El colapso del mercado accionario: el preanuncio de una nueva recesión mundial

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shanghaistockLas bolsas de valores mundiales han estado desplomándose desde Shanghái y Shenzhen hasta Londres y Nueva York. Un mar de luces rojas tomó las pantallas de las computadoras de las bolsas de valores de todo el mundo en un pánico total de ventas masivas. La conmoción y la incredulidad entre los inversionistas eran omnipresentes. Aunque el Dow Jones [indicador de la bolsa de Nueva York] se ha recuperado de sus peores perdidas, una extrema volatilidad impregna todo el sistema. ¿Será este un accidente aislado, que rápidamente volverá a la normalidad, o el inicio de una serie de choques en una cadena interminable de acontecimientos?

Vale la pena recordar que la Depresión de la década de 1930 comenzó con el desplome de Wall Street en 1929, que a su vez, produjo toda una serie de recuperaciones y otras caídas de los mercados a lo largo de los tres años siguientes. Las recuperaciones se mantenían durante meses, pero sólo para dar paso a colapsos mayores. Naturalmente la historia nunca se repite con exactitud, pero sería absurdo ignorar estas similitudes.

Actualmente la estabilidad económica, o lo poco que quedaba de ella, se esfumó. La caída de las bolsas de valores, el pasado lunes [24/8/15], fue acompañada por un fuerte salto en la volatilidad en todas partes. El índice Vix de volatilidad de la bolsa de valores de Chicago, conocido como el “medidor del  miedo” de Wall Street, subió el lunes cerrando la jornada en 40.74 puntos – y lecturas encima de los 20 puntos se consideran una señal de inquietud de los inversores. El incremento marcó la sexta subida diaria consecutiva en el índice, incluyendo su cuarto aumento continuo de dos dígitos.

El colapso de los mercados accionarios globales el pasado lunes, provocó un tumulto que desvaneció centenares de billones de dólares de acciones en todo el mundo. El primer país golpeado fue China, seguida luego por los mercados de Asia, y sucesivamente Europa y finalmente los EEUU, donde las bolsas de valores estuvieron en caída libre. Larry Summers, ex secretario del Tesoro de los EEUU, tuiteó el eufemismo del siglo: “Esto puede ser grave”. Según se informó George Osborne [Ministro de Hacienda británico] manifestó preocupaciones por China y nada más que esto. Parecen confusos y desorientados, como debían estar los pasajeros de primera clase del Titanic preguntando sobre vibraciones del barco.

Un gran problema en la “no tan pequeña” China

La bolsa de valores de Shanghái cayó un 11,5% en la semana anterior, lo cual provocó que las autoridades intervengan. Su intervención, sin embargo, tuvo poco efecto. Vertieron dinero, pero la volatilidad continuó. El “Lunes Negro” la bolsa de valores de Shanghái experimentó su peor día de operaciones desde febrero de 2007. Después de la apertura, el mercado se vino abajo en su primer segundo de negociaciones: ¡una caída del 9% que acabó con las ganancias de todo el año! Hasta el final del día, el “Lunes Negro” el mercado cayó por una significativo 8,5%, intensificando aún más los temores de una desaceleración económica. Este miedo reverberó en todo el mundo, afectando a los mercados accionarios como un virus incontrolable. Hoy en día, el índice de Shanghái ha caído un 7,6% más.

Es un momento clave para China”, dijo Angus Nicholson, analista de mercado de IG. “Un mercado accionario en caída libre, un sistema bancario cada vez más carente de liquidez, el aumento de las salidas de capitales y una repentina desaceleracióneconómica” (Financial Times, 24/8/15). Fue como una tormenta completa.

Las autoridades chinas reaccionaron como habían hecho con otras sacudidas y rápidamente vertieron 200 mil millones de dólares para apuntalar el mercado. Además, hicieron varios pequeños recortes de las tasas de interés. El recorte de hoy fue el quinto desde noviembre. Mientras que en el pasado tanta liquidez sirvió para amortiguar los problemas, esta vez no pudieron revertir las cosas. Parece que perdieron el control de la situación, que sólo conduce a más confusión y pánico.

La causa inicial de este desorden en el mercado de valores fue el temor a la dramática desaceleración de la economía china, la segunda mayor economía mundial. Todos los más recientes indicadores del crecimiento industrial y de las exportaciones se estaban deteriorando. La mayoría de las cifras oficiales se deben tomar con cierta cautela. Algunos comentaristas serios creen que la tasa de crecimiento real de la economía china es sólo alrededor del 3,5%. La producción manufacturera de China se ha reducido al ritmo más rápido desde 2009, el punto más bajo de la crisis mundial. Este verano, las exportaciones chinas había caído un 8%. Las importaciones también se habían reducido en una cantidad similar. Esta desaceleración dramática ha obligado Beijing a devaluar el renminbi el 11 de agosto, en un esfuerzo para revertir la situación, pero causando en este proceso un caos en las llamadas economías emergentes.

El presidente chino, Xi Jinping, intentó mostrar tranquilidad respecto a la situación económica. “Debemos estar confiados de que el crecimiento económico todavía goza de perspectivas prometedoras”, dijo a los funcionarios en el noreste de China el mes pasado. Tales garantías son tan tranquilizadoras como aquellas dadas por George W. Bush de que “los fundamentos de la economía estadounidense son sólidos”, justo antes del colapso de Lehman Brothers.

Chocando nuevamente con la realidad

Mientras que el crecimiento de China benefició enormemente a la economía mundial en el pasado, mediante la reducción de los precios de los productos básicos y proporcionando mercados y campos para la inversión rentable, ahora se ha convertido en su contrario mediante la exportación de sus problemas y debilidades. En más del 15% de la economía mundial, China contribuyó por un  25% al crecimiento mundial, según el FMI.

Mientras que China intenta dejar de depender de la inversión masiva de capitales hacia una economía más equilibrada, su tasa de crecimiento ha tenido un enorme éxito. Los niveles de acumulación de capital alcanzados se han vuelto insostenibles. Con la austeridad en Europa y el estancamiento de los salarios en los Estados Unidos, el mercado para los productos chinos ha alcanzado su límite. La sobreproducción ha afectado a muchas áreas de la economía, creando una burbuja inmobiliaria y una crisis del sistema del “shadow banking” (actividades financieras no controladas por las instituciones reguladoras). Esto no podría haber llegado en un peor momento para el capitalismo mundial, que todavía está luchando para escapar de la crisis de 2008. La desaceleración en China en las condiciones actuales está empujando a la economía mundial hacia una nueva recesión.

Los mercados de valores estuvieron en auge desde hace varios años, mientras que en la economía real se ha dado tumbos. Se han ido divorciando de la realidad cada vez más. El precio de las acciones no refleja la salud de la economía o su rentabilidad futura. Con tasas de interés cercanas a cero creando dinero “barato” y la existencia de enormes montañas de fortunas ociosas, los capitales se volcaron en acciones y participaciones en busca de ganancias especulativas. El día en que la flexibilización cuantitativa [inmisión de dinero en la economía] fue lanzada en Gran Bretaña el 9 de marzo, el FTSE 100 [el índice de la bolsa valores de Londres] se situó en 3.542 puntos. Su reciente pico el 27 de abril de este año fue de 7.103 puntos, un aumento de 100,5%. Hay un patrón similar entre las tres rondas de flexibilización cuantitativa en los EEUU y el rendimiento del S&P 500 [índice bursátil estadounidense con base en la capitalización de 500 grandes empresas], que subió más del 200% durante el mismo período.

La situación es similar a la de los personajes de dibujos animados que corre sobre el abismo pensando que continúa teniendo terreno bajo sus pies… hasta que la ley de la gravedad finalmente se impone.

En nuestro mundo artificial de acciones, más temprano que tarde tenía que haber una “corrección”, en la cual los precios quedarían más en línea con sus valores reales. Sin embargo una “corrección” como la actual, bajo las presentes condiciones de inestabilidad, puede tener consecuencias de gran alcance: un colapso puede precipitar en una profunda depresión de la economía.

Contagio

El destino de Asia está directamente vinculado a China. La caída de los mercados bursátiles chinos de inmediato se extendió a los mercados asiáticos. Hoy en día, hubo nuevas caídas, con el Nikkei de Japón bajando un 4%. Pronto se convirtió en una pandemia el lunes – a medida que abrían los mercados de Europa – con los mercados europeos cayendo por un 7,8%. Al final del día, se perdieron más de 500 mil millones Euros del valor de las acciones. A lo largo del mes de agosto, el paneuropeo FTSE Eurofirst 300 bajó un 12%, camino a superar la caída del 12,68% de octubre de 2008. “¿Recuerdan la crisis bancaria de 2008? Bueno, las acciones europeas están actualmente en camino a su peor desempeño desde aquellos días oscuros”, declaró al Financial Times (24/8/15)

Mientras tanto, el índice francés CAC también cayó casi un 5% y el Drax alemán perdió 5%. En Londres, el FTSE 100 había perdido un 5,5%, la primera vez que ha caído por debajo de 6000 y en camino de alcanzar su nivel más bajo desde diciembre de 2012. Eso acabaría limpiando 74 billones de libras esterlinas del valor del índice. Estos han recuperado algo el martes.

En los EEUU, el lunes, el Dow Jones Industrial Average cayó un 6,5% – con una pérdida de 1.000 puntos en las primeras frenéticas operaciones. Fue la mayor caída desde 2008 y ahora está 14% por debajo de su máximo histórico. El S&P 500 cayó un 4%, y el Nasdaq perdió 8,5%, levantando  temores que un burbuja tecnológica fresca ha estallado. Las caídas se dieron en secuencia de las ya pesadas pérdidas de la ​​semana pasada. Las acciones tecnológicas fueron las más afectadas con Facebook perdiendo un 14% en un determinado momento y Apple el 11%. Este es el más grave colapso del mercado de valores desde la caída de Lehman Brothers. El martes, el mercado estadounidense se había recuperado, lo que indica grandes cambios en las acciones. Que esto perdure es dudoso, debido a los problemas subyacentes de la economía mundial.

Una tormenta completa

En términos más generales, ocurrió una “tormenta completa”, afectando a sectores clave de la economía global. En los llamados mercados emergentes, que en el pasado eran considerados como los salvadores de la economía mundial, todo se está cayendo: monedas, acciones y precios de las materias primas. El dinero es abundante y muy barato, pero no hace ninguna diferencia. La subida de las tasas de interés propuesta en los Estados Unidos – la primera desde 2006 – ha enviado ondas de choque a lo largo de estas economías.

La caída de los precios de las materias primas, que los ha golpeado, y la expectativa de un aumento en las tasas de interés en los Estados Unidos, los ha colocado en una posición imposible. La contracción del mercado, especialmente con la caída de la demanda y el exceso de producción en China, está dando lugar a una guerra de las exportaciones y a las devaluaciones de las monedas. Todos están tratando de hacer sus exportaciones más baratas en una carrera hacia el fondo del pozo.

Las deudas de los mercados emergentes se están convirtiendo en insoportables por la ralentización de sus economías. El tamaño de la deuda se ha duplicado en los últimos 5 años alcanzando la suma de 4,5 trillones de dólares. Pero con las deudas que se denominan en dólares, cada incremento en el valor del dólar (empujado hacia arriba por los aumentos prometidos en las tasas de interés en Estados Unidos) conduce a un aumento de la carga y el aumento de los costos del servicio. El nudo se está apretando cada vez más.

Los mercados emergentes han experimentado una dramática fuga de capitales, sobre todo en China. Esta fuga se ha duplicado en los últimos 13 meses alcanzando una suma de 1 trillón de dólares. La devaluación del Renminbi aceleró las salidas, que alcanzaron un récord de 70 billones en julio. Las acciones de los mercados emergentes, así como sus monedas, han caído en un 10% este año. Es una guerra comercial sin barreras arancelarias.

La crisis ha provocado que el ringgit de Malasia cayera un 1,4% frente al dólar, un nivel que no se veía desde la crisis asiática de 1998. La rupia indonesia cayó también a su nivel más bajo desde los años 1990. El baht tailandés estaba en su punto más bajo desde 2009. La crisis se ha extendido rápidamente a Sudáfrica y Brasil, lo que demuestra una vez más que globalización significa crisis global. Este es el significado real del contagio.

El precio del petróleo, que ha estado en 150 dólares el barril, por la caída de la demanda se ha reducido a 39,05 dólares el barril West Texas Oil y 44,24 dólares para el petróleo Brent. En lugar de ser una fuente de fortaleza, el colapso de los precios ha sido un producto de una deflación mundial.

Una crisis orgánica

trabajochinaLa “recuperación” ahora se ha agotado. La inversión está estancada o cayendo. Los capitalistas estadounidenses están sentados sobre una montaña de efectivo de 2 trillones de dólares, y no pueden desarrollar las fuerzas productivas como en el pasado. Mientras tanto, las fuerzas productivas se rebelan contra los límites del mercado y de la propiedad privada. Esta época del “estancamiento secular” no es de equilibrio. Lejos de esto. El ciclo de auge y recesión ha cambiado en este período, ahora los auges son débiles, mientras que las recesiones son profundas y prolongadas.

La crisis de 2008 fue un punto de inflexión. Marcó el comienzo de la mayor crisis desde la década de 1930, que todavía estamos sufriendo. La única razón por la que no tuvimos una depresión económica profunda como en los años treinta se debió a los masivos rescates a escala mundial, no menos importante en China, lo que permitió al capitalismo mantener su cabeza fuera del agua. Pero todas las viejas contradicciones han resurgido una vez más. La crisis se ha venido arrastrando a medida que la austeridad cortara el mercado y los salarios se mantuvieran bajos por todas partes. Refleja una crisis orgánica del sistema capitalista, donde ninguno de los índices anteriores de crecimiento, empleo, productividad o rentabilidad puede ser nuevamente logrado.

La sobreproducción periódica se manifiesta en recesiones profundas, como en 2008. Puede haber todo tipo de crisis, donde la línea de la producción capitalista se puede romper en gran número de lugares, incluyendo los mercados accionarios que no están directamente vinculados a las contradicciones en el modo de producción. Las crisis en las bolsas de valores, a fin de cuentas, son sintomáticas de los procesos que se desarrollan en la economía real. Pueden actuar como desencadenante de la crisis real de la economía. Ese fue el caso de la gran crisis de 1929 en Estados Unidos. El escándalo de los préstamos de alto riesgo y el colapso de Lehman Brothers actuaron de la misma manera en 2007/2008. Si esta actual caída de las bolsas de valores lleva a otra recesión no se puede predecir con certeza. Es evidente que los elementos están presentes para otra recesión mundial, pero que el actual desplome bursátil le sirva de gatillo es imposible de decir. Hay muchos elementos que pueden desempeñar este papel.

Todo lo que podemos decir con certeza es que “la recuperación” económica se ha agotado. Se está preparando una fase descendente.

Una muestra de lo que se viene

Como Marx explicó en el tercer Libro de El Capital “la causa final de una crisis real es siempre la pobreza y el consumo restringido de las masas, en comparación con la tendencia de la producción capitalista de desarrollar las fuerzas productivas de tal manera que solamente el poder absoluto de consumo de la sociedad sería su límite”.

Hoy en día, dada la austeridad y los recortes a los salarios reales, “el consumo restringido” es claramente evidente. La inversión, el alma del capitalismo, está perdiendo fuerza o secándose. Todas las contradicciones del capitalismo, lo que permitió que el sistema continúe en el período pasado, llegan una vez más a la superficie. La escena de nuevo se está creando para otro desplome aún más grave que la anterior.

Los estrategas capitalistas más serios tienen miedo porque todas sus posibles medidas de lucha ya fueron utilizadas y agotadas en la última crisis. Los gobiernos están agobiados financieramente con deudas colosales y las tasas de interés están en cero. Están reduciéndose a pequeños ajustes, como en China. Esto no va a salvarlos. La actual turbulencia del mercado bursátil no es más que un anticipo de lo que va a suceder.