El sábado dos de noviembre la Presidencia de la República público un comunicado donde se anunciaba la expulsión del cuerpo diplomático del gobierno de Venezuela en El Salvador, el comunicado expresaba que en 48 horas los diplomáticos debían abandonar el país y que dicha decisión estaba en concordancia con la votación de más de 20 países miembros de la OEA que en agosto pasado rechazaron las violaciones sistemáticas del gobierno de Maduro, según el informe de la Comisionada de los Derechos Humanos Michell Bachelet.
Es significativo que esta decisión venga luego de una serie de entendimientos del gobierno de Nayib Bukele con la administración de Donald Trump, entre ellas la apertura a las grandes transnacionales al país, el anuncio de la creación de una guardia fronteriza, entre otras políticas dictadas por el presidente de los Estados Unidos. Lo cual refleja la clara sumisión del gobierno salvadoreño a la política reaccionaria de los Estados Unidos en la región latinoamericana.
Claro que esta decisión diplomática no puede ser justificado por la negociación de una supuesta ampliación del Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) para los migrantes salvadoreños en Estados Unidos, esto está fuera de las discusiones con Donald Trump que tiene una política antinmigrante y racista. Además Bukele en repetidas ocasiones ha demostrado que su interés principal es establecer relaciones comerciales entre las naciones antes que interceder por los millones de compatriotas en los Estados Unidos.
La demagogia de Bukele queda expuesta en sus acciones que van al ton y son de lo que dicta el gran capital, y al contrario de lo que le dicta la necesidad del pueblo, tarde o temprano esto quedará al descubierto a los ojos de los trabajadores entonces exigirán que se cumplan sus demandas.
Las violaciones a los derechos humanos en otros países en las últimas semanas
Hipócritamente esta decisión se da en el desarrollo de una ola de protestas en varios países del continente, contra las políticas capitalistas neoliberales impuestas por los gobiernos reaccionarios y serviles a los Estados Unidos, políticas que se implementaron con el aval de Washington en los últimos 30 años.
Curiosamente la OEA y las Naciones Unidas han hecho la mirada a un lado con las graves violaciones a los derechos humanos en otros países, el silencio de la Alta Comisionada en Derechos Humanos de la ONU en los casos de Ecuador donde en 12 días de protestas se impuso un estado de excepción y estado de sitio dejando un saldo de 5 muertos, 929 detenidos y 554 heridos en enfrentamientos militares con civiles desarmados que reclamaban políticas justas.
La misma situación pasa en Chile, donde el gobierno de los grandes millonarios comandado por Sebastián Piñera ha impuesto medidas violentas contra los miles de manifestantes que se han lanzado a las calles contra las políticas reaccionarias del gobierno. Hasta el 23 de octubre se contabilizaban 23 muertos 2840 detenidos, 582 heridos y 67 acciones judiciales, entre ellas 12 querellas por violencia sexual. ¿Qué ha dicho Nayib, la OEA o la ONU de estas violaciones a los derechos humanos?
La situación en Haití y Honduras es todavía mucho más desoladora, el capitalismo asesino que defiende el presidente Bukele y Donald Trump ha condenado a estos países a un infierno miserable. En el país caribeño “Unas 42 personas murieron y otras 86 resultaron heridas durante las protestas de las últimas siete semanas en Haití” reportó la Oficina de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos y sin embargo no hay sanciones ni expulsiones de diplomáticos ordenados por los Estados Unidos en los países del continente.
Honduras una receta estadounidense para imponer el infierno a los pobres
En Honduras el informe internacional de Human Rights Watch expreso lo siguiente: “La represión de las protestas tras las elecciones generales de noviembre de 2017 provocó la muerte de al menos 22 civiles y un policía, y la detención de más de 1.300 personas. Los grupos más vulnerables a la violencia son los periodistas, ambientalistas, y lesbianas, gais, bisexuales y personas transgénero (LGBT)…”
El informe continúa señalando “Según ACNUDH, al menos 22 civiles fueron asesinados durante las manifestaciones, incluyendo al menos 16 a manos de miembros de las fuerzas de seguridad. También murió un policía tras ser alcanzado por un cóctel Molotov relleno de esquirlas. Entre el 1° y el 5 de diciembre de 2017, más de 1.300 personas fueron detenidas, muchas en centros de detención militares, por violar el toque de queda decretado el 1° de diciembre. ACNUDH documentó “testimonios fidedignos y coherentes” de que las personas detenidas habían sufrido maltrato, e indicó que en varias oportunidades miembros de las fuerzas de seguridad habían disparado en forma indiscriminada contra manifestantes”.
Hay que señalar que los Estados Unidos estuvieron todo el tiempo detrás del golpe militar en 2009 en Honduras contra Manuel Zelaya, y sí siempre bajo el slogan de la defensa de la democracia, y vaya que esa democracia ha tenido enormes resultados para los más pobres de Honduras. Estados Unidos ha sido hasta la fecha el asesor y padrino del dictador Juan Orlando Hernández durante los últimos años.
Pero ninguno de estos países está en la boca ahora mismo de Bukele, Bachelet, Donald Trump, o la OEA, porque denunciar estas graves violaciones a los derechos humanos en estos países no tiene ningún interés comercial y político como si lo tiene hacerlo contra Venezuela.
La respuesta del gobierno de Venezuela y las intenciones de los Estados Unidos
Durante la mañana del domingo 3 de noviembre, el gobierno de Venezuela respondió la acción diplomática del presidente Bukele en un comunicado donde se señala a Bukele como el triste peón de los Estados Unidos “Bukele asume oficialmente el triste papel de peón de la política exterior de EEUU, al dar oxígeno a su estrategia de agresión contra el pueblo venezolano”. Mientras también anunciaban la expulsión del cuerpo diplomático salvadoreño en la República Bolivariana. Más tarde Maduro reaccionaría acusando a Bukele de traidor y pelele de los Estados Unidos.
De esta manera Bukele se alinea directamente con los intereses de los países más reaccionarios de la región latinoamericana, legitimando y profundizando más una serie de políticas capitalistas, que condenan a millones de personas a la pobreza. Las intenciones de los Estados Unidos y sus presidentes serviles es acabar con el último remanente de la revolución venezolana impulsada por Chávez en el inicio del siglo, revolución que no se completó y que pronto sufrió la burocratización, la cual, junto al bloqueo de los Estados Unidos, el boicot económico de la burguesía nacional, y la crisis del capitalismo han permitido el colapso de economía venezolana, que condena a millones de personas a la pobreza extrema.
Estos son los riesgos de hacer revoluciones a medias, la clase obrera en revolución no puede darse el lujo de dejar las grandes palancas de la economía en manos de los oligarcas capitalistas, porque estos no dudarán en socavar el intento los pobres para establecer un gobierno de los trabajadores, este fue el gran error de la revolución bolivariana, no llevar el proceso hasta las últimas instancias.
La experiencia de este proceso nos marca la pauta de lo que no se tiene que hacer un proceso revolucionario. Los reaccionarios burgueses, los gusanos de la derecha afirman constantemente que el socialismo ha fracasado, sin embargo, en Venezuela no hubo socialismo, las principales palancas de la economía están en manos de la burguesía, es cierto que durante el mandato de Chávez se dieron pasos al socialismo, pero no es cierto que lo que vemos en Venezuela hoy sea socialismo. El socialismo no ha fracasado y sigue siendo la alternativa de los pueblos del mundo.
Maduro ha sido votado en elecciones ¿pero a Guaidó quien lo votó?
Maduro ha sido elegido democráticamente por las masas en elecciones libres, reconocido en su momento por organismos internacionales, a excepción de organismos reaccionarios como la OEA que se negaron a aceptar la invitación del gobierno para presenciar el proceso electoral, acción premeditada para que en un futuro pudieran gritar estupideces como fraude electoral, acusaciones de las cuales Juan Guaidó entonces presidente de la Asamblea Nacional se valió para autoproclamarse, sin elecciones democráticas, solo con el apoyo de los EEUU como presidente interino de Venezuela, sin embargo este es el presidente que reconoce públicamente Nayib Bukele, bailando así al son de Donald Trump y el imperialismo estadounidense.
Debe ser el pueblo venezolano quien resuelva esta crisis de manera libre y democrática. Denunciamos las acciones de los Estados Unidos que van en sintonía de generar una crisis más profunda en la República Bolivariana, rechazamos la colaboración, apoyo e intromisión del gobierno salvadoreño en los asuntos internos de Venezuela.
Vientos de revolución soplan en el continente nuevamente
Los vientos de revolución soplan nuevamente en el sur, la tarea de los trabajadores venezolanos es profundizar la revolución socialista que no se completó, expropiar a la burguesía nacional y establecer el gobierno del pueblo, tal cual, es la única solución que tienen los trabajadores venezolanos y sudamericanos a sus problemas generados por el capital.
La solución a todos los males del capitalismo en el continente es el establecimiento de un sistema socialista que expulse a las burguesías nacionales y extranjeras, para planificar la economía que produzca para satisfacer nuestras necesidades y no bajo el interés del lucro y el enriquecimiento, esto solo se puede lograr bajo un gobierno de los trabajadores y para los trabajadores en todo el sur del continente.
Estamos con el pueblo venezolano, chileno y ecuatoriano son la inspiración revolucionaria de todos los pueblos oprimidos por el capital, que las luchas actuales nos marquen el camino que debemos seguir los pueblos de todo el continente americano.