Colaboración desde Montevideo
La fábrica Gepax ya lleva ocho meses de ocupada por sus trabajadores, inmediatamente al cierre de la misma. Se trabaja allí en plásticos (rígido y blando), ya sea bolsas como artículos de ese material. La causa del cierre no es otra cosa que el endeudamiento de la empresa para abaratar costos y así continuar la producción.
Este “salto adelante” de los capitalistas a la larga se transforma en su contrario, de aliciente a la producción, el endeudamiento por medio de los créditos no lleva a otra cosa más que al embargo de la producción y maquinarias y al cierre definitivo.
En la actualidad los embargos son por parte de los proveedores de materia prima y por el BROU (Banco del Estado), en este caso sobre la maquinaria. Una vez cerrada por el patrón al no poder continuar, los trabajadores tomaron la decisión de continuar bajo control obrero mas hay una decisión judicial que prohíbe su reactivación mientras sean impagas las deudas.
Pese a que el gobierno de Mujica trata de embellecer los “números” y que estamos “blindados” ante la crisis capitalista mundial, la misma también se está haciendo presente en Uruguay, y la prueba es que en la rama de la Gepax conjuntamente con la metalúrgica, no es este el único caso. De no haber una reversión de la situación, los trabajadores de la CIR (laminados) y Turbo Flow van en el mismo camino. Otros tantos talleres pequeños están sufriendo el envío al seguro de paro de sus trabajadores.
La decisión de los trabajadores de continuar funcionando bajo control obrero es la constante que se da en Uruguay en el movimiento sindical, desde que el FA gobierna al país. Ya sea durante la presidencia de Tabaré Vázquez como ahora de Mujica, los miles de jóvenes y de trabajadores que con su voto hicieron posible la asunción de tales gobiernos, al identificar a los mismos como “su” gobierno, cada vez que toda patronal decide enviar trabajadores al seguro de paro o cierra la empresa, deciden tomar las instalaciones, poniéndola en funcionamiento y discutiendo qué proyecto alternativo: si “cooperativas de producción” o “empresas mixtas” o que sean municipalizadas como fue el caso de la textil VELCRO hace ya unos años, cuando Tabaré Vázquez era Intendente de Montevideo.
¿Cuál es la reacción del gobierno en el cual miles de jóvenes y trabajadores dieron su voto buscando una salida? El mejor ejemplo es la respuesta de Mujica a los trabajadores de Metzen y Sena (cerámicas) en el pueblo de Empalme Olmos. Esta pequeña ciudad vivía de la actividad de la mayor fábrica de productos cerámicos del país y, ante su cierre, la respuesta del Presidente fue: “no teman ser patrones de ustedes mismos”. Lo que en buen uruguayo significa “el gobierno se lava las manos, arréglense como puedan”. Hoy los trabajadores de esa fábrica, organizados en “cooperativa” esperan el préstamo del BROU para ponerla en marcha.
En el caso de la Gepax, el gobierno les ofrece un “emprendimiento productivo” en uno de los Parques Tecnológicos Industriales (PTI), conglomerados de Pymes y otras pequeñas empresas donde, obviamente, no habrá lugar para los trescientos trabajadores de la fábrica.
Es una constante, ya sea de todos los partidos integrantes del FA como de sus gobiernos, como de la cúpula dirigente de la central sindical PIT-CNT, que ante el cierre de una empresa, la única respuesta es la trampa de la denominada “economía solidaria”, donde detrás de la ilusión de la “autogestión” los trabajadores terminan transformándose en patrones de sí mismos y aplicando la “reducción de costos” que llevó a cabo el capitalista fundido.
La federación sindical que agrupa a los trabajadores de Gepax, la UNTMRA (metales y plástico) no tiene salida de conjunto para el drama del cierre de empresas y la pérdida de miles de puestos de trabajo. Como cada caso es “particular”, se “negocia” por separado la salida para cada empresa y todas con el trasfondo común de la “economía solidaria”.
Es responsabilidad de los marxistas intervenir en este movimiento donde la clase enfrenta el drama de la desocupación, abriendo el diálogo con decenas y centenas de trabajadores. La salida no pasa por “hacerse cargo de los costos” ellos mismos como ocurre a través de las “cooperativas” o de los “emprendimientos autogestionarios” sino que es el Estado el que debe hacerlo, para que la empresa cerrada sea estatizada y pase a funcionar bajo control obrero contribuyendo así a industrializar el país.
Pero no tiene mucho alcance que este diálogo sea con una parte de los trabajadores que ocupan las fábricas hoy cerradas, sino que debe hacerse con el conjunto de los mismos. Por eso en nuestro diálogo con los trabajadores de la Gepax hemos propuesto que lo prioritario antes de discutir si “economía solidaria” o estatización de la empresa, es que la fábrica se ponga en marcha.
Con la fábrica marchando se harán presentes los trescientos trabajadores para discutir el futuro de la misma. Recogiendo la experiencia de los trabajadores de CIPLA e INTERFIBRA en Santa Catarina, Brasil, el primer paso es exigir al gobierno de Mujica que negocie con los dueños de la fábrica el pase de las acciones de la misma a propiedad del Estado a cambio de la deuda y así poder levantar los embargos y la prohibición judicial que impide su reactivación. No se trata en este caso de salvar un banco privado que especula, sino una actividad productiva propiedad del Estado.
Le hemos dicho a los compañeros ocupantes de la Gepax que es difícil lograr que vengan a la ocupación los trescientos trabajadores, pero de eso se trata, que sean los mismos trabajadores los que resuelvan el futuro de sus trescientos empleos.