Las negociaciones febriles del gobierno con todos los sectores empresarios vinculados a la canasta básica familiar: alimentos, útiles escolares, perfumería, etc. han terminado en un resonante fracaso. Los acuerdos-trampa firmados con los Hipermercados y comercios para mantener congelados 351 productos durante 1 año fueron una farsa. Lo que hicieron los fabricantes y comercios fue congelar o reducir los precios de un núcleo reducido de productos y marcas, a cambio de subir el resto, compensando con cron creces el congelamiento o la reducción de precios en los productos y marcas anunciadas, lo que les permitió mantener sus márgenes de ganancia. Las negociaciones febriles del gobierno con todos los sectores empresarios vinculados a la canasta básica familiar: alimentos, útiles escolares, perfumería, etc. han terminado en un resonante fracaso. Los acuerdos-trampa firmados con los Hipermercados y comercios para mantener congelados 351 productos durante 1 año fueron una farsa. Lo que hicieron los fabricantes y comercios fue congelar o reducir los precios de un núcleo reducido de productos y marcas, a cambio de subir el resto, compensando con creces el congelamiento o la reducción de precios en los productos y marcas anunciadas, lo que les permitió mantener sus márgenes de ganancia.
En el sector de la carne, después de ásperas polémicas, el gobierno de Kirchner tuvo que bajar los brazos y pedirle a la población que no coma carne. Es decir, el consejo que el Presidente nos da es que los ricos van a poder seguir comiendo buena carne, pero los pobres ni buena ni mala. Al 30% que subió la carne el año pasado debemos sumar otro 30% durante el 2006.
El sector agropecuario es uno de los más parásitos. En los últimos 5 años la renta agraria aumentó un ¡800%!, exportando el año pasado carne por valor de US$ 1.400 millones. No se puede controlar lo que no se posee. De ahí que la condición para una política efectiva de control y fijación de precios sería a través de la expropiación de latifundios, monopolios alimenticios y las grandes cadenas de comercialización, sin indemnización y bajo el control de los trabajadores. Kirchner dice defender a la burguesía nacional. Le creemos. Por eso nunca emprenderá estas medidas. Sólo un gobierno de los trabajadores, al que no le tiemble la mano, estaría en condiciones de hacerlo.
Mientras tanto, debemos exigir a los sindicatos que profundicen y coordinen la lucha por un salario equivalente a la canasta familiar ($1.800), por la inclusión en los convenios de trabajo de la escala móvil precios-salarios, y apoyar cualquier iniciativa que surja desde abajo en los barrios, ya sea asambleas o comités vecinales, que denuncien y se organicen contra las subas de precios.