Cataluña: De la manifestación de la Diada a las elecciones

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LAS ORGANIZACIONES DE LA CLASE TRABAJADORA DEBEN PONER SU SELLO EN LOS ACONTECIMIENTOS

 La manifestación de la Diada del 11 de septiembre [el día nacional de Cataluña] fue histórica. Un millón y medio de manifestantes según los convocantes, una cifra bastante real, desbordaron las calles de Barcelona.

diada_lahaine.org

Foto: lahaine.org

La manifestación fue promovida por decenas de asociaciones ligadas al movimiento independentista, pero a nadie se le escapa la implicación total en ella de CiU (Convergencia i Unió, en catalán) , principal partido de la burguesía catalana que dirige la Generalitat, el gobierno autonómico catalán, junto con ERC (Esquerra Republicana de Catalunya-Izquierda Republicana de Cataluña). En la manifestación se vio a las señoras bien vestidas del Example [barrio burgués de Barcelona], pero también a miles de jóvenes y trabajadores. Como resultado, se ha desatado la euforia de ciertos sectores independentistas, y la instrumentalización de la manifestación y de las aspiraciones nacionales por parte de CiU.

Razones del auge del independentismo y del éxito de la manifestación

El PP y la derecha española más recalcitrante han estado en campaña contra Cataluña y todo lo que tiene que ver con ella: desde la campaña para conseguir una sentencia sobre el Estatuto de Autonomía, la exageración continuada sobre la persecución de los castellano-parlantes en Cataluña, pasando por las frecuentes declaraciones despectivas de la ex-dirigente del Partido Popular y ex-Presidente de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, contra los catalanes; el desprecio de la derecha hacia los símbolos de Cataluña, montando en cólera cada vez que un deportista sacaba la Senyera (bandera catalana); las amenazas de acabar con la Autonomía, hasta las ultimas declaraciones de parte del PP acusando a Cataluña de “pedir” cuando los demás pagan; la propagación de la catalanofobia…

Todo ello culminó con la anulación de apartados del Estatuto por parte del Tribunal Constitucional, un Estatuto que fue respaldado por todas las fuerzas políticas de Cataluña menos el PP. Esto ya fue visto como una humillación rotunda al pueblo catalán y un menoscabo básico de su propia identidad. Ante todo esto, una parte de la sociedad catalana cada vez más importante ha reaccionado con un “bien, si no nos quieren, que nos dejen marchar”. Pero simplificaríamos bastante la situación si dijéramos que este era el único punto de vista que se significó en la manifestación del 11 de Septiembre.

La crisis se ha cebado en Cataluña. Recordemos la oleada de expedientes de regulación de empleo y cierres de empresas desde el 2008, la destrucción  del tejido industrial y los recortes. La indignación se ha apoderado de la población, expresada con rabia en decenas de manifestaciones masivas. Parte de este malestar ha salido también a la superficie en esta manifestación. En el último estudio de opinión sociológico de la Generalitat (el gobierno autonómico catalán) se revela que si bien una parte de la población se declara independentista, solo una pequeña parte considera que su principal preocupación es la independencia, muy por detrás de los que declaran que su principal preocupación son las cuestiones como el paro, los recortes y la economía.

Otro elemento importante ha sido el papel de la izquierda, que no se diferenció de manera determinante de las últimas maniobras demagógicas del gobierno autonómico catalán de Artur Mas. Los dirigentes de de la central sindical Comisiones Obreras (CCOO) fueron acríticamente a la manifestación con su pancarta. Iniciativa Per Catalunya-IC (escisión catalana de Izquierda Unida), de hecho, apoyó totalmente la propuesta de reforma fiscal de CiU. El Partido Socialista Catalán (PSC), vinculado al PSOE fuera de Cataluña, está desacreditado, fruto tanto de su papel director en el gobierno del Tripartit [Tripartito: el gobierno autonómico anterior del PSC, IC y ERC) como de los todavía recientes efectos del gobierno de Zapatero que no han sido olvidados. Hoy, el PSC anda en las encuestas hasta por detrás de Iniciativa y de ERC, siendo ahora mismo la cuarta fuerza catalana en intención de voto según algunas encuestas.

De hecho, la mayoría de manifestantes no iban porque convocaba CiU, sino porque la manifestación era percibida como una manifestación unitaria más de protesta, de todos.

Por otro lado, los partidos de la burguesía catalana, se frotan las manos con los exabruptos de la derecha españolista, el último de los cuales ha sido nuevamente el del inefable ministro de educación Wert, que ha hablado sobre la “españolización de los niños catalanes”. Les permite tratar de diferenciarse del PP, cuando su política social y económica es exactamente la misma, y enarbolar la defensa de Catalunya, frente a las agresiones del gobiernos central. CiU maniobra para culpar de la crisis al “expolio de Madrid” y así ocultar que los recortes son parte esencial de su política.

Los trabajadores catalanes nada debemos a CiU

diada_1977_-_archivo_rtveLo cierto es que históricamente la burguesía catalana ha utilizado la cuestión nacional para defender sus privilegios. Durante 23 años de gobiernos del presidente autonómico catalán Jordi Pujol, se utilizaron los sentimientos nacionales del pueblo catalán para conseguir ventajas para la burguesía catalana. De sus gobiernos, queda una sanidad privatizada y una amplísima red de centros concertados, autopistas de peaje, privilegios para los ricos…

La histórica manifestación de la Diada de 1977. Fuente: rtve.es

Al tiempo, colaboró “en la estabilidad del Estado” apoyando las medidas mas derechosas de los gobierno de Felipe González y colaboró con el de Aznar (cuando, según éste, hablaba catalán en la intimidad). Siempre ha sido el “socio” necesario para que los diferentes gobiernos centrales pudieran llevar adelante las políticas contra los trabajadores. Su política, la de CiU, en nada benefició a los trabajadores y sí a la principal entidad financiera catalanam La Caixa, y al resto de holdings.

Su amor a la cultura catalana, se ha materializado en fomentar instituciones elitistas, como el Palau de la Música, controladas por unas pocas decenas de familias, eso sí, muy catalanas y burguesas, que las utilizan en beneficio propio. Mientras, las escuelas públicas catalanas, se veían con menos recursos, con menos inversión en porcentaje del presupuesto que las del resto del estado. Dinero para los ricos, pocos recursos para que los recién llegados aprendan el idioma, para que los nuevos autores publiquen sus obras, etc.

Las manipulaciones de CIU

Su gestión de la actual crisis es la misma que la del PP: hacérsela pagar a los trabajadores. El Presidente catalán Mas fue el primero en recortar pagas extras (aguinaldos), en aplicar entusiastamente cada recorte del gobierno central, en bajar los impuestos a los ricos. Es el primero en la agresión a la escuela pública y en el cierre de ambulatorios. Al mismo tiempo, competía con Esperanza Aguirre en conseguir la venida de Eurovegas. Cuando esto no se ha concretado, propone un mega parque con inversión pública en terrenos de  propiedad de La Caixa. Una demostraeción más de en beneficio de quien gobierna.

Ahora trata de desviar la atención con el pacto fiscal, culpando a Madrid de los recortes. Su argumento a favor de los recortes es que no queda otra opción. “La culpa, es de Madrid, no nuestra”. El objetivo del pacto fiscal que propone es avanzar en el control de los impuestos que tienen ahora las Diputaciones vascas, para el conjunto de Cataluña. Su problema  es que la manifestación les ha desbordado, se les ha escapado de las manos. Los días siguientes, Oriol Pujol, ya se ha encargado de pedir prudencia.

La responsabilidad de la izquierda

En este proceso, los dirigentes de la izquierda han tenido una gran responsabilidad.

El gobierno del Tripartit, trajo esperanzas de poder revertir la situación. Pero su política defraudó enormemente las esperanzas puestas en ellos. Como ejemplo, la ley sobre educación, que obligó a convocar huelgas de docentes contra ella, o la gestión de la dirección de los Mossos d’Esquadra (policía autonómica catalana) por parte de IC.

En estos años, lejos de combatir las manipulaciones de CiU, la izquierda le seguía el juego. El llamado sector catalanista del PSC, con Maragall a la cabeza, al tiempo que impulsaba la Ley de Educación de Cataluña, se enfrascaba en debates identitarios, para desviar la atención sobre la falta de un cambio sustancial en las políticas sociales. Dentro del mismo PSOE, un sector españolista, como José Bono, cargaba contra cualquier aspiración nacional de Cataluña.  La situación que tenemos hoy, es el precio a pagar por haber abandonado la defensa de un punto de vista de clase, al mismo tiempo que se renunciaba a la defensa del derecho a la Autodeterminación en las nacionalidades históricas (Cataluña, País Vasco-Navarra y Galicia), como demostración de que no hay ningún interés en oprimir, por ejemplo en el caso que nos ocupa, al pueblo catalán. Al mismo tiempo, llevando adelante una política de defensa de la lengua y la cultura, con inversión en los barrios, centros culturales, las escuelas, la promoción de las iniciativas populares, etc.

A nivel sindical, la responsabilidad no es menor. Los acontecimientos en Cataluña no solo dependen de las propias fuerzas políticas y sindicales catalanas. Una táctica correcta en el conjunto del Esatado español desde fines de julio pasado por parte de las organizaciones sindicales mayoritarias, UGT y CCOO, indudablemente hubiera transmitido un ambiente social diferente en Cataluña. La clase trabajadora sería la que hubiese puesto el sello fundamental en los acontecimientos. Desgraciadamente, la Marcha a Madrid del 15 de Septiembre (15S) fue claramente insuficiente y la petición de un Referéndum al gobierno no es contemplada como algo serio por cualquier activista sindical mínimamente experimentado.

EUiA

En esta situación, el papel de EUiA (Esquerra Unida i Alternativa, la federación catalana de IU) debería ser clave. Una fuerza con vinculaciones en todo el Estado, capaz de llevar la defensa de la identidad de Cataluña a todo el Estado, podría explicar claramente que el problema no es quién recauda los impuestos, el problema es qué se hace con ellos. Denunciar en Cataluña, cómo CiU usa la Senyera para cubrir sus intenciones, para desviar la atención sobre su responsabilidad sobre los recortes; defender el derecho a la autodeterminación, sin eufemismos, como “el derecho a decidir” al tiempo que explica que necesitamos la unidad con el resto de la clase obrera del Estado español para derrotar al PP y a CiU, para movilizarnos junto a los mineros asturianos, la clase obrera de Madrid que salió a recibirlos, los trabajadores de la marcha andaluza, los miles de jóvenes y activistas de las plataformas de afectados por la hipoteca, todos ellos son lo verdaderos aliados de la clase obrera catalana.

Sin embargo, desde hace años, los dirigentes de EUiA se conforman con centrarse en la llamada política institucional de la mano de su alianza electoral con Iniciativa Per Catalunya respecto a la cual mantienen una relación definida fundamentalmente por la sumisión. En ambiguas declaraciones, ofrecen un pacto a CiU para que lidere “un gran acuerdo nacional por el derecho a decidir, que incluya a fuerzas sociales y sindicales”

Un pacto con CiU no traería nada de bueno, significaría de hecho ocultarse tras CiU dejándole toda la iniciativa política a ella, continuaría posibilitando que ésta tuviera éxito para que siguiera desviando la atención.

Con la convocatoria de elecciones anticipadas, aprovechando la debilidad de la izquierda, CiU pondrá todo de sí para intentar ganar la mayoría absoluta y así sentirse legitimada para pedir más sacrificios a los trabajadores en nombre de “la construcción  nacional”. Al mismo tiempo, usará la manifestación del 11-S, junto a todo tipo de pronunciamientos de ayuntamientos y otras medidas, jugando con el sentimiento independentista para lograr más prerrogativas fiscales.

Lo que debe impulsar EUiA es una unión de todos los sectores en lucha, sindicales,15M, etc., contra las políticas de CiU.

Qué traería la independencia bajo CiU

Nada bueno, absolutamente nada bueno para la clase trabajadora. No es difícil imaginar a un Mas que, en virtud de la herencia recibida, pediría más esfuerzos a los trabajadores para construir “la nación de todos”.

Además, una Cataluña independiente, dentro de la Unión Europea, no sería independiente, como no lo es Irlanda, supuestamente independiente del Reino Unido desde hace casi cien años, pero hoy sometida a un rescate en el que juegan un papel decisivo las deudas con los bancos británicos. Como Grecia, o como Portugal, estaría intervenida desde el primer día. Los banqueros europeos se asegurarían de recibir su parte, y el gobierno de CiU estaría encantado de servirles.

Quien puede defender los derechos nacionales y sociales

diada_1977_SO-rtveTenemos que recordar la historia. Se hace referencia a la histórica Diada de 1977, con un millón de personas. Las luchas de aquellos años fueron las que consiguieron los avances que tenemos, con respecto al franquismo. Aquella manifestación fue impulsada por el PSUC (la rama catalana del Partido Comunista español) y también por el PSC. El servicio de orden fue formado sobre todo por trabajadores de la empresa automotriz SEAT, un ejército de 3.500 hombres, que acordonó y defendió parte de la manifestación contra los provocadores y avalanchas.

El Servicio de Orden en la Diada de 1977. Fuente: rtve.es

La manifestación del 77 fue convocada por las organizaciones de la clase obrera, quien puso su sello decisivo y ligaba las aspiraciones nacionales con la lucha por los derechos sociales.

Recientemente, una compañera histórica, luchadora comunista y vecinal, Maruja de Nou Barris,  nos recordó, cómo detenida en la comisaria de Via Laietana, el comisario se burlaba en catalán de ellos, diciéndoles “per si sou tots andalusos” (“Pero si sois todos andaluces”).

Esta anécdota resume la lucha de la Transición y quién fue de verdad quien consiguió el Estatuto de autonomía para Cataluña en las calles.

Solo la lucha, con un programa de clase, traerá el respeto para Cataluña, con la defensa de su cultura y lengua, y pondrá fin a los recortes de CiU

El próximo 25 de noviembre, CiU aspira a ganar las elecciones autonómicas catalanas prácticamente sin oposición. Tendremos que recordarle que hace un año el PP estaba en una situación similar. El PP, tras ganar las elecciones, creyó que podría atacar a la clase obrera sin tener respuesta. Se equivocó, como se equivocará CiU. Debemos prepararnos para este escenario. El movimiento obrero no puede dejarse embaucar por las maniobras de los representantes de los ricos, que en Cataluña sobre todo están representados por CiU.