Durante los últimos días hemos sido testigos de un fenómeno bastante obsceno, que tiene que ver con la irrupción en los medios de comunicación de una masiva puesta en marcha de declaraciones desde la Iglesia Católica . O más bien de posiciones de ésta o sus representantes referidos a temas sociales de gran importancia, como son el aborto y matrimonios entre homosexuales. Durante los últimos días hemos sido testigos de un fenómeno bastante obsceno, que tiene que ver con la irrupción en los medios de comunicación de una masiva puesta en marcha de declaraciones desde la Iglesia Católica . O más bien de posiciones de ésta o sus representantes referidos a temas sociales de gran importancia, como son el aborto y matrimonios entre homosexuales.
Por ejemplo, las barbaridades dichas por el obispo vicario castrense Antonio Juan Baseotto en una carta enviada al Ministro de Salud.
"La multiplicación de los abortos que usted propicia con fármacos conocidos como abortivos es apología del delito de homicidio… Cuando usted repartió públicamente profilácticos a los jóvenes, recordaba el texto del evangelio donde nuestro señor afirma que "los que escandalizan a los pequeños merecen que les cuelguen una piedra de molino al cuello y los tiren al mar"".
Esta afirmación proveniente de un representante de la institución católica y de las fuerzas militares nos muestra la faceta más reaccionaria y nos recuerda las formas en que estos grupos dignos representantes del capitalismo están acostumbrados a responder frente a los reclamos del pueblo y a los derechos de los ciudadanos.
En relación al aborto, que es practicado, sin distinción de gustos religiosos por aquellos que poseen los medios económicos necesarios para asegurar su correcta práctica, se le niega a las mujeres de menores recursos como una opción libre y personal.
Aunque no es un secreto que allí mismo en esa benemérita institución muchos de sus representantes a través de la historia lo han hecho practicar para tapar las aberraciones cometidas a religiosas y mujeres víctimas de los atropellos de estos canallas que se hacen llamar representantes de la Fe y la Caridad.
Pero el colmo de la hipocresía alcanza su máximo nivel cuando se oponen a la legalización de los matrimonios entre personas del mismo sexo, cuando en el seno de la iglesia se da un alto índice de casos de homosexualidad comprobada y más aún de violación y corrupción de menores.
Desde El Militante llamamos a denunciar y desenmascarar a estos personajes nefastos, que mucho han tenido que ver con el deterioro de las condiciones de nuestros pueblos poniendo piedras en la rueda para la concientización política de nuestros hombres y mujeres de buena fe que caen en sus manos y son narcotizados por discursos mentirosos y aterradores de infiernos futuros, haciéndolos olvidar que el verdadero infierno es la falta de trabajo, salud, educación, vivienda digna y bienestar para todos.