“La lucha de clases no es otra cosa que la lucha por la plusvalía. Quien posee la plusvalía es el dueño de la situación, posee la riqueza, posee el poder del Estado, tiene la llave de la iglesia, de los tribunales, de las ciencias y de las artes.” León Trotsky El pensamiento vivo de Karl Marx
“Estamos convencidos de que todos los días vendemos nuestro trabajo; de que por lo tanto, el trabajo tiene un precio, y de que, puesto que el precio de una mercancía no es más que la expresión en dinero de su valor, tiene que existir, sin duda, algo que sea el valor del trabajo. Y, sin embargo, no existe tal cosa como valor del trabajo, en el sentido corriente de la palabra. La cantidad de trabajo necesario cristalizado en una mercancía constituye el valor. ¿Cómo podríamos determinar el valor de una jornada de trabajo de diez horas, por ejemplo? Si dijésemos que el valor de una jornada de trabajo de diez horas equivale a diez horas de trabajo, o a la cantidad de trabajo contenido en aquéllas, haríamos una afirmación tautológica.
Lo que el obrero vende no es directamente su trabajo, sino su fuerza de trabajo, cediendo temporalmente al capitalista el derecho a disponer de ella. Tan es así, que las leyes fijan el máximo de tiempo por el que una persona puede vender su fuerza de trabajo. Si se le permitiese venderla sin limitación de tiempo, tendríamos inmediatamente restablecida la esclavitud. Semejante venta, si comprendiese, por ejemplo, toda la vida del obrero, le convertiría inmediatamente en esclavo perpetuo de su patrono.
Thomas Hobbes, vio ya, en su Leviatán, instintivamente, este punto, que todos sus sucesores han pasado por alto: «El valor o el mérito de un hombre es, como en las demás cosas, su precio, es decir, lo que se daría por el uso de su fuerza»”. (Fragmento escrito por Carlos Marx entre fines de mayo y el 27 de junio de 1865)
La producción capitalista no es ya producción de mercancías, sino que es, sustancialmente, producción de plusvalía. El obrero no produce para sí mismo, sino para el capital. Por eso, ahora, no basta con que produzca en términos generales, sino que ha de producir concretamente plusvalía. Dentro del capitalismo sólo es productivo el obrero que produce plusvalía para el capitalista o que trabaja para hacer rentable el capital. (…) Por tanto, el concepto de trabajo productivo no entraña simplemente una relación entre la actividad y el efecto útil de esta, entre el obrero y el producto de su trabajo, sino que lleva además implícita una relación específicamente social e históricamente dada de producción, que convierte al obrero en instrumento directo de valorización del capital. Por eso ser obrero productivo no es precisamente una dicha, sino una desgracia.
Ahora bien, ¿cómo sucede esto?
Para los marxistas el salario es el valor de cambio de una mercancía peculiar, la fuerza de trabajo; esta definición difiere sustancialmente a la de la Economía Política Clásica que sostiene que el salario es una cantidad de dinero que se paga por realizar un trabajo dado. Esta diferencia no se trata de ninguna sutileza de palabras.
“La fuerza de trabajo es, en nuestra actual sociedad capitalista, una mercancía; una mercancía como otra cualquiera, y sin embargo, muy peculiar. Esta mercancía tiene, en efecto, la especial virtud de ser una fuerza creadora de valor, una fuente de valor, y, si se la sabe emplear, de mayor valor que el que en sí misma posee.” Introducción a Trabajo asalariado y capital – Federico Engels.
“Los obreros cambian su mercancía, la fuerza de trabajo, por la mercancía del capitalista, por el dinero y este cambio se realiza guardando una determinada proporción: tanto dinero por tanta horas de uso de la fuerza de trabajo”. La fuerza de trabajo es la única mercancía que posee el obrero y que cada día de su vida debe vender. ¿Para qué? Para vivir.
Pero, ¿qué determina el precio de esta mercancía? El precio de la mercancía está determinado por su costo de producción. “Por lo tanto, el costo de producción de la fuerza de trabajo se cifra siempre en los gastos de existencia y reproducción del obrero. […] que forma el salario. El salario así determinado es lo que se llama salario mínimo.”
El salario nominal (la suma de dinero por que el obrero se vende al capitalista, es decir, la expresión monetaria del precio de la fuerza de trabajo) no coincide con el salario real (la cantidad de mercancía que el obrero puede comprar con su salario). “El salario se halla determinado, además y sobre todo, por su relación con la ganancia, con el beneficio obtenido por el capitalista: es un salario relativo, proporcional.”
Como dijimos, el salario es el precio de una determinada mercancía: la fuerza de trabajo. Por lo tanto, el salario se halla determinado por las mismas leyes que determinan el precio de cualquier otra mercancía. Al capitalista le importa la relación entre el salario que paga y los precios que recibe por las mercancías que vende. Por eso, compara la evolución de los salarios que paga con los precios a que puede vender sus productos.
Así, el salario nominal es la cantidad de dinero que recibe un trabajador de su patrón a cambio de las horas de trabajo en las que se dedicó a producir bienes o servicios. Este salario puede aumentar (o no), pero si los precios de la canasta básica aumentan, en realidad su poder adquisitivo no aumentó. No puede adquirir más bienes y servicios que antes, a pesar del aumento. Por el contrario, el salario real es el salario nominal en comparación con los precios. Si aumenta el salario real, su poder adquisitivo aumenta. Si disminuye, podrá adquirir menos cosas.
Dice Marx: “La expresión monetaria del precio del trabajo, el salario nominal, no coincide con el salario real, es decir, con la cantidad de mercancías que se obtienen realmente a cambio del salario. El salario se halla determinado, además y sobre todo, por su relación con la ganancia, con el beneficio obtenido por el capitalista: es un salario relativo, proporcional. El salario real expresa el precio del trabajo en relación con el precio de las demás mercancías; el salario relativo acusa, por el contrario, la parte del nuevo valor creado por el trabajo, que percibe el trabajo directo, en proporción a la parte del valor que se incorpora al trabajo acumulado, es decir, al capital.” Trabajo asalariado y capital (1849)
Como dijimos, más arriba, la fuerza de trabajo es valorizada de acuerdo a la cantidad de trabajo invertida en ella, esto es, de los medios de subsistencia necesarios para la vida y reproducción del trabajador. Pero el consumo de esta mercancía –fuerza de trabajo- se produce mediante el trabajo, que crea nuevos valores. La cantidad de esos valores es mayor que la que recibe el propio trabajador y gasta en su conservación. El capitalista compra fuerza de trabajo para explotarla. Esa explotación es la fuente de desigualdad.
A la parte del producto que contribuye a la subsistencia del trabajador, Marx la llama producto necesario, a la parte excedente que produce el trabajador, plusvalía. La producción de plusvalía absoluta es la base general sobre la que descansa el sistema capitalista y el punto de arranque para la producción de la plusvalía relativa. En ésta, la jornada de trabajo aparece desdoblada de antemano en dos segmentos: trabajo necesario y trabajo excedente. Para prolongar el segundo se acorta el primero mediante una serie de métodos, con ayuda de los cuales se consigue producir en menos tiempo el equivalente del salario. La producción de plusvalía absoluta gira toda ella en torno a la duración de la jornada de trabajo; la producción de plusvalía relativa revoluciona desde los cimientos los procesos técnicos del trabajo o bajando el salario.
La acumulación de la riqueza social en un polo (burguesía) y de la miseria social en el otro (trabajadores) es la característica del capitalismo. Veamos cómo los capitalistas argentinos se enriquecen:
El 50% de los trabajadores argentinos (aprox. 8,2 millones) ganan menos $8000 (es decir, menos de U$S 500) mensuales. –datos del tercer trimestre del 2016 del INDEC- Aquí vemos el desfasaje con el costo de la canasta básica, es decir, los elementos necesarios para que un trabajador pueda mantener a su familia y reproducirse. En Noviembre 2016, según datos del INDEC la canasta familiar era de $13.126,29 para. Esta diferencia es plusvalía absoluta que embolsan los capitalistas.
Según el Indec, hay casi cinco millones de argentinos (4.927.251) que viven con menos de $ 5000 (U$S312). Ídem al punto anterior, sólo se incrementa aún más la ganancia capitalista.
Del total de 14 millones de asalariados, el 33,4% no está registrado, es decir, aproximadamente 4,7 millones de trabajadores que ganan entre un 30% y un 50% menos que lo que obtendrían por igual empleo en blanco. (http://www.politicargentina.com/notas/201611/17697-el-60-de-los-argentinos-tiene-problemas-de-empleo.html). De esta manera, también los capitalistas ganan, por un lado con la extracción de plusvalía absoluta, por el otro con las condiciones de trabajo y por ende con la plusvalía relativa, es decir, mayores ritmos de trabajo. Así como “se eximen” de pagar impuestos al Estado –su Estado- y esa carga impositiva que evaden, también va a parar al bolsillo de sus ganancias.
Entre los trabajadores, el decil(1) más bajo, que representa a aquellos que menos ingresos tienen, se llevó -según el dato difundido por el INDEC- el 1,2% del total de una torta de ingresos de $ 182.695.054. Ese porcentaje era dos décimas mayor en el segundo trimestre del año pasado. Lo mismo ocurrió en la otra punta de la pirámide: según los datos del tercer trimestre, el decil que más ingresos recibe (el 10) se quedó con el 31,5% de los ingresos totales. Mientras que los capitalistas sólo en los primeros 3 meses del gobierno macrista, se repartieron entre los bancos privados U$S 372 millones entre las entidades Macro, Galicia, Francés, Santander Río y Patagonia; y las petroleras, gasíferas y otras energéticas quienes compartieron el podio con ganancias por U$S 245 millones entre YPF, Petrobras, Pampa Energía y Central Puerto, según datos del Instituto Argentino del Mercado de Capitales (IAMC) (Tiempo Argentino 11/6/2016)
La pobreza y la indigencia en el país, abarcan, respectivamente, el 32,2% y el 6,3% de la población.
8,5% de desempleo (1069000 personas) sumado a 10,2% de subocupados (1274000 personas), es decir, 2,3 millones de argentinos tienen problemas de empleo mientras que según el INDEC en Noviembre 2016 la utilización de la capacidad instalada en la industria (nivel general) es de 68,4%. Es decir, si la producción estuviera al servicio de las necesidades de las mayorías, no habría ni desempleo ni subocupación, como tampoco jornadas extenuantes para los ocupados.
El último año significó una caída de ingresos reales mucho más profunda para el decil 1, aunque también se observa una pérdida de ingreso hasta el el decil 7. Inversamente se ve un incremento del poder adquisitivo en el decil 10 de 6,15% si se calcula los ingresos medios individuales per capita.
La relación entre el ingreso per cápita del 10% de los hogares de mayores ingresos y el del 10% más pobre se elevó a 19,8 veces en el tercer trimestre. Esto implica un aumento de casi tres puntos porcentuales respecto del segundo trimestre.
Aquí vemos claramente la reducción del salario real, a pesar del aumento del salario nominal.
También es importante señalar que según el gráfico anterior sólo el decil 10 le estaría descontando “ganancias”, así que el salario nominal es relativo, ya que objetivamente tiene un descuento que elípticamente llega a sus patrones, a través de subsidios, obras de infraestructura, etc.
En este infograma del Instituto de trabajo y economía Fundación Germán Abdala vemos claramente cómo acciona la lógica del capital, el incremento salarial que pueden lograr los deciles 9 y 10 son fagocitados por el Estado para derivarlo nuevamente a los capitalistas, es decir, lo que se logra con la lucha por mejores salarios aunque se les arranque ese porcentaje a las patronales, a través del descuento de ganancias incrementa nuevamente sus arcas. Sobre todo teniendo a la vista la política de desmembramiento del Estado y de reducción al límite de la inversión pública (educación, salud, infraestructura en los barrios, vivienda, cultura, etc.)
A estos datos duros, tenemos que sumarle, la avanzada sobre los convenios colectivos de trabajo que propugna el gobierno del empresario Macri, que ya tuvo su primer round con la flexibilización de los trabajadores de Vaca Muerta.
Estos breves datos, nos pone en pie de igualdad a todos los trabajadores contra un enemigo común, la burguesía. Todos los trabajadores somos explotados para el beneficio del capital. Capital que tiene nombre y apellido. En Argentina: Alejandro y Carlos Bulgheroni (Bridas, Panamerican Energy) 5.800 millones de dólares. Paolo Rocca (Organización Techint) 3.400 millones de dólares. Gregorio Pérez Companc (Molinos Río de la Plata) 2.870 millones de dólares. Eduardo Eurnekian (Corporación América) 2.200 millones de dólares. Jorge Pérez (The releated Group) 1.550 millones de dólares. Alberto Roemmers (Holding Farmacéutico) 1.350 millones de dólares. María Inés de Lafuente Lacroze (Heredera de Amalita Fortabat) 1.260 millones de dólares. Luis Alejandro Pagani (Arcor) 1.250 millones de dólares. Roberto Urquía (Aceitera General Deheza -Natura-) 1.200 millones de dólares. Alfredo Román (Transporte logístico en la Argentina) 1.100 millones de dólares. Hugo Signam (Grupo Insud) 1.000 millones de dólares. Samuel Liberman (Desarrollo Inmobiliario) 950 millones de dólares. Enrique Eskenazi (Grupo Petersen) 870 millones de dólares. Carlos Pedro Blaquier (Ingenio Ledesma) 840 millones de dólares, entre muchos otros (Diario Veloz.com 16/1/2016)
Es por eso, que es imprescindible la lucha unitaria por el pleno empleo, por el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, contra la precarización laboral, por mejores condiciones laborales, etc. Todas pequeñas medidas que vienen a disputar la plusvalía que generamos con nuestros cuerpos y mentes. Este es el primer paso y para ello necesitamos una organización político sindical a la altura de los embates a los que nos somete la burguesía. No podemos pelear con declaraciones tibias, necesitamos organizarnos democráticamente por la base para definir un plan de lucha.
La división de la sociedad en una reducida clase fabulosamente rica y una enorme clase de asalariados que no poseen nada, hace que esta sociedad se asfixie en su propia abundancia, mientras la gran mayoría de sus individuos apenas están garantizados, o no lo están en absoluto, contra la más extrema penuria. Con cada día que pasa, este estado de cosas va haciéndose más absurdo y más innecesario. Debe ser eliminado y puede ser eliminado.” Federico Engels Introducción Trabajo Asalariado y Capital
Socialismo o Barbarie
(1) El concepto decil se refiere a cada uno de los 9 valores que dividen un grupo de en diez partes iguales, y de manera que cada parte representa un décimo de la población.