“Adios Año Viejo. Feliz Año Nuevo”. Ese fue siempre el mensaje alentador del Año Nuevo. Pero en medio de todas las fiestas y del estallido de botellas de champán, no había señal alguna de optimismo ni esperanza en el futuro por parte de la clase dominante y sus estrategas. Por el contrario, las columnas de la prensa burguesa están llenas de pesimismo y aprensión.
El 28 de diciembre el Financial Times publicó un artículo de Gideon Rachman con el título interesante: Maltratado, magullado y asustado – el mundo entero está en el filo de una navaja. En él se lee lo siguiente:
“En 2015, pareció asentarse una sensación de inquietud y aprensión en los principales centros de poder del mundo. Desde Beijing a Washington, de Berlín a Brasilia, de Moscú a Tokio –gobiernos, medios de comunicación y ciudadanos se mostraban temerosos y acosados.
“Este tipo de ansiedad globalizada es inusual. Durante los últimos 30 años y más, ha habido al menos una potencia mundial que era disparatadamente optimista. A finales de 1980 los japoneses todavía estaban disfrutando de un auge de décadas –y confiadamente compraban activos en todo el mundo. En la década de 1990 Estados Unidos disfrutaba de la victoria en la guerra fría y de una larga expansión económica. Al comienzo del 2000 la UE estaba en un excelente estado de ánimo, con el lanzamiento de una moneda única y la casi duplicación de sus miembros. Y durante la mayor parte de la última década, el creciente poder político y económico de China ha inspirado respeto en todo el mundo.
“Sin embargo, en este momento todos los grandes jugadores parecen sumidos en la incertidumbre –incluso temerosos. La única excepción parcial que me encontré este año fue la India, donde la élite de los negocios y de la política todavía parecía impulsada por el celo reformista del primer ministro Narendra Modi.
“Por el contrario, en Japón, se está desvaneciendo la fe en que las reformas radicales, conocidas como Abenomics, puedan realmente romper el ciclo de deuda y deflación del país. La ansiedad japonesa está alimentada por las continuas tensiones con China. Sin embargo, mi principal impresión de una visita a China, a principios de año, es que este es también un país que se siente mucho menos estable que hace incluso un par de años. La época en la que el gobierno sin esfuerzo despachaba crecimientos anuales del 8 por ciento o más ha terminado. Las preocupaciones sobre la estabilidad financiera interna van en aumento, como revelaron los trastornos en la bolsa de Shanghai durante el verano”.
Nuevas explosiones en Oriente Medio
El año nuevo se abrió con gran dramatismo en el escenario dispuesto, como era de esperar, del caldero hirviente de Oriente Medio, a raíz de la ejecución del jeque Nimr al-Nimr, un prominente clérigo musulmán chiíta, crítico persistente de la familia real de Arabia Saudita que participó en las protestas antigubernamentales que estallaron en Arabia Saudita en el período de la Primavera Árabe, hasta que fue detenido en 2012.
Washington considera la situación con una mezcla de alarma e impotencia. El portavoz del Departamento de Estado John Kirby pronunció palabras tranquilizadoras: “Vamos a seguir instando a los líderes de toda la región a adoptar medidas afirmativas para calmar las tensiones. Creemos que el compromiso diplomático y las conversaciones directas siguen siendo esenciales”.
Pero mientras Washington predica dulzura y luz, sus amigos y aliados en Riyadh están vertiendo litros de gasolina a las llamas de la que ya era una región altamente explosiva. Las palabras de Kirby se asemejan a un discurso pronunciado por un vegetariano en una convención anual de caníbales. La única diferencia es que el hombre que lo pronunció es el representante de la potencia más caníbal de la tierra.
Las llamas que envuelven todo Oriente Medio son la consecuencia directa de la invasión criminal de Irak y de la continua injerencia del imperialismo estadounidense en esa infeliz región. Después de haber desestabilizado Irak y de reducirlo a ruinas humeantes tras una guerra devastadora, los estadounidenses y sus aliados han ayudado e instigado fuerzas reaccionarias en Siria que ahora plantean una grave amenaza para sus intereses. Pero la llamada “guerra contra el terror” que supuestamente ha sido llevada a cabo por los EEUU y sus aliados en los últimos años en Irak no ha conseguido absolutamente nada. La afirmación de que el patético y cobarde ejército iraquí, que está bajo control de Estados Unidos, ha retomado Ramadi de manos del ISIS, resultó ser una mentira.
Mientras escribo estas líneas, los yihadistas permanecen con el control de grandes partes de esa ciudad (o lo que queda de ella) y la lucha todavía se está librando. Sin duda, el ejército iraquí finalmente podría tener éxito en controlar un montón de ruinas humeantes. Pero el “triunfo” en Ramadi sólo ha servido para exponer al ejército iraquí como un instrumento inútil. Esta farsa vergonzosa expone la falsedad de todas las pretensiones jactanciosas del Pentágono, que paga sus salarios y pone armas en sus manos, que tirarán a la basura tan pronto como se presente la primera oportunidad conveniente.
Estados Unidos, Rusia e Irán
Después de haber despertado finalmente ante el peligro que representan las fuerzas que han escapado a su control, los estadounidenses están buscando desesperadamente a alguien que pueda ayudarles en acabar con los incendios que ellos mismos han provocado. Pero, ¿quién puede ser? De mala gana, murmurando en voz baja, los estadounidenses están obligados a recurrir a los más inesperados e indeseados de todos los aliados imaginables –Rusia e Irán.
No hace mucho tiempo, los estadounidenses y sus aliados de la OTAN estaban repitiendo constantemente el mismo canto monótono de “aislar a Rusia”. ¡Oh si! “Rusia está aislada internacionalmente.” Ese era el mantra, repetido día tras día. Pero ahora, como por arte de magia, Rusia no está en absoluto aislada, sino cortejada, festejada, y bañada en elogios, aunque proporcionados de una forma hosca y gruñona. “No tenemos ninguna intención de aislar a Rusia”, “Tenemos que llegar a un entendimiento con Rusia”, repiten ahora constantemente, y esperan que nadie notará el cambio de tono.
Esa no fue la única vuelta de campana realizada por Washington en el año del Señor de 2015. Un salto aún más sorprendente en el circo diplomático tuvo lugar en relación con Irán. El mismo Irán que, como Rusia, estaba condenado al papel de un paria internacional, que estuvo sometido a sanciones de castigo, e incluso estuvo a punto de recibir las atenciones amables de la fuerza aérea de Estados Unidos, se ha convertido ahora en un amigo de Estados Unidos. Y como todos sabemos, ¡un amigo en la necesidad es un amigo de verdad!
La razón de estas acrobacias diplomáticas sorprendentes no es difícil de ver. Las únicas acciones militares serias contra los yihadistas en Siria han sido llevadas a cabo por los rusos en colaboración con el ejército sirio de Bashar al-Assad. Y las únicas acciones militares serias contra el ISIS en Iraq (aparte de los kurdos, que sólo luchan en sus propias áreas) son llevadas a cabo, no por el llamado ejército iraquí y sus aliados estadounidenses, sino por la milicia chiíta respaldada por Irán y elementos del ejército iraní.
En la práctica, los estadounidenses se han visto obligados a reconocer esto y aceptar las demandas de Rusia e Irán de que Bashar al-Assad debe permanecer en el poder durante el futuro previsible. Un informe publicado en la London Review of Books por el destacado periodista de investigación estadounidense Seymour Hersh afirma que “el Estado Mayor Conjunto estadounidense proveyó de información de seguridad al Ejército sirio a través de Alemania, Rusia e Israel”.
Esto concuerda con las declaraciones hechas por el ex director de la ‘Agencia de Inteligencia de Defensa’ estadounidense (DIA), Michael Flynn, quien dijo a la misma revista que entre 2012 y 2014 su agencia envió una serie de mensajes de advertencia sobre el impacto de derrocar al régimen de Assad. Su agencia comenzó a ofrecer al régimen información de inteligencia (sin, al parecer, la aprobación de los políticos) para avanzar en su guerra contra los “enemigos comunes”.
Los estadounidenses y sus aliados están siendo obligados por la fuerza de las circunstancias a abandonar la ficción ridícula de una “oposición islamista moderada” en Siria. Esta “oposición moderada”, como ahora todo el mundo sabe, se compone de bandas extremistas de yihadistas como las del Frente Al Nusra, apoyado por EEUU, y que es la rama siria de Al Qaeda. Una parte del imperialismo de Estados Unidos (la CIA) desea continuar esta política, pero se contradice directamente por el cambio de línea de la Administración de Obama en relación con Rusia e Irán. Mientras tanto, los rusos siguen bombardeando a placer a todas las fuerzas yihadistas, sin prestar la menor atención a los aullidos de protesta de Washington.
Saudíes y turcos
Estas divisiones en Washington crean una impresión de confusión e indecisión, que está personificada en la persona del presidente Obama. No puede haber ninguna duda de que el derribo de un avión ruso por los turcos fue una provocación deliberada por parte de Erdogan, cuya intención era abrir una brecha entre Estados Unidos y Rusia. Como predijimos, esta maniobra fracasó totalmente.
La ejecución de Nimr al-Nimr –un asesinato legal ordenado por la camarilla real saudí, es del mismo orden. Fue una provocación deliberada con la intención de provocar la violencia sectaria entre chiítas y sunitas y empujar al gobierno de Teherán a tomar una acción militar contra Arabia Saudita, para luego pedir ayuda a los estadounidenses.
La reacción inmediata a lo que fue claramente un asesinato judicial fue el asalto a la embajada saudí en Teherán. Arabia Saudita inmediatamente rompió relaciones diplomáticas con Irán. Todo esto fue cuidadosamente premeditado. Los acontecimientos han procedido paso a paso, al igual que los pasos de una bailarina de ballet. Pero este ballet es la danza de la muerte. Este fue un acto desesperado de un régimen que se encuentra en serios problemas y que se enfrenta a la perspectiva del derrocamiento.
Los gángsteres saudíes calcularon mal en Yemen, donde están involucrados en una guerra imposible de ganar. Ahora han despertado la ira de los chiítas, que constituyen al menos el veinte por ciento de la población saudí y están entre las capas más pobres y oprimidas. Manifestaciones masivas han estallado en ciudades saudíes con consignas como “¡Muerte a la Casa de Saud!” Al extralimitarse, la camarilla dominante saudí ha sembrado vientos y cosechará tempestades.
Crisis de los refugiados
El revisionista pseudo-marxista Hobsbawm, haciéndose eco de una idea que fue mucho mejor expresada por Kautsky, sostuvo que en la era de la globalización, las barreras nacionales dejarían de tener sentido y las guerras serían una cosa del pasado. En lugar de esto, el siglo XXI ha estado marcado por interminables guerras, violencia y conflictos nacionales de todo tipo. Oriente Medio es sólo un ejemplo de esto.
El caos sangriento de Siria está provocando un desplazamiento masivo de personas, probablemente no visto desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Miles y miles de refugiados ateridos de frío, agotados, y hambrientos golpearon con sus puños desnudos contra las alambradas que fueron apresuradamente erigidas por las fuerzas de la ley y del orden de la Europa civilizada. Nada puede ilustrar mejor la hipocresía fría y cínica de la burguesía europea que su reacción frente a la crisis de los refugiados.
Durante muchos años los pueblos de Europa y de Norteamérica fueron alimentados con la mentira de que cada acto de agresión imperialista estaba motivado por las más puras preocupaciones humanitarias. Estas “preocupaciones” han creado el mayor desastre humanitario desde la Segunda Guerra Mundial. Después de haber contribuido en gran manera al caos en Siria, los gobiernos de Europa están ahora ocupados diseñando la mejor manera de cerrar la puerta a las desafortunadas víctimas de la guerra.
La situación no es mejor en el otro lado del Atlántico. Hace cien años, EEUU inscribió en la Estatua de la Libertad las famosas palabras:
“Dadme vuestros cansados, vuestros pobres,
Vuestras masas hacinadas que anhelan respirar en libertad,
El desamparado desecho de vuestras rebosantes costas.
Enviadme a estos, los desamparados y náufragos, a mí:
Levanto mi lámpara junto a la puerta dorada “.
Ahora, estas palabras suenan como una cruel ironía. Esa misma Norteamérica está erigiendo vallas cada vez más altas para contener a las pobres masas hacinadas en el otro lado del Río Grande. El candidato presidencial que encabeza las preferencias por el Partido Republicano pide públicamente la prohibición de ingreso a los musulmanes que deseen entrar en los Estados Unidos. Esta es la auténtica voz del capitalismo del siglo XXI, la voz de la reacción abierta, del chovinismo, la xenofobia y el racismo, apenas disimulada.
En lugar de la utopía revisionista de un mundo sin fronteras, las barreras nacionales se están reforzando en todas partes. Los controles fronterizos están siendo reintroducidos no sólo en la periferia de Europa, sino también entre los países miembros del Acuerdo de Schengen. La bonita y democrática Suecia está introduciendo controles de los viajeros procedentes de la bonita y democrática Dinamarca. Nada queda del sueño de una Europa unida, que siempre fue imposible sobre bases capitalistas.
Europa en crisis
El estado de ánimo en Europa es sombrío. El año 2015 estuvo marcado tanto en su principio como en su final por dos atentados sangrientos en París. Los ciudadanos de Munich y Bruselas ni siquiera pudieron celebrar el Año Nuevo en el estilo acostumbrado por temor a nuevos atentados terroristas. En París, el castillo de fuegos artificiales tuvo que ser suspendido. El miedo y la incertidumbre están en todas partes.
Todos los economistas serios esperan que la economía global se dirija hacia otra caída, que puede comenzar en Asia como resultado de la fuerte desaceleración de la poderosa economía china. Pero igualmente podría comenzar en Europa. Alemania, anteriormente la locomotora del crecimiento económico de Europa, se ha estancado y quedó sumida en una crisis por la llegada de más de un millón de refugiados de Oriente Medio y de otras zonas en guerra.
El euro, que, junto con el Acuerdo de Schengen, se suponía iban a ser la base para una mayor integración económica, se ha convertido en su contrario. Un profundo abismo se ha abierto entre Alemania y los países del sur de Europa, mientras que la crisis de los refugiados ha abierto una brecha entre ella y los países del este. La larga agonía de Grecia va a continuar, ya que nada en absoluto ha sido resuelto. La salida de Grecia del euro es sólo cuestión de tiempo.
A su vez, será la causa de mayor dolor y sufrimiento para el pueblo griego, y puede actuar como un detonador que empujará a otros países hacia la puerta marcada con la salida. Gran Bretaña ha convocado un referéndum que podría terminar con la salida del Reino Unido de la UE. El sentimiento anti-UE se está acumulando en Francia y otros países. El futuro, no sólo del euro, sino de la propia UE, está en cuestión.
Fermento político
El pesimismo de la burguesía está bien fundado. Pero es sólo una cara de la moneda. La crisis del capitalismo engendra inevitablemente su opuesto: el nacimiento de un nuevo espíritu de revuelta que es lo único que puede ofrecer a la humanidad una esperanza en el futuro. Lenta, pero firmemente, la conciencia de las masas está despertando. Y si los brotes verdes de la recuperación económica son sólo producto de la imaginación de los economistas, los primeros síntomas del renacimiento de un estado de ánimo revolucionario son reales y tangibles.
Es una proposición elemental del materialismo dialéctico que la conciencia humana siempre va por detrás de los acontecimientos. Pero tarde o temprano se pone al día de una manera explosiva. Eso es precisamente lo que es una revolución. Y lo que estamos presenciando en Gran Bretaña es el comienzo de una revolución política. De la noche a la mañana toda la ecuación se ha transformado. Eso en sí mismo es un síntoma de los profundos cambios que se están produciendo en la sociedad. Los cambios bruscos y repentinos están implícitos en la situación actual.
Es cierto que la conciencia se forma en gran medida con los recuerdos del pasado. Tomará un tiempo para que las viejas ilusiones en el reformismo sean reducidas a cenizas y expulsadas de la conciencia de las masas. Pero bajo los golpes de martillo de los acontecimientos habrá cambios bruscos y repentinos en la conciencia ¡Ay de aquellos que tratan de basarse en la conciencia de un pasado que ya se desvaneció sin remedio! Los marxistas deben basarse en el proceso vivo y en las perspectivas para el próximo período, que no guardan ninguna similitud con lo que hemos experimentado hasta ahora.
Buscando una salida a la crisis, las masas ponen a prueba un partido tras otro. Los viejos líderes y programas son analizados y descartados. Esos partidos que son elegidos y traicionan las esperanzas del pueblo, llevando a cabo recortes en violación de las promesas electorales, se ven desacreditados rápidamente. Las que eran consideradas ideologías dominantes se vuelven despreciadas. Los líderes que eran populares se vuelven odiosos. Cambios bruscos y repentinos están en el orden del día.
Hay una ira creciente contra las élites políticas: contra los ricos, los poderosos y los privilegiados. Esta reacción contra el status quo, que contiene las semillas embrionarias de acontecimientos revolucionarios, puede durar mucho más allá del punto en el que la economía comienza a registrar signos de mejoría. La gente ya no cree lo que dicen o prometen los políticos. Hay una creciente desilusión con la clase política y en los partidos políticos en general. Hay un sentimiento general y profundo de malestar económico en la sociedad. Pero carece de un vehículo que sea capaz de darle una expresión organizada.
En Francia, donde el Partido Socialista arrasó en las últimas elecciones presidenciales, François Hollande tiene la tasa de aprobación más baja de cualquier presidente desde 1958. En Grecia vimos el colapso del Pasok y el ascenso de Syriza. En España tenemos el auge de Podemos, que salió de la nada para conseguir –junto con sus aliados– 69 escaños en el parlamento español, consolidándose como el único partido verdadero de oposición.
Vemos el mismo proceso que tiene lugar en Irlanda en el reciente referéndum. Durante siglos, Irlanda fue uno de los países más católicos de Europa. No hace mucho tiempo, la Iglesia mantenía un dominio absoluto sobre todos los aspectos de la vida. El resultado del referéndum sobre el matrimonio gay, donde el 62% votó Sí, fue un duro golpe a la Iglesia Católica Romana. Fue una protesta masiva contra su poder y su interferencia en la política y en la vida de las personas. Esto representó un cambio fundamental en la sociedad irlandesa.
En Gran Bretaña, contra todos los pronósticos, Jeremy Corbyn arrasó en las elecciones para líder laborista. Este fue un terremoto político que transformó toda la situación en Gran Bretaña prácticamente de la noche a la mañana. Este desarrollo fue anticipado por los acontecimientos en Escocia, donde la revuelta contra el Establishment se reflejó en el rápido crecimiento del Partido Nacional Escocés (SNP). Esto no fue un movimiento hacia la derecha, sino a la izquierda. No fue una expresión de nacionalismo sino de un odio ardiente hacia la élite decadente que gobierna en Westminster. El Partido Laborista, como resultado de las políticas de colaboración de clases cobarde de sus líderes, es visto justamente como una parte de dicho Establishment.
Durante décadas, el Partido Laborista bajo el liderazgo del ala derecha fue un pilar de apoyo al sistema existente. La clase dominante no lo abandonará sin una lucha feroz. La primera línea de defensa del sistema capitalista es el mismo grupo parlamentario del Partido Laborista (PLP). La mayoría de Blair del PLP es el agente directo y consciente de los banqueros y capitalistas en esta lucha. Eso explica su determinación fanática de deshacerse de Jeremy Corbyn a toda costa. Se está preparando el terreno para una escisión en el Partido Laborista, que creará una situación totalmente nueva en Gran Bretaña. Todo esto es una expresión del profundo descontento que existe en la sociedad y que busca una expresión política. En toda Europa existe el temor de que las políticas de austeridad no serán un ajuste temporal, sino un ataque permanente a los niveles de vida. En países como Grecia, Portugal e Irlanda estas políticas ya han dado lugar a profundos recortes en los salarios y las pensiones nominales sin haber resuelto el problema del déficit. Por lo tanto, todos los sufrimientos y privaciones de las personas han sido en vano. En todas partes los pobres son más pobres y los ricos son más ricos.
Estos procesos no se limitan a Europa. La elección presidencial estadounidense presenta un desarrollo más interesante. Es, por supuesto, imposible de predecir el resultado con algún grado de certeza, dada la coyuntura extremadamente inestable y volátil de la política estadounidense. El circo de los medios se ha centrado casi exclusivamente en la persona del Republicano Donald Trump. Parece poco probable que la clase dominante de Estados Unidos confíe sus asuntos a un payaso ignorante. Pero lo ha hecho al menos en dos ocasiones en el pasado reciente. Hillary Clinton es sin duda una apuesta más segura desde el punto de vista de la clase dominante.
Pero mucho más importante que Trump o Clinton fue el apoyo masivo a Bernie Sanders que habla abiertamente de socialismo. La aparición de Bernie Sanders como un rival por la nominación Demócrata a la candidatura presidencial es un síntoma del profundo descontento y fermento en la sociedad. Sus ataques contra la clase multimillonaria y su llamamiento a una “revolución política” resuenan en millones de personas, mientras decenas de miles asisten a sus mítines.
La palabra “socialismo” ahora se utiliza con mayor frecuencia en los medios de comunicación. Una encuesta de 2011 encontró que el 49% de los jóvenes de 18 a 29 años tenía una visión positiva del socialismo, frente a sólo el 47%, con una visión positiva del capitalismo. Una encuesta más reciente, de junio de 2014, encontró que el 47% de los estadounidenses votaría por un socialista, con un 69% de los menores de 30 a favor.
Un gran número de personas, muchas de ellas jóvenes, estaban ansiosas por escuchar el mensaje de Bernie Sanders. Es cierto que éste era más afín al estilo escandinavo de socialdemocracia que al verdadero socialismo. Aún así, este es un síntoma muy significativo de que algo está cambiando en los EEUU.
La situación en Rusia ha marcado diferencias con el resto de Europa. En la superficie puede parecer paradójico que Putin haya emergido fortalecido de la crisis en Ucrania y Siria. Los esfuerzos de Occidente para aislarlo han sido un fracaso miserable. En Siria él es el hombre que ahora está al mando. E incluso si los EEUU persisten en el mantenimiento de las sanciones sobre Crimea y Ucrania, podemos predecir con confianza que sus aliados europeos retirarán las suyas de manera silenciosa. La economía europea en crisis, necesita el mercado de Rusia y el gas ruso tanto como necesita la burguesía europea ayuda rusa para limpiar el desorden en Siria y (si Dios quiere) detener el flujo interminable de refugiados.
Pero, si miramos más profundamente en la situación, quedará claro que no es tan estable como parece. La economía rusa sigue cayendo, afectada por la caída del precio del petróleo y las sanciones occidentales. Los salarios reales están cayendo. La clase media ya no puede pasar fines de semana agradables en Londres y París. Se queja, pero no hace nada. Los trabajadores rusos estuvieron influenciados por la propaganda oficial sobre Ucrania. Ellos se escandalizaron por las actividades de los fascistas y ultranacionalistas ucranianos y Putin fue capaz de tomar ventaja de su simpatía natural hacia sus hermanos y hermanas del este de Ucrania.
Putin puede mantener su control del poder por algún tiempo, pero todo tiene sus límites y al final de la historia siempre llega la factura. La crisis económica ha llevado a una fuerte caída en los niveles de vida de muchos trabajadores, sobre todo fuera de Petersburgo y Moscú. Las masas son pacientes, pero la paciencia tiene límites definidos. Vimos una evidencia de esto al final de 2015, cuando los camioneros de larga distancia se declararon en huelga. Un pequeño síntoma tal vez; pero un síntoma, no obstante, de que tarde o temprano el descontento de los obreros rusos encontrará su expresión en graves protestas.
Panorama sombrío
En el fondo, todos estos fenómenos reflejan el hecho de que el sistema capitalista ha llegado a sus límites. La globalización, habiéndose agotado, se ha convertido en su contrario. De ser un factor poderoso que propulsaba el crecimiento, ahora está ayudando a arrastrar todo el edificio poco sólido hacia abajo. El hecho es que la llamada recuperación –que no es una recuperación en absoluto– es de carácter tan débil y anémica que cualquier choque, ya sea económico, político o militar, será suficiente para llevar toda la recuperación a una parálisis temblorosa.
La desaceleración de la economía china amenaza al mundo entero. China importaba grandes cantidades de productos de países como Brasil. Ahora la economía brasileña se contrae un 4,5 por ciento. Muchos otros de los llamados BRICS están en una posición similar. Las predicciones de los portavoces del capital son cada vez más pesimistas sobre el futuro. The Wall Street Journal informó de las palabras de Adam Parker, jefe de valores de EEUU, estratega jefe de la bolsa de valores del Morgan Stanley: “Creemos que estamos propensos a dirigimos hacia un año agitado de bajos rendimientos, y sospechamos que muchos otros piensan lo mismo”.
El máximo ejecutivo de Hyundai Motor ha dicho que la perspectiva para este año “no es brillante”. El presidente del Grupo Chung Mong-Ku dijo a los jefes de los fabricantes de automóviles en el extranjero que el crecimiento de las unidades en 2015 estuvo limitado por una economía global débil, por la desaceleración económica en el segundo mayor mercado de autos del mundo, China, y por una disminución de la demanda de los mercados emergentes. “Teniendo en cuenta muchos de los indicadores principales, las perspectivas para el mercado de automóviles del próximo año tampoco son brillantes”, dijo. Ejemplos similares se pueden repetir a voluntad.
En el artículo que mencionamos al principio, Gideon Rachman saca las conclusiones más pesimistas:
“El pesimismo mundial hace que el sistema político internacional se asemeje a un paciente que todavía está luchando por recuperarse de una enfermedad grave que se inició con la crisis financiera de 2008. Si no hay malos choques adicionales, la recuperación debe proceder gradualmente y los peores síntomas políticos pueden desvanecerse. El paciente es vulnerable, sin embargo. Otro duro golpe, como un ataque terrorista o una recesión económica grave, podría significar un verdadero problema”.
Esta es la verdadera voz de los estrategas del Capital. Miran el futuro con temor. Y desde su propia perspectiva de clase no se equivocan. 2016 producirá más turbulencia, crisis económica y ataques a los niveles de vida, más desigualdad e injusticia, más derramamiento de sangre y caos.
El Año Nuevo replicará al Viejo, pero con mayor intensidad. Las guerras en Oriente Medio, África y Asia producirán el mismo tsunami de miseria humana que continuará derramándose hacia Europa, donde será recibido por una barrera de alambres de púas y de inhumanidad.
El terrorismo, que se está extendiendo por el mundo como una epidemia incontrolable, es en sí mismo un síntoma de la naturaleza enferma del capitalismo en el siglo XXI. Más actos de terrorismo son inevitables. Los terroristas no pueden ser detenidos con métodos policiales. No hay suficientes policías en el mundo para hacer frente a un gran número de individuos determinados y fanáticos que deseen perpetrar actos de asesinato contra civiles desarmados e indefensos.
Cuando Lenin escribió que el capitalismo era horror sin fin, él estaba diciendo la verdad. Es tan inútil quejarse de estos horrores, como de quejarse de los dolores que acompañan al parto. La tarea de los marxistas no es quejarse de las consecuencias inevitables de la decadencia capitalista. Dejamos ese tipo de cosas a los predicadores y pacifistas.
Nuestra tarea es trabajar incansablemente para señalar a los trabajadores y los jóvenes las causas reales de estos horrores y explicar la forma en que el problema se puede erradicar de una vez por todas. Eso sólo se puede lograr mediante una transformación de raíz de la sociedad. Problemas drásticos exigen soluciones drásticas. Sólo la revolución socialista puede resolver los problemas a los que se enfrenta la humanidad. Esa es la única causa por la que vale la pena luchar hoy día.
Londres, 4 de enero de 2016
Artículo original: http://www.marxist.com/2016-a-world-on-edge.htm