Bolivia: Contribución al debate sobre las Tesis del MAS

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La crisis develada por el levantamiento de las subvenciones al precio de los carburantes y en general una sensación de estancamiento del proceso, han sido la base para promover en diferentes instancias del partido la necesidad de una discusión abierta y amplia para definir las nuevas Tesis Políticas del MAS. Nos parece la mejor manera para reimpulsar el proceso, dando al mismo y a toda la militancia una nueva vitalidad. Ponemos esta página y esta revista a disposición de quienes quieran intervenir en este debate que –a nuestro parecer– debería enfocarse sobre estas cuestiones urgentes.

La crisis develada por el levantamiento de las subvenciones al precio de los carburantes y en general una sensación de estancamiento del proceso, han sido la base para promover en diferentes instancias del partido la necesidad de una discusión abierta y amplia para definir las nuevas Tesis Políticas del MAS. Nos parece la mejor manera para reimpulsar el proceso, dando al mismo y a toda la militancia una nueva vitalidad. Ponemos esta página y esta revista a disposición de quienes quieran intervenir en este debate que –a nuestro parecer– debería enfocarse sobre estas cuestiones urgentes.

Un viejo dicho latino dice que “quien no conozca la historia está condenado a repetirla”. El primer punto del cual empezar nos parece justamente este. El Vicepresidente en uno de sus últimos discursos propone una interpretación de las derrotas del movimiento revolucionario del siglo pasado que no corresponde en nuestro criterio a lo que realmente fue. La Revolución del ’52, la Asamblea Popular, la UDP se dice fueron derrotadas por las divisiones en la izquierda tradicional y el papel de la ultra izquierda. ¿Fue verdaderamente así?

Paz Estenssoro dentro de su perspectiva nacionalista que predicaba una colocación alternativa tanto a los EEUU como a la URSS, acabó por tener que limosnear de EEUU apoyo económico frente a la dificultad de desarrollar el país basándose en su burguesía nacional. Torres se rehusó a entregar armas al movimiento obrero cuando el golpe estaba públicamente gestándose. La UDP –por admisión de algunos de sus ministros– no supo frenar el corralito y el saboteo de los bancos privados que se resistían a la desdolarización de la economía. La verdadera lección de estas historias entonces es que: o se da el golpe decisivo al capitalismo cuando las condiciones y el apoyo popular lo permiten, o inevitablemente se prepara el terreno para la derrota. 

Nuestra meta es el socialismo, una sociedad donde la economía, la ciencia, la técnica y la cultura beneficien a toda la colectividad y no así a un puñado de ricachones. Nuestra meta es una democracia directa en que la colectividad que produce sepa eliminar el privilegio y desarrollarse materialmente y espiritualmente asumiendo de manera colegiada todas las decisiones sobre la economía y la política. Pero ¿Cómo conseguir estos objetivos?

Algunos exponentes del gobierno sacan de la crisis la conclusión que “los empresarios son necesarios”. ¿Estamos de acuerdo con aquello? ¿Cómo imaginamos la llamada “transición” al socialismo? Como correctamente afirma por ejemplo el ex Ministro Quintana, el MAS no obtuvo los 2/3 para gobernar en beneficio de los empresarios, sino para el pueblo. La crisis demuestra que si se dejan bancos privados, tierra, minas, fábricas y recursos naturales en manos privadas resulta imposible gobernar la producción en beneficio del pueblo trabajador de campo y ciudad. Nuestra experiencia además nos demuestra que las multinacionales no son para nada necesarias a nuestro desarrollo, más bien lo desvirtúan. En los 10 años anteriores a la capitalización, la pequeña YPFB perforó más pozos que las multinacionales con todo su poderío tecnológico y económico.

Por otro lado vemos cómo al no implementar ninguna medida de participación directa de los sectores populares en las decisiones sobre política y economía se produzca un distanciamiento entre nosotros y estos sectores y se multipliquen fenómenos de corrupción en la administración del Estado.

De lo que se trata en nuestro criterio es de volver a algunas de las tesis originarias del partido sobre la base de la experiencia de estos años. En el programa en 50 puntos que presentamos a las elecciones de 2002 y que nos ha permitido avanzar junto a la lucha del pueblo planteábamos, por ejemplo, que “los trabajadores deben tener participación y decisión en la administración y en las ganancias de las empresas, sean estas públicas o privadas” y  recuperación nacional y fortalecimiento de las Empresas estratégicas del Estado… con participación popular dentro de un sistema comunitario de explotación” (punto 2 y 3) además de la “reversión al Estado del latifundio” (punto 21) que son exactamente las consignas que necesitamos para salir de la crisis.

Lo que exponemos son sólo algunos puntos que nos parecen centrales en la actual coyuntura. Este debate debe desarrollarse de manera abierta, con plena libertad de planteamiento y critica. En otras palabras el MAS debe fortalecerse como espacio real a través del cual la militancia de base del partido y las organizaciones puedan definir todas las cuestiones relativas al rumbo del proceso y no sólo ejecutar decisiones asumidas en otros lugares o pelear candidaturas y espacios laborales. Sobre esta base de discusión, del activismo y la militancia, será realmente posible distinguir entre los elementos revolucionarios del partido y los oportunistas.