Frente al regodeo de la derecha, el movimiento obrero debe pasar a la ofensiva y levantar una alternativa política propia
La biología determinó el fin de la existencia del ex presidente Néstor Kirchner, actor central de la vida política en Argentina desde el año 2003 hasta la fecha. Pero mucho antes de su fallecimiento, se hizo – lo mismo que el gobierno actual -de importantes enemigos que elaboraban panegíricos sobre lo merecido que se tenía todos sus problemas de salud y que si moría- era lo que algunos querían – habría sido causado por su "virulencia" política.
Frente al regodeo de la derecha, el movimiento obrero debe pasar a la ofensiva y levantar una alternativa política propia
La biología determinó el fin de la existencia del ex presidente Néstor Kirchner, actor central de la vida política en Argentina desde el año 2003 hasta la fecha.
Pero mucho antes de su fallecimiento, se hizo – lo mismo que el gobierno actual -de importantes enemigos que elaboraban panegíricos sobre lo merecido que se tenía todos sus problemas de salud y que si moría- era lo que algunos querían – habría sido causado por su "virulencia" política.
Había y hay mucho odio de empresarios, políticos burgueses y de sus medios de comunicación hacia un gobierno distinto a todo lo que habíamos tenido los trabajadores hasta ese momento, luego de la dictadura criminal del `76.
Enormes lagrimas de cocodrilo se vierten ahora por doquier, pero se regodean por lo bajo, seguro habrá una breve tregua, pero seguirán desestabilizando al gobierno porque éste ha decidido desde el 2003 no atacar directamente al movimiento obrero como pide la derecha, reiniciar los procesos judiciales a los genocidas que terminaron muchos de ellos en las cárceles, reivindicar los Derechos Humanos una y otra vez, otorgar concesiones a los trabajadores que permitieron algunas mejoras en sus condiciones de vida, alejarse de la línea férrea del imperialismo con sus remanidas recetas económicas de ajustes salvajes, iniciar un proceso de desconcentración de los monopolios mediáticos, y poner sobre el tapete el debate acerca del papel deleznable de los mismos; revitalizar cierta intervención estatal de la economía con las reestatizaciones de Aysa, Aerolíneas Argentinas entre otras; y, sobre todo, terminando con el sistema privado jubilatorio de las AFJP.
Pero hay que decirlo: todos los problemas de fondo no fueron y no han sido resueltos, porque Néstor y ahora Cristina Kirchner cultivan una política de conciliación de lo irreconciliable: el capital, la propiedad privada, y sus intereses, frente a los intereses históricos de la clases obrera y su papel en la sociedad.
Han confiado en seducir al empresariado para forjar lo imposible. Pero no se puede: los intereses del empresariado "nacional" no estarán jamás puestos en:
Sabemos que este no es exactamente el programa político del gobierno, pero es el único programa realista para solucionar los problemas de fondo de la sociedad, y debe completarse con la posesión por el conjunto de la sociedad de las palancas económicas fundamentales: la Banca, los latifundios y los grandes monopolios, bajo el control de los trabajadores. Este es el programa que defendemos los socialistas revolucionarios.
Porque lo poco – aunque importante – que ha podido avanzar el gobierno desde una perspectiva progresista, le ha valido una embestida furiosa de la derecha, que amenaza con voltear lo que se ha conseguido casi por todos los medios posibles.
De allí la necesidad de un programa político completo y superador que refleje las necesidades y aspiraciones de la clase trabajadora; no se pueden pactar parcialidades con los dueños de todo, que demuestran su fisonomía reaccionando contra el pueblo trabajador como fieras heridas por cada concesión arrancada, como fue el intento de aprobación de la resolución 125, estatización de las AFJP, la ley de medios, la ley del matrimonio igualitario, el proyecto de reparto de ganancias, etc.
Tanto desearle la muerte a Kirchner, a los coros de buitres se les ha dado al fin; pero tremendo error será para la patronal y sus esbirros creer que la ausencia de Néstor Kirchner les abrirá espacio para golpear libremente al movimiento obrero.
Es momento de no bajar la guardia ante los intentos de avances de la derecha, de pelear para construir una alternativa política propia de la clase obrera, por un programa socialista, sostenido desde todos los sectores honestos del movimiento obrero y de la juventud, que también sabemos que se cuentan por miles dentro del kirchnerismo.