La ira masiva ha estallado en todo Bangladesh, después de que el gobierno de la Liga Awami de Sheikh Hasina movilizara fuerzas policiales y paramilitares para asesinar a estudiantes que protestaban. En la matanza, llevada a cabo bajo un apagón de Internet, murieron 39 personas. Lo que comenzó como un movimiento de protesta estudiantil después de que el gobierno reintrodujera un odiado sistema de cuotas para los codiciados empleos del sector público que favorecería a los partidarios del gobierno de la Liga Awami, se ha convertido ahora en una amarga lucha contra un régimen asesino.
La brutal respuesta ha hecho hervir en Bangladesh los ánimos de rabia contra el desempleo, la inflación y la corrupción de la élite opulenta. Nosotros decimos: ¡victoria para los estudiantes! ¡abajo el sistema de cuotas; abajo este gobierno asesino; abajo el capitalismo!
El movimiento pacífico de los estudiantes, al que el gobierno respondió ayer con plomo, comenzó el 1 de julio. Su objetivo, en aquel momento, era simplemente anular la decisión del Tribunal Superior de restablecer el sistema de cuotas para los empleos del sector público.
Según este sistema, el 56% de los empleos del sector público se asignan según cuotas. El 30 por ciento se reserva a las familias de los combatientes por la libertad durante la guerra de liberación de 1971, mientras que el 10 por ciento es para mujeres, el 10 por ciento para personas de distritos subdesarrollados, el 5 por ciento para comunidades indígenas y el 1 por ciento para discapacitados.
En realidad, este sistema se utiliza para recompensar a los siervos obedientes del partido gobernante de Sheikh Hasina, la Liga Awami (AL); ya que, en última instancia, son los funcionarios del partido gobernante quienes asignan los puestos de trabajo del sector público y deciden quién está en la lista de «hijos y nietos de luchadores por la libertad». Los estudiantes protestan exigiendo la abolición del sistema de cuotas para los «luchadores por la libertad» y para que los empleos del sector público se adjudiquen en función de los méritos.
Esta medida es la gota que ha colmado el vaso para millones de jóvenes. Desde el año 2020, el «milagro económico» de Bangladesh, basado en la superexplotación de la clase trabajadora, se ha ido agotando. Las capas medias, incluidos los estudiantes más privilegiados, no han sido inmunes a la crisis, que está echando por tierra sus esperanzas y expectativas de futuro. La inflación se ha disparado, y también el desempleo. La encuesta de 2023 de la Oficina de Estadística de Bangladesh (BBS) reveló que más del 39% de los jóvenes de 15 a 24 años no tienen trabajo y tampoco estudian. Esto se traduce en unos 12,2 millones de personas.
El gobierno ha respondido aumentando el endeudamiento. En medio de todo esto, el gobierno ha seguido adelante con proyectos de vanidad para canalizar dinero hacia sus amigos ricos. Y ahora han demostrado que los puestos de trabajo dignamente remunerados que existen se reservan, mediante el clientelismo bajo el sistema de las «cuotas», a los clientes políticos de la élite.
El movimiento de los estudiantes refleja una cólera más amplia. Debe conectar con la clase trabajadora, convirtiéndose en un movimiento generalizado contra el régimen de Hasina y, fundamentalmente, contra el podrido sistema capitalista que crea escasez artificial. Sólo aboliendo el capitalismo y creando una economía socialista podremos garantizar empleos decentes para todos.
Gobierno asesino
Esta no es la primera vez que el sistema de cuotas causa revuelo. También hubo protestas masivas en 2018, tras las cuales Hasina desechó temporalmente el sistema ante las decididas protestas de los estudiantes.
En aquella ocasión, Hasina utilizó a los secuaces de su partido y a la policía para reprimir brutalmente las protestas. La Bangladesh Chhatra League (BCL) es el ala estudiantil de la AL, una sórdida colección de matones. La BCL fue utilizada como punta de lanza contra el movimiento de protesta en 2018. En las recientes protestas, este conjunto de vándalos fue utilizado una vez más contra los estudiantes. El 15 de julio, la Liga Chhatra atacó a mujeres indefensas en el Eden Mohila College de Dhaka. Al día siguiente, matones de la Liga Chhatra, armados con armas improvisadas, atacaron a estudiantes que protestaban en Sylhet.
El uso de estos matones no consiguió acobardar el movimiento, por lo que Hasina respondió con el puño cerrado, al igual que su gobierno disparó a sangre fría a las trabajadoras de la confección en huelga el año pasado.
El miércoles se cerraron todas las universidades y se ordenó a los estudiantes que regresaran a casa. Pero los estudiantes desafiaron al gobierno, ocuparon las instalaciones y siguieron manifestándose. En lugar de frenarse, el movimiento se ha extendido por todo el país, con protestas en las principales ciudades, como Chittagong, Cumilla, Jessore, Rangpur y Rajshahi.
Y entonces, el jueves, el gobierno intensificó enormemente la represión. Al amparo de un apagón masivo de Internet, la policía y cuerpos paramilitares estatales fueron enviados a los campus, disparando gases lacrimógenos, porras y munición real. A pesar del apagón, las redes sociales mostraban imágenes de helicópteros del ejército y vehículos blindados de transporte de tropas atacando a los estudiantes.
Al final del día, los cadáveres de 32 estudiantes acabaron en la morgue. Los furiosos estudiantes respondieron asaltando e incendiando edificios gubernamentales.
En total, la brutal represión gubernamental se ha cobrado la vida de al menos 39 manifestantes y ha causado heridas a más de mil. Este ya no es un simple movimiento contra las cuotas, ha ido mucho más allá.
Resistencia heroica
Entre las estadísticas hay trágicas historias de jóvenes combatientes, martirizados por el Estado por su heroica resistencia.
Entre los muertos se encuentra Abu Sayed, coordinador del movimiento en la Universidad de Rangpur. El martes, mientras la policía disparaba gases lacrimógenos y cargas con porras contra los estudiantes, la mayoría huyó. Abu Sayed se quedó, abriendo el pecho a la policía en señal de desafío… a lo que ésta respondió matándolo a tiros. Al final de este artículo incluimos la traducción de un poema en su honor.
Hay muchas otras historias de coraje y valor en los últimos días. Las universidades de todo el país parecen campos de batalla, con estudiantes que luchan día y noche con la policía y las fuerzas paramilitares.
Esto supone una brusca ruptura con el pasado. En el pasado, en las universidades de todo el país reinaba una atmósfera de miedo e intimidación. Los derechos democráticos estaban gravemente restringidos. Los matones de la Liga Chhatra actuaban como un cuerpo parapolicial, recorriendo los campus, insultando y humillando a los estudiantes de a pie, incluidas las estudiantes.
Se reprimía brutalmente cualquier atisbo de actividad o lucha política, contra la subida de tasas o cuestiones similares. Las redes sociales de los estudiantes estaban vigiladas, y cualquier estudiante que disentía del gobierno se enfrentaba a graves consecuencias. Muchos estudiantes de izquierdas han sufrido graves torturas a manos de la policía y del tristemente célebre RAB (Batallón de Acción Rápida), y algunos han muerto bajo custodia.
Ahora que los estudiantes se han declarado en rebeldía, el gobierno intenta aplastar este ambiente rebelde. Durante el movimiento, los estudiantes de la Universidad de Dhaka entraron en los albergues ocupados por los matones de la Liga Chhatra y les expulsaron. Sacaron las armas, los palos y los estupefacientes ilegales de sus habitaciones y los mostraron para que el mundo los viera.
Los estudiantes no sólo luchan contra el sistema de cuotas, sino que exigen el derecho básico a respirar en un ambiente libre de amenazas y miedo. Pero el débil gobierno de Sheikh Hasina tiene un miedo atroz, pues sabe que, en cuanto los estudiantes puedan expresar abiertamente sus opiniones políticas, se movilizarán no sólo por sus derechos, sino para derrocar a este gobierno y a todo el sistema que sostiene a dirigentes como ella.
Hasina ha intentado ensuciar la reputación de estos heroicos manifestantes, alegando que estaban degradando el papel de los luchadores por la libertad al protestar contra los puestos de trabajo para sus descendientes. Ha calificado a los manifestantes de «rajakars» (রাজাকার), término con el que se designa a los voluntarios paramilitares contrarrevolucionarios dirigidos por el grupo fundamentalista islámico Jamat-i-Islami durante la guerra de liberación de Bangladesh de 1971. Los rajakars fueron las tropas de choque que Pakistán utilizó contra el movimiento de liberación. Ayudaron al ejército pakistaní a masacrar a las poblaciones locales y a violar a las mujeres. Hoy en día, un rajakar es visto como alguien que defiende la riqueza y los privilegios.
El uso de este término ha generado repulsa entre los estudiantes. no de los principales lemas del movimiento de protesta es ahora:
ুমি কে? মি কে? ¡াজাকার! ¡াজাকার!
¡মি নয়, তুমি নয়! ¡াজাকার! ¡াজাকার!
¿Quién eres? ¿Quién soy? ¡Rajakar! ¡Rajakar!
¡No soy, no eres! ¡Rajakar! ¡Rajakar!
“No somos [rajakars]. Si alguien encaja en esa descripción en este contexto, es la propia primera ministra y sus fuerzas, que están llevando a este país hacia una era oscura”, declaró Rakib, un estudiante de 17 años del Dhaka City College que participó en las protestas al The Guardian. Hasina, sus matones de la Liga Chhatra, y el resto de la clase política, ¡son los verdaderos rajakars!
El movimiento ha creado un organismo nacional llamado Movimiento Estudiantil Antidiscriminación (বৈষম্যবিরোধী ছাত্র আন্দোলন) que está coordinando el movimiento a nivel nacional. A continuación publicamos su declaración completa, en la que se niegan a negociar con el gobierno:
“Al recurrir a la violencia en un movimiento pacífico, el gobierno ha creado una situación sin precedentes. Es responsabilidad del gobierno. El gobierno no ha puesto ninguna condición para negociar.
“Si las fuerzas del orden siguen sin retirarse de las calles; si no se abren los salones, los campus, las instituciones educativas, si continúan los disparos, entonces el gobierno tendrá que asumir toda la responsabilidad.
“La reforma de las cuotas por sí sola no resolverá el problema. En un primer momento, el gobierno no hizo caso de la demanda recurriendo al poder judicial. Las fuerzas del orden y los cuadros del partido [Liga Awami] intentan reprimir el movimiento. Ahora, en nombre del diálogo, en nombre de las reivindicaciones, se está preparando una nueva farsa.
“Todos los asesinatos de estudiantes deben ser perseguidos. Los campus deben quedar libres del terror del BCL. Las fuerzas del orden y los terroristas awami deben ser desarmados y retirados de las calles inmediatamente. No habrá diálogo sobre la sangre de los mártires. El gobierno tiene que encontrar una solución.
“Se hará un llamamiento a las fuerzas de seguridad de Bangladesh para que apoyen a los estudiantes en lugar de apoyar al gobierno asesino. Se hará un llamamiento a la comunidad internacional para que proteja al pueblo de Bangladesh. En Bangladesh se está cometiendo un genocidio.
“Podríamos ser detenidos o desaparecidos esta noche. Pero continuaremos con el programa. Entrad en cada campus con toda la gente.”
Nahid Islam
Coordinador
Movimiento Estudiantil contra la Discriminación”
¡Escalar el movimiento!
El movimiento se encuentra en una fase crucial. Los estudiantes han logrado la hercúlea tarea de coordinar un exitoso movimiento de masas en todo el país. Pero el gobierno rajakar de Hasina está decidido a aplastar el movimiento con todas las fuerzas a su disposición.
Los estudiantes han organizado piquetes en campus como la Universidad de Dhaka para defenderse de la represión estatal. Los esfuerzos de defensa deben coordinarse mediante la formación de comités de estudiantes en cada campus para tomar medidas específicas.
Deben tomarse medidas para detener la represión del Estado. En la citada declaración, Nahid Islam hace un llamamiento a las fuerzas de seguridad para que se pongan al lado de los estudiantes en lugar de apoyar al gobierno. Se debe hacer un llamamiento a la base de las fuerzas de seguridad, pero insistimos: a las bases, no a las cúpulas. Los cuerpos armados del Estado son como el resto de la sociedad bangladeshí. En su cúpula hay oficiales corruptos y podridos cuyos intereses de clase y simpatías se alinean con Hasina y su camarilla. Pero en sus filas se encuentran los hijos de las masas humildes. Hay que hacer un llamamiento de clase para que se acerquen a los estudiantes, para que desafíen las órdenes.
Pero el método más importante de autodefensa es ampliar el movimiento a capas más amplias de la población. En la sociedad bangladeshí existe una enorme simpatía por los estudiantes. Su lucha por el empleo y la igualdad, en medio de la grave crisis económica, forma parte de la misma lucha que libraron las obreras de la confección contra el gobierno corrupto hace apenas ocho meses.
Es evidente que el movimiento de los estudiantes de Bangladesh tiene el potencial de desencadenar un movimiento revolucionario de masas más amplio. Lo que empezó como un movimiento contra las cuotas es ahora algo mucho más grande. Para citar un mensaje dejado por piratas informáticos en el sitio web oficial de la Oficina del Primer Ministro: «Ya no es una protesta. Ahora es una guerra».
Las trabajadoras de la confección estuvieron a punto de paralizar la economía al declararse en huelga en más de 500 fábricas. Estas son reservas colosales de resistencia a las que, si se apela con éxito, pueden unirse a la lucha contra el gobierno asesino de Hasina, de sinvergüenzas, criminales y aprovechados. Apelando a las amplias capas de la clase obrera, el movimiento se extenderá a la mayoría de la sociedad bangladeshí y podrá defenderse y luchar por sus reivindicaciones. El ambiente es tan combustible que el movimiento estudiantil podría encender fácilmente un movimiento revolucionario de masas.
La propia dirección del movimiento ha planteado, correctamente, la necesidad de una huelga general, cuando el coordinador del Movimiento Antidiscriminación, Nahid Islam, pidió que el jueves se convirtiera en un «cierre total».
Lo que hace falta es una huelga general total, no sólo para acabar con el sistema de cuotas, sino para derrocar al gobierno. Los estudiantes deben realizar esfuerzos sistemáticos para acercarse a los trabajadores y a sus organizaciones, sobre todo en la industria de la confección. Para movilizar a estos sectores, hay que presentar un programa que incluya las reivindicaciones de los trabajadores, vinculados a la necesidad de derrocar el capitalismo.
Al fin y al cabo, los estudiantes quieren trabajo para llevar comida a su mesa; y lo mismo quieren los trabajadores, que también están aplastados por la inflación y el desempleo. Esto es parte de la misma lucha contra el gobierno rajakar de Hasina, que defiende el sistema de privilegios y beneficios, el sistema capitalista bangladeshí, por encima de las necesidades de estudiantes y trabajadores.
Todos estos problemas están relacionados con el capitalismo. Exigimos trabajo para todos y salarios decentes para todos. La riqueza existe en este país rico para garantizar una vida decente a todos. Pero está en manos de la clase capitalista. Debemos vincular esta lucha contra las cuotas y contra el gobierno de Hasina a la lucha contra el capitalismo.
Finalmente, el Estado y los medios de comunicación de Bangladesh están conspirando para crear un apagón, impidiendo que las noticias salgan a la luz. En la declaración anterior, el coordinador de la protesta, Nahid Islam, hace un acertado llamamiento a la solidaridad internacional. Sin embargo, no podemos esperar nada de la «comunidad internacional». Por el contrario, los gobiernos capitalistas del mundo miran con temor lo que está ocurriendo en Bangladesh, porque este movimiento está inspirando a los trabajadores y estudiantes en su país, que viven bajo la misma pobreza y tiranía del sistema capitalista.
Por ello, hacemos un llamamiento a los verdaderos aliados de los estudiantes de Bangladesh -los trabajadores y estudiantes del mundo- para que actúen en todas partes en solidaridad con nuestros camaradas, los estudiantes de Bangladesh. Ya ha habido protestas en la diáspora bangladeshí. En Londres, anoche, cientos de personas salieron en solidaridad con el movimiento estudiantil, y los camaradas del Partido Comunista Revolucionario, incluida la candidata en las recientes elecciones, Fiona Lali, fueron recibidos con tremendo entusiasmo por la multitud.
Desde la Internacional Comunista Revolucionaria expresamos nuestra plena solidaridad con los estudiantes en su heroica lucha, ¡y hacemos un llamamiento a todos nuestros camaradas y lectores para que hagan lo mismo!
Héroe Abu Sayed’ por Shahidullah Faraji
Demandando un estado sin discriminación
Con la bandera nacional en la cabeza y en las manos
Frente a la bala
Héroe sacrificado-Mahavira
Los niños sienten el calor de los tiempos
Un ciudadano desarmado
De pie en el suelo con ambas manos extendidas
Pero el Estado no le perdonó
Allí donde dispararon
Aquí está la bandera nacional
Para proteger la conciencia
Con la bandera en la mano alzada
A la luz del sol,
Los gobernantes comprendieron-
Excepto la pena de muerte no anunciada
Ya no se puede resistir.
Un Abu Saeed
Contra la injusticia, por la justicia
La lucha se extenderá por el cielo y el aire,
Los estudiantes lucharán cuerpo a cuerpo
Izarán la bandera en las escuelas
En los patios, en las hojas de los árboles
Los que se comen los votos
Y los recursos del Estado
La guerra de liberación se apoderó de ellos
Privatizaron el Estado,
No dejaron vivir a Abu Saeed.
53 años después de la guerra de liberación
La guerra de liberación ha comenzado de nuevo,
Derramamiento de sangre y lucha de nuevo.
Ganar el cuerpo del niño está mintiendo
Otra vez la cabeza rota
Otra vez el cuerpo hecho pedazos
Ganan las calles manchadas de sangre
Otros lloran de nuevo
Pero Saeed nacerá de nuevo
La generación de los luchadores por la libertad nacerá de nuevo,
Los que están de pie en la calle
Derrotando la muerte,
La bandera manchada con la sangre de un héroe
Ondeará de nuevo en una Bengala sin discriminación.
¡Héroe!
Sabes que los héroes nunca mueren
Nacerás de nuevo en la casa de Bengala.
De nuevo con la bandera
La procesión irá para siempre