La reaparición de la violencia brutal contra los inmigrantes africanos, principalmente en algunas partes de Sudáfrica en la última semana, ha vuelto a destacar como centro de atención el empeoramiento de la situación que está desarrollándose en el país. Estos ataques reaccionarios van contra toda la esencia de la historia del movimiento obrero sudafricano, que nació principalmente de la necesidad de combatir este tipo de violencia y discriminación racista y xenófoba, para unir a todas las capas oprimidas de la sociedad bajo el paraguas de la solidaridad obrera.
Estos acontecimientos son, en esencia, una reacción contra toda la tradición del movimiento obrero sudafricano y deben ser inequívocamente condenados por todo el movimiento obrero. Es un indicador de la magnitud de la podredumbre que se ha fijado en la sociedad en el último período, como resultado de la crisis orgánica del capitalismo. Al mismo tiempo, subraya la crisis dentro del Congreso Nacional Africano (CNA) y el antiguo movimiento de liberación.
Las zonas más afectadas han sido los alrededores de Isipingo, Umlazi y KwaMashu. Más de mil personas se vieron obligadas a huir de sus hogares durante los ataques y muchos pequeños negocios de extranjeros han sido saqueados, y al menos cinco personas han sido asesinadas en Durban. En total, han muerto siete personas. Escenas similares de xenofobia tuvieron lugar en enero de este año, cuando cientos de personas se vieron obligadas a huir, abandonando sus negocios y hogares en algunas partes de Soweto. En 2008, tuvieron lugar escenas de horror similares en ocho de las nueve provincias de Sudáfrica, cuando también fueron atacados muchos extranjeros. En esa ocasión, miles de personas fueron desplazadas y 60 personas fueron asesinadas. [Ver artículo de 2008,“Xenofobia” sudafricana: ¡barbarie o socialismo!, en inglés]
La gran mayoría de los trabajadores ha reaccionado con sorpresa y repulsión por las escenas violentas desatadas en las zonas pobres de Durban. En la mejor tradición de la clase obrera, la gente se ha manifestado contra esta barbarie y ha tomado sobre sí misma la tarea de dar cobijo y refugio a muchas víctimas. El jueves 16 de abril miles salieron a las calles para marchar contra estos ataques y condenar la violencia gratuita contra inmigrantes indefensos. Iniciativas similares están planificadas en Johannesburgo.
La causa más inmediata de estos ataques se puede atribuir a los comentarios hechos por el rey zulú, Goodwill Zwelithini, hace tres semanas cuando dijo: ”Estamos pidiendo a los que vienen de fuera que, por favor, regresen a sus países”. Estas palabras fueron repetidas por el hijo mayor del presidente Zuma, Edward, cuando dijo que ”los extranjeros tienen que salir del país”. Lejos de disculparse por sus opiniones reaccionarias, retrógradas y racistas, Edward Zuma, el hijo del presidente en ejercicio, en realidad las ha defendido:
“Estas son mis opiniones personales y me atengo a lo que dije y moriré con ellas. No voy a dejar de decir la verdad. El gobierno debe dejar de escabullirse ante esta cuestión porque debe esperarse que esta gente regrese a sus comunidades y así evitemos malgastar el dinero de los contribuyentes en acomodarlos en campamentos”. (City Press, 14/04/2015).
Poco después, pequeños comerciantes extranjeros fueron atacados por bandas reaccionarias en las zonas del sur de Durban. Turbas empuñando palos comenzaron luego a merodear dirigiéndose a algunos inmigrantes africanos. Hubo gente golpeada y sus tiendas fueron saqueadas. El 7 de abril, el centro de la ciudad de Durban parecía un campo de batalla cuando estas turbas comenzaron a quemar neumáticos y a enfrentarse con la policía. Tiendas pertenecientes a somalíes y etíopes fueron saqueadas en la calle West de Durban.
Escandalosamente, el gobierno y otros dirigentes políticos anduvieron con pies de plomo alrededor del reaccionario monarca feudal no electo por nadie, tratando desesperadamente de no criticar al rey directamente por temor a molestar “sensibilidades culturales.” De hecho, el ministro del interior no quiso meterse en problemas, haciendo vagas referencias a las declaraciones del rey. De manera anecdótica esto muestra cómo un gobierno “elegido” nominalmente está comprometido con todo tipo de elementos privados y antidemocráticos de la sociedad capitalista.
Respuesta
El Congreso Nacional Africano calificó los ataques de “imperdonables” y “bárbaros”, y un “vergonzoso asalto a la humanidad de África”. Un portavoz del CNA señaló que muchos sudafricanos recibieron ayuda de otros países africanos durante la lucha contra el Apartheid. “Ustedes saben que cuando nos enfrentamos a la situación de tener que luchar contra el apartheid, recibimos refugio en los países de toda África, y esta no es la forma que defendimos en nuestra lucha por un cambio, en los inicios de nuestra liberación”.
El portavoz del CNA está claramente en lo cierto cuando dice que muchos países africanos dieron refugio a los activistas anti-apartheid. Pero tenemos que preguntarnos: ¿qué políticas ha perseguido el gobierno del CNA desde la caída formal del apartheid? Durante las últimas dos décadas, el partido gobernante ha abandonado por completo todo comentario sobre nacionalizaciones y ha barrido completamente de la mesa el tema del socialismo. El gobierno está aplicando políticas abiertamente capitalistas que han contribuido en gran medida al empeoramiento de las condiciones económicas y sociales.
Esta posición fue expuesta muy claramente por el presidente del NUMSA (sindicato metalúrgico), Andrew Chirwa, en su Conferencia por el Socialismo, el 16 de abril. “Camaradas, estamos aquí reunidos el día de hoy, cuando nuestro pueblo se siente frustrado a causa de las decisiones políticas de la alianza liderada por el CNA. La alianza liderada por el CNA ha fallado a nuestro pueblo y debe asumir la responsabilidad de lo que está sucediendo en el país hoy en día”, dijo. También dijo que a fin de cuentas se trata de un problema creado por el capitalismo y advirtió que no es un problema policial, sino un problema político. Posteriormente, el NUMSA y el expulsado secretario general del COSATU, Zwelinzima Vavi, han convocado a todos los sindicatos, incluidos los sindicatos del COSATU, a participar en una marcha contra la xenofobia, el 22 de abril.
El Frente Unido, impulsado por el NUMSA, culpó correctamente a la dirección del partido en el poder de coquetear con estas ideas reaccionarias y atrasadas durante el último período:
“El hecho de que las tiendas de los extranjeros en particular, sean objetivo de ataques, habla del afianzamiento que ha habido de las actitudes chovinistas, tribales y xenófobas entre los que han dirigido el país en los últimos años. Una responsabilidad importante por esta peligrosa tendencia debe ser colocada en la puerta del CNA, y su hábito compulsivo de culpar de sus fracasos a “elementos extranjeros” no especificados. Si el CNA está preocupado por el daño hecho a Sudáfrica por elementos extranjeros, no necesita mirar más allá de los propietarios de las corporaciones multinacionales a cuyas políticas ellos sirven, y a la especulación y saqueo al por mayor al que se dedican”.
De hecho, a medida que profundizaban su degeneración política los dirigentes del partido gobernante en el último período, y más veían disminuir su autoridad ante los ojos de las masas, fue cuando en mayor medida algunos comenzaron a avivar las llamas de la xenofobia y del racismo, apoyándose en las capas más atrasadas de la sociedad.
El secretario general del CNA, Gwede Mantashe, ha estado involucrado ampliamente en la agitación del frasco de la xenofobia en el último período. Por ejemplo, durante los 5 meses de larga huelga salarial del platino en 2014, Mantashe de manera infame y disparatada culpó a la huelga de estar controlada por “blancos extranjeros” que querían “desestabilizar” el país.
En enero de este año, una comisión gubernamental encabezada por la ministra de desarrollo de pequeñas empresas, Lindiwe Zulu, concluyó de hecho con la recomendación idiota y xenófoba de pedir a los propietarios de tiendas extranjeras que “compartan sus secretos comerciales” con los propietarios de pequeñas empresas locales. Añadió que “los extranjeros tienen que entender que están aquí como cortesía nuestra, y nuestra prioridad es la gente de este país en primer lugar.”
Esto es parte de una tendencia que arrastran sectores de la dirección del CNA de convertir las diferencias políticas en diferencias “étnicas”. Este es un problema que algunos dentro del CNA han reconocido. Por ejemplo, en 2012, los dirigentes de la región de Mopani en Limpopo, redactaron un documento llamado “tribalismo”, que instaba a los dirigentes a “ganar la guerra contra el tribalismo” en el CNA. El documento dice que el tribalismo se practica sobre todo en la distribución de cuadros políticos en el gobierno y en foros de discusión política.
El presidente derechista del COSATU, Sdumo Dlamini, dijo que él no lo llamaría ataques de xenofobia. “Si decimos xenofobia, entonces todos los extranjeros, ya sean de Europa o África, deberían ser una víctima”, dijo. ”Pero estos ataques tienen como objetivo solamente a los africanos, se dirige a las tiendas de estos ciudadanos africanos extranjeros”.
Para ser el presidente de una federación de sindicatos como el COSATU, muestra claramente una muy baja comprensión política. En lugar de discutir los problemas reales que hay detrás de estos acontecimientos, el señor Dlamini discute de semántica. La mayoría de los africanos que han emigrado a Sudáfrica son refugiados políticos y económicos que huyen de las condiciones de vida de extrema pobreza y / u opresión. Para la mayoría de los elementos atrasados que están participando en estos ataques, los otros africanos son vistos como una competencia directa por los escasos puestos de trabajo. En otras palabras, esta no es una cuestión nacionalista sino una cuestión de clase.
Condiciones sociales
Estos ataques xenófobos son el producto directo de las políticas capitalistas criminales impuestas a la sociedad por el gobierno y los capitalistas. En un país con una inmensa riqueza, muchas personas viven en condiciones deplorables. El desempleo, la pobreza, la falta de vivienda y el racismo forman un peso aplastante sobre los hombros de la mayoría de los trabajadores. La brecha entre ricos y pobres es más alta de lo que era en los días oscuros del Apartheid – y se está ampliando día a día. Para la mayoría de la gente, la vida se ha reducido a una lucha diaria por la supervivencia.
Grandes sectores de la población viven en circunstancias desesperadas que están empeorando día a día. Por otro lado una pequeña minoría, que posee y controla la inmensa riqueza del país, está reduciendo el nivel de vida de la mayoría aún más a causa de la crisis del capitalismo. Capitalistas como los Oppenheimers y los Ruperts poseen más riqueza que la mitad de la población en su conjunto. Más de 12 millones de personas se acuestan con hambre cada noche de acuerdo a cifras de la Red de Unidades de Seguridad Alimentaria de la Universidad de Ciudad del Cabo. Esta cifra se corresponde con cifras del Departamento de Agricultura, Silvicultura y Pesca, que dice que 12 millones de personas tienen “inseguridad alimentaria”. Esto está sucediendo en un país con algunas de las técnicas agrícolas más modernas, que produce enormes cantidades de excedentes de alimentos al año.
En el pasado, la gente esperaba que el fin del Apartheid traería un cambio profundo y significativo para sus vidas. Sin embargo, todos esos sueños han sido aplastados por el sistema de explotación del capitalismo que ya no es capaz de dar siquiera las concesiones más básicas a la población. De hecho, muchos de los logros que fueron conseguidos por medio de sacrificios están alejándose diariamente.
En estas condiciones de ataques a los niveles de vida, se ha generado una enorme ira y frustración dentro de la clase obrera y las comunidades pobres, que se ha expresado en huelgas y protestas muy combativas.
Pero mientras que esto ha estado sucediendo, es evidente que algunos sectores de la sociedad no han encontrado una salida a su ira y frustración. Se trata principalmente de pequeños comerciantes, algunos elementos lúmpenes y jóvenes desposeídos y descontentos que han perdido toda esperanza en el futuro. Después de décadas de profundización de la pobreza, el desempleo y el empeoramiento de las condiciones, impulsados por la desesperación y la ira, y sin perspectivas de mejora, estas capas pueden caer bajo la influencia de los reaccionarios. Los comentarios hechos por el rey zulú (que normalmente no tienen mucha influencia) pueden encontrar un eco porque ofrece una “solución” barata a estas capas en la forma de ahuyentar a estos inmigrantes africanos.
Sudáfrica tiene una población inmigrante de unos 5 millones de personas. Casi todas las personas que han sido víctimas de estos ataques bárbaros son inmigrantes africanos, principalmente de Somalia, Etiopía, Malawi y Zimbabwe. Se trata de personas que han huido a Sudáfrica debido a las condiciones económicas y políticas atroces en sus propios países, afectados por las guerras y la pobreza, y que querían escapar a un país de mayor desarrollo relativo. Las condiciones a las que estas personas están sometidas son causadas por el empeoramiento de la crisis del capitalismo. Un trabajador de Mozambique resumió la situación así:
“Elegí Sudáfrica debido a que las condiciones de vida son mejores que las de cualquier otro país. Yo creía en la nación del arco iris y de la paz creada cuando cayó el sistema del apartheid. Es un shock para mí que no sea el país democrático que pensé. Estoy decepcionado de que un hermano africano nos pudiera hacer esto. Hay una falta de amor en sus corazones”.
Otro migrante contó aThe Guardianel horror al que se enfrentaba:
“Un grupo de personas me gritó: ‘Ahí está uno de ellos. Atrapadlo y torturadlo’. Algunos de ellos eran personas que conocía hace muchos años. Pero yo creo que el Señor me salvó: corrí al centro comercial y llamé a la policía. Más tarde, los atacantes se fueron de casa en casa e hicieron una gran destrucción. No podía dormir. A la 1 de la madrugada escuché a vecinos que eran torturados, gritando y corriendo para salvar sus vidas”.
Las capas más pobres de la sociedad sudafricana atacan a personas que son igual de pobres mientras los ricos y poderosos, que son los responsables del desastre, apenas se ven afectados por todo esto.
La fragmentación del Movimiento de Liberación
Las causas profundas de esta violencia bárbara radican en la profunda crisis del capitalismo. Una cierta capa de la dirección del CNA vive en condiciones que son completamente diferentes y están desconectadas de la mayoría del pueblo. Estos son los Ramaphosa y Sexwhale que han sido cooptados por completo por los capitalistas y se han convertido en burgueses. Debajo de ellos hay toda una capa de funcionarios y burócratas del partido que ven un cargo político como un medio de enriquecimiento personal a través del enchufismo y la corrupción. Esta gente no tiene nada en común con las bases que generalmente los miran con desprecio.
Por otro lado, en las últimas dos décadas desde la caída formal del Apartheid, se ha producido una fuerte radicalización dentro de la sociedad sudafricana que se ha manifestado sobre todo en un fuerte giro a la izquierda. El número de huelgas de los trabajadores y de protestas de las comunidades se ha disparado a niveles inauditos. Esto ha tenido un efecto enorme en la alianza gobernante dirigida por el CNA, y de hecho en todo el paisaje de la sociedad sudafricana.
Un estado de ánimo radical se desarrolló en el ala juvenil del CNA con el importante llamamiento a “la libertad económica en nuestra vida” y a las nacionalizaciones. Este proceso condujo a la fundación de los Luchadores por la Libertad Económica. Procesos similares tuvieron lugar a la izquierda del CNA con el sindicato de trabajadores metalúrgicos NUMSA que rompió sus lazos políticos con el CNA y formó el Frente Unido y el Movimiento por el Socialismo.
A medida que la crisis del CNA y de la Alianza Tripartita (CNA, COSATU y Partido Comunista) se está haciendo más profunda, la élite gobernante está descansando cada vez más en el racismo, el nacionalismo y el tribalismo para defender su posición.
¡Por la unidad de la clase!
Los acontecimientos de las últimas semanas deben ser una advertencia para todo el movimiento obrero. La barbarie que fue vista en Durban no tiene nada en común con las tradiciones revolucionarias de la clase obrera sudafricana. De hecho, va en contra de todo por lo que los trabajadores han luchado a largo de muchas décadas. Esta violencia corre el riesgo de dañar la unidad de la clase obrera.
Por ahora estos ataques se han centrado principalmente en objetivos “fáciles” como somalíes, zimbabuenses y malawienses pobres. Sin embargo, conforme la crisis del sistema se intensifique, los mismos elementos podrían utilizarse contra el núcleo central de la clase obrera. El jueves pasado una de estas turbas reaccionarias amenazó de hecho con atacar la manifestación masiva contra la xenofobia en Durban. Pero la marcha fue mucho más grande que los reaccionarios y los habría aplastado si la policía no los hubiera ahuyentado.
Esto confirma gráficamente que la correlación de fuerzas está muy a favor de la clase obrera. El Estado y los patrones lo saben, y van a tener mucho cuidado para evitar un enfrentamiento directo con los trabajadores. Pero precisamente porque la relación de fuerzas es tan a favor de la clase obrera y la patronal puede ver las dificultades a que se enfrenta en futuras batallas con los trabajadores, podrían querer cooptar a algunos de estos elementos reaccionarios a fin de utilizarlos en ataques en el futuro.
Por tanto, es necesario que cada trabajador y sindicalista adopten una posición clara en contra de esto y condenen estos ataques bárbaros. En 2008 fueron los activistas sindicales y obreros quienes pusieron fin a la violencia. Es hora de hacer lo mismo. Sin embargo, no es suficiente con manifestarse simplemente contra estos desarrollos reaccionarios. Los sindicatos tienen que plantear la demanda de organización de comités de defensa de las comunidades, formados por trabajadores y jóvenes de todas las nacionalidades, y coordinarlos con el objetivo de aplastar este desarrollo reaccionario completamente para que nunca vuelva.
Como podemos ver, el capitalismo se tambalea de una crisis a otra con un costo humano espantoso para la mayoría de la gente. El sistema se encuentra en un callejón sin salida, que se manifiesta de diversas maneras. Pero también es necesario mantener un sentido de la proporción. La tendencia general en la política sudafricana es a la izquierda, no a la derecha. Lo que estamos viendo son arrebatos reaccionarios de elementos descontentos e insatisfechos con la sociedad, que han sido desechados y han encontrado temporalmente una forma de expresar su rabia.
Pero no van a permanecer en la escena. Con el tiempo, la maquinaria del Estado los borrará de las calles, teniendo mucho cuidado, sin embargo, de no aplastarlos por completo. La única manera de derrotar a estos elementos es tomar iniciativas masivas para reprimir este desarrollo reaccionario y asegurarse de que nunca levante su fea cabeza de nuevo. Al final, es sólo la lucha por el derrocamiento de este sistema capitalista monstruoso lo que puede resolver las cuestiones de la pobreza y de la miseria y terminar con las tendencias reaccionarias que aquél incuba. Como ha sido señalado agudamente por estos acontecimientos, la elección que tienen enfrente las masas sudafricanas es entre socialismo y barbarie.