El sábado 7 de noviembre más de 200.000 personas salieron a las calles de Corea del Sur pidiendo que la presidenta Park Geun-hye dimitiera. El sábado 12 de noviembre volvieron a salir a la calle 1 millón de personas, la mayor manifestación en tres décadas, lo que destaca la profunda crisis del gobierno de Park.
La crisis comenzó luego de que se revelara que la vieja amiga, confidente y consejera espiritual de la presidenta Park, Choi Sun-sil pudiese haber estado profundamente implicada en el control del país tras bambalinas. Ella ha tenido acceso a documentos secretos del gobierno, una influencia significativa en la política y también ha estado involucrada en la corrupción usando sus lazos con el gobierno. Choi está ahora bajo arresto bajo cargos de abuso de poder y tentativa de fraude. También se han emitido órdenes de captura de otros ex consejeros de Park, quienes también han estado involucrados en el escándalo.
Sin embargo, todo va más allá de esto. El padre de Chois, Choi Tae-min, quien era líder de lo que puede describirse como un culto Chamánico, era mentor y amigo cercano de la presidenta Park cuando era más joven. También fue amigo cercano del ex dictador de Corea del Sur, Park Chung-hi, padre de la actual presidenta Park.
Los documentos filtrados de la Embajada de los Estados Unidos han descrito al difunto Choi como una figura semejante a la de Rasputín. Esa comparación podría ser más real de lo que se imagina. Rasputín era un místico curador de la fe y consejero de la Zarina en Rusia y fue asesinado poco antes de que el régimen zarista se derrumbara con el inicio de la Revolución Rusa. El régimen de Park también podría estar al borde del colapso.
La presidenta Park se disculpó y despidió a su Primer Ministro, al Ministro de Hacienda y al Ministro de Seguridad Nacional, y trajo nuevas caras al gobierno en un intento de salvarse, pero no le sirvió de mucho. Su índice de aprobación se ha desplomado del 50 por ciento al 14 por ciento, y ahora es de hasta el 5 por ciento, que es el más bajo desde que comenzaron las encuestas en 1988. Esto simboliza la democracia capitalista que permite el mando de un presidente sin tener un apoyo público.
Marea huelguística
Mientras que el gobierno de Park está en una profunda crisis, la clase trabajadora también está en movimiento. La central sindical más radical, la Confederación Coreana de Sindicatos (KCTU), está liderando una nueva ola de huelgas. Esto viene después de varios años de aumento de las cifras de huelga lideradas por sindicatos combativos contra el gobierno anti-obrero que hasta ahora ha dado como resultado varias huelgas generales parciales y con cientos de miles saliendo a la calle.
Hubo pequeñas huelgas en la primavera, pero durante el verano hubo una nueva gran oleada de huelgas, que ha continuado con el movimiento actual. El 26 de septiembre, 50.000 trabajadores de Hyundai, uno de los conglomerados más grandes de Corea del Sur, hicieron una huelga de un día. Esta fue la mayor huelga en la historia de Hyundai y es la vigésimo primera huelga nacional en Hyundai este año – otro récord. En varias ocasiones, cientos de miles de trabajadores de otras industrias se han unido a la lucha de Hyundai. El 27 de septiembre, diferentes sindicatos que representaban a 60.000 trabajadores del sector público bajo la dirección de la KCTU se embarcaron en una huelga indefinida, incluidos los trabajadores metalúrgicos, la salud y los trabajadores del transporte público.
La huelga está dirigida contra las reformas laborales represivas, los ataques contra el sector público, la represión contra los trabajadores organizados y la muerte de un anciano campesino que fue golpeado por un cañón de agua de la policía el año pasado durante una manifestación, y que estuvo en coma hasta que murió en septiembre. Los trabajadores subcontratados organizados por la KCTU también han estado luchando por el empleo directo.
Miles de trabajadores del metro y el ferrocarril, que forman parte de la huelga de trabajadores del sector público, han estado en huelga durante 43 días y la huelga continúa. Justo después de que comenzara la huelga, el gobierno la declaró ilegal. Muchos activistas sindicales que han participado en la lucha han sido suspendidos o despedidos del trabajo o encarcelados. Ha habido varias victorias mínimas, pero la huelga de los trabajadores ferroviarios continúa y se ha convertido en la huelga ferroviaria más larga de la historia de Corea. La KCTU también ha apoyado el llamado para la renuncia de Park.
Una crisis profunda
El creciente movimiento huelguístico ha profundizado aún más la crisis del régimen. Es difícil saber cuán profundo es el escándalo del gobierno y cuánta más suciedad aún debe revelarse. Sin embargo, la crisis ha puesto al descubierto la podredumbre y la corrupción de la clase dominante surcoreana. Mientras los obreros trabajan hasta el agotamiento, los Chaebols (grandes conglomerados industriales privados) y sus marionetas políticas como la presidenta Park, están utilizando al estado para enriquecerse… ¡es decir, eso hacen cuando no están ocupados rezándole a fantasmas y espíritus!
La presidenta Park ha estado continuando la tradición de su padre y se ha movido en una dirección cada vez más autoritaria. Este proceso se ha caracterizado por las medidas represivas utilizadas en la lucha del gobierno contra los sindicatos. Un claro ejemplo de esto fue la sentencia de cinco años de prisión infligida al presidente de la KCTU, Han Sang-gyun en julio. Los cargos contra él eran que hacía “manifestaciones organizadas”. La respuesta de Han fue: “No soy culpable mientras los camaradas lo crean así. La represión del actual gobierno es mucho más severa y deliberada. Tenemos que estar preparados para resistir y contraatacar”.
Es probable que la clase dominante quiera ver a Park dejar el poder para mantener la estabilidad del sistema. Pero eso es más fácil decirlo que hacerlo. La remoción de Park podría alentar a las masas a continuar las movilizaciones para demandas de mayor alcance. Además, Park, con sus mil y un vínculos con el Estado y la clase dominante, no saldría voluntariamente, sino que intensificaría la represión para defender su posición. No está de más decir que esto sólo profundizaría la polarización en la sociedad. El punto es que esta crisis no puede reducirse a la persona de Park o la camarilla del gobierno. Es un síntoma de una crisis mucho más profunda en el conjunto de la sociedad, que no puede ser resuelta sacando a una persona de la presidencia ni intensificando la represión.
Las perspectivas no pintan bien para la economía surcoreana. El comercio mundial se está encogiendo y el crecimiento se está desacelerando en China, su socio comercial más importante. A pesar de que Corea del Sur es un país capitalista desarrollado, con algunas de las tecnologías más avanzadas que el mundo puede ofrecer, el país sigue luchando con bajos niveles de productividad. Este es el actual panorama, aunque los trabajadores coreanos sean exigidos al máximo en el lugar de trabajo.
Debido a que no hay partidos de izquierda fuertes en el país, mucha de la frustración en la sociedad se ha expresado a través de otros canales como los sindicatos y en diferentes organizaciones sociales. Sin embargo, para llevar la lucha a un nuevo nivel se requiere un partido obrero que pueda conectar las diferentes luchas con la perspectiva de una transformación radical de la sociedad. La KCTU está en condiciones de llamar al establecimiento de este partido. Si se estableciera dicho partido, podría crecer rápidamente para desempeñar un papel decisivo en la futura revolución en Corea.