El 2 de septiembre se realizaron las elecciones de CTERA para elegir una nueva Junta Ejecutiva en la misma se impuso la oficialista Lista Celeste-Violeta y se confirmó a la Lista LILA como la principal oposición nacional.
El 2 de septiembre se realizaron las elecciones de CTERA para elegir una nueva Junta Ejecutiva en la misma se impuso la oficialista Lista Celeste-Violeta y se confirmó a la Lista LILA como la principal oposición nacional.
La Lila triunfó en las provincias de Neuquén (con el 34% de los votos), Santa Cruz (76%) y Tierra del Fuego (71%) y en 52 seccionales. Además de ganar en AMSAFE Rosario, en los SUTEBA de Buenos Aires (en Bahía Blanca, Berazategui, Marcos Paz y Quilmes); en AGMER de Entre Ríos (en Paraná, Concordia, Federación, Islas y Villaguay); en UDPM de Misiones (en Apóstoles, Candelaria, Concepción, Montecarlo, El Dorado, Corpus, Iguazú y Lib. Gral. San Martín); en UNTER de Río Negro (en Rio Colorado, Allen. El Bolson y Jacobacci); en ATECH de Chubut (en Comodoro Rivadavia y Sarmiento) y en UTELPA de La Pampa (en la Seccional Rancul –Parera).
Como en otras oportunidades, hubo un fraude descarado por parte de la Celeste, que pretende haber obtenido cerca de 90.000 votos para su lista sobre un supuesto de 120.000 votantes. Eso contradice lo que en la realidad ocurrió: urnas con bajísima asistencia, no solo por las inclemencias climáticas o el paro que afectó a muchas escuelas bonaerenses y de otras provincias, sino porque lamentablemente las elecciones de CTERA no fueron una preocupación central para los compañeros, lo cual se debe a la política de esta dirigencia que divide y aísla las luchas y firma acuerdos por debajo de la inflación, y que no oculta sus vínculos políticos con los gobiernos nacional y de algunas provincias. En todas partes se repitió lo mismo: padrones inflados, votaciones “masivas”, trabas a los fiscales opositores, no entrega de padrones.
Su pretensión de haber alcanzado el 75% de los votos tiene la finalidad de negar a la LILA los cargos que le corresponden como minoría, al superar el 20%, de manera que así reducen el porcentaje real logrado por la Lila para que figure con un 15%. Con estos resultados también pretendían posicionarse favorablemente para la elección de la CTA donde concurren en la Lista 10 de Yasky.
Lo más importante es el papel que esta jugando la Lila a nivel nacional, situándose como un referente para una gran masa docente que está cansada de los engaños y entregas constantes de las luchas por parte de una dirigencia servil y acomodaticia que festeja la política del gobierno.
Pero debemos ser críticos y analizar también cada aspecto de la oposición.
Si no se consiguió un mejor resultado se debió al papel reaccionario que jugaron algunas fuerzas de izquierda que dividieron y confundieron al activismo con la presentación de dos listas separadas y opuestas a la Lila, actuando con un divisionismo sectario por intereses y protagonismo de aparato. No pesaron los intereses de los trabajadores sino sus intereses mezquinos de grupo. Nos estamos refiriendo a la Lista Rosa-Gris-Verde, impulsada por el PO; y la Lista Marrón, impulsada por el PTS.
Ambas listas consiguieron resultados marginales (un 4% y un 2%, respectivamente), y sólo ayudaron a incrementar la confusión, y desmoralizar a un sector del activismo que se quedó en su casa para no ir a votar; lo que en consecuencia restó más fuerza a la LILA frente a la Celeste-Violeta.
También reflexionamos acerca de por qué muchos docentes siguen votando al oficialismo. Es verdad que los docentes nuevos se beneficiaron más con las subas salariales, al producirse un incremento importante en el sueldo inicial en estos años, con la contrapartida del achatamiento de la pirámide salarial, donde los docentes más veteranos tuvieron incrementos más reducidos. Pero sería un completo error culpar a la propia masa docente por haber confiado mayoritariamente en la dirección de CTERA. Repetimos, la concurrencia a las elecciones fue pequeña y los resultados no reflejan, por lo tanto, una gran base de apoyo. La Celeste juega con la dispersión y la debilidad de la oposición de izquierda, y las prácticas sectarias, divisionistas y aparateadoras que ha caracterizado a una parte de la misma, particularmente en el distrito más importante, la provincia de Buenos Aires, que han alejado a una masa considerable de activistas y de docentes.
Por eso es ardua la tarea que debemos darnos y continuar con la lucha para que cada vez seamos más docentes conscientes y reclamando lo que nos corresponde como parte de la clase trabajadora.
Consideramos que esta elección fue una gran oportunidad para demostrar que se puede construir otro modelo sindical que apueste por las decisiones tomadas en asamblea, donde prime la unidad, por encima de diferencias secundarias, para encarar la lucha de los trabajadores contra un enemigo común. Es por todo esto, que se debe avanzar y fortalecer la oposición alrededor de la Lista LILA.