Editorial de Militante nro. 75
Después de que se pintara la Plaza de Mayo con una inmensa masa de jóvenes, familias, trabajadores y obreros -que festejaran y expresaran su apoyo al gobierno de Cristina Fernández en el acto del 25 de mayo- se abrieron las gateras para que la oposición emprendiera una carrera desesperada para tejer alianzas y, así, enfrentar al gobierno nacional en las legislativas 2013.
Pareciera que todo el abanico de opciones esta a la venta. El peronismo de derecha, De Narváez y el gobernador cordobés De la Sota cerraron un acuerdo con Hugo Moyano.
Sergio Massa que inscribió su partido, el Frente Renovador, sin haber definido aún si va a jugar como opositor al gobierno nacional.
Jorge Macri, Federico Storani y Leopoldo Moreau, Raúl Alfonsín, Lousteau, Terragno, Ocaña, Pino Solanas, y la clerical Carrió y Lavagna.
Mención aparte para el FAP, que ya no existe como tal en Buenos Aires. De los cinco partidos que lo integraban: tres (los “progresistas” GEN, PS, y Libres del Sur) desertaron y fueron con la Unión Cívica Radical y los otros dos formaron el nuevo frente PODES, que conformó una lista de diputados nacionales incluyendo a UP de la CTA Micheli, al PTP y al MST.
El FIT por su lado, reedita el frente con Jorge Altamira y Castillo, privándose de conectar con el movimiento de masas, por su política sectaria. Manteniendo una política reñida con la táctica de frente único.
Todos en un circo de locos, pareciera que se abrió el libro de pases como en el fútbol, ven como se acomodan unos con otros. Pero en algo sí tienen un acuerdo, un común denominador: batir al gobierno de la Presidenta Cristina de Kirchner.
Si hay un hilo conductor en esta contienda que avecina, es la conducta de estos grupos políticos. La expresión más clara estuvo en boca de Pino Solanas, cuando declaró “que su acuerdo con el radicalismo y el sector de la Coalición Cívica integrado por Alfonso Prat Gay responde a un “paso táctico” que no se mantendrá más allá de octubre.
Esta es la lógica que reina en el arco opositor al gobierno. Conformar un frente anti kirchnerista.
La mediocridad de estos dirigentes políticos, emana por los poros, sin que se les caiga una sola idea que pueda anclar profundamente en los sectores populares, y entre bambalinas levantan un proyecto político económico con plena subordinación al gran capital nacional y extranjero.
Absteniéndonos por un momento de una valoración sobre el gobierno de la presidenta Cristina Fernández, es un hecho objetivo que sostiene y propicia políticas que benefician a los sectores populares, jóvenes y trabajadores; sumado a cierta independencia con el capital más rancio.
El resto del arco político, es sólo escoria que se revuelve en su impotencia y en la desesperación de sus amos.
El kirchnerismo
Han sido diez años en que los trabajadores nos hemos fortalecido como clase, y como dijo Cristina Fernández en su último discurso en Plaza de Mayo, ¨…no fuimos importantes ni seremos importantes por nosotros mismos. Somos apenas una herramienta de ustedes, del pueblo y me refiero, no solamente a los que están en esta plaza.¨ Revela la fuerza de la clase obrera y la juventud, cuando se pone en marcha por sus intereses históricos.
Siendo un gobierno que ha ampliado los derechos de la ciudadanía, con medidas como el matrimonio igualitario, la fecundación asistida, el encarcelamiento de los represores, ley para que se democratice la justicia, ley de medios audio visuales, paritarias anuales, recuperación parcial de YPF, nacionalización de las AFJP, nacionalización de Aerolíneas Argentinas etc.; debemos decir que presenta limitaciones insalvables en la medida que pretende conciliar lo que no se puede. Los intereses de un capitalismo “serio”, productivo con los intereses de los trabajadores.
La lamentable tragedia ferroviaria, que costó la vida a tres trabajadores y los cientos de heridos, demuestra lo que plantamos, ya que la parte de responsabilidad del gobierno en esta nueva tragedia es inocultable. Más allá de las inversiones y las mejoras realizadas tras la Tragedia de Once por parte del gobierno nacional, la crisis del sistema ferroviario es tan profunda, que resultan insuficientes los avances habidos.
La limitación y el déficit que ocasiona que los trenes sigan estando en manos de quienes lucran con lo que debería ser un servicio público eficiente y de calidad, obtura una verdadera solución al problema del transporte.
Las elecciones legislativas
Las elecciones legislativas deben servir para avanzar en mayores derechos y conquistas laborales con los proyectos presentados. Deben expresar una instancia que ayude a organizar a más sectores populares, acompañado con movilizaciones para cerrarle el camino a la derecha.
Siendo verdad que desde hace tiempo se debate apasionadamente sobre los grandes problemas nacionales, en los lugares de trabajo, en las universidades, etc. las elecciones brindan mayor atención del pueblo. Entonces, esta instancia debe servir para llegar a más y más compañeros.
Por esto, las legislativas deben ser un instrumento que fortalezca el camino de mayor unidad y organización.
Los que se postulan a puestos legislativos, deben ser elegidos en plenarios democráticamente.
Avanzando en trabajar entre quienes tenemos mayor afinidad, para más luego, abarcar a más compañeros y definir qué políticas llevar adelante.
No se trata de que el legislador una vez elegido se disocie de quienes los hemos elegido.
Qué tenemos que hacer
Apoyando a las elecciones legislativas como una tribuna que denuncie el papel del amplio arco opositor y sus propuestas, que lejos de beneficiar a los sectores más golpeados y a los trabajadores, intentan retrotraer la situación en nuestro país, a la época de los ’90.
Apoyamos también, en que se avance en más derechos y en mejorar las condiciones generales de vida de quienes producimos la riqueza.
Ubicándonos en la trinchera de Unidos y Organizados, debemos delimitar políticamente con los caballos de Troya, como ser: Insfran, Gioja, Capitanich, Scioli y demás yerbas, que conviven con los sectores de trabajadores que son los que genuinamente sostienen una verdadera transformación.
Ganar una década más, significa avanzar en el control de los resortes fundamentales de la economía del país, controlados democráticamente por los trabajadores y el pueblo pobre.