Ucrania ha padecido durante estas últimas semanas una ola de asesinatos políticos. Todas las muertes han sido figuras de alto perfil relacionadas con la oposición al actual gobierno de Kiev. Los dos asesinatos más recientes, uno de un exdiputado del Partido de las Regiones y el otro de un periodista y escritor, coincidieron con la publicación de los datos de las víctimas en un sitio web llamadoThe Peacekeeper(La fuerza de pacificación) poco antes de su muerte.
Este sitio web, que cuenta con el apoyo de Anton Geraschenko, un asesor de relevancia del ministro del Interior de Ucrania, animó a sus seguidores de Facebook a enviar información al sitio sobre “presuntos terroristas y separatistas”, y pretende ser una base de datos con información sobre los “pro-rusos terroristas, separatistas, mercenarios, criminales de guerra y asesinos”.
En un intervalo de horas de diferencia el 16 y 17 de abril, Oleg Kalashnikov, un ex parlamentario vinculado al expresidente Yanukovich, y Oles Buzyna, un periodista que recientemente había aparecido en espacios de difusión rusos, fueron asesinados.
Según el experto en política Volodomyr Fesenko, un grupo que dice ser el Ejército Insurgente Ucraniano le envió un correo electrónico dirigido al Bloque de la Oposición, alegando su responsabilidad en los asesinatos. Fesenko citó la carta diciendo: “Estamos desatando una insurgencia implacable contra el régimen anti-ucraniano de traidores y lacayos de Moscú. A partir de ahora, sólo hablaremos con ellos utilizando el lenguaje de las armas, lo que sea necesario hasta su eliminación.”
Esta declaración del neonazi Ejército Insurgente ucraniano llega poco después de que hayan sido legitimados por el Parlamento de Ucrania, quien ha alentado la prohibición de todos los símbolos y propaganda comunistas y que, por contra, ha glorificado a los colaboradores de los nazis en la Segunda Guerra Mundial. También, recientemente, los elementos de extrema derecha en Ucrania han recibido un impulso con el nombramiento de Dimitry Yarosh, líder del fascista Sector Derecho, como Consejero del Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania. El Presidente Poroshenko se sustenta cada vez más en elementos fascistas para silenciar la oposición a su régimen.
Es reveladora la última entrevista concedida por Buzyna antes de su asesinato. En ella declaraba: “Estoy a favor de que las relaciones entre Rusia y Ucrania deban alcanzar más amplitud y cordialidad [porque] la” verdadera ” Ucrania es en gran medida dependiente de los lazos económicos con Rusia”. Continúa diciendo: “Hubo un golpe de Estado que con posterioridad se legalizó, hicieron todo, todo lo que quisieron, para que se viera aceptable … El hecho de que hubiera un golpe de Estado fue en gran medida culpa de Yanukovich, cuando fracasó en el desempeño de sus funciones como Presidente “. También describe el país como que está “gobernado internamente por ladrones ” y concluye diciendo que el gobierno “bombardea a civiles en las ciudades en vez de combatir a los terroristas … Eso es todo. Mi planteamiento es incómodo para el poder vigente en Ucrania”. Tras estas declaraciones críticas con el gobierno, una semana después, Buzyna moriría.
Estos dos asesinatos más recientes fueron precedidos por una avalancha de supuestos suicidios, que incumben a todas las personalidades públicas de la oposición. El 28 de febrero, Mijail Chechetov, ex diputado por el Partido de las Regiones, se arrojó al parecer desde la ventana del piso 17 de su apartamento en Kiev. El 9 de marzo, Stanislav Melnik, también un ex parlamentario del Partido de las Regiones y gerente de varias empresas en Donetsk, fue hallado muerto en su apartamento cerca de Kiev. Y, por último, el 12 de marzo, Oleksandr Peklushenko, otro ex parlamentario, apareció muerto con una herida de bala en su casa en Zaporizhzhya, al sureste de Ucrania.
Las autoridades de Kiev han afirmado que muchas de estas muertes son suicidios. Respecto a Buzyna y Kalashnikov, la respuesta del gobierno sugiere que podría ser autoría de Moscú el aniquilar personalidades públicas de la oposición como una tentativa de provocación. Esto parece, cuando menos, disparatado, como cuando Buzyna dijo en su última entrevista: “Cuando el país está gobernado por ladrones desde dentro, es muy fácil culpar a Putin. Pase lo que pase, Putin tiene la culpa”. En un contexto donde los fascistas están consolidando posiciones, tanto en el gobierno como en sus leyes, y dadas las consecuencias del margen de maniobra alcanzado a partir del frágil acuerdo de alto el fuego, parece que Kiev está aprovechando al máximo la coyuntura para dar rienda suelta a sus matones de extrema derecha contra sus oponentes.
Mientras tanto, las tropas de Estados Unidos empiezan a entrenar soldados de la Guardia Nacional de Ucrania, al tiempo que el Departamento de Estado de Estados Unidos reclama con hipocresía que Rusia viola los términos del acuerdo de Minsk por la acumulación de armamento en zonas prohibidas y por llevar a cabo maniobras con fuerzas rebeldes. Aunque el alto el fuego parece mantenerse estable en su mayor parte, se han producido estallidos violentos en ciertos puntos calientes, sobre todo cerca del puerto clave de Mariupol.
Poroshenko, bajo la presión de los nacionalistas ucranianos de extrema derecha, no será capaz de conciliar el apoyo fascista hacia su gobierno con un estado separatista en el Este del país. Esto someterá el alto el fuego a continuas presiones que irán en aumento cuanto más se prolongue. Sin embargo, Poroshenko reconoce el potencial para que el descontento generalizado, causado por la prolongación de la guerra en la zona oriental, se extienda ampliamente entre la población ucraniana occidental. De ahí que él este reforzando sus posiciones mediante la aniquilación de figuras públicas en torno a los que la oposición a su régimen podría unirse, allanando así el camino para una nueva agresión a las repúblicas del Este.