La victoria de la izquierda en las elecciones locales y regionales en Colombia del pasado 26 de octubre supone un éxito histórico para el movimiento popular y un golpe a las políticas ultrarreaccionarias que Álvaro Uribe viene aplicando desde su llegada al poder. La victoria de la izquierda en las elecciones locales y regionales en Colombia del pasado 26 de octubre supone un éxito histórico para el movimiento popular y un golpe a las políticas ultrarreaccionarias que Álvaro Uribe viene aplicando desde su llegada al poder.
Se destaca la victoria en las elecciones a la intendencia de Bogotá del ex secretario general de la principal central sindical obrera del país (la CUT), Lucho Garzón, al frente del Polo Democrático Independiente (PDI). Pero la victoria fue mucho más amplia. En la gobernación del Valle del Cauca, Angelino Garzón -también ex dirigente de la CUT- obtuvo más de 500.000 votos y quintuplicó la suma de sus dos competidores. La segunda ciudad del país, Medellín, también será gobernada por un candidato apoyado por el PDI y una de las principales ciudades industriales, Barrancabermeja, vio igualmente una clara victoria de la izquierda. El avance de la izquierda ha sido espectacular y ello a pesar de las coacciones y la campaña de intimidación desatada por los terratenientes y la burguesía.
El referéndum
A estos resultados se une la derrota del gobierno en el referéndum que Uribe planteó como un plebiscito para reforzar su poder personal y aplicar toda una serie de medidas reaccionarias. Uribe no pudo conseguir que el 25% de los votantes del padrón, como marca la ley, gracias a la abstención defendida por la izquierda e incluso por sectores de la clase dominante descontentos -o preocupados- por la creciente acumulación de poder en manos de Uribe.
El referéndum, que constaba de 15 puntos, además de reforzar el poder y autoridad de Uribe legalizaba el perdón a los paramilitares fascistas, fortalecía el bipartidismo y atentaba contra las minorías políticas. Además, planteaba la ratificación de los acuerdos del gobierno colombiano con el FMI para recortar el gasto público y congelar los salarios de los empleados públicos y trabajadores de empresas estatales, atacar las pensiones y respaldar los acuerdos comerciales con EE.UU. (ALCA, etc).
Giro a la izquierda
La causa de este crecimiento de la izquierda está en la crisis del capitalismo en Colombia que ha elevado la pobreza y el desempleo espectacularmente y en el rechazo a las políticas económicas y sociales del gobierno y la burguesía. En los últimos año hemos asistido a diversos paros nacionales muy exitosos, como el del 13 de agosto. Ahora este movimiento ha pasado al terreno electoral.
La alternativa que plantean en sus programas tanto los dirigentes de la izquierda parlamentaria del Polo como los de las FARC -luchar por un gobierno democrático que reforme el país y garantice democracia, justicia social, desarrollo independiente, etc. – es imposible bajo el capitalismo. Una reforma agraria que beneficie realmente a los campesinos y acabe con los latifundios, una democratización real del país que acabe con la violencia fascista de sectores del ejército y de los paramilitares, repudiar la deuda externa o arrancar el control de los principales recursos nacionales de manos de los Bancos, multinacionales, capitalistas y terratenientes sólo es posible luchando por un gobierno de los trabajadores, los campesinos y el pueblo pobre que nacionalice dichos recursos para avanzar hacia el socialismo.
Bajo el capitalismo es imposible cambiar el país
La burguesía colombiana y el imperialismo, mientras tengan el poder, seguirán atacando al pueblo porque no les queda otra opción para seguir manteniendo sus beneficios y su sistema.
Las campañas internacionales de denuncia de la violencia deben ir acompañadas de un llamamiento a la movilización permanente de las masas en la ciudad y en el campo y a la organización de comités de autodefensa en los barrios y en las fábricas para proteger éstas de los atentados de los fascistas y los sicarios a sueldo de la patronal y los terratenientes.
La victoria de la izquierda también contiene importantes lecciones para los dirigentes guerrilleros. El estancamiento de la lucha guerrillera durante décadas en el campo, separados del movimiento obrero de las ciudades y teniendo que recurrir cada vez en mayor medida a métodos más desesperados (secuestros masivos o indiscriminados, atentados contra instalaciones públicas, etc) los ha aislado de importantes sectores de la población urbana, que no comprenden su lucha o están cansados de esos métodos. Los dirigentes de la guerrilla, además de adoptar un programa socialista del que carecen, deben poner fin a dichos métodos y subordinarse al movimiento de masas en todo momento.
La victoria de la izquierda demuestra el potencial que existe actualmente en Colombia para derrotar a la clase dominante. El que sea aprovechada esta oportunidad para levantar un movimiento organizado de masas por la transformación del país o pueda ser derrotada como en otros momentos del pasado depende de que los sectores más a la izquierda del Polo Democrático y del movimiento obrero y campesino consigan ofrecer a este una dirección y un programa revolucionarios.