Este año es el centenario de la revolución alemana de noviembre de 1918 que puso fin a la primera guerra mundial. Un poderoso movimiento insurreccional que inició con un motín de soldados en la flota de guerra alemana y que en pocos días había provocado la caída del viejo régimen y la proclamación de la república. Alemania entera estaba cubierta de consejos (Rate) de soldados y obreros que exigían una república socialista.
El curso de los acontecimientos era pues muy parecido al que había vivido Rusia meses antes durante la revolución de febrero de 1917. Sin embargo, el resultado final de ambas revoluciones no pude ser más diferente. En el caso de Rusia en pocos meses los consejos (soviets) habían tomado el poder bajo la dirección del partido bolchevique.
En Alemania, sin embargo, la dualidad de poderes entre los consejos y lo que quedaba del viejo orden se resolvió progresivamente y a través de una serie de luchas y conflictos, en contra de los consejos. El fracaso de la revolución alemana, eventualmente preparó el camino para la llegada al poder de Hitler. El factor clave que estaba presente en Rusia y ausente en Alemania era una organización marxista de cuadros con una inserción en la clase obrera y con la necesaria flexibilidad táctica para ganar a la mayoría a la perspectiva del poder obrero. Los principales y más sagaces dirigentes revolucionarios del proletariado alemán, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht apenas formaron su fracción en la socialdemocracia alemana en 1914 y posteriormente estuvieron encarcelados desde 1916 a 1918. Su asesinato en enero de 1919 privó al joven partido comunista alemán de sus mejores dirigentes.
La lección más importante a extraer de la revolución alemana es por lo tanto la necesidad de construir una organización de cuadros marxistas sólida y con raíces en la clase obrera antes de que estallen los acontecimientos revolucionarios.
Para marcar el centenario de estos acontecimientos publicamos en este número de la revista el texto de uno de los capítulos del libro de Ron Sewell sobre la revolución alemana y que va a salir próximamente en inglés en una edición revisada y ampliada. La foto de portada muestra a los marineros amotinados del Prince Regent Luitpold, con una pancarta que dice: “Consejo de soldados del barco de guerra Prince Regent Luitpold. Larga vida a la república socialista”.
Seguimos con una artículo de Osvaldo Oropeza analizando la aplastante victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador en México, las perspectivas para su gobierno y las tareas de los marxistas ante el mismo. La elección de AMLO ha despertado enormes expectativas reflejada en amplia victoria en las urnas. Ahora los obreros, campesinos y jóvenes mexicanos esperan ver medidas que mejoren de manera concreta sus condiciones de vida y pongan fin al régimen de opresión y violencia que han vivido particularmente en los dos últimos sexenios. Sn embargo, el programa de gobiernos de AMLO se encuentra dentro de los límites del capitalismo, peor aún, de un capitalismo en crisis con un margen de maniobra muy reducido para aplicar alguna reforma. El gobierno de AMLO va a ser una escuela necesaria por la que va a tener que pasar la clase trabajadora mexicana. La tarea de los marxistas es acompañarlos en esta escuela y ayudarlos a sacar la conclusión necesaria de que solo la revolución socialista puede dar respuesta a sus justas aspiraciones.
Luis Romero de la Corriente Marxista Lucha de Clases escribe sobre la perspectiva de una explosión social en Venezuela ante el agravamiento de la crisis económica en el país, el impacto que la misma tiene sobre la clase obrera y el pueblo pobre, la continuación de la ofensiva imperialista y las nefastas políticas del gobierno para enfrentar la situación. El artículo, que sirvió de base para la discusión en el reciente VII Congreso de Lucha de Clases, plantea la conclusión de que es necesario construir una alternativa revolucionaria.
Evandro Colzoni de la Esquerda Marxista escribe sobre el 1968 en Brasil, cerrando así la cobertura que iniciamos en América Socialista en el número anterior de cincuenta aniversario de los acontecimiento de este año revolucionario. Aunque inscrito en el marco general de la lucha de clases a nivel internacional, el ’68 brasileño tuvo sus propias particularidades y estuvo marcado por la lucha contra la dictadura.
David Rey escribe una introducción general al materialismo dialéctico, la filosofía del marxismo. “La filosofía del marxismo representa la síntesis más elaborada del pensamiento humano que se ha alcanzado bajo el capitalismo. El nombre que recibe esta filosofía Materialismo Dialéctico, y es un método de análisis para conocer, interpretar y transformar la realidad”.
Publicamos también una artículo de Jessica Cassell de Fightback – Canadá, donde desde el punto de vista del marxismo rebaten las teorías de la interseccionalidad. Este es el primero de una serie de artículos que vamos a ir publicando como parte de la lucha contra la influencia de ideas pequeñoburguesas dentro del movimiento obrero.