Caracas volvió a ser el escenario de una movilización enorme de masas en defensa de la revolución. El 23 de enero es un día nacional de lucha en Venezuela. Fue el día en que la infame dictadura de Marcos Pérez Jiménez cayó en 1958, derrocado desde abajo por el movimiento de masas.
La oposición trató de tomar ventaja cínicamente de la enfermedad de Chávez y llamó a una manifestación el 23 de enero para protestar contra el “estado inconstitucional”, es decir, contra el aplazamiento de la toma de posesión de Chávez. Los dirigentes del PSUV respondieron llamando a las masas a tomar las calles el mismo día.
Ante la perspectiva de ser completamente superados en número y fuerza, los líderes de la oposición suspendieron su marcha y la reemplazaron con un llamado a una pequeña manifestación que tuvo lugar en el Parque Miranda, una zona de clase alta de Caracas, con menos de 6.000 asistentes.
Mientras tanto, cientos de miles de chavistas llenaron varias plazas, marchando hacia el barrio 23 de Enero. Un contingente grande estaba compuesto por los sindicatos, tanto de la UNETE y la CBST. Miles de hombres y mujeres de la milicia con uniformes verdes también marcharon, enviando una clara advertencia a la oposición. Chavistas de base llevaban pancartas en la marcha, que incluían consignas contra los pactos o acuerdos con la derecha.
Es evidente que la MUD (Mesa de la Unidad Democrática), líderes de la oposición, tuvieron un enorme miedo de provocar un estallido de rabia por parte de las masas revolucionarias. Fue por eso que retiraron la primera convocatoria a una marcha y se limitaron a una reunión mal organizada internamente. Por cierto, un equipo de reporteros del canal estatal VTV fue atacado violentamente cuando trataba de cubrir esta reunión, lo que dejó como resultado el traslado de un operador de cámara al hospital. Esto demuestra el verdadero carácter de esta supuesta oposición “democrática”.
A pesar de que continúan sembrando dudas sobre la legitimidad de la ausencia de Chávez, ellos saben que el tema de su enfermedad es un tema muy delicado. Todas las manipulaciones y tergiversaciones, especulaciones de una parte de los medios de comunicación burgueses y de los líderes de la oposición los han desacreditado. En vez de poner en tela de juicio a la revolución, la campaña de la oposición ha hecho que millones de chavistas se enfurezcan porque la MUD estaba aprovechando cínicamente la enfermedad del presidente Chávez.
El principal sentimiento entre las masas es que no debe haber ningún tipo de compromiso con los enemigos de la revolución. Eso es absolutamente correcto. Los sectores inteligentes de la burguesía tienen la esperanza de que sin Chávez en la presidencia, una lenta transición hacia la “normalidad” pueda tener lugar. Esto podría ser completado deshaciendo poco a poco todas las conquistas de la revolución; las misiones sociales, las nacionalizaciones, los elementos de control obrero, la reforma agraria y así sucesivamente.
Pero las masas se opondrán a tal desarrollo ferozmente. La marcha de hoy lo demostró con claridad. Independientemente de la situación de Chávez, que aún se encuentra en La Habana, mejorando su salud, la principal tarea que tiene que ser llevada adelante por la revolución es destruir el poder social de la contrarrevolución.
La campaña contra el acaparamiento y la especulación de los alimentos básicos en las últimas semanas, en las que el gobierno ha confiscado miles de toneladas de alimentos mantenidos en almacenes fuera de la cadena de distribución, ha puesto de manifiesto la imposibilidad de la introducción de elementos de regulación estatal al mercado capitalista .Todo ello consigue sólo una huelga de capital. Salvo que uno vaya hacia la planificación democrática de la economía en beneficio de la mayoría de la población (y esto sólo puede hacerse a través de la expropiación de los medios de producción), cualquier intento de controlar y regular el capitalismo sólo creará más caos, desorganización, inflación y fuga de capitales.