Por un nuevo mandato presidencial para el compañero Chávez, para profundizar el proceso revolucionario hacia el Socialismo y
Desde
Los diferentes procesos que se desarrollan en América Latina, protagonizados por formidables movimientos obreros y populares, sin duda muestran la salida potencial a la crisis capitalista que azota hoy al mundo entero. Los gobiernos surgidos, algunos en medio de conmociones revolucionarias y de estallidos populares (Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina), en condiciones de un crecimiento económico sostenido durante una década, han permitido mejorar parcialmente los niveles de vida y una cierta reducción de la pobreza.
La creación del CELAC ha despertado grandes expectativas en organizaciones obreras, populares y juveniles en el continente. Uno de los aspectos más progresivo en su constitución es el reforzamiento en la conciencia de las masas trabajadoras de la idea de la “Patria Grande” y de la “Unidad Latinoamericana”, que muestra también la artificialidad de las fronteras trazadas tras las luchas por la independencia del Imperio español hace dos siglos.
Los objetivos esbozados en la cumbre del CELAC: desarrollo industrial significativo, infraestructura en transporte y comunicación, liberación de la dependencia servil al capital extranjero, chocan abiertamente con los intereses del Imperialismo y de las oligarquías y burguesías regionales. No podemos olvidar, como expresión extrema, los golpes de estado en Honduras y Paraguay.
En Venezuela, diez años después del fracasado golpe de abril de 2002, la revolución venezolana tiene muchos logros que mostrar en su balance en los campos de educación, salud, alfabetización, empleo, etc., sin embargo, la oligarquía aún controla el sistema bancario, la cadena de distribución de alimentos, otros sectores claves de la economía, las tierras más grandes y productivas. Para decirlo sin rodeos, el capitalismo sigue existiendo en Venezuela y América Latina y los capitalistas están involucrados en una implacable campaña de sabotaje económico y de huelga de capitales. Están usando su poder económico con el fin de impedir el cumplimiento de la voluntad democrática de la mayoría.
La revolución bolivariana no puede ser completada a menos que el poder de la oligarquía sea destruido. El socialismo es la propiedad colectiva de los medios de producción, los bancos y la tierra, para que la economía sea planificada democráticamente en interés de la mayoría del pueblo. No hay nada más razonable y democrático que eso. Sólo hay una fuerza en la sociedad venezolana que puede lograrlo, la misma que derrotó a la oligarquía dos veces en 2002 y en muchas ocasiones desde entonces: la clase obrera a la cabeza del pueblo revolucionario.
Por todo lo anteriormente mencionado debemos ser lo más claros posible en nuestros planteos, cuando hablamos de post capitalismo dejamos una puerta abierta a interpretaciones erróneas, un espacio para la confusión, nuestra perspectiva debe ser clara, nuestra lucha es y debe ser por el socialismo: los trabajadores deben disponer, controlar y administrar los medios de producción.
La experiencia dicta que tanto las oligarquías cipayas como las oligarquías y burguesías nacionales comparten la defensa de sus intereses de clase: la propiedad privada de las fábricas, tierras, bancos, etc. que colisionan abiertamente con los intereses de las mayorías de nuestra América.
Pero no estamos solos. Las masas latinoamericanas y venezolanas también tenemos un aliado a quien apelar en la lucha contra el imperialismo: como son los trabajadores y la juventud de Europa, Canadá y EEUU que empiezan a levantarse contra los mismos enemigos, sus gobiernos y multinacionales en casa, y donde también hay una simpatía hacia la revolución venezolana y otras experiencias revolucionarias y de cambio en América Latina, como la han manifestado dirigentes y organizaciones de la izquierda europea (Tsipras y Syriza en Grecia, Melenchon y el Frente de izquierda en Francia, IU en España).
Poner en pie
Vivan los trabajadores venezolanos
Viva el pueblo
Viva