Conquista y acumulación primitiva de capital
l 13 de agosto de 1521 los conquistadores españoles y sus aliados indígenas completan la toma de la capital del imperio azteca. La conquista española destruyó las civilizaciones existentes y diezmó los habitantes del continente americano. En este artículo, Ubaldo Oropeza, explica los diferentes niveles de desarrollo histórico de los pueblos americanos y en particular de los mexicas. Solo se puede entender la caída de esa poderosa civilización sacando a la luz las contradicciones internas de su modo de producción y la conquista española como ariete del proceso violento y sangriento de la acumulación primitiva de
capital.
“[…] Hasta qué punto el feudalismo, a finales del siglo XV, estaba ya socavado y carcomido en sus entrañas por el dinero, se pone patentemente de manifiesto en la sed de oro que por esa época se enseñorea de Europa. Oro era lo que buscaban los portugueses en las costas africanas, en la India, en todo el Lejano oriente; oro era la palabra mágica que impulsaba a los españoles a cruzar el Atlántico, rumbo a América; oro era lo primero por lo que preguntaba el blanco cuando hollaba una playa recién descubierta. Pero ese afán de salir hacia lo lejos en busca de aventuras para buscar oro, por más que en sus principios se realizaran bajo formas feudales y semifeudales, en sustancia ya era incompatible con el feudalismo, que se fundaba en la agricultura y cuyas expediciones de conquista apuntaban esencialmente a la adquisición de tierras. Fuera de ello, la navegación era un quehacer decididamente burgués, que ha impreso su carácter anti feudal también a todas las flotas de guerra moderna.” (F. Engels, Sobre el declive del feudalismo y el ascenso de la burguesía. 1884)
“La empresa colonial española lleva impresa todas las contradicciones de la época y del más paradójico de los países de Europa. Es la última gran expansión feudal de la historia, digna continuadora de las Cruzadas y la Reconquista, pero es, también, una orgia de acumulación primitiva de capital.” (Enrique Semo, México, un pueblo en la historia, Tomo I, Pág. 168)
El 13 de agosto de 1521 es apresado Cuauhtémoc, el último jefe de la resistencia mexica, después de meses de asedio a la ciudad de Tenochtitlan, de una guerra civil encarnizada entre el bando que lideraban los españoles y la resistencia indígena. 500 años después la historia sigue en disputa. Las corrientes más socorridas en la academia pugnan por reinventar la historia, niegan que haya habido una conquista, que los indígenas hayan sido vencidos y afirman que no podemos analizar estos acontecimientos desde el punto de vista europeo y que tenemos que entender que no puede haber ninguna comparación con ninguna otra experiencia, porque “cada historia es única”.
Estamos de acuerdo en que hay que seguir investigando una civilización que fue arrasada por una guerra brutal y sometida por el colonialismo. Los avances culturales, científicos, filosóficos de todos los pueblos indígenas fueron destruidos por la barbarie religiosa medieval de los conquistadores. Es cierto, también, que la inmensa mayoría de las fuentes que cuentan la historia de la conquista, fueron redactadas por los vencedores y en ellas hay historias fantásticas que han sido aceptadas como verdaderas. En su momento estos cuentos fueron utilizados para justificar la intervención colonial. Entre este oleaje de mentiras, verdades a medias, intentos por reescribirlo todo sin ningún método de análisis, se tiene que abrir camino la verdad.
Antes que Marx trazara los aspectos generales del materialismo histórico, la historia se veía como una serie de hechos aislados, sin ningún tipo de conexión y arbitrarios. Esta es la base de la “nueva escuela” que nos invita a no asumir “teorías totalizantes” o “eurocéntricas”, para analizar este periodo de la historia. El marxismo plantea que la base de toda sociedad es “la forma en que los hombres producen sus medios de subsistencia” y esto depende del desarrollo de las fuerzas productivas. Sobre esta base y estas relaciones se erige la cultura, la filosofía y las relaciones políticas. La relación de estos factores no es mecánica, sino altamente compleja. En todo caso, el marxismo trata de explicar, a partir de su estudio, los resortes ocultos que hay detrás de los acontecimientos determinados.
Las nuevas ideas
Hay mucha tela de donde cortar sobre las ‘nuevas ideas’ que quieren reinventar la historia de hace 500 años. No nos detendremos demasiado en ello, aunque es interesante rebatirlas. Solo daremos un ejemplo, bastante peculiar, de está nueva “reinterpretación”, para darnos una idea de las barbaridades que llegan a presentarnos como novedosas.
Una de las revistas de mayor circulación semanal en México, que durante mucho tiempo se ganó un espacio en la izquierda, la revista Proceso, sacó un número especial hablando de la caída de Tenochtitlan. Uno de los artículos titulado “Cuatro falsas lecciones y cuatro legados problemáticos”, de Federico Navarrete, nos dice que no podemos retomar nada de lo que se ha escrito de aquellos tiempos, pues todo fue escrito por “extranjeros modernos, creyentes en el progreso y la supremacía occidental”.
Al parecer el autor desecha toda la bibliografía escrita por extranjeros, dentro de ellos todos los códices que fueron interpretados y reescritos en español, las narraciones de la conquista, porque fueron escritas por españoles. Podríamos preguntarnos entonces ¿cuáles son las fuentes de donde parte para llegar a sus conclusiones? No lo dice, pero nos lleva de la mano a conocer los prejuicios de la “escuela” decolonial y el posmodernismo.
Entre otras cosas nos dice que la derrota de los indígenas en 1521 es un invento del siglo XIX, que se utilizó para quitar a los indígenas poder político, en el proceso de la conformación del Estado Nacional, arrebatarles sus territorios, esclavizar a muchos de ellos y censurar sus lenguas. Dice que, si los indígenas verdaderamente hubieran sido derrotados, no hubieran jugado ningún papel trascendental en las luchas de independencia, tampoco hubieran podido conservar parte de su cultura. Más adelante nos dice que la invención de la victoria de los españoles fue para ensalzar su valentía y capacidades; resaltar la modernidad eurocéntrica frente al atraso de los locales e imponer su cultura occidental.
También nos invita a pensar en que el “mestizo” es “hijo del patriarcado”, puesto que los españoles representan al hombre y los indígenas a la mujer, por ende, es fruto de un ultraje o violación, es humillado; dice que no es una mezcla de iguales, sino de una “supremacía patriarcal”, española y occidental. Como si antes de la llegada de los españoles, la sociedad prehispánica hubiera estado libre de la dominación de la mujer por el hombre.
En el momento que quiere destacar la participación de la mujer nos muestra una joya:
“las historias suelen minimizar su contribución al decir que estás mujeres “servían” a los varones, marcando su subordinación y la poca importancia de su labor. Sin embargo, a ojos de los indígenas y de ellas mismas, hicieron mucho más: alimentaron a los invasores con alimentos de la tierra que los hicieron más parecidos a sus habitantes, les enseñaron costumbres mesoamericanas, los curaron con medicinas indígenas y así modificaron sus corporalidades, apaciguaron su espíritu viril agresivo por medio de las relaciones sexuales con ellos, forjaron y consolidaron lazos de alianza, intercambio y parentesco. Esta forma de mestizaje, sin embargo, no confirmaba el poder masculino español, sino la capacidad de las mujeres indígenas para incorporar a los extraños para domesticarlos.”
Reivindicar la participación de la mujer en las luchas y revoluciones es correcto, pero la forma en que quiere “reivindicarla”, deja mucho que desear. En pocas palabras nos dice que la virtud de la mujer fue satisfacer sexualmente y curar a los invasores. Queríamos plantear este punto para decir que, aunque hay algunos historiadores que sí han hecho aportes interesantes a este periodo de la historia, las corrientes mayoritarias, empapadas por una buena dosis de filosofía posmoderna, no ayudan en nada a la tarea de arrojar luz sobre estos acontecimientos. En realidad, como niegan al marxismo, por ser “europeo”, entonces niegan cualquier posibilidad de entender la historia de forma coherente. Nos tratan de imponer una teoría subjetiva, idealista, sin ningún tipo de coherencia histórica. En una palabra, nos invitan a pensar la historia desde un punto de vista pre marxista.
Algunas ideas del materialismo histórico para entender el proceso de la conquista
El marxismo no ve los procesos de forma aislada, por el contrario, trata de descubrir las conexiones ocultas que se desarrollan en la sociedad, pone atención no solo en los acontecimientos sino en el proceso que los empuja a la superficie, de esto desprende leyes generales del movimiento de la sociedad. El principio fundamental de la dialéctica es que todo cambia. Estos cambios no son graduales sino abruptos y se generan por el cúmulo de tensiones en su interior. Ve el mundo conectado por miles de hilos, o en su caso accidentes, que reflejan una necesidad histórica.
Podríamos decir que el descubrimiento de América, por parte de las embarcaciones españolas fue un accidente. Sin embargo, este accidente solo era la expresión de una necesidad que se estaba desarrollando en Europa, la fiebre de oro, como consecuencia del desarrollo del capital comercial y la acumulación primitiva de capital. Así, un accidente no se da de forma fortuita, sino que encaja en la dinámica general de un proceso global.
El materialismo histórico plantea que todo desarrollo humano depende del desarrollo de las fuerzas productivas. Si una sociedad puede dominar de manera más eficaz la naturaleza a partir de la ciencia y la técnica, esto se traduce en un desarrollo de la sociedad, su pensamiento, sus leyes, etc. El régimen político que se erige también está ligado a este desarrollo de las fuerzas productivas. Esta relación entre la estructura y la superestructura no se da de forma mecánica. El marxismo nada tiene que ver con el materialismo crudo que plantea que todo se puede reducir a la economía. Simplemente explica que el hombre está condicionado por relaciones preestablecidas y esas condiciones son generadas por la base económica de la sociedad.
Sí, el materialismo plantea que hay sociedades más adelantadas que otras. En diferentes sociedades se desarrollan las fuerzas productivas a diferentes ritmos. Es muy importante comprender esto. No todas las regiones dentro de un país y a nivel internacional se desarrollan de la misma forma -incluso ahora en la época de la globalización-. En los años de la conquista, esto era más claro de entender. Los continentes separados, las pocas fuerzas productivas y las condiciones particulares de cada región, limitaron el nivel de desarrollo de nuestros pueblos y culturas en América. En la conquista chocaron diferentes modos de producción.
En Europa se habían dominado los metales como utensilios para la vida y para la guerra, algo que tiene una implicación fundamental para el dominio de la naturaleza, por ejemplo utilizar el hacha y la pala para extender las zonas de sembradío. En el continente americano solo se utilizaban los metales para ornamentas y algunas piezas de alfarería. Los europeos dominaban la pólvora y domesticaban caballos. Aquí no había animales grandes que se pudiesen domesticar para proporcionar alimentos importantes, como la carne y la leche, o que pudieran ser utilizados para un desarrollo más avanzado de la agricultura, apenas existían algunos perros, aves y en el Perú la llama y la alpaca; la pólvora no era conocida. En Europa se producían herramientas como los clavos, el martillo, la brea para pegar la madera y permitir embarcaciones grandes; se estaba descubriendo la brújula y los debates sobre si el mundo era redondo, jugaron un papel importante para la expedición.
Esta diferencia en el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas ponía en desventaja a los nativos americanos. Aunque los enseres de la guerra, los caballos, bergantines, las armas de fuego y demás adelantos jugaron un papel en la conquista, no fueron fundamentales a la hora del enfrentamiento. Sin embargo la victoria de los conquistadores en última instancia sí fue el resultado del conflicto desigual entre dos modos de producción.
Una guerra se puede ganar o perder, pero mantener el dominio de una región tan enorme como lo es América, solo se puede entender como resultado de la incorporación del continente al proceso embrionario de la acumulación primitiva de capital que explotó las contradicciones internas de los modos de producción más desarrollados con los que chocó. Sobre esa base se estableció una dominación económica, ideológica y militar.
Sabemos que algunas de las sociedades prehispánicas, entre ellas los mayas, los incas y los mexicas habían llegado a un nivel de civilización bastante avanzado y en consecuencia desarrollaron sistemas de pensamiento filosófico y cultural complejos. La filosofía de estos pueblos estaba encaminada a comprender el mundo que les rodeaba y trataban de dar una explicación a los fenómenos que vivían.
Alan Woods nos dice en su libro Reforma o revolución lo siguiente sobre estas culturas:
“Los incas gobernaron sobre el mayor imperio de la Tierra hasta que el último emperador, Atahualpa, fue asesinado por los conquistadores españoles en 1533. La civilización inca de los Andes fue extremadamente avanzada, pero por mucho tiempo se pensó que no poseía escritura, aparte de la de hilos elaboradamente anudados conocida como khipu. Los arqueólogos pensaban de ellos que eran la única gran civilización de la Edad de Bronce sin lenguaje escrito. Se pensaba que el khipu era sólo un sistema simple para anotar cuentas. Sin embargo, el profesor Gary Urton, un antropólogo de la universidad de Harvard, especialista en estudios precolombinos, cuestiona este punto de vista. En su libro Signos del inca Khipu, el profesor Urton sostiene que los incas inventaron un lenguaje escrito en la forma de un código con siete bits de información binaria para almacenar información, y esto más de 500 años antes de la invención del ordenador. Los mayas, además de sus hermosos templos, compleja escritura jeroglífica, exquisitas joyas y esculturas, delicada orfebrería y sofisticados trabajos de arte, hicieron asombrosos descubrimientos científicos, que son tan interesantes como los del antiguo Egipto. Este pueblo poseía increíbles conocimientos sobre plantas y sobre el sistema solar. Sus matemáticas poseían una gran precisión.
“El sistema contable maya estaba por delante del usado en Europa. Utilizaban el cero y crearon un sistema vigesimal (con base en el 20) separando los dígitos en grupos de cinco unidades. Los manuscritos que se conservan muestran que los mayas habían calculado el movimiento de Venus alrededor del Sol (584 días). También calcularon el de la Tierra en 365,2420 días. Esto es más preciso que el calendario gregoriano que en aquella época se usaba en Europa. Desgraciadamente, no muchos de estos brillantes manuscritos sobrevivieron. El obispo español Diego de Landa consignó a la hoguera todos los manuscritos y obras de arte mayas que pudo encontrar, porque pensaba que todo lo que contenían eran supersticiones y mentiras del diablo. Lo poco que nos ha quedado, revela lo que el mundo ha perdido a consecuencia del vandalismo cultural de la Iglesia.”
Todos estos aportes fueron sepultados por el oscurantismo medieval de la Iglesia Católica. La conquista no representó ningún avance cultural con respecto a lo que existía. Alan nos sigue diciendo: “Las destructivas actividades de los españoles pronto redujeron a los orgullosos pueblos de Mesoamérica a una miserable condición de servidumbre y desesperación. La esclavitud física era acompañada de desmoralización, enfermedad, depresión y alcoholismo. Pero el genocidio de los pueblos nativos de América no se detuvo en la exterminación física. Implicaba también el intento de destruir su arte, religión y cultura. Para erradicar todo vestigio de la cultura nativa, los españoles construyeron iglesias cristianas sobre los restos de sus pirámides y centros de culto. Podemos apreciar la perfecta ejecución del arte mexicano anterior a la conquista, pero sólo de forma tenue podemos apreciar la idea que yace detrás. Estas obras de arte son más que meras representaciones: son símbolos religiosos. Estas impresionantes imágenes de dioses de piedra contienen una idea. La serpiente, por ejemplo, representa el renacimiento a través del cambio de piel: al igual que la siembra crece y renace cada año, así lo hace también la serpiente”.
¿Cuál fue entonces el modo de producción que representaban los conquistadores? En Europa el sistema de producción esclavista colapsó por sus contradicciones internas y fue reemplazado, lenta y penosamente, por el feudalismo. La caída del imperio romano abrió un período de casi mil años de retroceso cultural, los grandes avances en el terreno de la ciencia y la filosofía griega y romana quedaron reducidos a la nada frente a los embates de la iglesia; no fue hasta que la nueva burguesía comenzó a impulsar la ciencia y los inventos, que se comenzó a quebrantar el oscurantismo medieval. Dentro de los resquicios del feudalismo, en las ciudades, entre los comerciantes, empezaron a germinar las semillas de lo que posteriormente fue el capitalismo, en primer lugar en su forma mercantil.
El desarrollo desigual y combinado que se da dentro de un país y entre los diferentes países a nivel mundial, es una cuestión fundamental para entender lo que sucedió en el momento decisivo de la lucha por la conquista. En España aún estaba arraigado el feudalismo oscurantista, sin embargo, en los demás países, principalmente Holanda y Gran Bretaña, ya existía una burguesía que, en su etapa inicial, comercial, se hacía presente en los procesos fundamentales de la Europa del siglo XV. Fueron sus necesidades de más materias primas, de más mercados, de más oro lo que empujó el navegar para buscar nuevas rutas y territorios. Marx lo describe así en el Capital:
“El descubrimiento de las comarcas auríferas y argentíferas en América, el exterminio, esclavización y soterramiento en las minas de la población aborigen, la incipiente conquista y saqueo de las Indias Orientales, la transformación de África en un coto reservado para la caza comercial de pieles-negras, caracterizan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos idílicos constituyen elementos fundamentales de la acumulación originaria.
[….]
“El trato dado a los aborígenes alcanzaba los niveles más vesánicos, desde luego, en las plantaciones destinadas exclusivamente al comercio de exportación, como las Indias Occidentales, y en los países ricos y densamente poblados, entregados al saqueo y al cuchillo, como México y las Indias Orientales. Pero tampoco en las verdaderas colonias se desmintió el carácter cristiano de la acumulación originaria…”
Fue el impulso de la burguesía comercial, del naciente capitalismo, que se desarrollaba en las entrañas de la sociedad feudal, que dio pie a la necesidad de buscar nuevas áreas de saqueo y explotación, de saciar la fiebre del oro. Estamos hablando que, aunque formalmente un país feudal conquistó las Américas, quien fue el verdadero impulsor y ganador de todo este proceso fue el proceso de acumulación primitiva de capital que dio lugar a las potencias capitalistas europeas y selló a su vez el subdesarrollo de España.
En el continente americano también había regímenes y fuerzas productivas diferenciadas. Aunque la sociedad era una que se basaba en la explotación de la tierra, en la cual aún no existía mayoritariamente posesión privada de la tierra, sí que existía una diferenciación muy marcada entre los sectores de la población (familias de la casta dirigente, guerreros, casta sacerdotal, curanderos, el pueblo y los capturados en las guerras). Existía una diferenciación social del trabajo con diferentes sectores que se dedicaban al campo, al artesanado, trabajadores al servicio de las castas, etc. La base seguía siendo la tierra, pero había un salto cualitativo en la organización política de Tenochtitlan, el crecimiento del Estado y su papel en la organización de la guerra, así como la división del trabajo.
Para dimensionar, brevemente, los diferentes estadios de desarrollo en que se encontraban los pueblos de América podemos mencionar algunos ejemplos: en el norte vivían los esquimales y aleutianos que eran pueblos cazadores y pescadores, principalmente de osos polares, ballenas, focas y morsas, sus herramientas eran los arpones con punta de hueso y habitaban en Iglús; en el noroeste estaban los thinkit, que eran pescadores y recolectores de plantas y frutas salvajes, desconocían la agricultura y la ganadería; en el noreste estaban los iroqueses y grupos similares -que fueron objeto de estudio por Morgan-, tenían una agricultura primitiva, recolectaban y cazaban, tallaban madera y piedra, habitaban en casas grandes que compartían entre varias familias; al sur de lo que hoy es Estados Unidos había muchas tribus como los comanches y cheyenes, sus armas eran los arcos y las flechas, y cazaban bisontes; al suroeste estaban los indios pueblo, que sembraban con irrigación plantas de calabaza, frijol, maíz y algodón, con aldeas que aglutinaron alrededor de mil personas.
Al oeste del continente vivían pequeñas tribus cazadoras y recolectoras; en el Amazonas encontramos tribus como los tupí-guaraní y los kalinago (caribes) que poseían armas de madera. Al extremo sur teníamos tribus con un nivel de desarrollo muy incipiente las cuales recolectaban moluscos, raíces y plantas. En las pampas las tribus cazaban guanaco con boleadoras. En casi todos estos pueblos mencionados, las formas de organización y tareas eran colectivas, la tierra era comunal y la organización básica era la gens (organizaciones con vínculos de consanguinidad). En base a esta organización se podían establecer organismos más elaborados como las fratrias, tribus y pueblos.
A un nivel superior estaban los muiscas (parte del grupo lingüístico chibcha) que habitaban en el territorio que hoy es Colombia, eran un pueblo agrícola, y se organizaban en una confederación. Más avanzados estaban los incas en lo que hoy es el Perú o los tenochcas en el centro de México. En los dos últimos casos se tenía un sistema agrícola muy desarrollado, trabajaban el oro y la plata para ornamentos; existía una jerarquización social muy marcada entre los guerreros, familias dirigentes y jerarcas religiosos. El desarrollo de estos pueblos los colocó a la cabeza de diferentes regiones que les pagaban tributo. En estas dos sociedades el Estado era ya un órgano centralizado, que tenía una vida propia. La propiedad colectiva de la tierra por parte de la comunidad básica estaba ya bajo el control general del Estado. La jerarquización y centralización del mando también juega un papel diferente que las demás poblaciones más pequeñas, la división del trabajo y especialización de los diferentes rubros de la producción se hacen más marcados. Aunque hay diferencias entre estas dos grandes culturas, lo que queremos resaltar es la diferenciación tan grande que existía de uno a otro pueblo.
La situación en lo que hoy es México, también es la misma. Las diferencias entre las ciudades-estados o regiones habitadas por comunidades más pequeñas, no solo eran el tamaño de la población y por tanto de su ejército, sino que también había diferencias sustanciales en las formas de organizarse política y económica. En las ciudades grandes, como la de los tlaxcaltecas o la de los mexicas, existían formas de organización política diferentes. En la primera existía un órgano colegiado de los 4 barrios que la integraban, en Tenochtitlan existía una dirección centralizada que recaía en el Huey Tlatoani; la división del trabajo era mucho mayor. En ambas la división de castas era muy marcada, los cargos de dirección eran heredados entre las familias con más linaje. En los poblados más pequeños (calpullis) la burocracia era menos consistente y la asamblea comunitaria tenía un peso determinante. La diferencia política y militar terminaba dividiéndolos entre pueblos o regiones oprimidas y opresoras. Esta dominación se ejercía a través del tributo.
Este desarrollo desigual fue clave, porque en él se desarrollaban una serie de agravios y rencores muy profundos que los conquistadores supieron explotar al máximo para consolidar su victoria.
El marxismo nos da una serie de herramientas con las cuales podemos entender parte de esta historia. Partimos de aspectos generales y abstractos, no tratamos de encuadrar la realidad a la teoría, sino que con las fuentes que tenemos analizamos la historia con una base teórica que nos ayude a explicar los acontecimientos.
Marx y la comunidad mesoamericana
Marx y Engels estudiaron, un poco, las sociedades prehispánicas. Con la información que existía en ese momento, ayudaron a esclarecer qué tipo de modo de producción había en estas tierras antes de la llegada de los españoles. Hay textos muy importantes para comprender estas conclusiones, entre ellos están el Capital, los Grundrisse, los Apuntes Etnológicos, el Cuaderno Kovalevsky, etc. Marx dice que el aspecto fundamental de este tipo de sociedades es que la base de la producción es la tierra y esta no es de propiedad individual sino que es una tierra comunitaria.
Marx estudia varias formas de propiedad comunitaria original de la tierra y de su posterior disolución. En las primeras etapas de la producción de un excedente, vemos la agrupación de varias unidades básicas de lazos familiares alrededor del templo sobre la base del tributo que se realiza de manera colectiva por estas comunidades que poseen la tierra en común. El déspota tiene tintes místicos o religiosos, es asumido como un padre o protector de la entidad comunitaria, es un desprendimiento “natural” de la familia ampliada. El producto o plus producto pertenece a la es entregado por la comunidad familiar ya sea en trabajo o en especie. El régimen puede ser más democrático o tiránico dependiendo de la amplitud de la familia y del acercamiento a la comunidad. La estructura estatal se eleva por encima de la comunidad de la tierra, pero no existe la propiedad privada de la misma. En sus formas más desarrolladas, la tierra pertenece formalmente al estado, pero es de usufructo por parte de la comunidad que la cultiva de manera colectiva o rotativa pero sin derechos individuales. Para Marx estas son algunas de las características del modo de producción asiatico, o despotismo oriental.
Hay otras formas de tierra comunitaria que Marx estudia, pero pensamos que lo que existía en la Mesoamérica prehispánica era una forma muy similar a la del modo de producción asiático. En las grandes ciudades el poder de la familia ampliada había cedido su papel al estado y la organización de la sociedad es marcada por una división del trabajo cada vez más acentuada. El poder de las castas burocráticas establecidas por linajes de familia, sacerdotes o guerreros también tenían un peso mucho mayor. El tributo, en especie o en trabajo, repercutía en obras públicas de interés común, de irrigación, y también financiaba el aparato estatal y los privilegios de la casta sacerdotal y militar. Existe claramente un desarrollo desigual y combinado que explica, no solo los diferentes grados de desarrollo en las comunidades prehispánicas, sino sus contradicciones internas que van a jugar un papel clave en el futuro desenlace del proceso de la conquista.
En el Calpulli, que era la comunidad básica en las aldeas pequeñas, eran las asambleas las que decidían sobre las tareas y el futuro de la comunidad. Varios Calpullis formaban los Altepetl (pueblos). Esta era la forma mayoritaria de organización. Dominaba un déspota -algunas veces más democrático o tirano-, que organizaba las tareas comunitarias del pueblo, estás se ofrecían para el bien de la comunidad (infraestructura como centros ceremoniales, caminos, obras de riego, etc.). Regularmente eran comunidades autosuficientes.
Entre estas tribus o pueblos -Altepetl-, había una guerra constante, por los menos desde 600 años antes de la llegada de los españoles. Cuando un Altepetl se imponía a otro, se convertía en un Tlatocayotl, básicamente era un pueblo dominante y otros sometidos que tenían que rendir tributo en trabajo o en especie. La comunidad dominante permitía una libre administración de los pueblos sometidos, siempre y cuando estos reconocieran su autoridad y le rindieran tributo. Si el pueblo sojuzgado no aceptaba la autoridad del dominante, este último mandaba cobradores de tributos, y en algunos casos, gobernantes permanentes, para asegurar su mandato.
Cuando un Tlatocayotl se volvía más fuerte, su configuración interna cambiaba, esto dio paso a la conformación de las Ciudades-Estados, que trascendieron a la forma de organización tradicional. Estas Ciudades podrían nacer por alianza de varios Tlatocayotl, con una burocracia altamente selectiva, con una división del trabajo muy definida y con un territorio de influencia muy grande. En estas ciudades se desarrolla una división del trabajo más avanzada. Comenzaban a nacer nuevos estratos de clase que antes no existían, por ejemplo los artesanos, que trabajaban para el disfrute de la casta dominante, o los comerciantes -pochtecas-. Este es el caso de Tenochtitlan, que encabezaba la triple alianza (Tlatelolco, Texcoco y Tenochtitlan).
Estos seis siglos de guerras crearon enemigos a muerte. Cuando llegaron los españoles al territorio que hoy conforma México, existían ocho grandes confederaciones militares en el centro de lo que hoy es México, (Mexica, Tepaneca, Calca, Acolhua, Culhua, Xochimilca, Mixquica y Cuitlahuac). La triple alianza, que era la más fuerte, estaba compuesta, a su vez, por tres de estas confederaciones militares, (la Mexica, Acolhua y Tepaneca), que, a su vez, sumaba a decenas de Tlatocayotl. Hay un salto importante en esta unión, que plantea un cambio de cantidad a calidad. Su alianza no solo era militar, sino que la llevó a reestructurarse políticamente, fortaleciendo un estado centralizado en la figura del Huey Tlatocayotl. Además, había una mezcla de creencias religiosas y culturales comunes. Otras grandes ciudades también estaban organizadas de forma centralizada, por ejemplo, Texcoco y unas más tenían una dirección colegiada, como lo era Tlaxcala y Xochimilco.
La guerra era una forma fundamental de hacer política.Llas Ciudades-Estados que lograron imponerse fue por la profesionalización del ejército, una fuerte división del trabajo, una burocracia y una actitud duramente opresiva hacia los diferentes pueblos o ciudades dominadas. No obstante estos cambios en la organización política, existía una debilidad latente en estas sociedad: su falta de desarrollo de las fuerzas productivas. Algunos historiadores hablan que hay un estancamiento de 2500 años, donde las fuerzas productivas, básicamente eran las mismas. Aunque en Tenochtitlan, las chinampas empujaron un poco la producción, autores como Enrique Nalda nos dice que “solo una porción muy pequeña de los alimentos consumidos eran producidos por agricultores establecidos por la isla, posiblemente no más del 25 por ciento.”
Los cambios en la estructura política lo que hicieron fue aumentar las contradicciones de la sociedad , sin modificar las formas de producción. Las guerras por tributos cada vez eran más necesarias, para satisfacer las demandas de una población cada vez mayor. La diferenciación entre la casta dirigente y la población se ampliaba de forma acelerada. La expansión de tierras cultivables beneficiaba a los sectores de la burocracia acomodada y el pueblo cada vez se veía menos beneficiados de la guerra, en la cual tenía que participar. La contradicción más fuerte era entre los mexicas y las demás ciudades y pueblos sojuzgados. Los españoles entraron en medio de toda esta historia de guerra mesoamericana y la capitalizaron.
En la Grecia y Roma clásicas, la aparición de la propiedad privada empujó la productividad de la tierra y el ganado sentó las bases para la aparición del esclavismo, que desarrolló las fuerzas productivas a costa del embrutecimiento de los esclavos. En las regiones de América, no se desarrolló la propiedad privada.
Algunos autores como Miguel Angel Gallo hablan de la existencia de esclavos y de algunas tierras que eran propiedad de las elites gobiernantes entre los mexicas, sin embargo es cuidadoso al mencionar que ni la esclavitud era como la conocen en Europa y la incipiente propiedad privada no jugaba un papel decisivo en la producción. La sociedad mexica estaba en un proceso transitorio. Se puede especular que hubiera podido evolucionar o bien a un modelo semi feudal o semi esclavo, o hubiera podido sucumbir ante las contradicciones internas y llevar a la destrucción de grandes ciudades para formar otras más pequeñas, con menos tensiones pero sobre la misma base económica.
El marxismo nos ayuda a entender que había una diferencia sustancial entre los dos tipos de sociedad y el por qué una pudo imponerse sobre la otra. Este análisis nada tiene que ver con prejuicios de superioridad o discursos eurocéntricos, sino con la diferencia que había en el desarrollo de las fuerzas productivas, que es la base fundamental sobre la que se levantan las sociedades.
La estructura económica y política de Tenochtitlan antes de la conquista
La ciudad de Tenochtitlan fue fundada por una tribu migrante en el año de 1325. Previo a su llegada, hubo 200 años de peregrinar, con algunos asentamientos que duraron algunos años, como en Coatepec (28 años), Tula (19 años) y Chapultepec (20 años). En el códice de la Tira de la Peregrinación se puede seguir este recorrido mítico-histórico, que salió de Aztlán -algún lugar en el norte de México-, de origen chichimeca. Como una tribu nueva en la región, llegaron a rendir tributo a otras ciudades establecidas y sirviendo como mercenarios.
En ese momento había fuertes ciudades que dominaban la región, la más importante era Azcapotzalco, quienes mantuvieron sojuzgados a los aztecas hasta 1427. en ese mismo año, a partir de la astucia de los mexicas, de matrimonios con las elites de Azcapotzalco y la ayuda de Texcoco, se comienza a fundar la Triple alianza, que llegará a convertirse en un verdadero poderío militar y económico de la región. Es hasta 1500 que Teotihuacan toma la dirección al frente de esta alianza, una vez que Nezahualcóyotl, soberano de Texcoco, muere. Para ese momento, la ciudad mexica era una fuerza que sometía a antiguos aliados y marcaba su fuerza en el liderazgo de la región.
La base productiva de esta población, al igual que todas las demás, era la tierra. Pero hay diferencias importantes con respecto a otras ciudades, conforme fue creciendo y su poder de dominio se extendió a otras ciudades, el aparato del estado se hizo más complejo y la sociedad tuvo la necesidad de cambiar. Había tres tipos de asignación de tierra, las que estaban destinadas para el mantenimiento de los gobernantes, sacerdotes y guerreros; estas tierras eran trabajadas por todo el pueblo, como tributo para el mantenimiento de la ciudad. El otro tipo de tierra, el patrimonial, eran asignadas a los descendientes de las familias poderosas, guerreros destacados y algunos comerciantes, estas eran sembradas por los mayeques (campesinos sin tierra, ya sea porque eran traídos de ciudades vencidas o de nuevos calpullis que no alcanzaron asignación de tierras), los mayeques recibían una parte de lo que sembraban. Por último, estaban las tierras asignadas al calpulli, a la comunidad, cuya producción era la base de todo el sistema. Estas eran comunales y no fraccionables, tampoco se podían vender. Estas tierras eran trabajadas por los campesinos de forma individual, y también estaban sujetas a pagar un tributo al estado, por posesión. Los campesinos no solo tenían que trabajar las tierras para mantener a los nobles, también tenían que dar tributo de lo que ellos sembraban en sus tierras comunales, esto llevaba a una ampliación entre los ricos y pobres de la sociedad.
Había otros sectores que trabajaban de forma “profesional” (dedicaban todo su tiempo a esa actividad y de eso vivían) en la ciudad, por ejemplo los artesanos y los comerciantes. Los artesanos eran traídos de diferentes regiones para cumplir las exigencias de la casta gobernante, dependían de ellos para sobrevivir. En el caso de los mercaderes, era diferente, se estaba formando una naciente clase que se dedicaba a traer artículos de otras ciudades para venderlas. Si bien no existía la moneda y el intercambio mayoritario era por trueque, habían artículos sustitutos de monedas, como el cacao, polvo de oro, plumas, mantas de algodón, cosas de cobre, etc. Estos comerciantes, llamados pochtecas, jugaban un papel muy importante, porque regularmente hacían el papel de avanzada o espías para el Tenochtitlan. Ellos entraban a una ciudad, veían e informaban, después el ejército entraba para terminar el trabajo. Los pochtecas podían gozar de ciertas tierras especiales y eran considerados parte de la burocracia media. Traían productos a vender o intercambiar en los llamados tianguis. El mayor de ellos era el de Tlatelolco, el cual podía reunir hasta 60 mil personas en un día.
Es importante mencionar que aunque las élites gobernantes tenían tierras de disposición propia, no las podían vender ni heredar. Las tierras pertenecían al Estado que era el gran organizador de la sociedad, de la guerra y la economía. El Estado organizaba las obras de infraestructura, como los acueductos para garantizar el agua dulce para la ciudad, otorgaba las tierras, implantaba tributos, declaraba la guerra, etc. y tenía un papel central en la sociedad. Concentraba el poder económico y político. Conforme se hacía más complejo, las tradiciones que en un principio se utilizaban para constituirlo, fueron cambiando. Originalmente, cada calpulli escogía a un anciano para que formara parte de la dirección del estado. Esto cambió y después eran las mismas familias con más linaje o las élites guerreras y eclesiásticas quienes fueron eligiendo a los futuros gobernantes. Había un consejo supremo llamado Tlatocan, que era consultado para cuestiones importantes como la guerra.
El poder económico de la casta dominante queda reflejado en el Códice Mendoza, en la llamada Matrícula de Tributos, que describe las cantidades aproximadas que recogían anualmente. Los tributos se pagaban en trabajo, en productos elaborados o en materias primas. Aunque una buena parte era para el autoconsumo, otra era para el intercambio con otras regiones. En las fuentes citadas nos dice que al año se recogían 7 millones 770 mil litros de maíz en mazorca, 5 millones 827 mil litros de frijol, casi la misma cantidad de chia, 123 mil 400 mantas de algodón, etc.
Lo que tenemos como resultado es una sociedad con una marcada división social del trabajo. Por un lado estaban los gobernantes, sacerdotes y militares de alto rango; en medio estaban los comerciantes, funcionarios menores y algunos artesanos y en la parte inferior la gente del pueblo, los macehuales, mayeques y tamemes. Sobre la explotación de este último sector y los casi 400 pueblos que tributaban a los mexicas, es como se logró construir una de las ciudades más grandes y espectaculares de la época. Sus contradicciones internas fueron parte de su perdición.
La llegada de los españoles y sus mitos
En 1492, Cristóbal Colón, llegó a la isla caribeña Guanahani, a partir de ahí comenzó la exploración y sometimiento de esa región. Cinco años más tarde Américo Vespucio recorrió desde la costa de Honduras hasta la Florida, pasando por Veracruz. Estos fueron los primeros acercamientos a “el nuevo continente”. La corona española decidió colonizar el Caribe y en esa empresa fue asesinada una gran cantidad de población nativa, lo que implicó la necesidad de traer esclavos negros y, tiempo después, salir en busca de “rescatar” esclavos de la región.
En 1511 un barco que trasladaba esclavos naufragó y dos españoles llegaron a Yucatán donde se establecieron e hicieron su vida en la comunidad. Cuando comenzó la guerra de conquista, uno de ellos luchó en contra de los intervencionistas y el otro se pasó al bando peninsular. Seis años más tarde, 3 barcos partieron de Cuba en busca de esclavos para llevarlos a la isla, estas embarcaciones llegaron a Cozumel e Isla Mujeres, en el caribe mexicano, siguiendo el litoral de la península, entraron en enfrentamiento en Cabo Catoche, con un Altepetl, el cual rechazó a los invasores, provocándoles una derrota.
No es hasta el 14 de abril de 1519 que Hernán Cortés llega a Yucatán con la idea de iniciar la conquista de lo que será la Nueva España. Los anteriores, solo fueron encuentros fortuitos sin mayores repercusiones. Dos años y cinco meses después, Cortés se apodera de una de las ciudades más grandes y poderosas de la región, de por medio hay una guerra civil desgarradora. Se puede decir que Cortés era un aventurero y religioso era empujado por su ambición, buscando la fama y la gloria en sus acciones. Pero también estaba buscando romper con el control que ejercía uno de sus enemigos políticos, encargado de la administración en Cuba, Diego Velázquez. En más de una ocasión este último intentó someter por la fuerza a Cortés sin lograr sus objetivos.
No es casualidad que sus primeros actos de conquista, como la conformación del primer ayuntamiento en Villa Rica de la Vera Cruz, se hiciera en contra de una parte de los 400 españoles que le acompañaban. Era un desacato a la corona española. En Cortés podemos encontrar un reflejo fidedigno de las fuerzas que se debatían en Europa, por un lado, los sectores conservadores religiosos que dominaron por más de mil años y sumieron en el oscurantismo a esa región del planeta; por el otro, las nuevas fuerzas que anhelaban oro, la nueva burguesía comercial en auge, que por esencia era aventurera.
Existen varios mitos que se trataron de utilizar para explicar la conquista de forma idealizada, en los que se ensalzaba la valentía y superioridad española y el atraso de los indios. Uno de ellos dice que la guerra civil fue ganada por los colonizadores porque los indígenas quedaron paralizados por las armaduras, los caballos, las armas y demás. Tal vez este sería el caso de las primeras batallas, pero de aquí a que este espanto fuera un aspecto decisivo, dos años después, está lejos de ser verdad. Los indígenas aprendieron a dar la lucha contra los caballos. Las armas no fueron un factor fundamental a la hora de las batallas decisivas por la cantidad tan reducida de ellas, -aunque regularmente los españoles recibían más hombres, pólvora, caballos y armas, estas no fueron nunca en cantidades que pudieran marcar una diferencia sustancial-.
Otro de los mitos más usados es que los indígenas pensaron que los recién llegados eran dioses. Según sus creencias esperaban la llegada de Quetzalcóatl, su máxima deidad, la cual traería la destrucción y decadencia de su cultura. Esta idea propagada, incluso entre los conocedores más estudiados, como López Portilla o Enrique Semo, planteaba una visión de resignación ante los recién llegados, como si las profecías marcaran que la hora había llegado y la sociedad tendría que sucumbir, hicieran lo que hicieran, estaban perdidos.
Hay algunos antropólogos, como Guy Rozat que plantea correctamente que la historia de aquellos años le pertenecía a dios y estaba marcada por el regreso de su hijo a la tierra, para corregir el juicio final y salvar de los pecados al mundo: “Toda invasión, toda guerra civil, asesinato de potentados, grandes epidemias, inundaciones o temblores son anotados y precedidos de infinidad de presagios en los relatos de los cronistas. El sitio y destrucción de Jerusalén por ejércitos romanos reproduce prácticamente los mismos signos de Dios que los de Tenochtitlan”.
La llegada de los españoles fue justificada sobre mentiras y mitos religiosos que pasaron como verdades por muchos años.
Inicia la guerra de conquista
Como hemos explicado, Cortés y el pequeño ejército que lo acompañaba, llega en medio de una aguda coyuntura de lucha interna descarnada, las guerras floridas fueron el cauce por el cual Tenochtitlan extendió su dominio por todo Mesoamérica. Son pocas las ciudades que les hacen frente, el resto tiene que pagar tributo y aceptar su autoridad. Los diferentes dirigentes de ciudades o pueblos ven en la llegada de los españoles, una posibilidad para sacudirse el yugo. Como en toda guerra, las diferentes facciones tienen intereses y tratan de hacer bloques, no para ayudar a sus amigos, sino para sacar provecho ellos mismos. Esta es la forma de cómo debemos de entender la relación de los diferentes dirigentes de ciudades importantes, con los recién llegados.
La primera ciudad en ofrecerle ayuda a Cortés en su estancia, y que lo salva del hambre, es Cempoala, la ciudad principal de los Totonacas. Su dirigente, Xicomecóatl le da información sobre las luchas internas, posibles aliados y propone la alianza con Tlaxcala. Sin esta ayuda, difícilmente hubieran logrado durar más de dos meses en la región. Así, con guías totonacas y suministros comienzan su viaje al centro del territorio. Cortés no tenía un plan preestablecido, no tenía pertrechos, ni armas, ni siquiera un apoyo de la corona para realizar la empresa.
Los representantes de Moctezuma, el Tlatoani que dirigía Tenochtitlan, se hicieron presentes a los pocos días, entregando regalos a los españoles y pidiéndoles que se fueran, que no eran bien recibidos. Cortés aceptó los regalos, pero rechazó regresar a Cuba, por el contrario, azuzó a sus anfitriones a no pagar más tributos a los emisarios de Tenochtitlan.
Detrás de esta aventura, como lo hemos dicho, había una necesidad histórica, el proceso de acumulación primitiva de capital. El avasallamiento de los nativos y del territorio va a ser fundamental para alimentar al capitalismo europeo. Recordemos por un momento que España era uno de los países más atrasados en términos ideológicos, -pronto lo será también económicamente-, cuyo oscurantismo medieval está encarnado de forma nítida en lo que representaba la Santa Inquisición. Una vez que la conquista se impuso, la iglesia dio su visto bueno, en las bulas papales, justificando las masacres y arrasamiento.
Los invasores, escribieron en las crónicas e informes a la Corona que se sentían ofendidos por los sacrificios rituales a dioses paganos, sin embargo, implementaban las torturas más brutales y quemaban en la hoguera a quienes no reconocían a su dios. El proceso de evangelización (purga espiritual para terminar con la cultura prehispánica), no tenía nada de progresista. Esto no lo sabían los diferentes pueblos que le brindaron ayuda a los invasores; pensaban en aprovecharse de los españoles para terminar con la explotación tenochca. Los españoles, por su parte, supieron hacer un trabajo político hábil, prometían la libertad, el fin de los tributos, demagógicamente ofrecían su ayuda y al final utilizaron esa alianza con los nativos para sus intereses.
El primer acercamiento con los tlaxcaltecas no fue cordial. La alianza que planteaban los españoles fue rechazada y casi fueron aniquilados, solo la retirada los pudo salvar. A lo interno de la dirección colegiada de la alianza de Tlaxcala había una marcada diferencia entre quienes deseaban una alianza con los españoles y quienes querían aniquilarles. En el segundo ataque lanzado por los tlaxcaltecas, quienes tenían rodeados a los invasores y amigos, fracasaron, por una infiltración que hubo y esto permitió que, por segunda vez, los expedicionistas salven su vida.
Después de esté ataque fallido, la posición pro-aliancista gana fuerza a lo interno de Tlaxcala y se manda una comisión a negociar los términos de la alianza. Hay una igualdad de condiciones -lejos está lo que se describe en las crónicas, las cuales muestran una subordinación de los nativos a los españoles. La primera “hazaña” de la alianza es la masacre, algunas crónicas hablan de más de 5 mil muertos, 20 mil prisioneros y una ciudad quemada, en Cholula. Esta ciudad era aliada de Tenochtitlan, por eso la saña con la que se ataca a su población. El 19 de octubre de 1519, el ejército que se enfila a enfrentar el imperio azteca está conformado por 350-400 españoles, 8 mil tlaxcaltecas, 2 mil totonacos y otras fuerzas menores de otomíes y de Huejotzingo.
El primer encuentro y la masacre del Toxcal
El 8 de noviembre de 1519, apenas 7 meses después de su llegada, los conquistadores entraron a la Ciudad de Tenochtitlan, donde vivían y hacían trabajo unas 300 mil personas. Desde el primer encuentro entre Cortés y Moctezuma se han creado un sinfín de leyendas y mitos. Algunos dicen que Moctezuma fue hecho prisionero, otros que se rindió y traicionó, que esto le trajo consigo la muerte a manos de su propio pueblo. Como no se cuenta más que con las narraciones hechas por los conquistadores, el manoseo y acomodo de los acontecimientos se da de forma descarada. Lo que se puede hacer es observar cómo se dan los subsiguientes acontecimientos e ir comparando si lo que nos dicen las crónicas son ciertas.
El arribo de los ejércitos invasores a la ciudad se da en un clima de tensión total. El hecho de que el ejército tlaxcalteca entrara a la ciudad, siendo los enemigos mortales de Tenochtitlan, pone en guardia a todo mundo. Moctezuma no es lo suficientemente firme para impedirles la entrada y los conquistadores son alojados como huéspedes incómodos durante siete meses de tensa calma. En estos meses, en más de una ocasión, Moctezuma pidió que los ejércitos salieran de la ciudad, sin ningún resultado. Él seguía teniendo el control formal y de lo que se le puede acusar es de no ser lo suficientemente firme y emprender el camino de las armas.
A comienzos de mayo de ese 1520, una expedición de varios navíos llega a Veracruz, enviados por la Corona española desde Cuba para enfrentarse y someter a Cortés. Este sale de Teotihuacán y se dirige hacia Cempoala, donde con sus aliados derrota a la expedición y suma a los prisioneros a su ejército. También rescata armas, caballos y pólvora. En su ausencia, Pedro de Alvarado queda al mando de los ejércitos invasores. A mediados de ese mismo mes, el 22 de mayo para los españoles, el día 9 tecpatl del año 2 tecpatl para los mexicas, se celebra la ceremonia de Tóxcatl, una celebración en honor a los dioses Tezcatlipoca y Huitzilopochtli. Durante la misma, se reúnen en el centro de la ciudad algunos miles, particularmente la alta burocracia mexica y pueblos aliados. Esta fiesta termina en una emboscada y una masacre por parte de los conquistadores con la cual se quiere descabezar a la dirección de la resistencia. Moctezuma es apresado al lado de cientos de dirigentes guerreros y políticos.
Los informantes indígenas de Bernardino de Sahagún describieron así la terrible matanza:
“Al momento todos [los españoles] acuchillan, alancean a la gente y les dan tajos, con las espadas los hieren. A algunos les acometieron por detrás; inmediatamente cayeron por tierra dispersas sus entrañas. A otros les desgarraron la cabeza: les rebanaron la cabeza, enteramente hecha trizas quedó su cabeza.
“Pero a otros les dieron tajos en los hombros: hechos grietas, desgarrados quedaron sus cuerpos. A aquéllos hieren en los muslos, a éstos en las pantorrillas, a los de más allá en pleno abdomen. Todas las entrañas cayeron por tierra Y había algunos que aún en vano corrían: iban arrastrando los intestinos y parecían enredarse los pies en ellos. Anhelosos de ponerse en salvo, no hallaban a donde dirigirse”.
La masacre del Templo Mayor, como se le conoce, desata un levantamiento popular contra los invasores. Estos se repliegan a la pirámide de Axayacatl y son rodeados y asediados por el ejército y el pueblo de Tenochtitlan. La muerte de Moctezuma se da en este periodo. Según las narraciones de los conquistadores, el dirigente es apedreado por su misma gente, a la cual llamaba a la calma. Sin embargo, si él hubiera traicionado, no hubiera tenido el entierro con todos los honores, el cual se le otorgó, una vez que los españoles y aliados fueron expulsados. Algunas fuentes dicen que la verdadera causa de la muerte fue una puñalada por la espalda.
El 24 de junio Cortés regresa a la ciudad y encuentra un panorama desolador, su ejército está rodeado y hostigado por todos los frentes, plantea una retirada estratégica para sobrevivir. Seis días después los ejércitos invasores salen por una de las calzadas que los guerreros mexicas habían dejado abiertas, para atacarles a la salida. En la Ciudad de México hay un árbol que se le llama, “el árbol de la noche triste”, donde, según cuenta la leyenda, Hernán Cortés se sentó a llorar, por la derrota que sufrió al huir de la gran Tenochtitlan. Las cifras contabilizan más de 5 mil aliados de los españoles muertos. El número de españoles que en ese momento acompañaban a Cortés se había incrementado pues había sumado a muchos de ellos que habían venido en diferentes expediciones desde Cuba. Por lo menos 1000 de ellos murieron esa noche.
Desde que el Huey Tlatoani fue apresado, el ejército tenochca nombró a un nuevo dirigente, Cuitláhuac -hermano de Moctezuma-. Fue él quien organizó el sitio y el causante de la derrota de los ejércitos invasores. También organizó la persecución a los enemigos mal heridos, para darles el golpe final. Esta batalla se da en Otumba, los relatos no pueden explicar el por qué no fueron derrotados los invasores. Esta fue una batalla de masas, por el lado de los ejércitos mexicas, se habla de una fuerza de más de 100 mil hombres; el ejército de la alianza española tiene heridos y sus fuerzas están mermadas. ¿Cuáles fueron las razones por las cuales no se terminó aquí la aventura? Las nuevas fuentes nos dicen que la respuesta a esta pregunta es la división que se da en Texcoco, donde una parte es aliada de los mexicas y otra se pasa directo con los enemigos. El origen de esta división no es otra más que una rivalidad entre hermanos por la dirección de está ciudad tan importante. Este fue el inicio de la ruptura de la Triple Alianza.
Los españoles y ejércitos aliados se repliegan a Tlaxcala. El hecho de que no fueron derrotados hace que su influencia crezca y más pueblos se le van uniendo, los últimos 4 meses de 1520 se va preparando la nueva ofensiva.
Durante todo el año de 1520, la viruela comienza a azotar duramente todas las regiones centrales de Mesoamérica. En mayo, cuando se da la matanza del Templo Mayor, ya es una epidemia y los muertos se contabilizan por miles. En septiembre es el pico más alto de contagio y muerte. En algunas regiones murieron la mitad de la población, miles morían de hambre, pues toda la población estaba enferma, por lo tanto, no había quien pudiera hacer de comer y cuidar a los enfermos. Las cifras hablan de que la viruela mató entre 5 y 7 millones de personas en toda la región. La epidemia mermó a ambos ejércitos y causó estragos en las grandes ciudades. Cuitláhuac, el recién nombrado dirigente de Tenochtitlan, murió por la viruela, su lugar fue tomado por Cuauhtémoc, un joven de apenas 25 años.
El inicio del fin
El 28 de diciembre de 1520 comienza la campaña que pondrá fin a la caída de Tenochtitlan. No estaba claro que en una batalla abierta los ejércitos invasores pudieran vencer, por eso recurrieron a otra táctica. Aprovechando las características geográficas de la ciudad, dado que esta se encontraba en medio de un lago y que dependía de las regiones aledañas para surtir las necesidades de comida y agua, se decidió cercar la ciudad y rendirla por hambre y hostigamiento.
El ejército y armamento con que contaban los aliados de los españoles, según nos dicen las fuentes, era más o menos el siguiente: 40 caballos, 9 piezas de artillería, 550 españoles de los cuales 80 portaban ballestas, 60 mil flecheros, 40 mil infantes y 10 mil lanceros. Más de 100 mil guerreros, en su inmensa mayoría compuestos por pueblos y ciudades nativas. El 31 de diciembre este ejército entró a Texcoco, sin pelear.
En Tenochtitlan, no esperaban resignados la derrota, ni pensaban que Quetzalcóatl tenía previsto para ellos la derrota. Era una ciudad que no dormía en esos momentos, se comenzó afianzando el frente interno en términos políticos y militares, esto supuso el asesinato de varios dirigentes y familiares cercanos a Moctezuma. Se mandaron comisiones a todas las ciudades aledañas para hacer un pacto para expulsar a los españoles y los mexicas se comprometían a no cobrar tributo. En los lugares que se negaban, eran atacados y su dirección asesinada. Este fue el caso de la ciudad de Chalco. Fortificaron la ciudad, se montaron barricadas, se abrían zanjas y empalizadas para enfrentar a los caballos, se construían canoas para combatir en el lago, etc.
Los cuatro primeros meses de 1521 fueron de batallas intermitentes todos los días donde los ejércitos invasores avanzan, pero la resistencia aún es muy fuerte. La intención es cerrar los caminos de la comida y el agua, pero lo que por el día se destruye, por las noches se vuelve a reconstruir. El 28 de abril podríamos considerarlo como el inicio del sitio, de forma más fuerte; para esto se utilizaron 13 bergantines , que eran embarcaciones 4 o 5 veces más grandes que una canoa, a los cuales les montaron artillería y perseguían a las canoas a lo largo de los brazos del lago. Estos bergantines, construidos in situ, jugaron un papel importante a la hora del enfrentamiento decisivo, no solo por la artillería sino por el peso de las embarcaciones, a las cuales era imposible enfrentarse con las canoas. Si bien la cantidad de armas es muy pequeña para que jueguen un papel determinante, la tecnología con la que se arman los bergantines demuestra el desarrollo superior de la tecnología de los españoles. El 9 de junio se entra a uno de los extremos de la ciudad y el 11 cae Xochimilco -que, a pesar de sostener una enemistad con Tenochtitlan, luchó a su lado en contra de la invasión-.
Mientras el asedio arreciaba, más pueblos y ciudades se unían a los ejércitos aliados de los españoles. Pero no todo era armonía en su interior, los diferentes pueblos aliados se enfrentaban entre ellos para mantener el control de ciertas zonas que antes pertenecían a los tenochcas.
A pesar de las batallas diarias y la escasez de agua y comida, la resistencia no mermaba. La viruela seguía activa y estaba mermando a los dos bandos por igual. Para el 20 de julio se cambia la táctica de los invasores, a partir de ahora se tiene que avanzar y arrasar; lugar, casa o barrio al que se llegaba se mataba a todo el que estuviera por ahí, sin importar si eran mujeres, niños o ancianos; también se saqueaba y se quemaban las casas. Resulta difícil imaginar en ruinas lo que era una de las ciudades más grandes y hermosas del continente. Chinampas, casas, centros ceremoniales, todo estaba incendiado.
La resistencia va perdiendo terreno y se traslada a Tlatelolco, desde ahí se mantiene la lucha. Los primeros días de agosto el combate es casa por casa. Es una guerra total, ya no solo luchan los ejércitos, sino también las mujeres y niños avientan piedras desde las azoteas. Cuauhtémoc luchó hasta el final, todavía el 12 de agosto hace un llamado para una última ofensiva, sin embargo, la resistencia ya es muy débil y no tiene ningún impacto. El 13 de agosto de 1521 es apresado y con ello se sella una de las historias más cruentas de la humanidad. La Gran Tenochtitlán había sido tomada a sangre y fuego.
Las conclusiones
La caída de Tenochtitlan fue el preludio de una guerra de conquista a las diferentes ciudades y pueblos de Mesoamérica, algunas duraron años. Miles de indígenas fueron utilizados como base del ejército conquistador para enfrentarse con los mayas y otros pueblos. La situación cambió drásticamente dentro del ejército aliado de los españoles, se comenzaron a asesinar a los sectores que buscaban una igualdad de trato y condiciones, se impuso a los dirigentes más sumisos que aceptaran ser súbditos de la corona.
El control colonial que se estableció en Mesoamérica implicó mantener a una elite indígena al frente de los gobiernos locales. Se apoyaron en las viejas cartas y linajes para que siguieran gobernando, pero ahora en nombre de dios y de la Corona española. Este es un aspecto importante. Por muchos años, incluso siglos, hubo una capa de indígenas privilegiados con tierras, puestos de gobierno, escuelas para sus hijos, etc. que explotaron a la gran mayoría de la población y sirvieron de lugartenientes de los conquistadores. La cuestión indígena además de ser un problema nacional, es también una cuestión de clase.
Para mantener su dominio, no solo se ejercieron las más brutales torturas para envilecer la mente de millones bajo el proceso de evangelización. Tampoco fue suficiente la conformación de estructuras burocráticas y la conformación de cuerpos armados que velaban por los intereses de la corona. Económicamente se estructuró un saqueo despiadado de los recursos naturales y humanos. Las zonas mineras y agrícolas de exportación fueron centros de muerte para millones de indígenas que trabajaban en condiciones semi esclavas. En el campo, la Iglesia se instauró como el gran terrateniente que explotaba despiadadamente la mano de obra de forma parecida a los feudos.
Donde existían centros ceremoniales prehispánicos, se construyeron iglesias. Esta es una viva imagen de lo que sucedió con toda la cultura nativa. Trataron de arrasar todo, borrar los restos de las civilizaciones, su filosofía y sus idiomas. La resistencia pudo mantener algunas tradiciones. Las comunidades más alejadas mantuvieron el trabajo comunitario, las decisiones en asambleas, el idioma de los antepasados. Estas comunidades se cerraron para sobrevivir. Los indígenas fueron degradados de todas las formas posibles, cada desobediencia y altanería era cobrada con sangre.
No obstante, la derrota y todo lo que significó el dominio colonial español, los levantamientos indígenas continuaron a lo largo de los 300 años de la colonia. Los pueblos indígenas fueron partícipes activos en la lucha de independencia, en las guerras contra las ocupaciones extranjeras, en la revolución mexicana y en general, en toda la historia reciente del país. Sus aspiraciones, igual que en la época de la conquista, tienen que ver con la preservación de sus idiomas, sus tradiciones, pero también con su posición de clase en la sociedad. La mayoría son campesinos pobres que tienen mucho más en común con un trabajador de la ciudad, que con cualquier terrateniente que pueda llevar sangre indígena.
El marxismo reivindica la lucha de la resistencia indígena y la retoma como parte de la experiencia colectiva de los explotados. Trata de esclarecer los hechos ocurridos, para desmontar mitos y leyendas, pero lo más importante, para rescatar la historia de nuestra clase, la de los explotados, y asumir esos compromisos pendientes con nuestros pueblos, para resolverlos por medio de la revolución socialista.
El impacto de la conquista y el saqueo tuvieron repercusiones históricas mundiales:
“Grandes masas de metales preciosos afluyeron a Europa y contribuyeron a la acumulación de capitales, y el progreso de la economía monetaria y con ésta a la expansión del crédito, de los bancos y de las bolsas. Además, se produjo una revolución de los precios en el viejo continente, caracterizada por el alza rápida de la renta de la tierra y de los precios de los alimentos y de las manufacturas.
“El comercio con las nuevas tierras estímulo el rápido crecimiento de la burguesía mercantil y la declinación de la antigua nobleza territorial.
“La apertura de nuevos países al comercio y las manufacturas europeas, influyó también en el progreso del capitalismo mercantil porque los exploradores y navegantes encontraron en aquellos, productos y materias primas como algodón, seda, azúcar, especias, maderas de tinte y de ebanistería, café, tabaco y otros artículos que extendieron el tráfico y las manufacturas, desarrolladas uno y otras por las necesidades de abastecer los nuevos mercados ultramarinos.
(…)
Pero la consecuencia más importante del descubrimiento de América y de los otros descubrimientos geográficos del siglo XV y XVII fue sin duda ese proceso histórico que Carlos Marx llamó la acumulación primitiva originaria del capital.
“Desde su origen el sistema colonial establecido en los nuevos países y principalmente en América, consistió en la explotación de los pueblos de dichos territorios, incapaces de resistir a las armas europeas. Los nativos fueron reducidos a un régimen de esclavitud y encerrados en minas y plantaciones. En toda América, principalmente en las Antillas, grandes masas de indígenas fueron destruidas despiadadamente. Entonces los traficantes europeos importaron negros de África. Esto hizo exclamar a Sombart: << nos hemos enriquecido porque pueblos y razas enteros han muerto por nosotros por nosotros se han despoblado continentes enteros>>. De esta suerte el comercio con las colonias de América, el tráfico de esclavos y la explotación de los aborígenes aumentó desmesuradamente la cantidad de capitales que fluían a Europa”.
Un flaco favor hacen las diferentes corrientes académicas que tratan de reinventar toda la historia y lo que nos ofrecen como resultado son análisis o teorías pequeñoburguesas, acientíficas, románticas e inútiles para sacar conclusiones sobre nuestro futuro. La conquista de América solo se puede entender como parte del proceso, brutal y sangriento, de acumulación originaria de capital, sobre el que se asienta el desarrollo capitalista en Europa.
En palabras de Marx: “Si el dinero, como dice Augier, “viene al mundo con manchas de sangre en una mejilla”, el capital lo hace chorreando sangre y lodo, por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies”.