Publicamos a continuación una colaboración de una estudiante del Instituto Politécnico Nacional de México sobre el prólogo de Engels a uno de los libros básicos para entender el funcionamiento del sistema capitalsta: Trabajo Asalariado y Capital de Carlos Marx. Invitamos a los lectores a estudiar este y otros libros de nuestra librería marxista.
Para los que sabemos poco de economía nos es difícil entender cómo funciona en general el sistema económico bajo el que estamos viviendo y qué es lo que determina en realidad la generación de la riqueza en una región, país o incluso de forma global en el mundo. Por ello nos hemos propuesto tratar de explicar o resumir algunos documentos básicos que pueden ayudarnos a entender el mundo desde el punto de vista económico. En esta ocasión presentamos el análisis de la introducción que Federico Engels hizo al texto llamado “Trabajo asalariado y capital” escrito por Carlos Marx. En esta introducción, Engels nos habla de la asignación de valor a la fuerza de trabajo.
Podemos iniciar diciendo que el precio de una mercancía se refiere básicamente a su valor y ese valor esta determinado por su costo de producción, que involucra principalmente tres cosas: 1) el costo de la materia prima, 2) el costo del mantenimiento de los medios con los que se desarrolló el trabajo y 3) el trabajo necesario para transformar las materias primas en una mercancía.
Aquí nos damos cuenta entonces que nuestro trabajo tiene en realidad dos valores, el que le sumamos a la materia prima cuando la transformamos en una mercancía y aquel que se nos paga o salario, por decirlo de alguna forma, lo que vendemos al patrón; sin embargo Engels y Marx nos explican que en realidad no vendemos el trabajo que realizamos en sí, si no la fuerza de nuestro trabajo.
¿Cuál debería ser el costo de esa fuerza de trabajo? Aquel que garantice que el trabajador conserve las condiciones necesarias para desarrollar su trabajo y mantenerse asì hasta que tenga una cierta edad. En nuestro caso el salario mínimo debería ser suficiente para cubrir las necesidades del trabajador.
Con ello vemos que es el obrero quien le da un valor extra a a las materias primas al transformarlas en algo útil para la sociedad, sin embargo los propietarios se adueñan de esos valores. Les pertenecen a aquellos que poseen la maquinaria, las materias primas y las herramientas necesarias para desarrollar estos bienes, mientras los obreros sólo ven una parte del fruto de su trabajo.
Más aún, al avanzar la tecnología, esto favorece a los dueños de los capitales y no al trabajador, ya que al facilitar su trabajo se aumentan las ganancias del capital sin que el obrero reciba una retribución mayor o pueda trabajar menos tiempo y satisfacer otras necesidades.
Por ello el socialismo propone que las palancas de la economía sean administradas públicamente para evitar la explotación de los trabajadores y que los capitalistas usen los recursos naturales, que por derecho corresponden a la humanidad como materias primas que los llevarán a obtener ganancias a partir del trabajo de la población.
Descarga este libro en la web del Centro de Estudios Socialistas Carlos Marx