(Se puede leer la Parte I aquí)
La perspectiva de un gobierno de Syriza causó una ola de pánico entre la burguesía de Grecia e internacionalmente. Organizaron una campaña masiva para alejar a la gente de Syriza, pronosticando una catástrofe económica si llegaba al poder. Eso fue suficiente para causar el pánico entre amplias secciones de la clase media, gente mayor y capas atrasadas y desviar el voto hacia Nueva Democracia.
Grecia
Sin embargo, el resultado electoral no ha resuelto nada. Los problemas económicos permanecen como antes. Hay una calma muy frágil y temporal de la situación, que no durará mucho tiempo. El estado de ánimo entre las masas es tan escéptico y pesimista, como lo era antes de las elecciones. Incluso entre quienes votaron a favor de Nueva Democracia, pocos creen que Samaras vaya a lograr nada. ¡Esto no da una base muy sólida para lanzar una nueva serie de ataques contra el nivel de vida del pueblo griego!
Después de tres años de continuas luchas y levantamientos también debe de haber un elemento de cansancio entre las masas griegas. Puede haber una tregua temporal. Pero nuevos cataclismos son inevitables en el próximo período. En realidad, Tsipras tuvo suerte de que no ganara las elecciones. Un gobierno de Syriza habría sufrido inmediatamente una enorme presión de la burguesía y las masas. Ahora Samaras tendrá que resolver una crisis que, sobre una base capitalista, no tiene solución.
El apoyo electoral de Nueva Democracia pronto comenzará a erosionarse. En oposición, Syriza crecerá. Esto ya está empezando a ocurrir. Hay muchos informes de personas que están tratando de encontrar a Syriza en sus áreas y comienzan a organizarse. Son principalmente los militantes avanzados pero también miles de jóvenes, especialmente desempleados y estudiantes.
Sin embargo, Syriza todavía es relativamente pequeño en cuanto a miembros. Muchos de sus cuadros están imbuidos con ideas reformistas, algunos son ex-estalinistas y un buen número son antiguos escépticos reformistas eurocomunistas. El problema se ve agravado por la afluencia de sectarios, cuya única experiencia es la de pulular sin hacer ningún esfuerzo serio para organizar a sus miembros. Estos son serios obstáculos para construir un verdadero partido comunista. Pero el partido se construirá en cualquier caso, y las masas sabrán cómo superar estos problemas.
Dentro de Syriza existen diferentes tendencias, tanto de derecha como de izquierda. El propio Tsipras se encuentra a la izquierda pero su programa es confuso. Y en una situación como ésta, la confusión es muy peligrosa. Los marxistas griegos dentro de Syriza tienen un papel importante que jugar ofreciendo claras ideas y perspectivas al partido en su totalidad.
En las últimas elecciones, Syriza obtuvo el 52% de los votos de los jóvenes de 18 a 24 años. Ese es un hecho muy importante. Esta capa jugará un papel muy importante en la transformación del partido. En 1917 los mencheviques acusaban a los bolcheviques de ser un “partido de niños”, lo cual era en gran parte cierto. Los miembros del partido bolchevique eran muy jóvenes. Los mencheviques eran principalmente antiguos sindicalistas, inclinados al reformismo.
Las principales consignas deben ser: ¡Organízate en Syriza! ¡Por un Syriza revolucionario! ¡Por la construcción de la tendencia marxista revolucionaria de Syriza! Sobre esa base, una política marxista consistente puede pasar a primera plana. Estamos convencidos de la superioridad del programa e ideas marxistas, y estamos seguros de que después de un período de tiempo, sobre las bases de la experiencia, estas ideas se volverán las ideas de la totalidad del partido.
Una crisis del sistema
Trotsky explicó que son los cambios repentinos y bruscos en la situación los que crean la conciencia revolucionaria de las masas. La crisis, en todas partes, está sacudiendo a las masas fuera de su apatía. Hay un creciente fermento en la sociedad. Se está desarrollando un estado de ánimo crítico y un cuestionamiento del sistema, que no era el caso antes.
La crisis actual está exponiendo rápidamente ante los ojos de las masas toda la podredumbre de la sociedad existente y sus instituciones. Una capa tras otra del Statu Quo está siendo sentenciada ante la opinión pública y declarada culpable: banqueros, políticos, ministros y presidentes, magnates de la prensa y obispos. Quienes fueron respetados y reverenciados son despreciados o aborrecidos.
Las masas están buscando una manera de salir de la crisis. Esto se refleja en el plano electoral en violentas oscilaciones hacia la izquierda y hacia la derecha. Uno tras otro, los gobiernos suben y bajan. Cada posible combinación se intenta y fracasa, ya que sobre una base capitalista no hay forma de salir del impasse. Así, durante un período, los políticos, partidos, programas e ideas se ponen a prueba. Las masas aprenden poco a poco qué hay detrás de las promesas huecas.
Un ambiente de escepticismo está empezando a desarrollarse, se abre un signo de interrogación sobre el parlamentarismo y la política en general. Sin embargo, en Europa las ilusiones en el parlamentarismo están profundamente arraigadas. Las masas no abandonarán fácilmente a las organizaciones con las que se identifican. Pero cada una de estas organizaciones se pondrá a prueba. Habrá toda una serie de crisis, fermento y divisiones, con el surgimiento de nuevas formaciones políticas, como Syriza, Die Linke y el Frente de Izquierda francés, a partir de las viejas organizaciones. Los marxistas deben seguir atentamente estos desarrollos y estar preparados para intervenir enérgicamente para llegar a las capas más militantes de la clase y la juventud.
En el próximo período se verá una fuerte polarización hacia la izquierda y hacia la derecha, como ya vemos en Grecia y Francia. Por razones que hemos explicado muchas veces, no hay posibilidades para una reacción fascista o bonapartista en Europa en el futuro inmediato. Sin embargo, la subida de Amanecer Dorado es una advertencia de lo que se puede esperar si la clase obrera es incapaz de tomar el poder en Grecia. En el futuro inmediato, la burguesía está obligada a gobernar a través de los mecanismos de la democracia burguesa. En realidad, debe apoyarse en la capa superior de los sindicatos y los partidos de izquierda.
Sin embargo, cuanto más profunda sea la crisis, la burguesía decidirá que hay demasiadas huelgas, demasiadas manifestaciones, demasiado caos. Luego apelará al orden. Surgirán complots y conspiraciones, como la conspiración de Gladio en los años 70. Pero mucho antes de que pueda plantearse la cuestión de la reacción bonapartista, la clase trabajadora habrá tenido muchas oportunidades para tomar el poder. Un intento prematuro de un golpe de Estado, por ejemplo, en Grecia, provocaría una feroz resistencia que podría conducir a un recrudecimiento revolucionario.
Es cierto que la crisis se desenvuelve de manera desigual. Siempre es el caso. Avanza más rápida y con mayor intensidad en los países capitalistas más débiles, como Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia, mientras que Alemania y Austria van detrás y Gran Bretaña en algún lugar en el medio. Pero todos los países serán arrastrados por la crisis general en un momento u otro.
En todas partes vemos la pesada carga del pasado, que pesa como una montaña en la conciencia de las masas y es particularmente notable en la dirección de las organizaciones de masas. Los dirigentes reformistas de los sindicatos y los partidos de izquierda están viviendo en el pasado. Incluso las mentes de los delegados y activistas sindicales están nubladas por el recuerdo de pasadas derrotas. Están infectados por un ánimo de escepticismo y cinismo.
Es aún más claro en el caso de las capas activas de los partidos de izquierda, las que fueron deformadas por el estalinismo y el reformismo en el pasado, que no confiaban en la clase trabajadora. Se necesitarán grandes acontecimientos para resucitar a esta capa, y muchos simplemente se quedarán totalmente al margen de la política y serán reemplazados por una nueva generación que no está agobiada por los recuerdos del pasado.
En general, el peso de la crisis capitalista cae más pesadamente sobre los hombros de los jóvenes. En España, la mitad de los jóvenes está desempleada. En Gran Bretaña, Cameron quiere suprimir la ayuda a la vivienda a los menores de 25 años, etc. De las filas de la juventud vendrán los mejores combatientes. Se verán atraídos por los sindicatos y partidos de izquierda en los que verán una referencia para cambiar la sociedad. Nos debemos basar en ellos. En palabras de Lenin: el que tiene la juventud tiene el futuro.
No hay salida
Algunos piensan que el único objetivo de la clase dirigente es salvar a los bancos. Es demasiado simple. Hay contradicciones entre las diferentes secciones de la clase capitalista, y los banqueros representan sólo una sección. En Gran Bretaña el peso del capital financiero es muy grande debido a la destrucción de la industria manufacturera británica. Pero, incluso, en Gran Bretaña, la coalición Tory-LibDem se ha visto obligada a ejercer presión sobre los bancos, investigar los asuntos de Barclays y RBS después del último escándalo en la fijación de la tasa de interés. Cameron exigió la renuncia del jefe de Barclays, mientras que el tímido líder Laborista pedía que Miliband fuera a la cárcel.
En Alemania, es el ala industrial de la burguesía la que impone las reglas. Están ejerciendo presión sobre los bancos para pagar y aceptar las pérdidas. En España, las acciones de Bankia perdieron entre el 80-90% de su valor, aun cuando se suponía que el valor de estas acciones quedaba “garantizado” por el Estado y el Gobierno estaba en manos del derechista Partido Popular.
Por todos lados vemos contradicciones insolubles. Crece la demanda de eurobonos. Pero alguien tendrá que suscribir estos bonos hipotéticos. ¿Quién será? Alemania, por supuesto! Cuando los Estados deudores proponen la creación de eurobonos, Merkel responde: “Ni pensarlo”.
El Ministro de Finanzas alemán dice que Grecia ha recibido más dinero que lo que Alemania obtuvo del Plan Marshall después de la segunda guerra mundial. Esto es una mentira. Después de 1948, Alemania recibió mucho más de los Estados Unidos para saldar las enormes deudas que había acumulado antes y durante la guerra. Sí, pero eso fue en un momento en el que Estados Unidos poseía dos tercios del oro mundial en Fort Knox y la economía capitalista mundial se encontraba en un tremendo auge.
¿Cuál es la posición ahora? La economía mundial está en la crisis más profunda de la historia. Estados Unidos tiene un déficit enorme, tanto externa como internamente. La mayor nación acreedora del mundo se ha convertido en una de las mayores deudoras. Y en cuanto a Alemania, no hay suficiente dinero en el Bundesbank para rescatar a España e Italia. sólo las deudas de Italia ascienden a casi 2 trillones de euros.
Alemania no quiere pagar, pero tampoco puede permitir el colapso del Euro. Por un lado, los bancos alemanes (y americanos) poseen grandes cantidades de deuda griega, española e italiana. Por otra parte, Alemania exporta sus mercancías a la zona euro.
A las insistentes demandas de eurobonos, Merkel responde: de acuerdo, pero exigimos que todas las deudas sean acordadas por la UE (es decir, por Alemania) antes de ser presentadas a los parlamentos nacionales. Además, exigimos que la Unión Europea (es decir, Alemania) tenga el derecho a interferir en sus presupuestos y vetar el gasto inaceptable, etc. Es como decir: Alemania sólo aceptará suscribir sus deudas cuando ustedes se comprometan a entregarnos su soberanía nacional.
Con una asombrosa mezcla de cinismo e insolencia, Cameron dice: estamos de acuerdo en que debe haber una Unión más estrecha de los Estados de la Eurozona para salvar el Euro [y proteger los intereses británicos] pero los británicos no seremos parte de ella y no pagaremos un solo centavo para ayudarles. Sin embargo, lo que Cameron diga o haga tiene pocas consecuencias para Europa hoy en día.
Es altamente improbable que Francia, Italia y España renuncien inmediatamente a su independencia para complacer a Merkel y el Bundesbank. Incluso aunque estuvieran de acuerdo Hollande, Rajoy y Monti, eso tendría que ratificarse por los parlamentos nacionales y probablemente tendría que someterse a referéndum, lo que podría tomar años y conducir a argumentos interminables. Sin embargo, la crisis del Euro está teniendo lugar ahora mismo y los mercados no esperarán hasta que el engorroso funcionamiento de la democracia parlamentaria decida la cuestión.
Los mercados y los inversionistas están perdiendo la paciencia. Ha habido lo que sólo puede describirse como una “lenta moción” a los bancos en Grecia y España. Es una muestra de lo que depara el futuro. Los bancos europeos están al borde de un abismo. Tarde o temprano un gran banco quebrará, como ocurrió con el Kreditanstalt de Viena, que se derrumbó en mayo de 1931. Tal acontecimiento puede ser el desencadenante de una crisis bancaria europea general y de una depresión profunda, que tendrá las más graves consecuencias para la economía del mundo entero.
Utopismo de los reformistas
Los reformistas no tienen ninguna solución para la crisis. Han aceptado el sistema capitalista. En su ceguera creen que los recortes son producto de la ignorancia o de una “motivación ideológica”. Algunos han intentado culpar a las agencias de calificación. Esto es como culpar a un termómetro del registro de una fiebre. Si se rompe el termómetro, la fiebre no desaparecerá. Sin las agencias de calificación, los mercados seguirán funcionando igual que antes. Y bajo el capitalismo, ¿Qué legislación puede impedirle al burgués que saque su dinero de mercados peligrosos o poco rentables para transferirlo a otros más seguros o más rentables?
Lemas como “impuestos a los ricos” pueden tener un efecto positivo como agitación, pero carecen de cualquier contenido científico. Hollande propone aumentar un 75% el impuesto a los altos ingresos. Esto sin duda le dio votos, pero si intenta ponerlo en práctica, conducirá inmediatamente a una salida masiva de capitales de Francia a Suiza o incluso a Gran Bretaña, donde Cameron dice que les dará la bienvenida con los brazos abiertos (esto no hizo nada para mejorar las relaciones entre París y Londres).
El problema con el reformismo (especialmente la variante de izquierda) es que, al interferir en el mercado, sin eliminarlo, hace imposible que el capitalismo funcione normalmente. En el caso de Francia, si Hollande intenta poner su programa en práctica, se encontrará con una huelga masiva del Capital para obligarlo a cambiar de rumbo. Eso es lo que le sucedió a Mitterrand en el pasado. Pero la situación es mucho peor ahora que en 1981 y la caída de Hollande será mucho más rápida y más abrupta. Esto provocará una nueva explosión de la lucha de clases, con un crecimiento del Frente de Izquierda y el fermento en las filas del Partido Socialista.
¿Cuál es el problema? La clase obrera ha demostrado que está dispuesta a responder a un llamamiento audaz a la acción cuando se le propone. Pero los dirigentes no tienen ninguna confianza en la clase trabajadora o en sí mismos. Incluso los mejores sectores de la izquierda se muestran reacios a ir hasta el final. Siempre están buscando alguna solución “inteligente” que permita evitar un conflicto directo con la clase dirigente. Pero sin tal confrontación ninguna salida es posible, y estos lemas “inteligentes” sólo provocarán una crisis aún peor.
Tsipras se ha vuelto muy popular a través de la imagen que ha proyectado de la izquierda y de su oposición a los planes de austeridad. Pero su programa es completamente utópico. Quiere que Grecia permanezca en la Eurozona, mientras rechaza los términos dictados por Bruselas y Berlín. Los líderes del KKE desean que Grecia vuelva al dracma. La primera opción es rechazada por los líderes burgueses de la UE, mientras que la segunda es una receta acabada para el colapso económico. En realidad, no hay ninguna solución para el capitalismo griego dentro o fuera del Euro. Decir lo contrario es engañar a la clase trabajadora.
La idea de que la solución es negarse a pagar la deuda, mientras que se mantiene el capitalismo es típica de las nociones utópicas de la pequeña burguesía radical. A menos que este lema esté vinculado a la expropiación de los banqueros y capitalistas, conduciría al colapso económico. Esto muestra el carácter limitado del programa de Tsipras, quien parece creer que Grecia puede evitar pagar sus deudas a los banqueros alemanes y franceses y seguir en la Eurozona. Esto es una utopía al extremo. Grecia pronto se encontraría no sólo fuera de la Eurozona, sino también fuera de la UE, excluida de los mercados económicos internacionales y sin poder pedir dinero prestado para pagar los salarios y las pensiones.
La única consigna correcta de transición sólo puede ser la nacionalización de los bancos sin compensación. Estos parásitos ya tienen demasiado dinero público. ¡Ni un solo centavo para los banqueros! Sólo mediante la nacionalización de los bancos y compañías de seguros será posible avanzar hacia una economía planificada racionalmente.
La expropiación del capital financiero ofrecerá muchas oportunidades para resolver los problemas que enfrenta la sociedad. Sin embargo, la nacionalización de los bancos es, en sí misma, insuficiente. Incluso si todo el sistema bancario fuera nacionalizado no pondría fin a la anarquía del capitalismo. Es necesario nacionalizar los grandes monopolios que dominan la economía, bajo la administración y control democráticos de los trabajadores. Las “grandes palancas” de la economía deben estar en manos del Estado, y éste en manos de la clase trabajadora. Sólo entonces será posible planificar las fuerzas productivas de forma racional y armoniosa.
Debemos decir la verdad a la clase obrera de Grecia: sólo tiene una opción: tomar el poder y luego apelar a los trabajadores de Europa a seguir su ejemplo. ¡Abajo con la Europa de los banqueros y capitalistas! Por los Estados Unidos Socialistas de Europa! Ese es nuestro lema. Si los trabajadores griegos toman el poder en sus manos, eso tendría un efecto eléctrico sobre los trabajadores de toda Europa, empezando por España, Italia, Portugal y Francia. Tendría repercusiones por lo menos tan grandes como la Revolución rusa en 1917. La situación se transformaría.
En países como Grecia y España, Portugal, Irlanda e Italia, el déficit presupuestario y la deuda nacional se están convirtiendo en cuestiones clave al punto que la clase dirigente se ve obligada a aplicar recortes masivos. Exigimos el cese inmediato de cualquier pago de intereses sobre la deuda nacional y el repudio de la deuda por completo (a diferencia de la consigna reformista de una auditoría). Esto plantearía inmediatamente la cuestión de cómo estos gobiernos financiarían sus gastos. A lo que respondemos: a través de la expropiación sin compensación de todo el sector bancario y de seguros y su centralización en un banco estatal nacional que se utilice para la planificación de la economía.
La nacionalización de los medios de producción, de distribución e intercambio permitiría el uso de estas fuerzas, que quedan inactivas por la anarquía del capitalismo. En España, los bancos y cajas poseen miles de propiedades vacías. Al mismo tiempo, hay un número grande y creciente de personas sin hogar. Exigimos que las casas vacías se entreguen a las personas sin vivienda.
Hay millones de parados (un 11% en toda la UE) y muchas necesidades sociales por cumplirse. La introducción inmediata de una semana de 35 horas sin pérdida de salario nos permitiría movilizar a millones de trabajadores desempleados para construir casas, escuelas, carreteras y hospitales para satisfacer las necesidades de la sociedad.
Sin embargo, no hay nada mágico en las demandas de transición, que, como dice Trotsky no son suficientes:
“Por supuesto que la escala móvil y la autodefensa de los trabajadores no son suficientes. Estos son los primeros pasos necesarios para proteger a los trabajadores de la miseria y de los cuchillos de los fascistas”. Son medios urgentes y necesarios de legítima defensa. Pero por sí solos no resolverán el problema. La tarea principal es allanar el camino a un mejor sistema económico para un uso más justo, racional y decente de las fuerzas productivas en interés de todas las personas.
“Esto no puede lograrse con los métodos ordinarios, ‘normales’, rutinarios de los sindicatos. No podemos estar en desacuerdo con esto, porque en las condiciones de decadencia capitalista los sindicatos aislados resultan ser incapaces de detener el empeoramiento de las condiciones de los trabajadores. Son necesarios métodos más decisivos y profundos. La burguesía, que posee los medios de producción y posee el poder del Estado, ha traído a toda la economía a un estado de desorden total y sin esperanza. Es necesario proclamar en bancarrota a la burguesía y transferir la economía en manos frescas y honestas, es decir, en manos de los propios trabajadores”. (Discusión con un organizador de la CIO, 29 de septiembre de 1938, el énfasis es nuestro.)
Estas palabras de Trotsky expresan la esencia de las consignas de transición, que señalan el camino a la revolución socialista como la única salida. La gravedad de la crisis es tal que ya en países como Grecia muchas personas –no sólo los trabajadores avanzados y los jóvenes– están sacando conclusiones revolucionarias. Debemos recalcar una y otra vez a los trabajadores más avanzados y a los jóvenes la necesidad de que la clase obrera tome el poder.
A la gente que ha perdido todo, no hace falta explicarle que es necesario un cambio fundamental: no se necesitan soluciones parciales o consignas “inteligentes”, sino el derrocamiento completo del actual sistema.
Londres, 04 de julio de 2012