El gobierno retrasa la aprobación de la LOMCE, hay que incrementar la escala de la movilización
Este pasado 9 de mayo volvimos a vivir otra huelga general de enseñanza en todo el Estado. Esta huelga y sus movilizaciones se han sumado a las de hace un año y a las numerosas movilizaciones que se han dado de forma dispersa alrededor de todo el Estado, tomando forma de mareas verdes, encierros, y diversas acciones en donde han participado desde profesores hasta padres, madres y estudiantes.
Seguimiento desigual del paro, éxito rotundo de las manifestaciones
Una vez más nos encontramos con una guerra de cifras entre el Gobierno y los sindicatos. El Gobierno, manteniéndose fiel a su política incendiaria y de provocación ha menospreciado las movilizaciones, tildándolas de ridículas y residuales. Por otro lado, los sindicatos cifran la participación general en un 72% en el caso de la pública y un 25% en la concertada. En el caso de la universidad, el seguimiento del paro ha sido más escaso y mucho más desigual por universidades y facultades.
No obstante, donde si se puede observar el calado y relevancia de las movilizaciones en toda su expresión ha sido en las multitudinarias manifestaciones que se han dado en más de 50 ciudades y en donde ha predominado un ambiente combativo con una participación notable de estudiantes y de padres y madres en muchas de ellas. En el caso de Madrid, la manifestación aglutinó cerca de 120,000 personas, mientras que Barcelona contó con 100,000 personas. También se vieron manifestaciones multitudinarias en Valencia y en Sevilla, entre otras.
Esto, en cierto modo era de esperar y sigue la tónica general de las últimas huelgas generales, donde la fortaleza de las huelgas se dejaron ver principalmente en la grandeza de las manifestaciones, que fueron históricas en muchas ciudades. Hay que tener en cuenta que nos encontramos en un momento de grave crisis, donde en los dos últimos años ha habido un incremento exponencial de las movilizaciones. Muchos trabajadores se hacen la pregunta ¿Después de tantas manifestaciones y huelgas, qué hemos conseguido? Por otro lado, en la enseñanza concertada (privada con subvenciones del Estado) las presiones y amenazas de despidos explica el bajo seguimiento del paro. Esto, en su contra, significa que este sector, el más explotado del profesorado, exprese y canalice su descontento a través de las manifestaciones.
El Gobierno recula…¿Por cuánto tiempo?
Nos encontramos ante un Gobierno que hace aguas por todos lados. De manera completamente irresponsable para los intereses de la burguesía y la Troika (quienes verdaderamente decretan los recortes), el PP (en especial Wert y Gallardón) ha abierto varios frentes que han vuelto a traer viejos elementos del franquismo sobre la mesa, como el ataque visceral a la inmersión lingüística en catalán, supresión del derecho de huelga, las reválidas, ley de aborto que retrocede más allá que la de 1985… Esto ha generado crispación incluso dentro de sus propias filas, una crispación que desde el punto de vista general de la clase dominante es innecesaria.
A pesar de que el Gobierno no tiene intención de retroceder ni un ápice en su política, este paso atrás demuestra su debilidad e incertidumbre sobre sus propias fuerzas. Esta retirada temporal de la LOMCE sólo apunta hacía un amago para calmar las tensiones después de la presión que han visto en las calles, pero no pueden ocultarse por mucho tiempo, máxime cuando la UE y la burguesía alemana están pidiendo una aceleración de los ataques.
Aprovechar la debilidad del Gobierno, elaborar un plan de lucha masivo
Debemos saber aprovechar esta inflexión por parte del Gobierno para acelerar su arrinconamiento. Es necesaria una gran movilización antes de terminar este curso que eleve la autoconfianza del movimiento. La marcha a Madrid de los mineros hace un año es un ejemplo a seguir de cómo una lucha de un determinado sector puede levantar la solidaridad y simpatía de amplios sectores de la clase trabajadora y minar la autoridad del Gobierno.
Por otro lado, es indispensable unificar y organizar el movimiento en todo el Estado de cara a salir a la ofensiva el curso siguiente. Se debe aprovechar este verano para elaborar una hoja de ruta unificada donde participen todos los sindicatos de profesores, personal administrativo, organizaciones estudiantiles estatales y locales así como asociaciones de padres y madres. Con el objetivo de organizar una respuesta contundente desde el primer día de curso.
Debemos ver las expectativas, IU se encuentra en una perspectiva de voto cercana al 17% (16,6% según publicaba, el domingo 12 de mayo, El País). Por primera vez en 30 años se está poniendo sobre la mesa la cuestión del poder. La caída del Gobierno por la presión de las masas o la derivación de la situación hacia un gran pacto nacional entre el PP y el PSOE es una perspectiva que no debemos descartar. Debemos partir de la realidad, en la actualidad, la única manera de defender la educación y sanidad pública, el derecho a una vivienda y a un trabajo digno pasan por la expropiación de las grandes palancas de la economía en beneficio de la mayoría de la sociedad. Desde IU debemos impulsar un frente común para derrocar a este Gobierno de los banqueros y de los capitalistas, como primer paso para la construcción de un Gobierno de los trabajadores, de los parados, de los desahuciados y de la juventud, que acabe de una vez por todas con esta lacra para la humanidad, llamada capitalismo.