La primera vuelta de las legislativas supuso un nuevo récord de abstención en esta elección: 51,3% (frente a 42,8% en 2012). La “ola” de la coalición En Marcha/Modem (EM/MODEM) debe situarse pues en su justa dimensión: los abstencionistas fueron mucho más numerosos que los electores de la “mayoría presidencial”.
La coalición EM/MODEM ha obtenido 7,3 millones de votos a nivel nacional, frente a 8,6 millones por Macron en la primera vuelta de la elección presidencial. Desde este punto de vista, la “ola” es un reflujo. La coalición EM/MODEM solo consigue la victoria en base a un retroceso mucho más acentuado de Los Republicanos (ex UMP, derecha), del Frente Nacional y de la Francia Insumisa, en número de votos.
Macron tiene asegurado disponer de la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Pero se trata de una victoria engañosa. El nivel de abstención subraya el enorme y creciente descrédito que sufren las instituciones de la V República. Se está pudriendo en pie. La composición de la Asamblea Nacional refleja aún menos que de costumbre las corrientes de opinión reales del país. Pese a la continua propaganda de los grandes medios, que no le encuentran más que cualidades divinas al jefe del Estado, este ya goza de menos popularidad que Sarkozy y Hollande al comienzo de sus mandatos. Y las contrarreformas severas que prepara el gobierno Macron no van a mejorar dicha popularidad.
Desde el punto de vista de la burguesía francesa, la derrota de Los Republicanos y la debacle del Partido Socialista no constituyen una buena noticia. Durante décadas, el capitalismo francés se ha basado en la alternancia entre derecha e “izquierda”, que se turnaban en el poder; en ambos casos, los intereses de la clase dirigente se encontraban protegidos, asegurando la relativa estabilidad del régimen. El triunfo del macronismo – al que se han unido numerosos dirigentes “socialistas” y republicanos – destruye la ficción de la alternancia. Demuestra claramente que la dirección del PS, los macronistas y los republicanos están de acuerdo en lo fundamental respecto a la política a llevar, una política completamente reaccionaria y antisocial. En consecuencia, la victoria del “centro” no es más que el preludio de un nuevo aumento en la polarización de la política francesa, que se halla profundamente desestabilizada, y de forma duradera.
La Francia insumisa y el PCF
Los candidatos de la Francia Insumisa (FI) y el Partido Comunista Francés también han jugado un papel en la desmovilización de los electores de Mélenchon. Sin esta división, un mayor número de candidatos de la FI o del PCF habrían podido pasar a la segunda vuelta. El secretario nacional del PCF, Pierre Laurent, responsabiliza a los dirigentes de la FI. Pero esto no se sostiene. La dinámica política favorecía a la FI, no al PCF; esto era evidente y es lo que muestran los resultados de la primera vuelta de las legislativas. Por mucho que se empeñe Pierre Laurent en explicar que “es culpa de la FI” – los electores, por su parte, sacarán la concusión que la responsabilidad de la división recae en primer lugar sobre el PCF, por lo que este partido saldrá debilitado de las legislativas, exponiéndose cada vez más a la marginación.
Hay candidatos de la FI y del PCF en la segunda vuelta en unas 80 circunscripciones. La movilización unitaria de estas dos fuerzas debe efectuarse, sobre el terreno, para lograr la elección del máximo número de diputados el próximo domingo. No habráa ninguna otra “oposición” real a la política de Macron en la Asamblea Nacional.
Por último, es preciso rechazar firmemente los llamados al supuesto “frente republicano” con la derecha en contra del FN, es decir los llamados a votar a favor de los primeros responsables del ascenso del FN. La lucha contra el FN y en contra de la derecha en general – macronistas incluidos – debe desde ahora desarrollarse en tres planos: 1) luchando para lograr la elección de máximo número de diputados de la FI y del PCF el próximo domingo.; 2) preparando grandes movilizaciones sociales, que el programa reaccionario de Macron sitúa a la orden del día; 3) transformando la Francia Insumisa en una organización más solidamente estructurada, capaz de integrar a sus filas a numerosos militantes y dotado con un programa de ruptura con el capitalismo en crisis.