BPJ: 20 años construyendo la organización revolucionaria en El Salvador

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Se cumplen 20 años de fundación del Bloque Popular Juvenil, el BPJ como popularmente se le conoce en el movimiento revolucionario salvadoreño. En su momento, el objetivo por el cual nació fue organizar a toda la juventud de izquierda que no necesariamente estuviera en las oficiales juventudes del FMLN, algo que fue un hecho en su tiempo y que por lo menos durante algunos años representó quizás a la organización juvenil más grande de la izquierda en El Salvador. Este es un gran momento para recordar nuestra historia e invitar a todos los compañeros y compañeras que desean luchar por un mundo mejor a que puedan conocernos más y organizarse con el BPJ.

Los primeros años (el Anillo Periférico y la Privatización de la Salud)

Se iniciaba un nuevo siglo y la lucha revolucionaria estaba en alza. El gobierno reaccionario de Francisco Flores pretendía desarrollar grandes megaproyectos acompañados de una serie de políticas neoliberales. Era la continuación de la política privatizadora iniciada en los años 90, que no había sido interrumpida a pesar de la lucha combativa de la clase obrera. Uno de los megaproyectos que exacerbó la organización fue la lucha contra la construcción del Anillo Periférico, una supercarretera que se extendería por casi todos los municipios de la zona metropolitana. Un periódico local hacía la siguiente reseña: “Con el trazo actual está previsto que la construcción del periférico afecte 1,883 inmuebles ubicados en siete municipios de San Salvador”.

La construcción de este megaproyecto significaba la afectación de cientos de comunidades que serían desalojadas, por lo que la respuesta de las comunidades fue organizarse y luchar para que el plan, que tendría una inversión de más de 1000 millones de dólares, fuera suspendido.

Lo que más hizo estallar la lucha popular fue la intención del gobierno de Flores de privatizar el sistema de salud. Esa iniciativa desató una gran lucha de la clase trabajadora del sector salud, trabajadores de hospitales, trabajadores afiliados al ISSS y sindicatos revolucionarios, vendedores informales y la juventud. Las movilizaciones constantes de casi un año y una aguerrida huelga del sector salud que se extendió por varios meses, mostraron el verdadero poder de la clase obrera salvadoreña.

Esta ha sido hasta hoy la más grande lucha del movimiento obrero salvadoreño, de la historia reciente, después de la firma de los Acuerdos de Paz. Fueron los dirigentes del FMLN que presionados por el movimiento de masas se mantuvieron movilizados en las calles, evitando que la privatización de la salud fuera un hecho.

Es en este contexto en el que surge el BPJ, como iniciativa para crear un grupo de jóvenes abnegados y valientes que pudieran estar en estas luchas de la clase obrera, al frente y de manera decidida en las tareas logísticas y ofensivas. A su alrededor se organizaron los mejores elementos de la juventud de esa época. Fue una gran oportunidad para crear una fuerte organización revolucionaria de la juventud que se propusiera luchar contra las medidas reaccionarias del gobierno; pero también, la oportunidad de crear una organización que se propusiera la lucha por el socialismo. Sin embargo, esto último no era la idea principal de los dirigentes del FMLN, cuyo papel en la fundación de esta organización fue clave.

Después de la guerra civil, la herencia revolucionaria de la juventud fue una serie de métodos deformados. Para los 2000 la juventud estaba inspirada y tentada a construir organizaciones maoístas, guerrillerista o cualquier otro tipo de organización con tendencias ajenas al marxismo. Desde el FMLN nunca se hizo un balance de los métodos por los cuales la revolución en los 80 fracasó. Y claro, eso nunca fue una prioridad para la burocracia del FMLN, que adoptó como su táctica de lucha a la cuestión electoral. La formación de cuadros marxistas que pudieran combinar la lucha de calle con métodos obreros revolucionarios y socialistas, con la lucha parlamentaria para ayudar a la clase obrera salvadoreña a tomar el poder, hubiesen ahorrado años de fracaso. Y, por supuesto, el presente reaccionario actual.

Esta combinación de métodos ajenos al movimiento obrero, fueron el acabose de la organización masiva que se había construido en la juventud. Ninguna organización con métodos burocráticos e insanos puede mantenerse y mucho menos ayudar a la clase obrera en su liberación.

Después de la episódica victoria del movimiento obrero deteniendo la privatización de la Salud, vino, como es normal en el reflujo revolucionario, la pérdida de fuerza de la organización que se fue enredando en una serie de conflictos sociales producto de la represión y la persecución del gobierno de Francisco Flores y la política errada adoptada por la dirección de la organización.

Métodos y tradiciones, el contacto con la CMI  

Los métodos guerrilleristas, acciones aisladas y terrorismo individual, no conducen más que a la desorganización y desarticulación del movimiento. Acciones como estas no educan a la clase obrera ni la juventud, al contrario, desmotivan y fortalecen los argumentos del Estado para desatar la represión contra aquellos que luchan por causas justas. Asesinar ministros y/o policías no solventará nada. La burguesía puede sustituir estos elementos rápidamente y continuar con su política en el gobierno. Este tipo de métodos incorrectos sólo pueden conducir a un callejón sin salida, a obstaculizar la toma de conciencia para la revolución.

En 2007, después de 6 años de lucha y resistencia, logramos finalmente hacer contacto con los camaradas de la Corriente Marxista Internacional, la organización internacional que pretende construir partidos marxistas en el movimiento obrero internacional, heredera de las tradiciones del marxismo revolucionario de Marx, Engels, Lenin y Trotsky.

La CMI audazmente se interesó en la juventud organizada en el BPJ, escucharon nuestras interrogantes y mantuvieron conversaciones durante un poco más de un año, hasta que finalmente esta serie de discusiones concluyó en el cuarto congreso del BPJ, donde con una votación del pleno, decidimos integrarnos a la CMI en 2008, no sin antes romper con un buen número de camaradas que se negaron a permanecer en una organización que se definiría auténticamente como marxista afiliada a la CMI.

 La campaña de Funes

En 2008 la intensa campaña alrededor de las elecciones presidenciales que marcaron un giro hacia la izquierda en la clase obrera salvadoreña, nos empujaron a plantear nuestras ideas revolucionarias, los métodos de la clase obrera, la democracia obrera y el socialismo. Estas ideas que se creían soterradas por el paso del tiempo fueron bien recibidas por la clase obrera salvadoreña, pero despertaron el odio de la clase dominante, que no sólo atacó al candidato de la izquierda, sino también al BPJ. Escribimos algunas publicaciones de análisis marxistas desde nuestra web, repartimos miles de volantes y decenas de documentos marxistas que serían los inicios de una prensa marxista en El Salvador.

El año 2008 estuvo marcado por los efectos de la crisis mundial del capitalismo, un desplome económico terrible consumió todas las economías capitalistas paulatinamente, los elevados precios de los combustibles aumentaban los precios de los alimentos de la canasta básica, la amenaza de los transportistas con aumentar el pasaje y una huelga de panaderos pusieron el ambiente candente en la sociedad salvadoreña de esa época, que se preparaba para un evento electoral decisivo, con una derecha desprestigiada y una izquierda que se perfilaba como eventual ganadora. La lucha de los empleados públicos, obreros, panaderos y vendedores fueron las expresiones de un ambiente caldeado que olía a una victoria de los trabajadores.

El movimiento estudiantil

El BPJ no nació en la UES como equivocadamente muchos creen, por ser una organización juvenil que se extendía desde Ciudad Delgado a casi toda la Zona Metropolitana de San Salvador y más allá. En su etapa de desarrollo, eventualmente llegó a la Universidad de El Salvador, donde se constituyó como Fuerza de Acción Universitaria, FAU, el brazo estudiantil del BPJ.

El rechazo a cientos de estudiantes que anualmente se venía desarrollando, estalló en 2008 con una serie de luchas, en las que FAU participó activamente. Los no aceptados protagonizaron manifestaciones y tomas parciales de los edificios del recinto de estudios.

La burguesía a través de sus periódicos más reaccionarios no dudó en atacar al FMLN y al BPJ, una publicación tras otra, durante una semana o más, diciendo pestes de las organizaciones estudiantiles, pero principalmente de una organización que para ellos representaba un peligro, que estaba financiada por Cuba y Venezuela, y que era controlada por el FMLN. Esa organización era el BPJ.

La razón de este ataque público no se debía al interés por cuidar el recinto educativo, el verdadero interés era acusar al BPJ de ser una organización narco/guerrillera con vínculos con las FARC y también al mismo FMLN. En ese tiempo llegó a las manos de las autoridades de Colombia y los Estado Unidos una computadora perteneciente a un dirigente de las FARC, Raúl Reyes. En dicha computadora, la burguesía a través de su prensa afirmaba que miembros del FMLN y un ex miembro fundador, inactivo durante años del BPJ, aparecían citados. De estas acusaciones la prensa nacional vendida al régimen se encargó de hacer una campaña de desprestigio contra el BPJ, acusándonos de terroristas y otras etiquetas.

En el contexto de esa campaña el BPJ agitaba una huelga general ante un fraude electoral organizado por la burguesía. Y aunque una organización puede tener la valentía o la libertad de decir cualquier cosa, en un ambiente como el que se vivía en 2008 eso era muy diferente, y las condiciones para que la clase obrera tomara con seriedad este llamado era una realidad, ese era el temor de los oligarcas, que se preparaban para la batalla atacando a sus enemigos.

La victoria electoral, una victoria de la clase obrera

Finalmente, el FMLN consiguió la victoria electoral en 2009, un ambiente de fiesta y cambio reinaba en el medio obrero. Pero esto sería solo el inicio de una larga lucha de presión y exigencias. Una vez en el Ejecutivo, el FMLN aplicó un programa contrario a lo que las masas habían votado. Hicieron pequeñas reformas, pero no las suficientes para iniciar un proceso profundo de cambios revolucionarios que satisficiera el hambre y la sed de justicia de la clase obrera.

Durante 9 años defendimos las ideas del marxismo al interior del FMLN, tiempo en el que las masas trabajadoras estuvieron al interior de su partido probando a sus dirigentes, una y otra vez, hasta comprobar por sus propios medios y experiencias la traición. Salirnos en ese tiempo hubiera sido firmar nuestra propia sentencia de muerte. Fundar el partido revolucionario y lanzar un llamado a organizarse con nosotros era algo sencillo de hacer, teníamos más que dos militantes y un perro, pero nuestro método nunca fue autoproclamarnos un partido, sino dar la batalla allá donde estaban las masas, explicar pacientemente y construir las bases para una organización marxista al interior del movimiento obrero. Nuestra máxima ha sido siempre la que alguna vez aconsejó Ted a los trotskistas británicos: “fuera del movimiento obrero no hay nada”. Así que llamar a las masas para que abandonaran el FMLN y nos siguieran a nosotros era un acto sencillamente sectario.

Los años en el FMLN

Durante toda una década acompañamos a las masas en su experiencia con el FMLN, en este tiempo, pasamos de tener un tiraje trimestral, a tener uno mensual de la prensa de los marxistas revolucionarios en el FMLN, es decir, el Militante BPJ. Desde nuestras páginas criticamos la postura del partido y pedimos la rectificación del rumbo y la aplicación de un programa revolucionario y socialista. Fue sumamente difícil sobrevivir en condiciones tan adversas. El ataque de la burocracia y nuestra condición de minoría suponían una presión sin igual a la organización, sólo la claridad de perspectivas nos mantenía firmes en la construcción de la tendencia.

La salida del FMLN

En 2018 la decepción de la clase obrera fue inevitable, durante una década el FMLN administró la crisis del capitalismo, y solo implementaron un gobierno de conciliación nacional, en el que intentaron inútilmente desarrollar un gobierno que beneficiara tanto a la clase obrera como a la clase capitalista, lo que los llevó finalmente a los brazos de la burguesía. A partir de esta política equivocada aplicada por los gobiernos del FMLN, Bukele pudo elevarse sobre el FMLN y sobre años de histórica lucha de la clase obrera. Esto sentó las bases para la formación de un partido heterogéneo alrededor de la figura de Bukele, quien terminaría tomando el control total del Estado.

Durante este período de transición tuvimos que tomar la decisión de salir del FMLN, partido donde habíamos actuado muchos años como una tendencia al interior de sus filas. La decisión fue una de las más importantes de la historia de la organización. En 2018 a través de una amplia discusión sobre las causas de la derrota electoral del FMLN en las elecciones de ese año y después de dar la batalla porque la dirección rectificara el rumbo, no quedaba más que separar nuestros caminos. No podíamos seguir atados a un partido en el que la juventud no se sentía representada, y menos la clase obrera general. El FMLN se fue vaciando rápidamente después de la derrota del 2018. Una derrota de la que no ha podido recuperarse.

La salida nos trajo una serie de acusaciones falsas por parte de los activistas y de la burocracia. Algunas de estas acusaciones se fundieron con pequeños errores tácticos, pero importantes, de nuestros mismos compañeros y compañeras. El giro de orientación que dimos consistía en acercarnos a los comités de base del FMLN que se estaban convirtiendo o se habían convertido en células de Nuevas Ideas (el partido de Bukele). Grupos de jóvenes que en ese momento estaban saliendo del partido y con los que queríamos hablar y explicar lo que había en el fondo de todo esto. A nosotros nos interesaba más hablar y convencer a esta gente que ser aceptados por los activistas de izquierda o de la burocracia, comprendíamos que el giro de la clase trabajadora hacia Bukele venía de un descontento hacia el FMLN por su traición y, por lo tanto, era un proceso en desarrollo.

¿Cuál debería ser el papel de los marxistas en estos procesos? Pues ayudar a la clase obrera a comprender las intenciones de uno u otro político y abrirles el camino hacia la comprensión de los intereses de clase detrás de los discursos. Y fue con esa idea que nos acercamos a los grupos de NI, con la intención de crear un diálogo fraterno con miles de trabajadores que estaban convencidos que Bukele era la solución. Estos grupos iniciales no estaban burocratizados, no eran personas con malas intenciones. En su mayoría era gente honesta que creía que desde esta oportunidad se podía lograr un cambio. Con esta gente nos interesaba discutir. La conformación del partido NI en la actualidad carece de estas personas, ahora está lleno de burócratas y oportunistas. Por un breve espacio la gente se autoorganizó, pero eso se esfumó rápidamente. Aprovechamos estas primeras explosiones de organización para reclutar militantes, luego nos alejamos, a medida que NI se burocratizaba y se llenaba de oportunistas.

En este periodo era importante hacer todo lo posible por ganar a la causa de la revolución a toda la generación de jóvenes que querían construir algo distinto al FMLN y luchar por una sociedad distinta, lo de Nuevas Ideas fue realmente un despertar político de la juventud, que fue interrumpido por la degeneración de ese movimiento. No podíamos alejarnos de la juventud y la clase trabajadora con ultimatums, gritando advertencias y renegando porque no preveían un engaño, como lo hicieron las demás organizaciones de izquierda. Esto nos valió para superar toda la crisis que significó el triunfo de Bukele en estos años, y nos permitió mantenernos en pie en períodos de confusión como estos. Para los sectarios y ultraizquierdistas esto es un libro cerrado, para ellos es mejor gritar a los cuatro vientos “traición” y decir pestes, lamentarse sobre el porqué las masas recurren a estos demagogos antes que entender el proceso de desarrollo de conciencia.

Durante un tiempo estuvimos clandestinamente hablando con grupos y compañeros de Nuevas Ideas, pero nunca nos interesó hacer tratos con las direcciones o asumir puestos de poder que sólo absorberían energías. Nuestra táctica estaba orientada a que a través del debate convenceríamos a los jóvenes más astutos a organizarse con nosotros. Una vez agotado el proceso de transición de migración de grupos enteros del FMLN a NI, abandonamos esta táctica.

Elecciones 2019 la victoria de Bukele

En estas elecciones se nos criticó duramente por no dar apoyo público a algún partido político en las elecciones, se nos acusó falsamente de que nuestro apoyo era para Bukele, pero en ninguna resolución o artículo de esa época decimos abiertamente que la clase obrera tenía que votar a Bukele. Explicamos el proceso y advertimos los posibles escenarios. También decíamos que la clase obrera le tenía que exigir con base en sus promesas si lo hacían presidente. Sin embargo, los sectarios leen y no comprenden. En todo caso tenemos claro que, en primer lugar, no estábamos obligados a apoyar a ningún partido y no apoyar un partido no significa no tener una postura. Nuestra postura en ese periodo fue: ¡No hay alternativa, la alternativa se construye en las calles!

Si nos detenemos un momento y preguntamos: ¿Qué es lo que está pasando ahora? Es esto, la gente se está movilizando y construyendo la oposición en las calles y no en las filas del FMLN. Entonces ¿Por qué teníamos que llamar a votar por el FMLN cuando la clase obrera ya los había desechado por completo? Nuestra organización no era decisiva para evitar lo que las masas ya habían decidido un año antes: hacer presidente a Bukele. Y si en todo caso hubiésemos sido decisivos en ese momento, hubiésemos presentado un candidato con un programa de clase, socialista e independiente, pero ni por cerca era el caso. El apoyo crítico al FMLN ya no era una táctica adecuada. La lucha tenía que seguir en la construcción de las bases para la lucha socialista de manera independiente entre los sindicatos y la juventud, esta fue la orientación táctica que seguimos y es lo que hacemos.

Posteriormente, hemos tenido que luchar contra la corriente con respecto a la definición del régimen de Bukele, muchos activistas cometen el error de calificar al régimen de Bukele como un régimen fascista, lo cual es inexacto. No todo régimen que usa la represión y al ejército es un régimen fascista, en ese caso tendríamos que catalogar al régimen español como fascista cuando reprime a los catalanes, o al gobierno francés, o al gobierno colombiano. Decir que Bukele es un fascista es blanquear el fascismo, esto no prepara a la clase obrera para el futuro. Lo que sí prepara a la clase obrera es traer al contexto la definición adecuada del régimen fascista, que consiste en un gobierno en crisis donde la clase dominante es incapaz de contener la revolución proletaria y para eso usa toda la fuerza del Estado, las armas y las bayonetas para aniquilar físicamente a todas las organizaciones de la clase obrera, y lo hace apoyado de una base social, bandas de fuerzas reaccionaria que se arman con este objetivo. Esto está alejado de lo que Bukele ha hecho hasta hoy, lo que no significa que no sea peligroso y que no lo debamos combatir.   

20 años de construcción y lucha paciente    

Han pasado 20 años después de nuestra primera aparición con 7 miembros en una marcha y con una manta que rezaba ¡Insurrección! Y estamos aquí con todas las energías del mundo dispuestos a construir una organización independiente financieramente, que se financia de la contribución de cada uno de sus miembros, independiente políticamente y que se deba sólo a lo que nuestros congresos mundiales o nacionales acuerden.

20 años después nuestro objetivo central es construir las bases del futuro partido marxista que ayude a la clase obrera salvadoreña y a la clase obrera mundial, a liberarse de las cadenas del capital. Nuestra experiencia es aún muy pequeña comparada con toda la vasta experiencia de la clase obrera mundial, pero en nuestros pequeños y cortos 20 años estamos orgullosos de aportar a la semilla qué germinará para construir en el futuro: una sociedad libre de opresión y explotación.  A las futuras generaciones les legamos la continuidad de nuestros métodos y tradiciones que no son más que los métodos y tradiciones de toda la clase obrera mundial en su lucha por su liberación. No nos mueve y nos mantiene en pie más que esta sola idea, la de que un día los pobres de este país y del mundo puedan decidir sobre sus propias vidas y podamos vivir dignamente.

Como organización reclamamos el legado y la abnegación de todas y todos nuestros héroes y mártires que un día abandonaron todo: su hogar, su familia, sus intereses personales por una sola causa, la causa del socialismo. A esto se debe el BPJ, no hay mayor fuente de admiración para nosotros que nuestra historia, la que nos legaron los héroes y heroínas de todos los procesos revolucionarios de nuestro país y del mundo. Nosotros como jóvenes revolucionarios pretendemos atar los lazos socialistas que fueron rotos a partir del abandono de la revolución por parte de algunos dirigentes en los años 80, mantener viva la llama de la revolución y el socialismo en las épocas de completo aislamiento de las ideas marxistas y defender las ideas y la causa con toda nuestra entrega y energía.

A nuestros camaradas que ya no están, que de una u otra forma pusieron su esfuerzo y entrega en su momento para construir las bases de esta organización, les rendimos homenaje y admiración, porque sin cada uno de ellos, sin su aporte e iniciativa, lo que hoy estamos contando no existiría. Así que cada camarada con sus grandezas y con sus errores fue importante para llegar a ser lo que somos hoy en la actualidad, una organización marxista seria, abnegada y comprometida con la causa del socialismo. Hoy más que nunca podemos preguntar ¿BPJ cuál es tu deber? A lo que responderemos con más energía que nunca ¡La toma del Poder!

Educar, agitar, organizar ¡Por el socialismo en nuestras vidas!