la sociedad decadente que el capitalismo nos ha entregado.