Un millón y medio de personas salieron a las calles de 40 ciudades diferentes en Portugal para protestar contra los recortes de austeridad y contra la troika el sábado 2 de marzo. Fue una de las manifestaciones más grandes de la historia del país, al mismo nivel que las del 15 de septiembre y las grandes movilizaciones durante la revolución en 1974-75.
Las cifras de asistencia difieren ampliamente, pero según a los organizadores hubo entre medio millón y 800.000 en Lisboa, con manifestaciones en toda la geografía del país, desde las lejanas islas Azores a las principales ciudades en el continente, Oporto, Braga, Coimbra, etc . No hay que olvidar que la población total de Portugal es de alrededor de 11 millones.
La consigna de la protesta y también de sus organizadores “Que se lixe a troika” se puede traducir por “que se joda la troika”. La razón inmediata de la convocatoria de esta protesta fue la visita de una delegación de la troika (en representación del FMI, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea) para analizar la aplicación del Memorando de Entendimiento, las condiciones impuestas al país durante el “rescate” en el 2011.
Como si fueran enviados imperiales inspeccionando una provincia ocupada, los representantes de la troika, los “hombres de negro”, pasarán tiempo en los diferentes ministerios y autoridades económicas de Portugal para asegurar que el programa draconiano de recortes, privatizaciones y ataques a los derechos de los trabajadores, se está aplicando hasta su más mínimo detalle. Al final de su visita entregarán un informe, que exigirá todavía más recortes.
Hay un sentimiento de profunda ira y resentimiento tanto en contra de la troika y como contra el gobierno de derechas de Passos de Coelho que aplica sus dictados. Las medidas de austeridad implementadas han afectado a casi todos los sectores de la población e incluyen aumentos en las tarifas del transporte público, la introducción de pago por el uso del servicio nacional de salud, recortes draconianos del gasto social, recortes en los salarios de los funcionarios públicos y los trabajadores del sector público, un aumento en la tasa del IVA, recortes en las pensiones, etc
Como era de esperar, el resultado de estas políticas ha sido el de reducir masivamente el consumo privado, profundizando así la recesión y por consiguiente, haciendo totalmente inviables los objetivos de reducción del déficit. La economía se desplomó en un 3% en el 2012, después de una caída del 1,7% el 2011, y se prevé que continúe en recesión en el 2013 con una caída adicional del 2%. Las medidas de austeridad han fracasado, incluso según sus propios baremos y objetivos declarados, y han provocado el sufrimiento de la mayoría de la población. El desempleo, que era de menos del 8% antes de la crisis en el 2008, ha aumentado hasta récord histórico del 17,6% (un 40% entre los jóvenes).
El gobierno de Passos de Coelho trató de presentarse como el “alumno aplicado” de la troika, cumpliendo todos sus objetivos y yendo incluso más allá de lo que se requería, en contraste con los “griegos poco fiables”. En septiembre, el gobierno anunció un aumento de las contribuciones de los trabajadores a la seguridad social al tiempo que reducía las contribuciones patronales. La medida equivalía a la pérdida de un mes de salario para muchos trabajadores. Fue la gota que colmó el vaso, provocando una respuesta rápida en la forma de un movimiento espontáneo que culminó en las enormes manifestaciones de protesta del 15 de septiembre. La presión fue tal que el gobierno se vio obligado a dar marcha atrás en esa medida concreta. Esto a su vez le dio al movimiento un sentimiento de que la lucha podría obligar al gobierno a retroceder, aunque fuera de manera parcial y temporal.
Las protestas del 2 de marzo, fueron precedidas por una gran manifestación en Lisboa el 16 de febrero, convocada por el poderoso sindicato comunista CGTP-IN con consignas claras: “tenemos que parar el saqueo a los trabajadores y el pueblo -derrotar el gobierno y su política de derechas- construir una alternativa de izquierdas.”
En un incidente hace una semana, los activistas anti-austeridad interrumpieron la intervención semanal de Passos de Coelho en el Parlamento, cantando el himno revolucionario Grandola Vila Morena (ver VIDEO) desde la galería pública. Esta fue la canción que marcó el comienzo de la revolución en 1974 y contiene la frase “el pueblo es el que manda” (O povo e quem mais ordena). Este incidente encapsula el estado de ánimo del país contra el gobierno. En los días posteriores, ministros y representantes gubernamentales han tenido que enfrentarse a los activistas que cantaban Grandola Vila Morena donde quiera que aparecían.
La marcha en Lisboa el sábado iba precedida por una pancarta con ese lema “O povo e quem mais ordena” y la mayoría de las consignas exigían la renuncia del gobierno. Las grandes manifestaciones en Oporto y Lisboa, con cientos de miles de asistentes, terminaron con el canto de Grandola Vila Morena por la multitud con el puño levantado (ver VIDEO de Lisboa y de Oporto) El sentimiento general es de que el pueblo quiere el fin de las políticas de austeridad y piensan que el único modo en que se puede lograr es derrocando a este gobierno a través de la acción de las masas en las calles.
La manifestación de Lisboa aprobó una simbólica “moción de censura popular” que entre otras cosas afirmaba ser la “declaración pública de una creciente voluntad del pueblo de tomar en sus manos la dirección del país, derrumbando un poder corrupto que se viene arrastrando a lo largo de varios gobiernos” y exigía, “como punto de partida, la dimisión del gobierno, el fin de la austeridad y del dominio de la troika sobre el pueblo, que es soberano”.
La clase dominante, sin duda, está preocupada, y ya se escuchan voces que piden a la troika algo de “indulgencia”, tal vez un año o dos más para alcanzar los objetivos de reducción de déficit. Sin embargo, el movimiento es claro en este punto: “no queremos estas políticas, incluso si se aplican en un plazo de tiempo más largo”.
Las organizaciones sindicales de los oficiales y suboficiales, que también han estado movilizando en contra de los recortes en los últimos dos años, también estuvieron presentes en las protestas, trayendo ecos de la revolución de 1974-75 que fue iniciada por un movimiento dentro de las Fuerzas Armadas.
También había una sensación de que la lucha contra la austeridad es parte de un movimiento internacional. La huelga general del 14 de noviembre, que ha paralizado el país se llevó a cabo simultáneamente con una huelga general en la vecina España y protestas sindicales en varios otros países. Siguiendo el ejemplo de las manifestaciones de las mareas unidas del 23 de febrero en el estado español, la manifestación en Lisboa se organizó sobre la base de “mareas” que representaban a los distintos sectores afectados por los recortes (salud, educación, jubilados). Se habla ya de un día de acción coordinado que incluya al menos el estado español y Portugal. La experiencia de los trabajadores y la juventud de un país se está pasando a otros. A pesar de las diferencias de grado, los recortes de austeridad brutales que se están aplicando en los llamados PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) son básicamente los mismos, están teniendo el mismo impacto en los trabajadores, y con razón, los movimientos de estos países quieren aprender unos de otros. Una de las consignas escuchadas fue “Grecia, España, Portugal, nuestra lucha es internacional”.
Sin embargo, incluso las manifestaciones más grandes y más combativas, por sí solas, no van a derrocar al gobierno. Es necesario combinar estas demostraciones de fuerza del sentimiento popular en contra de los recortes (y se habla ya de organizar otra con motivo del aniversario de la revolución el 25 de abril), con la acción huelguística para derrocar al gobierno. Ya ha habido tres huelgas generales en Portugal en los últimos 3 años, que han paralizado el país. Ahora es el momento para que los sindicatos, en particular la CGTP, los partidos de izquierda que se oponen a los recortes, el Partido Comunista y el Bloco de Esquerda, junto con las campañas contra la austeridad, organicen un plan de acción sostenida y creciente, incluyendo una huelga general de 48 horas, con el claro objetivo de derrocar al gobierno, repudiar la deuda (en oposición a su renegociación o auditoría) y la anulación de todos los recortes y los ataques aplicados en los últimos años.
Los partidos de la derecha en el gobierno están extremadamente desacreditados y la dirección socialdemócrata del PS, a pesar de que formalmente apoyaron la protesta del sábado, también está muy desacreditada ya que ellos fueron los que aplicaron las mismas medidas de austeridad justo antes del gobierno actual, y sólo han adoptado una postura de oposición muy tímida muy recientemente. Esto plantea la cuestión de cuál es la alternativa una vez que el gobierno haya sido derrotado. Si el Partido Comunista y el Bloco ofrecieran un programa claro en contra de la crisis del capitalismo, vinculando la lucha contra los recortes y la austeridad a la lucha por el socialismo, se verían enormemente fortalecidos y podrían ganar unas elecciones anticipadas.
Traducciòn: Lucha de Clases (España)