La convocatoria de elecciones para el 20 de diciembre pone fin al período de provisionalidad política, iniciado tras las elecciones europeas del 24 de mayo de 2014. Aquellas elecciones establecieron un punto de inflexión que marcó el declive de los partidos –PP y PSOE– en los que se había apoyado el régimen capitalista español durante décadas. Ahora, todas las encuestas pronostican para ambos partidos sus peores resultados en unas elecciones generales. Su voto combinado se estima alrededor de un 50% del electorado.
La burguesía prepara el “recambio”
Aquellas elecciones europeas también señalaron la aparición de PODEMOS, como expresión de la ruptura política de las capas más avanzadas de la población, fundamentalmente trabajadores y jóvenes, con dicho régimen caduco. No fue casualidad que PODEMOS emergiera tras tres años de incesantes movilizaciones de masas.
Desde entonces, con el desarrollo explosivo de PODEMOS en los meses posteriores, la burguesía española ha vivido en estado de pánico. Sabe que detrás de PODEMOS, independientemente de las vacilaciones y la confusión política e ideológica de sus dirigentes, acecha un estado de ánimo de masas revolucionario. Dicho estado de ánimo se nutre de la injusticia social, de la arrogancia e impunidad de los ricos y poderosos, y de la desconfianza hacia las instituciones que los protegen.
Por eso la clase dominante ha utilizado todos los instrumentos a su alcance –incluyendo la calumnia, la mentira y la tergiversación informativa– para debilitar a PODEMOS y lavarle la cara al régimen. Parcialmente, ha conseguido algunos de estos objetivos. Ciudadanos es el resultado de todos estos esfuerzos, y su criatura más preciada. Aunque, lamentamos decir, la dirección de PODEMOS también ha ayudado a la clase dominante en esta tarea con sus errores y carencias políticas.
Sin dudas, este gobierno del PP ha sido uno de los más reaccionarios y antipopulares que ha pisado La Moncloa en 40 años de “democracia”. A los retrocesos en las condiciones de vida causados por la crisis capitalista, se suman los innumerables ataques anti-sociales y anti-democráticos del gobierno de Rajoy.
Como el PP carece ya de autoridad para mantener la política de ajuste y represiva que el capitalismo español necesita para los próximos años, la clase dominante está preparando un recambio después del 20D, donde Ciudadanos está llamado a jugar el papel de sostén de un futuro gobierno, preferentemente del PSOE. Sólo si hay un descalabro socialista, Ciudadanos estará obligado a socorrer, a su pesar, a un nuevo gobierno del PP. En cualquiera de ambos casos, mostrará su verdadero rostro procapitalista y antiobrero.
“Unidad popular”: una oportunidad perdida
Salvo en Catalunya y, quizás, en Galicia y País Valenciano; PODEMOS, IU, las candidaturas municipales de “unidad popular” y los movimientos sociales, han perdido una oportunidad extraordinaria de presentarse unidos a las elecciones del 20 de diciembre ¿Puede dudarse del gran resultado que podrían haber conseguido, disputándole incluso la victoria a la derecha y al PSOE?
Después del 24 de mayo había un enorme entusiasmo popular con la derrota de la derecha en las grandes ciudades y muchas comunidades autónomas. Si PODEMOS hubiera impulsado entonces “comités por la unidad popular” en cada municipio y barrio, haciendo un llamamiento amplio a sumarse, eso habría tenido un impacto colosal, situando a este frente de “unidad popular” en el centro del debate político, elevando sus expectativas electorales.
Lamentablemente, la dirección de PODEMOS no lo entendió así. Desoyó el manifiesto firmado a fines de julio por 700 cargos públicos e internos y 8.000 militantes de PODEMOS a favor de una confluencia amplia. Se encerró en una posición soberbia con la excusa de “no diluir la marca PODEMOS”, haciendo de la organización un fin en sí mismo y no un medio para impulsar dicha “unidad popular”.
No se entiende que mientras los dirigentes de PODEMOS se oponen a formar una “sopa de siglas” de “izquierda” a nivel estatal, sí plantean hacer esto en Catalunya, País Valenciano o Galicia. También los “municipios del cambio” en Barcelona, Madrid, Cádiz, Zaragoza o Galicia tienen una responsabilidad. Los dirigentes deBarcelona en Comùhan apelado por una candidatura unitaria en Catalunya. Eso es totalmente correcto. Lo mismo habría que hacer en el resto del Estado ¿Es que no hay desempleo, explotación, ajustes y recortes en todas partes? ¿Por qué los alcaldes de Barcelona, Madrid, Cádiz, Zaragoza o Coruña no han emitido una declaración conjunta demandando una candidatura estatal de “unidad popular”?
Es indudable que PODEMOS está en dificultades. Lamentablemente, la organización está pagando los errores oportunistas de la dirección, que ha ido moderando cada vez más su discurso político y su programa, cediendo a la presión implacable de la derecha y de los medios. La posición mezquina de los dirigentes de PODEMOS hacia Venezuela y la histeria de sus críticas a la “izquierda” son prueba de esto. También fue un error el apoyo entusiasta a Tsipras tras comprometerse con aplicar un durísimo plan de ajuste en Grecia, traicionando sus promesas electorales. Esto refuerza en mucha gente la idea de que PODEMOS no es “ni chicha, ni limoná”.
Todo esto ha introducido dudas y desconfianza, alejando a capas importantes de simpatizantes y militantes. Otros sectores menos experimentadas políticamente, que miraban con entusiasmo hace un año la radicalidad de las denuncias de PODEMOS y su alternativa político-social, ahora giran a otras fuerzas –como PSOE o Ciudadanos– que, sin ofrecer una perspectiva de cambio sustancial, les generan menos incertidumbre. A todo lo anterior se añade el fortalecimiento burocrático del partido en detrimento de las aspiraciones democráticas de buena parte de su militancia, haciendo que un sector de las bases caiga en la pasividad.
Izquierda Unida
Aunque IU tuvo una actitud más comprometida con la propuesta de “unidad popular”, aún arrastra deficiencias como opción alternativa a PODEMOS, con quien no tiene diferencias programáticas apreciables. Y es un hecho que la burguesía muestra más temor de PODEMOS que de IU.
Aunque nos congratula que Alberto Garzón se haya situado al frente de IU, lo ha hecho en base a un acuerdo con su viejo aparato reformista, burocrático y conservador. Ahí siguen los mismos que justificaron el gobierno de coalición con el PSOE en Andalucía, los que apoyaron al gobierno del PP en Extremadura, o el ala socialdemócrata de Gaspar Llamazares. Ni siquiera se ha convocado una Asamblea para reconstituir IU-Comunidad de Madrid por miedo a que el ala izquierda tome el control.
Sin una revolución interna profunda, que democratice sus estructuras y renueve el aparato, y la haga girar decisivamente a la izquierda con posiciones socialistas y revolucionarias claras, es difícil que IU provoque un vuelco en sus expectativas dentro de la clase trabajadora y la juventud, y entre las bases de PODEMOS.
No obstante, IU –o a la candidatura que impulse– puede beneficiarse de los flancos abiertos dejados por PODEMOS. Así, al monopolizar la identificación con la “izquierda”, eso podría otorgarle una apariencia más “radical” que a PODEMOS. También puede beneficiarle haber aparecido públicamente más comprometida con la “unidad popular” que PODEMOS. Finalmente, puede explotar el carisma de Alberto Garzón, cuya autoridad y simpatía política es reconocida en toda la izquierda, tanto dentro como fuera de IU.
La tragedia del fracaso de la confluencia de PODEMOS-IU es que la fuerza de arrastre de una candidatura común habría conseguido un mayor número de votos que cada uno por separado. Además, con la dispersión del voto, la antidemocrática ley electoral perjudicará a ambos en la asignación de escaños, debilitando su representación parlamentaria.
El aspecto positivo en la situación es que quedan dos meses para las elecciones. Los últimos años han demostrado el carácter inestable y movedizo de la opinión pública. Un giro claro y honesto de PODEMOS a la izquierda, podría galvanizar de nuevo un apoyo importante para su candidatura. La izquierda en su conjunto tiene que centrarse en exponer el fraude político que representan Ciudadanos y el giro “social” de la dirección del PSOE. Ambos ya han anunciado que mantendrán lo fundamental de la reforma laboral y de la ley mordaza del PP.
Fortalecer la corriente marxista
Independientemente del resultado de la izquierda en estas elecciones, la experiencia de Grecia ha demostrado que no es suficiente la victoria electoral en sí misma. Lo fundamental es dotarse de un programa genuinamente socialista y revolucionario para transformar radicalmente la sociedad, en esta época de declive irreversible del sistema capitalista. Lo que necesitamos es una dirección y una organización con el número de cuadros revolucionarios suficientes –enraizados en el seno de la clase trabajadora, de la juventud, y en sus organizaciones– comprometidas con llevar ese programa adelante.
Por eso debemos fortalecer la corriente marxista dentro de la izquierda, el movimiento obrero y los movimientos sociales. Por eso te pedimos que te unas a nosotros, aLucha de Clasesy a la Corriente Marxista Internacional para llevar adelante esta tarea.