Las CGTs y CTA opositoras al gobierno de la Presidenta Cristina de Kirchner han convocado a un paro nacional para este 10 de abril. El objetivo que hacen visible las CGTs es rechazar la suba inflacionaria, el impuesto al salario y en defensa de paritarias libres.
Pero lo que preparan solapadamente es una mesa sindical que dé apoyo a la derecha peronista. Buscan golpear políticamente al gobierno para favorecer un recambio que les permita recuperar el poder perdido.
La incongruencia más evidente es que mientras alzan la voz contra la inflación, nada dicen acerca de la responsabilidad central del empresariado en el aumento de precios. Vemos entonces que no hay un sólo reclamo a las patronales sino que todo se concentra en atacar al gobierno de manera oportunista.
Es de resaltar que la medida fue resuelta por arriba sin el más mínimo debate en las bases de los sindicatos organizadores y que el éxito relativo que pueda tener se deberá básicamente a la paralización del transporte público. Sólo de esta manera la burocracia sindical puede lograr algo de efectividad.
Las Centrales Obreras
La situación del movimiento obrero resulta complicada. Contamos con cinco Centrales obreras, tres opositoras y dos oficialistas. Y existe un común denominador en todas: la ausencia de una genuina democracia de bases.
En este marco las CGT de Moyano y la Celeste y Blanca de Luis Barrionuevo, junto a la CTA de Pablo Micheli convocan a este paro con el apoyo de la Unión Industrial Argentina (UIA),la Sociedad Rural Argentina (SRA) y diversas cámaras patronales. Además, han recibido de manera explícita o implícita el apoyo de un amplio arco político que va desde los “presidenciables” Binner del Frente Amplio Progresista, pasando por Massa del Frente Renovador y Macri del PRO.
Esta gente utiliza los temas más sentidos que aquejan a la sociedad (seguridad, inflación, desabastecimiento, impuesto al salario, narco policía, etc.) responsabilizando de una manera u otra al Gobierno de CFK. Para ello, los han puesto en agenda a través de los diversos medios radiales y escritos opositores y los han exagerado de manera intencional. Pero, como sucede muchas veces en la vida, hay temas que se apoyan en parte en la realidad.
El Gobiernoy la demagogia opositora
La gestión de CFK de los últimos dos años se da en un marco de un espiral descendente de la economía.
En declaraciones, Cristiano Ratazzi, de FIAT hablando del sector automotriz, señaló que “la caída interanual acumulada fue de un 8,1%”; debemos tener en cuenta que más del 60% de la producción del país se destina a Brasil y muestra una sensible caída desde julio del año pasado. ADEFA (Asociación de Fábricas de Automotores), destacó la caída de la demanda brasileña y reclamó al Gobierno que intensifique sus negociaciones para abrir el mercado de vehículos a otros países.
La crisis del país es parte de la crisis mundial capitalista, e inevitablemente empieza a golpear tanto a la producción como a los trabajadores.
Como consecuencia de la caída de la actividad económica se ha empezado a ver problemas con el empleo, empeoramiento en la distribución del ingreso y restricciones a las importaciones para fortalecer el superávit comercial y preservar el stock de divisas.
Resulta una verdad de Perogrullo que los capitalistas, mientras piden al gobierno la apertura de más mercados, presionan para que se baje el costo laboral, que haya paritarias a la baja con relación al costo de vida, adelantamiento de vacaciones, desempleo. Por otro lado, el gobierno impulsa la eliminación de subsidios a la población trabajadora, mientras mantiene los subsidios a los capitalistas. Son varios los ejemplos: millones de pesos en infraestructura para los agro ganaderos, transporte, etc.
Mientras el ciclo económico se encontraba en ascenso, la distribución del ingreso para los sectores más golpeados fue un hecho. Entre otras cosas, la Asignación Universal por Hijo, Procrear, Progresar, aumento del presupuesto en educación e inclusión al sistema educativo, paritarias anuales, etc. Todas medidas inéditas que saludamos y apoyamos desde nuestra Corriente.
En la actualidad, con una economía que diariamente muestra signos de notable dificultades, las medidas que viene asumiendo el gobierno de CFK, son miradas con recelo y preocupación por los trabajadores, que representan la base o núcleo duro que apoya al kirchnerismo.
La corrida cambiara de fin de año, -que en un sentido capitalista resultó inevitable-, sacudió a la economía que no pudo soportar la huida de capitales a otros mercados que garantizaban mejores tasas. A pesar de contar con una política económica que intenta desarrollar el mercado, cediendo al alza del dólar y, por lo tanto, a la devaluación del peso, acotando el consumo. A lo que se sumó la estampida de precios de la canasta básica de alimentos, impulsada por los empresarios inescrupulosos del sector que no dudaron ni dudan en violentar los acuerdos arribados. Quienes se vieron más golpeados fueron los sectores asalariados, los trabajadores.
Es en esta realidad donde se apoya la demagogia opositora, lo que muestran como programa alternativo a la gestión K, no deja de ser un plato recalentado de recetas y experiencias de cientos de miles de trabajadores en la década de los ’90. Binner, Massa, De La Sota, Cobos, Macri, etc., sus acólitos sindicales y sus plumíferos mediáticos, no dejan de mostrar su hipocresía, abusando y cabalgando sobre temas sentidos por los trabajadores y se aprovechan de las debilidades de la gestión nacional.
A esto se suma el programa político de la Presidenta que intenta conciliar o gestionar lo que no se puede: los intereses de la mayoría de trabajadores del país, con la de un puñado de capitalistas y sus secuaces en nuestros sindicatos.
No existen capitalistas patrióticos (buenos) en oposición a capitalistas (malos) que miran más a otros países y que no piensan en el pueblo argentino. La ilusión de querer encontrar una burguesía nacional que defienda los intereses de “todos los argentinos”, resulta una utopía, que sólo confunde a los trabajadores y desarma políticamente al activismo político en las tareas que tenemos por delante.
Como ya lo hemos expresado en nuestros materiales escritos y en diferentes intervenciones,la “valentía” de Moyano, Barrionuevo y Micheli se asienta en el aliento que les dan las patronales, sus medios de comunicación, el arco parlamentario a la derecha del kirchnerismo (desde Macri hasta Proyecto Sur, con el aplauso de la “izquierda” sectaria) y la pequeña burguesía reaccionaria.
Nos parece muy lamentable que se utilicen legítimos reclamos de la clase trabajadora y a sus organizaciones para maniobras políticas no confesadas que van contra los intereses de nuestra clase, en alianza con sectores patronales y políticos reaccionarios.
Teniendo en cuenta lo dicho más arriba, nos preguntamos ¿a quién beneficia este paro del 10 de abril?, ¿a los trabajadores y a la población en general?
Desde la Corriente Socialista Militante decimos rotundamente que no. No nos beneficia como clase. Lejos de esto debilita más al gobierno de CFK, y este debilitamiento no se traduce en la fortaleza de nuestra clase y de sus intereses de manera automática.Por esto llamamos a no parar con los Jefes Sindicales que niegan la democracia Sindical y que reciben el apoyo de la gran patronal en este paro.
La Izquierda
Nuevamente la llamada “izquierda partidaria” junto a sectores de la denominada “izquierda independiente” juegan un papel vergonzoso marchando junto a la burocracia más rancia con la que comparten su antikirchnerismo rabioso.
Los dirigentes de estos espacios vuelven a quedar entrampados junto a la derecha destiuyente aumentando su desprestigio ante de millones de trabajadores que los ven marchar codo a codo con quienes buscan retroceder el reloj a la lógica neoliberal.
Su sectarismo congénito y su visión dogmática los lleva a ser la muleta izquierda de la derecha empresarial, política, sindical y mediática.
Si bien la dirigencia de izquierda dice delimitar con la burocracia y presentar demandas propias es más que evidente que estos reclamos quedaran absolutamente inaudibles, tapados y manipulados siendo la burocracia la gran beneficiaria de la participación de la militancia de esta izquierda.
Hacemos un llamamiento a la bases de estos grupos para que rompan con las políticas sectarias y oportunistas de sus dirigentes y dejen de transitar en los márgenes del movimiento de masas.
Sostenemos que la participación en un paro está determinada por los intereses políticos que representa y los objetivos que persigue.
Qué pasos debemos dar
Estamos convencidos que debemos dar un paso en la recuperación de las herramientas que pertenecen a nuestra clase. No sólo las Centrales Obreras que se encuentran divididas y que impone la atomización de los trabajadores, sino además recuperar las organizaciones de primer y segundo grado como las juntas internas y los cuerpos de delegados con plena democracia.
Pero esta recuperación no debe recorrer sólo el plano reivindicativo, en tanto salario y condiciones de trabajo, sino debe encontrarnos en el plano político con un posicionamiento claro en cuanto a nuestros intereses históricos como clase trabajadora.
Hacemos un llamamiento al activismo político sindical honesto y combativo, a las organizaciones y a las bases kirchneristas a tomar la palabra, a dar un paso adelante y avanzar por lo que nos pertenece.
Hacemos un llamamiento a los trabajadores a estructurar una respuesta política contra los capitalistas, que no son ni patriotas ni buenos, contra los que especulan con nuestros salarios, contra los que se benefician del trabajo ajeno.
No existe nada en este mundo que no sea hecho con nuestras manos y cabezas.
La emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos.