La reciente movilización de los camioneros es otra demostración del fracaso de la Nueva República, de la crisis del régimen capitalista.
El origen del movimiento está en el aumento del precio de los combustibles, que impacta directamente a los camioneros autónomos, sofocando sus condiciones de vida, ya presionadas por el bajo precio del flete pagado por las grandes empresas y transportadoras.
El aumento de la gasolina, del diesel y del etanol es provocado por la liberación del precio de los combustibles a las fluctuaciones del mercado, beneficiando así a los banqueros e inversores de Petrobras, garantizando sus “beneficios”, haciéndola más atractiva para la profundización del proceso de privatización. A principios de 2016, el valor internacional del barril de petróleo estaba en 30 dólares, en mayo de este año llegó a 80,50 dólares. El alza del dólar también tiene su impacto. Se suma a estos factores internacionales la búsqueda del gobierno por recaudaciones extra en medio de la crisis, aprobando el aumento de los impuestos (PIS, COFINS, CIDE) sobre los combustibles. El resultado de esta combinación es la brutal elevación del precio de los combustibles a los consumidores, entre ellos los camioneros autónomos, impactando también en la elevación de los costos de empresas de transporte y en el costo general de distribución de las mercancías.
Es legítima la reivindicación de los camioneros autónomos de reducción del precio del combustible, de la tabla de fletes vinculada al reajuste del diesel, así como el combate contra los impuestos. Por otra parte, los impuestos indirectos, sobre el consumo, son la forma de la burguesía de extraer una parte extra de plusvalía de la clase trabajadora. Lejos de esos impuestos, regresar en beneficios para la población, su mayor objetivo es atender a los intereses burgueses. Ejemplo evidente son los recursos públicos destinados al pago de intereses y amortizaciones de la deuda interna y externa.
Las medidas provisionales publicadas hasta ahora por Temer crean una tabla de fletes mínimos, pero con valores congelados por seis meses, mientras que el reajuste del combustible será mensual, y da a los sindicatos y asociaciones de autónomos una parte de los contratos de la CONAB (Compañía Nacional de Abastecimiento ), sometiendo así a los autónomos a los pelegos del movimiento. La única conquista real para los camioneros autónomos fue el fin del pago del peaje por el eje suspendido cuando el camión está vacío. Por eso la movilización continúa.
Todavía, el movimiento de camioneros que se extendió por el país tiene aspectos más complejos. Es evidente el incentivo de las grandes empresas de transporte y de sectores de la burguesía interesados en reducir sus costos de distribución de mercancías. En ese sentido, ellos manipulan el movimiento hacia sus intereses, incluyendo pautas que no tienen ninguna relación con los intereses de los camioneros, como el mantenimiento de la deshonación de la nómina, o sea, la parte de la previsión pagada por los empleadores, reivindicación que sólo beneficia empresarios.
Los sindicatos de empresas de transporte de carga no se pronuncian contra la huelga, proporcionan apoyo estructural para los bloqueos de carreteras y garantizan el valor de la diaria a los conductores de las empresas con el camión parado. De esta forma, incentivan y manipulan el movimiento para que sirva a sus intereses.
Ante la confusión, de la manipulación por sectores de la burguesía, la Izquierda Marxista (CMI-Brasil) no apoya el movimiento en su conjunto y considera un error que organizaciones de izquierda, que reivindican la lucha por el socialismo, declaren apoyo incondicional a la llamada huelga de los camioneros.
La CUT apoyará la movilización usando Petrobras como justificación, incluyendo una posición contractual para comprar derivados de petróleo del exterior o, en última instancia, una posición nacionalista burguesa sobre una cuestión, una situación económica proteccionista.
La CUT esconde de esa forma que colocar a Petrobras al servicio de los intereses del mercado no fue una novedad de la gestión de Pedro Parente y del gobierno Temer. Los gobiernos de Lula y Dilma no revirtieron el proceso de privatización de Petrobras, no tomaron medidas para el retorno de una Petrobras 100% estatal, ni por el monopolio del Estado sobre la extracción, el refino y distribución de los combustibles. Al contrario, continuaron las subastas de cuencas de petróleo, incluyendo el mayor de ellos, la subasta del Campo de Libra y el proceso de reajuste y privatización de Petrobras.
La CSP-Conlutas apoya el movimiento de los camioneros tratando de vincular a él una huelga general. Tercerizan de esta forma la responsabilidad de la clase obrera en unificar sus luchas, convocar y dirigir una huelga general en el país, para mostrar quién de hecho manda en la sociedad. Los trabajadores no pueden quedar a remolque de un movimiento manipulado por sectores de la burguesía.
Hablamos con los camioneros autónomos, denunciando la manipulación de su movimiento por los pelegos y los patrones, e incentivando las reivindicaciones correctas: además de la reducción del precio del combustible, el piso nacional para el flete con reajuste de acuerdo con la inflación y el aumento de los combustibles, que es una reivindicación directa a los empresarios que los explotan cotidianamente, así como el fin de los peajes, fruto directo de la privatización de las carreteras que, además, también continuó en los gobiernos Lula y Dilma.
La situación de confusión y manipulación de este movimiento es más una consecuencia de la quiebra política del PT, fruto de la política traidora de su dirección. Los camioneros, un sector explotado de la sociedad, podrían unirse a la lucha de la clase obrera, si existiese un fuerte partido de clase con legitimidad para dirigir la lucha por sus reivindicaciones, impidiendo la manipulación del movimiento por sectores de la burguesía y la influencia de la derecha.
La Izquierda Marxista pone firmemente contra la represión a los camioneros para el desbloqueo de carreteras.
La verdadera solución para los camioneros no está en la alianza con sectores de la burguesía. La solución para todos los explotados y oprimidos por el capitalismo está al lado de la clase trabajadora, contra la burguesía y el capitalismo, por una sociedad socialista.