Está claro ahora que el apoyo irrestricto de la dirección del MST a la protesta "del campo" buscaba obtener notoriedad pública como un atajo para construirse como organización y conseguir un mejor rédito político en próximas elecciones, aun cuando el público que celebró la presencia del MST en dicha protesta fuera la pequeña burguesía y no la clase trabajadora. Por este camino, el MST se dirige a un callejón sin salida. El conflicto del campo abrió diferencias muy importantes en el seno de la izquierda. Desgraciadamente, los dirigentes de algunas organizaciones que se definen obreras y socialistas, entre ellas el MST, hicieron una lectura equivocada de una protesta que no levantó ni una sola demanda a favor de la clase trabajadora, y fue dirigida por la gran burguesía agropecuaria con el apoyo de la derecha y sus medios de comunicación.
La Corriente Socialista El Militante mantuvo el año pasado un acercamiento político al MST tras valorar muy positivamente el balance autocrítico que habían realizado sus dirigentes meses antes para romper con el sectarismo y el divisionismo que caracteriza a gran parte de la izquierda argentina. Pese a nuestras diferencias políticas y tácticas, coincidimos con el MST en espacios de trabajo en común, como el Movimiento Intersindical Clasista (MIC), el apoyo a la revolución venezolana, entre otros.
Particularmente, celebramos el llamado de los dirigentes del MST a conformar un movimiento amplio y democrático de izquierda a través de lo que ellos llamaron la Nueva Izquierda.
Por esta razón, la Corriente Socialista El Militante dio un apoyo crítico a las candidaturas del MST en las rondas electorales del año pasado. Igualmente, enviamos varias cartas a la dirección del MST para solicitarles nuestro ingreso a Nueva Izquierda. Lamentablemente, nunca obtuvimos una respuesta a este pedido.
Tras los malos resultados electorales de octubre (el MST perdió más de 40.000 votos) la dirección apostó por construir el MST en solitario, desdiciéndose de lo declarado en los meses anteriores. Fue entonces que consideramos que al persistir en la dirección del MST esta lógica de construcción, resultaba inviable transitoriamente construir en unidad con este grupo a pesar del llamamiento que hoy hacen.
Está claro ahora que el apoyo irrestricto de la dirección del MST a la protesta "del campo" buscaba obtener notoriedad pública como un atajo para construirse como organización y conseguir un mejor rédito político en próximas elecciones, aun cuando el público que celebró la presencia del MST en dicha protesta fuera la pequeña burguesía y no la clase trabajadora. Por este camino, el MST se dirige a un callejón sin salida.
En lo que a nosotros respecta, apelamos al activismo socialista de izquierda no sectario, a Proyecto Sur y a los sectores de la CTA que tratan de impulsar un movimiento político propio, a que aúnen esfuerzos para la conformación una herramienta política de los trabajadores y los oprimidos.