El rescate del control de los recursos energéticos del continente latinoamericano y caribeño se ubica en el centro de la lucha de los trabajadores y campesinos contra el imperialismo estadounidense y europeo. Nuestros hidrocarburos, minas de carbón y recursos hidroeléctricos han sido a través de los siglos expoliados y explotados por los colonizadores y luego por la empresas multinacionales.
Sólo una Federación Socialista de América Latina puede garantizar la soberanía energética
El rescate del control de los recursos energéticos del continente latinoamericano y caribeño se ubica en el centro de la lucha de los trabajadores y campesinos contra el imperialismo estadounidense y europeo.
Nuestros hidrocarburos, minas de carbón y recursos hidroeléctricos han sido a través de los siglos expoliados y explotados por los colonizadores y luego por la empresas multinacionales.
Ahora en la revolución bolivariana en Venezuela vemos como el control de los hidrocarburos, y en particular el control de la empresa estatal PDVSA, están en el ojo del huracán de la ofensiva imperialista para derrocar al presidente Chávez:
Los imperialistas organizan otra vez, como en diciembre de 2002, el sabotaje de la empresa, cuyos beneficios por primera vez en la historia no sirven para llenar los bolsillos de las transnacionales, los burócratas y la oligarquía sino que se invierten en misiones sociales de educación, salud y microcréditos en favor de los pobres.
Contra el sabotaje de PDVSA, control obrero ya
Exactamente como en diciembre de 2002, el rescate de PDVSA se puede hacer solamente a través del control obrero sobre la producción y la distribución en la empresa petrolera. En 2002 los trabajadores del petróleo eligieron sus gerentes, jefes de turno, decidieron las horas de trabajo y empezaron a planificar los ritmos y cantidades de producción. Gracias al control obrero, los trabajadores de la refinería de Puerto La Cruz aseguraron que ni durante un minuto se parase la producción. También se dieron cuenta de que eran capaces de dirigir ellos mismos una empresa.
En la medida que este control obrero no se mantuvo y amplió, lamentablemente estamos asistiendo al desarrollo de una nueva tecnoburocracia. Muchos trabajadores que defendieron la empresa durante la contingencia han salido de PDVSA, mientras crecen las denuncias acerca del retorno de golpistas a posiciones importantes. La gran mayoría de las cooperativas incorporadas son en realidad contratistas disfrazadas y son utilizadas para precarizar las condiciones de trabajo. El sabotaje de Amuay y otras denuncias acerca de caídas de la producción, abandono del mantenimiento, etc. demuestran que el imperialismo y la burocracia intentan sabotear un elemento estratégico para la revolución como PDVSA.
La única forma de impedir el sabotaje es recuperando el control de los trabajadores. Esto debe pasar, en nuestra opinión, por la elección por parte de los obreros petroleros de los gerentes, como ya se está haciendo en empresas como ALCASA, y la Junta Directiva de la empresa. En cada sección, taller o área de trabajo deben celebrarse asambleas que designen voceros elegibles y revocables en todo momento. Estos voceros deben constituir una asamblea en cada centro de trabajo que participe en la dirección cotidiana del mismo y elija representantes a una Asamblea Petrolera en la que junto a representantes designados por el gobierno revolucionario y por la totalidad de la clase obrera y los sectores populares se elija una Junta Directiva de la empresa, también revocable en todo momento, y se defina la política petrolera.
Por un plan socialista de soberanía energética basado en la nacionalización y el control obrero
Para los imperialistas el control de nuestros recursos energéticos es un objetivo estratégico, como en el caso en el Oriente Medio y en Asia Central. Los imperialistas están dispuestos a utilizar todos los medios a su disposición -diplomáticos, presión económica, desestabilización, hasta la guerra abierta, como en Irak, para alcanzar este objetivo de rapiña.
También para la clase obrera y el campesinado en nuestro continente la soberanía energética es de importancia capital. El Foro de los trabajadores energéticos debe tener como objetivo discutir como alcanzar esta soberanía y la integración económica del continente. Las propuestas como la Alternativa Bolivariana para las Americas (ALBA), Petroamérica, Petrosur, Petrocaribe impulsadas por el gobierno bolivariano serán indudablemente el sujeto del debate.
Desde la Corriente Marxista Revolucionaria y los periódicos El Topo Obrero y El Militante apoyamos este debate. Pensamos que la soberanía energética solamente se puede obtener a través de la expropiación de las multinacionales y empresas privadas, quienes se han adueñado de nuestros recursos. Eso significa la lucha por la nacionalización de estas empresas y de las redes de distribución.
Pero eso no basta. En el continente hay empresas estatales de los hidrocarburos, como en México, que a pesar de estar en manos del estado mexicano están totalmente al servicio de los intereses del imperialismo y la oligarquía local. Solamente cuando la nacionalización se combina con un verdadero control obrero y democrático por los trabajadores se puede empezar la emancipación del yugo imperialista y reorientar las ganancias hacia la erradicación de la pobreza.
También hace falta la integración de las empresas nacionalizadas y bajo control obrero en una empresa latinoamericana de energía dentro de un plan energético del continente. Petrosur intenta empezar este proceso de integración económica en el continente entre Venezuela, Argentina y Bolivia. Pero para alcanzar ese objetivo hay que reestatizar las empresas petroleras en Bolivia y Argentina. No tiene sentido integrar a empresas privadas y extranjeras al proyecto de Petrosur. Además, Kirchner, el presidente argentino, mantiene una alianza estratégica con una multinacional como Repsol para garantizar la privatización del sector.
Todos los intentos de unificar y integrar nuestro continente, divido en 20 estados nacionales, se ha visto siempre forzado a luchar contra el imperialismo. En esta lucha las burguesías, las oligarquías nacionales, siempre se han aliado con el imperialismo contra los intereses de la clase obrera y el campesinado.
Por una federación socialista de América Latina
La oligarquía en América Latina tiene todas las características del capitalismo monopolista. Es verdad que sigue dependiendo del imperialismo y el capital transnacional pero su verdadero papel es el de socio de los imperialistas, un asociado subalterno. La mayoría de las naciones de América Latina son formalmente independientes desde la primera mitad del siglo XIX. El sueño de Simón Bolívar era que las colonias liberadas formaran una Federación Latinoamericana, y esa era una idea correcta. Pero las débiles y corruptas burguesías de América Latina no han sido capaces de cumplir con esta tarea histórica necesaria. Traicionaron el sueño de Bolívar. Ahora, la aspiración de la unificación y de la integración del continente se puede cumplir solamente encabezada por la clase obrera y los campesinos, quienes tenemos las mismas intereses seamos venezolanos, colombianos, chilenos, bolivianos o mexicanos.
Dentro del marco del capitalismo no hay unificación ni integración posible de nuestro continente. Ni el Alca ni tampoco el Mercosur pueden ayudarnos a lograr ese objetivo.
Lograr la emancipación del imperialismo, el pleno desarrollo de la unidad latinoamericana y la solución de los principales problemas que padecemos las masas trabajadoras del continente, sólo es posible con el socialismo. La clase obrera sí tiene un proyecto histórico y está marcado por el marxismo. Este proyecto no es otro que expropiar a los expropiadores, instaurar un gobierno de los trabajadores, iniciando un revolución socialista que tan solo puede desarrollarse en la arena internacional, con la toma del poder político en los demás países del continente, a partir del cual se tiene que construir una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina y como lo fue la Gran Colombia en la época de Bolívar.
Para luchar por estas ideas únete a los marxistas revolucionarios latinoamericanos agrupados en la CMR Venezuela, El Militante (Argentina), Militante (México) y FIS Perú, y colaborá en la campaña internacional "Manos Fuera de Venezuela".