Los trabajadores y campesinos tienen frente a ellos una lucha todavía más dura para obtener en concreto lo que la Nueva Constitución les garantiza, y en esta lucha no habrá más alternativa que ir profundizando el proceso llegando al corazón del problema, es decir al capitalismo, a la propiedad privada de la tierra que obstaculiza la obtención de la soberanía alimentaria y al equilibrio entre campo y ciudad, a la propiedad privada de los medios de producción que hacen imposible el desarrollo del país.
La gran mayoría de los trabajadores y campesinos bolivianos ven la nueva Constitución Política del Estado (CPE) como la culminación de la lucha iniciada a partir de la Guerra del Agua en Cochabamba, que han opuesto los trabajadores, campesinos, jóvenes, y demás sectores empobrecidos del país, a las nuevas roscas explotadoras y a las reglas saqueadoras del neoliberalismo. Efectivamente, la Nueva CPE tiene un marcado perfil progresista y de inclusión social.
En la nueva CPE el Estado asume como su tarea fundamental el garantizar y proteger el trabajo digno y estable, la negociación colectiva, la defensa de los trabajadores y la prohibición del despido injustificado, reconociendo los trabajadores como principal fuerza productiva de la sociedad (Art.46). De la misma manera con la Nueva CPE se instituye el Seguro Universal de Salud y el Estado asume la obligación indeclinable de garantizar el derecho a la salud, que se constituye en una función suprema y primera responsabilidad financiera (Art.37), y se plantea el deber de promover planes de vivienda de interés social, mediante sistemas adecuados de financiamiento (Art. 17). Iguales compromisos asume el Estado en garantizar jubilación, educación y seguridad social para todos, mientras se establece la propiedad colectiva de los recursos naturales. La Nueva CPE reconoce a las comunidades originario-campesinas el derecho a la organización y al ejercicio de su propia autonomía jurisdiccional, a la participación en la repartición de los beneficios de los recursos naturales y a la titulación colectiva de la tierra, y obliga el Estado a hablar los idiomas originarios.
¿Qué resolverá la nueva Constitución?
Sin embargo, pese a su alto contenido social, los cambios introducidos por la Nueva CPE no representan la garantía que el proceso pueda seguir avanzando ni se traducen inmediatamente en una mejora efectiva de las condiciones de vida de trabajadores y campesinos del país.
Más aún cuando las negociaciones que hubo en el Congreso entre gobierno y oposición de derecha, de donde salió la convocatoria al referéndum del próximo 25 de enero, han apuntado claramente a desactivar los cambios introducidos por la Nueva CPE, quitando al gobierno y al Estado la base material para cumplir con sus tareas.
Si terratenientes y latifundistas tienen avaladas sus propiedades legalmente tituladas antes de la vigencia de la Nueva CPE, no importa cuál sea la extensión de sus latifundios, o como lo hayan conseguido, ¿quién garantizará la efectividad de la reforma agraria y la posibilidad de llegar a la soberanía alimentaria? Si las multinacionales de los hidrocarburos o de la minería, pese a pagar más impuestos, siguen saqueando el país indiferentes a sus necesidades de desarrollo, como de hecho hacen con las consecuencias que conocemos en términos de escasez de recursos y nafta ¿de dónde saldrá la plata para hospitales, escuelas, y para garantizar trabajos y viviendas? Si los derechos adquiridos por las multinacionales de ninguna manera serán desconocidos, como queda establecido en las normas transitorias de la CPE, ¿cómo se podrá industrializar el país si el Estado no dispone plenamente de sus recursos estratégicos que son su principal fuente de ingresos?
Como sucede en Venezuela y Ecuador, y en nuestra misma Bolivia, los burgueses y el imperialismo están tratando de socavar el proceso de cambio para derrumbarlo definitivamente. Esta perspectiva está relacionada con el posicionamiento y las divisiones de la derecha y del empresariado en relación a la nueva CPE, especialmente en el Oriente. Hay empresarios y terratenientes que declaran su voto por el SI, porque saben que sus tenencias y privilegios obtenidos con la dictadura no serán afectados. La mayoría está por el NO por puro cálculo político, porque quieren ganar el liderazgo en la derecha y no dispersar el potencial ofensivo que conquistaron con el movimiento golpista de la Autonomía en sus regiones, con el objetivo de seguir saboteando y debilitando el gobierno.
Nuestra posición
Nuestra posición hacia la nueva CPE está relacionada con una perspectiva diametralmente opuesta. Las masas perciben en general su voto y la Nueva CPE como una conquista y un arma para mejorar sus condiciones de vida. Cada sector social ve en los principios que citamos anteriormente una defensa concreta de sus derechos.
Pero el país se encamina hacia la crisis que está afectando el mundo entero, con consecuencias posiblemente destructivas sobre la producción nacional y con el resultado inmediato de la intensificación del saboteo económico y del boicot de inversiones por parte de la burguesía nacional y de las multinacionales.
Esto dificulta aún más la posibilidad concreta de cumplir con las expectativas sociales por trabajo, vivienda, salud, jubilación etc. sin enfrentar directamente y expropiar la burguesía nacional y al imperialismo. Los trabajadores y campesinos tienen frente a ellos una lucha todavía más dura para obtener en concreto lo que la Nueva CPE le garantiza, y en esta lucha no habrá más alternativa que ir profundizando el proceso llegando al corazón del problema, es decir al capitalismo, a la propiedad privada de la tierra que obstaculiza la obtención de la soberanía alimentaria y al equilibrio entre campo y ciudad, a la propiedad privada de los medios de producción que hacen imposible el desarrollo del país.
En ese momento, saldrán inevitablemente a la luz las diferencias que hay en el mismo MAS entre quienes ven la Nueva CPE y una economía mixta (capitalista con la regulación del Estado) como el arribo final del proceso de cambio y cuantos han luchado y luchan por una sociedad socialista e igualitaria.
Nuestro SI crítico a la CPE está fundamentado sobre la base de esta perspectiva, es un apoyo que prepara las inevitables luchas venideras junto a sus protagonistas, es decir el mismo movimiento obrero – campesino a lado del cual nos colocamos en esta contienda electoral, siguiendo en la tarea de construir una dirección socialista revolucionaria para su lucha.