A tres años y medio del golpe de estado en Honduras, donde la burguesía nacional y el imperialismo actuaron como un solo hombre para echar del gobierno a Mel Zelaya y enfrentaron una de las movilizaciones más dignas de nuestro pueblo. Por más de 80 días los jóvenes, trabajadores y amas de casa salieron a luchar en las calles y, en algunos casos, ofrecieron su vida. Hoy la lucha de clases ha recuperado nuevamente el vigor, en este caso el terreno ha sido la elección interna dentro del nuevo partido Libre.
Un periodo de tensa calma y mucha represión
Después de aquellas jornadas revolucionarias donde nuestro pueblo luchó hasta el cansancio contra la dictadura y estuvo a poco de tomar el poder (lo que desgraciadamente no se pudo conseguir por falta de una dirección que pudiera guiar al Frente Nacional en contra del capitalismo) le siguió un largo periodo de retroceso y represión.
Una vez que el gobierno de Lobo se consolidó en el poder, vino un intenso golpeteo a los sectores en lucha. Particularmente cruento ha sido en el Bajo Aguán, donde más de 80 compañeros campesinos han caído muertos por las balas de la dictadura. En todo el territorio la represión ha sido cosa de todos los días y los derechos humanos simplemente no han importado nada.
De esto no sólo fue causante el gobierno. El debate que se tuvo dentro del Frente Nacional que derivó en prácticamente la desmovilización del sector social de la resistencia también ayudó que la represión se acentuara.
El debate sobre si nos convertíamos en partido o nos manteníamos como un movimiento social no fue utilizado para cohesionar un nivel político más desarrollado de la militancia, sino para desmovilizar a los sectores más activos en los barrios, purgar de forma casi automática a los sectores más radicalizados y arrinconar a los sectores del movimiento social para dar paso a una ala más conciliadora, que son los que ahora se han hecho representantes del nuevo partido Libre para las próximas elecciones.
El gobierno de Porfirio Lobo ha profundizado los ataques
Mientras que se desarrollaba esta discusión en la resistencia, el gobierno de Lobo ha mantenido su ola de ataques a nuestro pueblo. Empujado por la crisis a nivel internacional y por las exigencias de la oligarquía hondureña, ha aplicado más de ocho exoneraciones fiscales, paquetazos y privatizaciones.
Se ha modificado el régimen de jubilaciones a los trabajadores, se han impulsado las llamadas ciudades modelo que plantean crear pequeños islotes paraíso a costa de entregar nuestro país al capital extranjero y nacional.
También justifica sus ataques al plantear que el gobierno no tiene dinero para pagar a los empleados públicos, y los maestros han sido atacados con severas medidas de austeridad. El sector salud se ha movilizado en contra de los ataques al salario, lo mismo han hecho los profesores. Esta lucha también es para defender sus sindicatos que han sido violentamente atacados.
Un nuevo despertar en las elecciones internas
A primera vista pareciera que la decisión del Frente de convertirse en un nuevo partido es un error porque simplemente se abandona la lucha social y se pone toda la atención en el frente electoral.
Esto no es exactamente así. Dentro del partido Libre hay compañeros que sostenemos que no está de más participar en las elecciones, pero que eso no implica que se abandone la lucha en las calles. En realidad las elecciones sólo son un complemento de la lucha revolucionaria en las calles.
Pero así como existen estos sectores de izquierda, también hay sectores que empujan hacia el otro lado, gente muy cercana a Mel Zelaya plantea que la única lucha que se tiene que dar es la electoral. Esto es un error, esta gente quiere convertir a Libre en un aparato electorero y cortar todos los vínculos de Libre con la resistencia. No lo podemos permitir.
No obstante estas diferencias, la gente de base de los barrios y pueblos han apoyado a Libre en las internas. La oligarquía y sus medios de comunicación trataron de hacer ver que acudió poca gente a nuestras casillas. Esto es falso: en la primera vez en la historia que un partido de izquierda y en clara oposición al partido Liberal y al Nacional (ambos partidos de la oligarquía con más de 100 años de existencia) participa en unas internas y saca más de 600 mil votos, muy por delante de cualquiera de los dos partidos burgueses.
Creemos que es totalmente posible que en las elecciones del próximo año el partido Libre pueda ganar con la compañera Xiomara Castro al frente. Sin embargo no es exactamente claro que la oligarquía se siente a ver con los brazos cruzados cómo el pueblo llega al gobierno. La posibilidad de un fraude electoral o un nuevo golpe de estado es totalmente posible
La primera batalla es a lo interno
La primera batalla se ha librado en las recientes elecciones internas donde la corriente más de derecha ha utilizado todo tipo de artimañas para hacerse de los próximos candidatos del partido.
Para comenzar, la participación ha sido desigual en el sentido de que hay sectores pudientes que han financiado su campaña interna con mucho dinero, cosa con la que los de abajo, los trabajadores o jóvenes en los barrios, no contamos.
En otros casos se habla de fraude por parte del ala de derecha. No nos espanta este tipo de cosas, en un partido que se está formando siempre hay varias alas a lo interno que luchan por hacer del nuevo partido o una herramienta de lucha de los explotados o un aparato electoral que sea el trampolín para nuevos diputados y senadores (disque de izquierda) que lo único que buscan es ganar dinero fácil en un puesto legislativo.
La lucha a lo interno se va a desarrollar de forma más aguda cuanto más se acerquen las elecciones, por eso es fundamental que todos los que hemos participado (desde la resistencia y que somos de los sectores de izquierda ligados a las luchas sociales) nos organicemos en una sola corriente que pugne para que Libre deje de lado todos vicios de la burguesía como la corrupción e imposiciones a lo interno.
Además nuestra lucha también tiene que ser por impulsar el programa que se ha aprobado, nuestra lucha tiene que ser contra el capitalismo y por una sociedad socialista, libre de explotación. De esta lucha interna va a depender el futuro de Libre y del pueblo hondureño en el próximo periodo.
Tenemos que aprovechar toda la fuerza que la juventud está poniendo nuevamente en Libre, los jóvenes son un sector fundamental. Tenemos que pugnar porque los jóvenes podamos organizarnos y tener exigencias propias e incluso órganos de trabajos propios a lo interno del partido.
La formación política de la juventud es esencial para distinguir hacia donde llevar a nuestro nuevo partido ¿queremos un partido que sólo luche por pequeñas reformas o un partido que además de esas reformas se proponga terminar con la explotación, el hambre y la miseria? Esta es la pregunta fundamental.
Una de las cosas que llamó más la atención en este proceso electoral fue la masiva participación y activismo de la juventud dentro de Libre. De los que sufrimos de falta de empleo, educación, y la inseguridad. Más en un país donde la policía está vinculada con el crimen organizado, donde los policías son responsables de asesinatos especialmente, mucho de ellos, de jóvenes y es acusada de cobro de impuestos de guerra (la renta que popularmente cobran las maras y pandillas). Todos estos factores fueron la chispa que encendieron la llama revolucionaria en la juventud hondureña, dentro de las capas más bajas de la sociedad, en un país donde el 60% de la población es joven.
Es por eso que hace unos días nace como alternativa para la clase obrera y la juventud, y para los que luchan por el socialismo y en contra del capitalismo salvaje, un núcleo fundacional de la Corriente Marxista Internacional en Honduras, para hacerle frente a una lucha interna contra la burocracia y el reformismo y de esta manera democratizar los espacios dentro del FNRP-Libre.