Ni un muerto más en manos de la policía

“por los pibes de Cromañón, que hoy nos miran desde la tribuna más alta” 

El pasado 26 de enero La Renga se presentó en Villa Rumipal, provincia de Córdoba. Esta banda se caracteriza por hacer un rock crudo, que siempre va de frente, tanto en sonido como en letras. Es una banda que supo endurecerse sin perder la ternura, que habla por los pibes de barrio, que genera una identidad fuerte y un sentido de pertenencia increíble en la juventud trabajadora y explotada. La misma juventud que en las afueras de las canchas de fútbol o en las calles, cuando se marcha levantando las verdaderas banderas del pueblo,  sufren de la hostilidad policial.

La hostilidad de los policías que revisan a los pibes en la calle y los llevan a la comisaría por nada, que discrimina a “las gorritas”, la nueva forma de portación de cara. La hostilidad que genera la desaparición y muerte de Franco Casco, Luciano Arruga y todos los muertos por gatillo fácil de la democracia burguesa y su policía corrupta y asesina.

Esta vez fue en la provincia de De La Sota, ex diputado y senador, y desde 1999 gobernador de Córdoba. Lleva dentro la esencia de la derecha putrefacta del Partido Justicialista, siendo su provincia tierra liberada para la explotación sexual y el tráfico de mujeres gracias a una narcopolicía que se queda ciega ante cualquier negociado del que pueda sacar provecho, pero a la hora de enfrentarse al pueblo parece entrenada en la Alemania nazi y congelada hasta llegar a las sierras cordobesas.

La Renga suele aprovechar el verano de sus seguidores y tocar en el norte argentino y Córdoba, tradicionales destinos turísticos nacionales. Cuando tocaron el sábado 26 de enero en la ciudad de Villa Rumipal se registraron hechos violentos entre la policía cordobesa y los asistentes al recital, precisamente en los puntos de control de acceso. El joven Ismael Sosa, de 24 años, fue perdido por sus amigos en algún punto de la entrada, un testigo, empleado del poder judicial que estaba con su hijo de 13 años, vió cómo le pegaban a un pibe que podría haber sido Ismael Sosa.

Ismael fue encontrado muerto en el embalse de Río Tercero el 29 de enero, tras estar desaparecido desde el momento del ingreso al show, habiendo sido visto por última vez en los controles policiales.

En el día de hoy (lunes, 9 de febrero) el fiscal Alejandro Carballo dijo públicamente que en el cuerpo de Ismael Sosa “no se encontraron evidencias de golpes, cortes u otros traumas”. La mamá de Ismael dijo que la investigación presenta una serie de irregularidades, de las cuales resalta que el fiscal y tenía el resultado dos días antes de que se haga la autopsia. Por otro lado, uno de los testigos escucho a un policía decir “qué flor de puñete que le hice comer”. Se sospecha que el gran número de testigos ha recibido amenazas para que no declaren, ya que en primera instancia habían prestado ayuda y ahora no se tienen más noticias.

Por eso dijo que se va a poner al frente de la causa, “les voy a destapar todo lo que tienen escondido”, manifestó. Actualmente continúa la investigación en la capital cordobesa aunque ella dijo: “A mi hijo querían ponérmelo en un ataúd y mandármelo”. (http://notas.org.ar/2015/02/08/continua-investigacion-muerte-ismael-sosa/)

Por ahora, los hermanos de Ismael Sosa  comenzaron, vía Facebook, comunicados que la gente se encargó de hacer circular sin otro interés de que se haga justicia por Ismael, y por todos los pibes. Porque este no es un caso aislado, sino es otra víctima de la telaraña policial que también mató a Walter Bulacio, que en Rosario permite y hasta es cómplice del narcotráfico que asesina a jóvenes y adultos rosarinos de los barrios, la misma matriz policial que en los 90’s barría las calles de la provincia de Buenos Aires a fuerza de balas, la misma que reprime a los trabajadores cuando luchan por sus puestos de trabajo.

¡Es necesario salir a marchar y participar en los pedidos de justicia!

¡Ni un muerto más en manos de la policía!