Si el nuevo presidente se las arregla para hacerse con una mayoría en el Parlamento a finales de junio se pondrá en marcha una ofensiva sin cuartel contra las condiciones de vida y trabajo de la gran mayoría de la población. El 25 de abril, el jefe de la patronal Medef, Pierre Gattaz, completaba su apoyo a Macron con una advertencia: “Francia no puede permitirse el lujo de 5 años más de medias tintas.” Por lo tanto, la ley del Trabajo, la ley Macron, los recortes presupuestarios y decenas de miles de millones de euros abonados a las arcas de las grandes empresas, bajo François Hollande, fueron sólo “medias tintas” en términos de lo que la clase dirigente exige. Y no hay duda de que el Jefe del Estado está dispuesto a obedecerle.
Macron probablemente mantendrá la falta de definición en su agenda real hasta la segunda vuelta de las elecciones legislativas. Entonces, si gana, se quitará la máscara y anunciará contra-reformas mucho más duras que las previstas en su programa oficial. Él adoptará, más o menos, el proyecto del derechista François Fillon, es decir, el que necesita la burguesía francesa para defender la competitividad de sus empresas y sus márgenes de beneficio.
En resumen, Macron declarará la guerra a los trabajadores ¡Las organizaciones del movimiento obrero deben prepararse para ello sin tardanza! Las estructuras sindicales que participan en el “Frente Social” y que organizaron varias manifestaciones desde el 22 de abril muestran el camino.
Las elecciones legislativas
Sin embargo, las elecciones legislativas del 11 y 18 de junio están muy abiertas. La dinámica poderosa de la Francia Insumisa, que llevó a Mélenchon al 19,6% de los votos, puede continuar e intensificarse. La Francia Insumisa debe conducir una campaña agresiva, y que se proponga claramente su ambición de ganar. Sus candidatos pueden estar presentes en la segunda ronda en un número muy grande de circunscripciones. Por su parte, el Partido Socialista se dedica a diferentes tipos de alianzas y acuerdos corruptos con el movimiento de Macron, que también busca apoyos a su derecha. Este potaje del “centro” abre un importante espacio a la izquierda.
La Francia Insumisa también puede continuar socavando al Frente Nacional. Los resultados detallados de la primera ronda muestran que la campaña radical de Mélenchon ayudó a sacarle votos al FN –y más a la abstención– de los trabajadores amargados por la corrupción y la impotencia del “partido de gobierno”. Este movimiento puede y debe continuar.
El PCF y la Francia Insumisa
Muchos votantes de Mélenchon se quejan, con plena razón, de la división entre el Partido Comunista (PCF) y la Francia Insumisa: esas dos organizaciones tienen candidatos que compiten en un número muy grande de circunscripciones. Sus dirigentes se acusan mutuamente de haber roto las negociaciones.
De hecho, el detalle de estas negociaciones no es muy importante. Hay que partir de la dinámica política real. El hecho es que la Francia Insumisa logró crear un movimiento con un apoyo masivo y entusiasta que la dirección del PCF fue incapaz de conseguir en las últimas décadas. Peor aún, la dirección del PCF “apoyó” la candidatura de Mélenchon en el último momento, arrastrando los pies y después de tergiversaciones sin fin. Ahora quiere sacar provecho de los beneficios del éxito Mélenchon, mientras que ha sellado alianzas locales con el PS y los Verdes. Esto es irresponsable y sólo puede debilitar al PCF aún más.
Si la dirección del PCF realmente hubiera tenido intención de que salieran elegidos un máximo de diputados de la “izquierda radical”, habría tomado nota de la dinámica de los “insumisos” y habría propuesto que se presentaran bajo la bandera de la Francia Insumisa, un número de candidatos del PCF. También habría propuesto llevar a cabo una campaña conjunta con la Francia Insumisa en todas las circunscripciones. Esto no habría debilitado al Partido Comunista, sino que lo habría fortalecido –incluido, sin duda, en términos de representación parlamentaria.
La farsa del “frente republicano”
Durante el período entre las dos rondas de las elecciones presidenciales, las sirenas del “frente republicano contra el FN” sonaban continuamente.Ahora bien, este “frente” consistía, esencialmente, de dirigentes políticos que son responsables personal y directamente del auge del FN en los últimos veinte años. Su hipocresía y cinismo no tienen límites, se indignaron en todos los tonos con la posición de Mélenchon en la segunda ronda presidencial. El líder de la Francia Insumisa tuvo razón en resistirse a estas presiones y en no unirse a la pesadilla del “frente republicano”, porque este “frente” le hizo el juego al FN, dándole la oportunidad de presentarse a sí mismo como el “único enemigo del sistema”. Por ejemplo, el 7 de mayo por la noche, Le Pen dijo: “los partidos políticos que tomaron la responsabilidad de elegir al Sr. Macron se desacreditan a sí mismos y han perdido toda legitimidad para representar una alternancia de poder o incluso una oposición creíble”.
El 7 de mayo, Marine Le Pen obtuvo 10,6 millones de votos; 5,1 millones más que su padre en mayo de 2002. Por otra parte, en 2002, Jean-Marie Le Pen había aumentado sólo en 700.000 votos entre las dos rondas presidenciales; en esta ocasión, Le Pen ganó 3 millones de votos más entre las dos rondas ¡Gran éxito del “frente republicano”, de verdad!
La dirección del PCF llamó a votar a Macron en la noche del 23 de abril. Explicó que inmediatamente después de votar a favor de Macron el 7 de mayo, lucharía contra su política. Pero eso no tiene sentido. La primera ronda de las elecciones parlamentarias dará lugar a una serie de duelos entre la derecha (En Marchao Los Republicanos, de Fillon) y el FN. Si la dirección del PCF mantiene su posición en el “frente republicano”, lógicamente llamará a votar por la derecha en estos distritos con el fin de “bloquear al FN,” una vez más. En resumen, la dirección del PCF propone “luchar” contra la derecha -¡excepto cuando llama a votar por la derecha!
El resultado de la consulta interna de la Francia Insumisa, el martes 2 de mayo –en la que triunfó la abstención o el voto en blanco en la segunda vuelta de las presidenciales– mostró que la farsa del “frente republicano” es rechazada por un número creciente de jóvenes y trabajadores.El 65% de los militantes “insumisos”, que rehusaron votar a Macron en la segunda vuelta, dieron una señal fuerte. No luchamos contra el FN llamando a votar por los partidos de derecha. Una lucha seria contra el FN supone movilizar a la juventud y a los trabajadores con un programa de ruptura con el capitalismo, porque es la crisis del sistema lo que alimenta el voto del FN. Es también la incapacidad de los gobiernos de “izquierda” para resolver los problemas de las masas. La izquierda y el movimiento obrero deben revivir las ideas y el programa por una transformación revolucionaria de la sociedad.
Ante Macron, ¡movilización general del movimiento obrero!
¡Por una Asamblea Nacional “insumisa”!
¡Por un programa de ruptura con el capitalismo!