El movimiento obrero a través de su historia se ha organizado internacionalmente para enfrentar a los capitalistas y luchar por una sociedad libre de explotación y opresión.
En este sentido nos parece fundamental poner en debate, un aspecto primordial del movimiento revolucionario, que es la táctica y su relación con los principios.
La necesidad de un partido revolucionario de masas, en cualquier parte, es cuestión de ABC para los marxistas. Sin embargo, no es suficiente con proclamarlo y pedir a los trabajadores que se nos unan, sino cómo una pequeña organización no sólo gana el derecho a su existencia y a ser escuchada por los trabajadores, sino cómo se conecta no sólo con el ambiente o espíritu de una época sino se trasforma en una referencia para la vanguardia y sectores de masas.
Como explica Trotsky: «Por supuesto, un partido marxista debe aspirar a su plena independencia y a la mayor homogeneidad, pero en su proceso de formación a menudo debe actuar como fracción de un partido centrista o incluso de un partido reformista» (¨Carta a la sección británica¨. Septiembre 1933).
El marxismo y las organizaciones de masas
Hacia la conquista del poder, previa la conquista de las masas
Las objeciones contra la participación de los marxistas en los movimientos y organizaciones de masas no procedían de Marx, Engels, Lenin y Trotsky, sino de los ultraizquierdistas contra quienes ellos polemizaban. Los maestros del marxismo siempre explicaron que allá donde los marxistas son una minoría pequeña de la clase obrera tienen el derecho y la obligación de participar dentro del movimiento de masas donde esté presente la clase trabajadora, aunque tenga una dirección reformista. Como explicó Engels: “…Cuando nosotros regresamos a Alemania en la primavera de 1848, nos unimos al Partido Democrático porque éste era el único medio posible de llegar a la clase obrera; fuimos el ala más avanzada de ese partido, pero al fin y al cabo un ala. Cuando Marx fundó la Internacional, redactó el Reglamento de manera que pudieran ingresar todos los obreros socialistas de esa época: proudhonianos, lerouxistas e incluso el sector más avanzado de las Trade Unions inglesas; y fue sólo gracias a esta amplitud que la Internacional llegó a ser lo que fue: el medio para disolver y absorber gradualmente a todas esas sectas secundarias… Si de 1864 a 1873 hubiésemos insistido en trabajar sólo con quienes adoptaban nuestra plataforma ¿dónde estaríamos hoy? Creo que toda nuestra experiencia ha demostrado que es posible trabajar junto con el movimiento general de la clase obrera en cada una de sus etapas sin ceder u ocultar nuestra propia posición, e incluso nuestra organización, y temo que si nuestros camaradas alemanes en Norteamérica eligen una línea distinta cometerán un grave error”. (Carta de Engels a Florence K. Wischnewetski).
Los partidos comunistas de masas, después de la revolución rusa, surgieron de las escisiones de masas de los viejos partidos socialistas, a través de fracciones comunistas que trabajaron en su interior durante un tiempo más o menos prolongado. En el II Congreso de la Internacional Comunista se aprobó una Resolución recomendando a los comunistas británicos que ingresaran como fracción dentro del Partido Laborista inglés, cosa que hicieron. Trotsky recomendó a sus partidarios ingresar en los años ‘30 en los partidos socialdemócratas para hacer un trabajo entrista, en el mismo momento en que se estaban formando en ellos tendencias de izquierda de masas.
Lejos de todo esquematismo, para Lenin y Trotsky, había que pensar los problemas concretos de cada situación de cada país.
Frecuentemente, los sectarios entienden la idea del Frente Único de una manera abstracta. Se imaginan que el Frente Único significa la unión inmaculada de todos los trabajadores al margen de sus organizaciones tradicionales.
En el III congreso de la Internacional no sólo se recomendaba la formación de núcleos comunistas al interior de las organizaciones masivas de los trabajadores sino que se proponía la consigna del Frente Único entre todas las organizaciones obreras – incluidas las reformistas de masas- en contra de los ataques a los niveles de vida y en defensa de los derechos democráticos. Aquí vemos un ejemplo de la flexibilidad táctica del marxismo y la concepción dialéctica de la táctica y la estrategia; los marxistas defenderán junto con las masas sus derechos democrático burgueses porque sólo a partir de la lucha por éstos es posible elevar la consciencia de las masas hacia tareas revolucionarias, sólo así es posible contrastar los métodos reformistas con los revolucionarios y sólo así es posible ganar el oído de los trabajadores a las ideas marxistas.
La intervención en el movimiento de masas
Situaciones concretas en países como en México con la existencia del Morena o en Venezuela con el PSUV, la intervención al interior de estas organizaciones no significa renunciar a nada por participar en ellas. Intervenir en Bolivia con un carácter independiente como organización no niega la posibilidad de ligarse al Movimiento al Socialismo, liderado por Evo Morales.
Pero los sectarios, que proclaman abiertamente la necesidad de dotar al movimiento de masas de un programa socialista, que reconocen honestamente que son todavía una fuerza pequeña para jugar un papel independiente en los acontecimientos, se privan de respirar el ambiente de las masas y se mantienen al margen de sus triunfos, frustraciones y aspiraciones.
En cambio, una táctica correcta de Frente Único, permite mantener un contacto cotidiano con miles de trabajadores, ganando el derecho a participar en la lucha y en la discusión sobre los objetivos del movimiento, al mismo tiempo que da la oportunidad indispensable para probar a diario las ideas y consignas en las acciones de las masas, atrayendo a los mejores luchadores de la clase obrera y la juventud a las ideas del marxismo.
El Frente Único se plantea entre las organizaciones de carne y hueso de los trabajadores –con todo y sus dirigentes-, por ejemplo, entre los sindicatos, los estudiantes que luchan por una mejor educación, mayor presupuesto o como es el caso de México en contra de la Reforma Educativa y energética; o por justicia y la aparición de los 43 normalistas.
Muchos grupos e izquierda en el caso de Grecia y Syriza se mantuvieron alejados, despotricando por las posiciones de Tsipras. Hoy con el triunfo y el apoyo de decenas de miles de trabajadores y jóvenes griegos no cuentan con la autoridad producto de que se han mantenido en los márgenes del movimiento.
La consigna se plantea precisamente para que las masas pongan a prueba a sus dirigentes y para que los marxistas cuenten con una tribuna lo más amplia posible para las ideas socialistas. Lanzar gritos vacíos sobre el Frente Único sin contar con las organizaciones de masas reales y al mismo tiempo lanzar ultimátum a las masas para que abandonen a las organizaciones reformistas resulta un contrasentido y una estrechez sectaria.
Como explicó nuestro camarada Ted Grand, en un texto en 1959 (en Problemas del entrismo. Tácticas Flexibles)
“La clase obrera no llega fácilmente a conclusiones revolucionarias. El peso de la rutina, las tradiciones, las dificultades excepcionales creadas por la degeneración de las direcciones de las organizaciones tradicionales socialistas y comunistas, son obstáculos formidables en medio del camino para la creación de un movimiento marxista de masas. La historia enseña que, en las primeras etapas de auge revolucionario, las masas giran hacia sus organizaciones tradicionales buscando una solución a sus problemas, especialmente la generación más joven que entra por primera vez en la política. La experiencia de muchos países así lo confirma. La experiencia de cada uno de los despertares revolucionarios de los últimos cincuenta años en Europa demuestra la corrección de esta teoría. Con las pequeñas fuerzas que somos capaces de movilizar en la actualidad, sería ridículo pensar que el desarrollo de la revolución en Gran Bretaña seguirá otro rumbo. Incluso como organización independiente si tuviéramos las fuerzas y los recursos sería necesario tener en cuenta esta realidad, mucho más si todavía somos un pequeño grupo. Lo fundamental es responder a la cuestión de qué hacer y cuándo en relación a los problemas planteados por la historia.”
Por ello, la Corriente Socialista Militante apoya al gobierno frente a la arremetida de la derecha así como en todas las medidas progresistas llevadas a cabo hasta la fecha, y combate, junto al resto del campo obrero y popular, en la misma trinchera frente a la reacción. Pero del mismo modo pensamos que, dentro de esta trinchera, hay que fortalecer y desarrollar una corriente Socialista Revolucionaria que defienda de la manera más consecuente una alternativa superadora del capitalismo, una alternativa Socialista que barra con todas las lacras de este sistema.
Sumate al Militante
Sumate a nuestra lucha