La masividad del paro del 25 de junio demostró la clara voluntad de lucha de los trabajadores y sectores populares castigados por un gobierno que no ha tenido y no tiene miramientos en avasallar profundas conquistas que llevaron años de lucha.
La inviabilidad de un desarrollo sostenido en la Argentina capitalista
Como reza el título la inviabilidad del desarrollo capitalista en el país se debe tanto a la incapacidad de la burguesía nacional como a la crisis secular del capitalismo.
La burguesía nacional no lo hizo en el pasado, cuando en la formación del Estado Argentino se asociaba al capital inglés ni tampoco hoy cuando beneficia a sus socios imperialistas, y se subordina a los dictados de un loco que se encuentra sentado en la Casa Blanca y que ha desatado una guerra comercial a escala planetaria.
Tan solo debemos observar como una economía frágil como la de Argentina se ve sacudida por las turbulencias del mercadeo internacional y la crisis mundial de sobreproducción. Basta ver la reacción de los capitalistas que apuestan a la especulación cuando ante el aumento de la tasa de interés de la Reserva Federal de EEUU, se produjeron en dos ocasiones fugas de capitales que lesionaron gravemente las reservas del Tesoro Nacional. El anuncio de dos toques más a la tasa de interés de la Reserva Federal yanqui supone que la historia de las corridas no ha finalizado.
Cambiemos acuerda endeudar y someter el futuro de los trabajadores y sectores populares también al Fondo Monetario Internacional, quien es el verdadero gobernante en la Casa Rosada.
La crisis mundial del capitalismo ha puesto severos límites al desarrollo de los países llamados de frontera y emergente y nuevamente los países avanzados han impuesto a Corea del Sur, Argentina y Brasil aranceles, lo que afecta particularmente a los productos que exportan.
Trump intenta obligar a otros países a aceptar términos de intercambio comercial menos favorables. Con estas medidas gansteriles, pretende dar marcha atrás a la globalización. La disputa entre el gobierno yanqui y el resto de los gobiernos no es sólo una cuestión de aranceles, sino una cuestión del principio del libre comercio en general. Como todo sabemos, el libre comercio promueve la competencia y, mediante la competencia, el desarrollo de las fuerzas productivas, desplazando a los trabajadores, las empresas y las naciones que no son suficientemente competitivas. Lógicamente sólo funciona cuando todos se benefician en un grado u otro. Una vez que el sistema capitalista como un todo, entra en una crisis seria, los capitalistas afectados que no pueden mantenerse al día con las empresas más competitivas, probablemente no estén dispuestos a sacrificar sus medios de subsistencia por el principio de la mano invisible del mercado.
La agenda del gobierno de Cambiemos
La agenda de gobierno, en tan solo dos años y seis meses ha desmantelado el mercado interno con la apertura de las importaciones, lesionando a las pequeñas fábricas y comercios.
Golpeó al empleo público y facilitó las condiciones para que el empresariado flexibilice y despida en empresas y fábricas. Avanzó sobre las pensiones y jubilaciones con la Reforma Previsional votada en el Parlamento que literalmente desfinanció y produjo un vaciamiento en tanto transfirió más de $110.000 millones anuales pactado con el FMI. Y en estos días se presentó en la Cámara Baja el Proyecto de Ley por la Reforma Laboral, que quita indemnizaciones, pagos de horas extras y aguinaldos, entre otras cosas.
En tan solo dos años aumentó las tarifas de los servicios, de gas, luz y agua, Según los datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de la Ciudad de Buenos Aires, entre 2015 y 2017 aumentaron la electricidad (562%), el agua (338%) y el gas (223%) muy por encima de lo que subieron (en términos nominales) en los dos años de gestión de Cambiemos los sueldos de los asalariados registrados del sector privado (72%), es decir, los que mejores condiciones (aportes jubilatorios, aguinaldo, vacaciones) tienen dentro del mercado laboral. (Chequeado 18/04/2018) En tan solo dos años y seis meses garantizó la impunidad a gendarmes y prefectos, dio rienda suelta a las policías provinciales. y reivindicó moralmente a las FFAA para que cumplan un rol en la seguridad interna.
Endeudó al país, si observamos el monto nominal de la deuda pública se pasó de u$s 222.703 millones en 2015 a u$s 302.843 millones en 2017, lo que implica un alza de 36% en apenas dos años. Considerando, además, que gran parte de estos bonos pertenecen a entidades públicas, como el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES o mismo el Banco Central de la República Argentina.
La aprobación del acuerdo stand by de US$ 50.000 millones entre el FMI y la Argentina, es un préstamo que supuestamente le daría al Gobierno fondos frescos y un marco de política económica con el cual esperaba terminar de doblar el brazo a la corrida cambiaria y así recuperar la “confianza” de los mercados para encarrilar la economía. El acuerdo contempla un ajuste fiscal más duro al previsto por el gobierno de Mauricio Macri hasta principios de mayo, cuando la salida de inversores de la Argentina provocó una fuerte depreciación del peso que desató un efecto dominó y forzó al Gobierno a implementar una política más vertiginosa.
El acuerdo de Argentina con el FMI, se basa en un programa de ajuste del gasto público, así como está directamente relacionado con el impacto fiscal en el balance del BCRA. En líneas generales, el programa del FMI exige eliminar tres renglones en el balance del BCRA: el financiamiento directo al Tesoro (es decir, los Adelantos Transitorios), las denominadas Letras Intransferibles (LI) en poder del banco central [1] y las Letras del Banco Central (LEBAC), para reducir su peso en el balance de la autoridad monetaria, a través de un procedimiento que consiste en reducir el stock de LEBAC, captar esos pesos sobrantes a través de bonos del Tesoro y utilizar los fondos obtenidos para cancelar un total de USD 25.000 millones de LI en el plazo de tres años.
Esto implica incrementar anualmente el déficit financiero en casi medio punto del PIB en un contexto, luego de dos años de emisión de deuda, en el que el gobierno tiene dificultades para conseguir crédito en el exterior. Se debe agregar también la intensión de modificar la carta orgánica del BCRA ya que el financiamiento del déficit con emisión monetaria, encuentra su límite en la misma carta orgánica. Este es el plan del FMI para sanear las cuentas del BCRA.
Por otro lado, para retener a los tenedores de Lebacs, el gobierno tuvo que llevar la tasa de interés al 47%, agravando todavía más la recesión económica. Aun así, un 40% de esas letras no fueron renovadas. El gobierno absorberá sólo una parte de los fondos que salieron de las Lebacs, a costa de emitir títulos de deuda. El gobierno intenta frenar una fuga de capitales protagonizada por los grandes beneficiarios del régimen macrista.
¡Las masas le dicen basta al ajuste!
En Noviembre del 2017, Cambiemos consolidó una fuerza a nivel nacional en las elecciones Legislativas.
Bastó un mes para que esta adhesión al gobierno comenzara a resquebrajarse. Sin una base militante, Cambiemos resulta una “fuerza” volátil y así lo demostró la lucha de clases.
Los acontecimientos de masas en las jornadas de diciembre ante el Congreso Nacional donde se votaba la Reforma Previsional, mostraron el enorme repudio de la calle. La lucha callejera mostró a una juventud y a los trabajadores repudiando la sanción en diputados que embargaba el futuro de los jubilados y los que se van a jubilar.
El 21F donde más de 500.000 trabajadores dijimos basta a las medidas de ajuste. La masiva marcha del 23 de mayo de gremios docentes reclamando un paro nacional. El 25 de mayo contra el FMI. La multitudinaria marcha del 8 de marzo, la extraordinaria marcha del 24 de marzo, la convocatoria a la jornada el 3 de junio de Ni Una Menos – que puso a decenas de miles de mujeres y hombres reclamando justicia contra la violencia a las mujeres. La jornada del 13 de junio que en la calle impuso al Parlamento la media sanción de la Ley de despenalización del aborto: “Por un aborto legal, seguro y gratuito”. Llegando a la huelga general del 25 de junio qué, literalmente fue arrancada al triunvirato cegetista por las bases obreras y de trabajadores. Todo esto demuestra la inquebrantable voluntad de pelea de las masas.
Esta breve reseña de la lucha en tan solo seis meses tuvo dos puntos de inflexión, la Reforma Previsional y el proceso de endeudamiento con el FMI, que significaron, a su modo, una ruptura y alejamiento de sectores de masas del gobierno de Cambiemos al mismo tiempo que un incremento de la lucha.
Cuál es la salida a la crisis: Reformismo o Revolución
La experiencia viene demostrando que las medidas que recorren la idea de controlar al capitalismo se han demostrado inviables.
Si observamos los recientes acontecimientos en Grecia, la Coalición de la Izquierda Radical, Syriza, era una fuerza que rozaba apenas el 6% del electorado y en tan solo unos meses pasó a obtener más del 36% oponiéndose al plan de ajuste implementado por la Troika a través de la socialdemocracia griega, PASOK.
En el referéndum de julio 2015, los trabajadores y la juventud griega votaron orgullosamente “NO” (OXI) rechazando categóricamente las condiciones del rescate propuesto por la Troika, pero recibieron un golpe tremendo con la abierta traición de Tsipras quien aceptó sumisamente aplicar el plan de ajuste de la Troika. Esto demuestra que la traición anida en el reformismo.
Tsipras dio la espalda al mandato popular. Esto se paga en política; vimos en 2015 que Syriza ganaba las elecciones, y en las siguientes aunque triunfa, en términos absolutos el partido pierde 320.000 votos, que no fueron a la derecha Nueva Democracia -que también perdió una considerable cantidad de votos-, sino que creció la abstención.
En mayo de 2016, el Parlamento griego aprobó un nuevo paquete de medidas de austeridad. Las medidas incluyeron un aumento de impuestos por 2.800 millones de euros, el programa de privatizaciones más grande de la historia del país. Pero no se trata de hacer un balance de Grecia en estas líneas. Sí de mostrar las limitaciones de una dirección que intenta conciliar lo que no se puede.
En nuestra región, el compañero Hugo Chávez de manera honesta llevó adelante medidas revolucionarias, expropió PDVSA que controla los campos petrolíferos de la Faja del Orinoco y 76 empresas petroleras del Estado de Zulia; nacionalizó: los teléfonos, la cadena frigorífica y de lácteos Los Andes, la metalurgia SIDOR y el Banco de Venezuela. Pero resulta más cierto que el movimiento Bolivariano, con sus camisas rojas fue el que más se opuso de manera silenciosa al avance de la revolución. El compañero Chávez antes de su fallecimiento dio un discurso señalando los obstáculos y las tareas de la Revolución y la necesidad de dar un giro de 180º.
En definitiva, su sucesor Nicolás Maduro ha hecho lo imposible, en un contexto de agresión imperialista, crisis económica y deterioro de las condiciones de vida de la clase obrera y los pobres, en seguir con la política de concesiones a la burguesía venezolana. Hoy, el alarmente incremento de la abstención refleja un proceso de cansancio de amplios sectores de masas combinado con la escalada en la agresión imperialista y el boicot de la economía por parte de los escuálidos. La única manera de revertir esta situación es terminar con las concesiones a la clase dominante.
El surgimiento de los últimos gobiernos populares encontraron una situación de cierto auge en los precios internacionales de las commodity, que fueron el basamento para una cierta distribución del ingreso; este contexto fue precedido por años de desocupación y crisis en los ’90. Llevamos diez años desde la crisis de las hipotecas subprime, y el mundo se encuentra sumergido en hambre, desocupación, falta de condiciones sanitarias, salud y educación.
La crisis que vivimos en el mundo capitalista es una crisis de sobreproducción de mercancías, y en estos diez años de crisis no se sabe a ciencia cierta la masa de dólares que se ha inyectado al sistema para “resolver” la crisis. Lejos de que esto suceda ha emporado. No solo porque los Estados en un primer momento salieron a salvar a los bancos o empresas del negocio bursátil, sino que luego dio paso al quiebre de los mismos Estados para depositarla en las espaldas de la inmensa mayoría de trabajadores en el mundo. ¡Necesitamos una revolución!
La situación en la cual se encuentra el gobierno de Cambiemos no es más que un gobierno que ha entrado en un espiral descendente. Hemos visto en estos días una serie de Ministros que debieron renunciar. La salida de Sturzenegger del Banco Central fue sólo la iniciación de una crisis de gabinete cuyo alcance definitivo no ha terminado. Los que salieron son en primer lugar, José Aranguren, el hombre de las empresas petroleras que capitaneó la política de tarifazos brutales bajo el gobierno macrista; el otro, Francisco Cabrera, un funcionario del riñón del macrismo a cargo de la relación del gobierno con la burguesía industrial.
De todos modos y, a pesar de su crisis, el gobierno sigue con el plan de ajuste, como señalamos arriba fue presentada la Reforma Laboral, que naturalmente viene por los convenios colectivos que costaron años de lucha y negociación con las patronales negreras.
Como dijimos al comienzo de este escrito la masividad del paro del 25 de junio, fue del 90% y mostró no solo la voluntad de no dejar que avasallen nuestras conquistas, sino además de haberlo arrancado desde las bases.
Pero, ¿El paro resultó una válvula de escape como gustan señalar el coro de fariseos de los medios masivos de comunicación?, ¿todo se resuelve en 2019?, ¿cuál resulta el programa político y económico para sacarnos de la crisis de aquellos que nos dicen que es el camino las elecciones presidenciales?
Como dijo Trotsky, “En tiempos normales el Estado, sea monárquico o democrático, se eleva por encima de la nación, y la historia corre a cargo de los especialistas en esta materia – reyes, ministros, burócratas, parlamentarios, periodistas, historiadores. Pero en esos momentos cruciales cuando el viejo orden establecido se hace insoportable para las masas, ellas rompen las barreras que las excluyen de la arena política, derriban a sus representantes tradicionales y crean con su intervención un punto de partida para un nuevo régimen”.
Creemos que el paro le fue impuesto al triunvirato, ya que, de no haberlo decretado, una posibilidad cierta era la ruptura de la Central Obrera.
Las masas han comenzado a tomar en sus manos la resolución de su destino. Y en esto su experiencia con sectores del kirchenerismo que ofrecen como salida no solo esperar 16 meses hasta las elecciones de 2019, aún con el PJ fragmentado, dirigentes del kirchnerismo ya comenzaron a participar de diferentes actos para posicionarse de cara a las elecciones del 2019. Rossi, Kicillof y Capitanich son los que se presentan en los medios, pero sin decir palabra de cuál es su programa económico y de cómo lo llevaran adelante en el caso de ser electos.
El papel de la izquierda
Ya dijimos en otros escritos que la izquierda tiene una oportunidad histórica, además señalamos que teniendo en cuenta los resultados en las Legislativas de noviembre de 2017 que de haberse consolidado como fuerza política nacional, no alcanza en los términos de presentarse como una alternativa de masas, no solo en lo electoral, sino fundamentalmente en una oposición al sistema capitalista y la lucha hacia el Socialismo. El paro del 25 de junio volvió a mostrar sus limitaciones severas en tanto táctica del Frente Único. Vimos como en grandes ciudades, donde movilizaban los sindicatos “kirchneristas” (¿?) nuevamente realizaron actos propios al margen de cientos de trabajadores, delegados y activistas que creen o no aún en estas direcciones con programas reformistas.
Enorme favor hace no solo al macrismo, que la “oposición” sigue mayoritariamente en manos de estas direcciones, sino que regalan a cientos de activistas a los cantos de sirena del reformismo.
Se trata entonces de bregar por la unidad de todos aquellos que se ubican en el terreno del paro que convocaron y garantizaron al mismo, tanto de la izquierda o que se reclaman direcciones políticas sindicales que adhieren al kirchnerismo.
Nuestra posición sigue la defensa de la más estricta unidad de los de abajo. Firmes en las ideas de la Revolución, explicando con paciencia y método, la inviabilidad del capitalismo como sistema para reproducir la vida de manera estable y segura.
El capitalismo ha roto el equilibro en todo el mundo.
¡Fuera el FMI!¡Fuera Macri!
¡Fuera al Parlamento del ajuste!
¡Por un gobierno de los trabajadores!