El pasado 30 de enero las tres centrales sindicales belgas llamaron a una huelga general de 24 horas tanto en el sector público como privado. Es la primera huelga general desde el año 1993. El antecedente inmediato fue la huelga general del sector público del 22 de diciembre contra las medidas de austeridad del entonces recientemente nombrado gobierno del socialista Elio Di Rupo.
Foto: Piquete de huelga en Volvo
Esta huelga general está marcada por más de 500 días de negociaciones entre los diferentes partidos para la formación de gobierno. Es sorprendente el hecho que a los pocos días de que el Partido Socialista [francófono], junto con los liberales y conservadores demócrata cristianos flamencos llegaran a un acuerdo de gobierno que fue apoyado por socialistas flamencos conjuntamente con liberales y conservadores demócrata cristianos francófonos, empezaran las contrarreformas. Este gobierno a seis, con las tres grandes familias políticas belgas, ha puesto en marcha una política de austeridad, la más fuerte en 30 años. Dictada desde la Comisión Europea y ‘los mercados’ como en tantos otros países en Europa
El primer ministro socialista lanzo un plan de “rigor” (según sus palabras) para reducir la deuda cercana al 100% del PIB. Entre las medidas estrella está el recorte de las ayudas sociales a los parados y el aumento de la edad de jubilaciones anticipadas asi como de la edad efectiva de jubilación.
El aumento de la edad efectiva de la jubilación es el detonante de una gran rabia social entre los trabajadores. No es sorprendente cuando se sabe que entre los trabajadores de 55 a 65 años, tres cuartos de ellos sufren por lo menos de una enfermedad crónica. El director de la Seguridad Social habla de una ‘epidemia de trastornos músculo-esqueléticos y del deterioro de la salud mental de los trabajadores’. Añade que el numero de inválidos está en aumento constante desde el año 2004. Un delegado sindical de una empresa del metal da otro testimonio: ‘No conozco a ningún colega de 58 años o más quien no esté enfermo o ha muerto’ culpa de las condiciones de trabajo.
La decisión unilateral, y casi sin concertación, ha indignado a las organizaciones sindicales que están acostumbradas a un modelo de concertación social que la actual crisis capitalista ha hecho trizas. Para los dirigentes sindicales una concertación hubiera hecho dichos planes menos injustos. La base de las organizaciones sindicales cristianas y socialistas están en pleno debate sobre el carácter de dichos recortes. Ya se sabe que en el nuevo año va haber una verdadera avalancha de nuevos recortes. El principal ataque va ser contra el aumento automático de los salarios a los precios (el ‘index’). Fundamentalmente quieren modelar el mercado de trabajo en Bélgica al mercado laboral de bajos salarios de Alemana, principal socio económico.
El actual gobierno de semi “unidad nacional” es un políticamente débil. Por ahora los sindicatos sólo piden recortes menos duros, pero la actual movilización puede llevar a un desborde ya que las condiciones económicas en 2012 sólo van a empeorar, como lo muestran los despidos masivos en grandes grupos industriales como Bekaert [que produce hilo metálico para cortar paneles solares].
La economía ya está oficialmente en recesión. El auge de 2010-2011 no llegó a absorber el paro provocado por la crisis de 2008. El paro juvenil es muy elevado, en particular entre los hijos de migrantes. Los trabajadores que se vuelvan a incorporar al trabajo lo harán en condiciones peores a las de antes 2008. Las condiciones se están reuniendo para un estallido social.
Una campaña mediática sin precedentes
Ante la convocatoria de la huelga a partir del 17 de enero, los medios de comunicación, públicos y privados, iniciaron un “mamporreo mediático” del movimiento sindical y sobre todo de los piquetes de huelgas y del sector más militante del movimiento obrero, que terminó con bochornosos informes sobre excesos en piquetes y otras mentiras de ese género. Todo ello cubierto de un línea general que decía que la huelga no había servido para nada.
Los indicadores de consumo energético, en el primer gran día de frio del invierno, que cayeron más del 10%, del número de trenes [ninguno de los 4000 trenes diarios salió], el resto del transporte público fue paralizado, el segundo puerto de Europa, el de Amberes, paró al 100%, todas la grandes y medianas empresas en huelga, los grandes almacenes cerrados, el sector logístico y de transporte privado seriamente perturbado y la buena participación en los servicios públicos no parecen ser suficientes para los medios de comunicación que prefieren información anecdótica. Lo cierto es que los sindicatos no han producido suficiente información ni movilización y hay desasosiego por permitir dicho linchamiento mediático
Un plan de lucha es necesario
La huelga ha sido un éxito a nivel de la movilización de los sectores activos del movimiento obrero. Está siendo un elemento de galvanización de la izquierda sindical, pero hace falta un plan mucho más ambicioso y que pida algo más que estar en las mesas de negociación. Por ahora, el secretario general del sindicato socialista de los metalúrgicos valones, Nico Cué, ha hablado de la necesidad de una huelga de 24h, seguida de 48h, 72 e indefinida. Es un plan concreto de lucha y movilización pero es necesario lanzar ese debate en el seno de los dos grandes sindicatos, vinculado a un rechazo total de los recortes. Los trabajadores ya están hartos de pagar. Los partidos socialistas deben romper con el gobierno de coalición y juntarse con el movimiento sindical.
También se están organizando comités locales de base, principalmente en Bruselas, que animan a la movilización y que vinculan las lucha en las fábricas y centros de trabajo con la movilización de capas como los estudiantes, los parados…
Esta huelga ha sido un primer paso, ahora se trata de que los sindicatos belgas apoyen con una nueva huelga general de 48 horas el llamado a una movilización de la Confederación Europea de sindicatos (CES), el 29 de febrero, como siguiente paso concreto de un plan de lucha.