Hoy, cuando se cumplen 200 años de la declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica, en la provincia de Tucumán, como producto de intensos conflictos políticos y sociales de aquellos años, el país se encuentra absolutamente maniatado y supeditado a los dictados del imperialismo favorecido por el gobierno de Macri.
La Independencia formal, si bien tuvo ribetes progresistas, estuvo desde entonces anulada o parcializada por el colonialismo económico al que siguió siendo sometido el país y que luego continuaría como neocolonialismo económico.
Los 27 CEOs de Wall Street que ocupan diferentes cargos estratégicos en el gobierno de Mauricio Macri, dejan una muestra obscena del grado de penetración del Imperialismo en nuestro país. El acuerdo que se pergeña como la integración a la Alianza del Pacífico y que hoy somos invitados como observadores, o la intensión del gobierno de auspiciar la instalaciones de dos bases militares de EEUU en Misiones y Tierra del Fuego son pasos hacia estas políticas obscenas
La única forma que tenemos para recuperar la soberanía nacional pasa por recuperar Argentina para la clase obrera, los trabajadores y los sectores más golpeados de la sociedad.
Ya que son los monopolios, predominantemente de capital extranjero junto a los nacionales los dueños de la Argentina.
En el mercado del pan elaborado, una sola firma (Fargo/Bimbo) concentra el 80% de la producción; las cervezas son producidas en un 82% por dos empresas (Quilmes con el 66% -incluyendo sus marcas Palermo, Andes, Norte y Bieckert-, y Brahma con el 16%); las galletitas son fabricadas en un 78% por tres empresas: Kraft, Arcor y Danone. En telecomunicaciones, tres firmas poseen casi 100% del mercado: Telefónica, Telecom y Telmex; en televisión por cable, una empresa (Cablevisión) concentra el 70%; en productos petroquímicos como fertilizantes sólo dos empresas: Profertil y Petrobas reúnen el 79%; en la producción de tolueno, dos empresas: Petrobras e YPF concentran el 100%, y en etileno una empresa: Polisur tiene el 93% del mercado. Otros sectores claves, por ser insumos de uso difundido en distintas cadenas de valor industriales, presentan las mismas características como el acero, el aluminio y el cemento. (Suplemento Cash, Pagina 12, 20/04/14)
En el agro vemos la misma situación, un pequeño puñado de grandes exportadoras mayormente de capital extranjero controlan el negocio: según los datos que publica mensualmente el Ministerio de Agricultura en relación a 2013, Cargill (con sede en Estados Unidos), Bunge (subsidiaria de Bunge Limited, que tiene sede en Nueva York) y Dreyfus (gigante mundial de capitales privados de origen Francés); junto a la local Aceitera General Deheza (AGD) y a Toepfer (Alemana con sede en Hamburgo) son responsables del 47,8% de las ventas.
En la zona pampeana el 86,4% de la producción agrícola sigue en las mismas manos que hace un siglo.
La unión nacional patriota que proponen los empresarios, terratenientes y banqueros junto con sus lacayos los políticos corruptos y vendidos es la que festeja de la mano con la burguesía nacional.
Quien tiene una larga y siniestra lista de antecedentes criminales y de lesa humanidad contra los trabajadores: Las fechas en víspera del centenario de 1910, un año después de la Semana Roja, donde los huelguistas fueron brutalmente reprimidos. La semana trágica de 1919 cuando asesinaron a más de 700 trabajadores que reclamaban mejores condiciones de trabajo en los Talleres Metalúrgicos Vasena de la Ciudad de Buenos Aires. La Patagonia rebelde en 1921 donde a pedido de la Sociedad Rural Argentina se fusilaron miles de obreros rurales. El bombardeo a Plaza de Mayo en 1955. El Plan Conintes (Conmoción Interna del Estado) en la década del ‘60. La sangrienta dictadura cívico-militar de 1976-1983. El neoliberalismo de la década del ‘90 que provocó un genocidio social en nuestro país mientras los grupos económicos se enriquecían, etc.
Son los burgueses, la elite financiera dominante, la que impulsó todos y cada uno de los crímenes en contra de los trabajadores a lo largo de la historia.
Son ellos los que avalan el saqueo de nuestros recursos naturales por parte de las multinacionales extranjeras que nos utilizan como mano de obra barata para luego llevarse ganancias astronómicas a cuentas bancarias del exterior.
Son los capitalistas los que impulsan el pago de la deuda externa, ilegítima e ilegal que ya fue pagada y vuelta a pagar tantas veces a través del mecanismo perverso de la usura.
No somos indiferentes al sentimiento nacional de quienes deciden sumarse a este festejo, pero denunciamos el nacionalismo de los ricos como rapaz y depredador y que tiene como objeto desviar la conciencia de los trabajadores cubriéndola de un patrioterismo falso.
El nacionalismo de los trabajadores es honesto y representa un profundo rechazo a la pobreza, la miseria y la explotación.
Pero debemos ser claros, cuando ellos, la burguesía de todo color y pelaje nos piden que nos unamos como argentinos, lo que nos están diciendo es que nos sometamos a los intereses de las clases privilegiadas que lucran con la explotación y el saqueo del pueblo.
Si queremos ser realmente libres debemos pensar la patria, desde una perspectiva de clase. Debemos ser capaces de comenzar a pensar en que la verdadera independencia podrá forjarse cuando acabemos con el monopolio de los ricos sobre los medios de producción y los recursos naturales.
Seremos independientes cuando podamos barrer con las ficticias fronteras con las que fue desmembrado el cuerpo vivo de nuestra América Latina para construir una sociedad fraterna que salga de una vez por todas del reino de la necesidad para pasar al reino de la abundancia.
No debemos, ni por un instante, dejarnos arrastrar por el discurso patriotero del “establishment”, ellos no tienen patria ni nunca la tuvieron. Su bandera no es celeste y blanca sino más bien lleva el color del dinero y su himno es la decadente ideología capitalista que propone la explotación del hombre por el hombre.
La oligarquía terrateniente, como la burguesía ganadera y comercial, nacieron con un mal congénito, ligada desde su formación como clase, al dominio Español y más luego al Inglés, para terminar sometiéndose al imperialismo Norteamericano.
Hoy, el hilo conductor de la historia sigue presente en la conducta de los herederos actuales de las clases poderosas del país.
Hoy sólo los trabajadores y el pueblo pobre pueden superar definitivamente las lacras del pasado y del presente, poner concluyentemente al servicio de las mayorías nacionales los resortes fundamentales de la economía del país, bajo control obrero, democrático y popular.