La victoria electoral del 20 de noviembre del PP quedó ensombrecida por la pertinaz crisis de la Unión Europea, que apenas será paliada por los efectos de la Cumbre Europea del 9 de diciembre.
Wolfgang Münchau, uno de los columnistas más renombrados del prestigioso Financial Times, resumía así la situación de Angela Merkel: “Merkel se enfrenta a la elección política entre la quiebra y la ruina”. En un artículo publicado a final de noviembre explicaba que una solución por medio de un “apaño”, que tratase de vincular a todos los 17 países de la eurozona, fracasaría por la dificultad de conciliar los interese de países tan dispares como Grecia o Finlandia, que se mueven en direcciones económicas opuestas.
Por otra parte, la solidaridad que provendría de una mayor integración fiscal, apuntalada por la creación de eurobonos que respaldasen la totalidad de las deudas europeas, más tarde o más temprano, “sin una unión económica real nos lleva a la ruina financiera”.
Una de las raíces que explica el fracaso que se cierne sobre el proyecto de la UE se debe al hecho, explicado reiteradamente en el pasado por los marxistas, de la existencia del estado nacional, a pesar de toda la integración que supuso la UE o la posterior eurozona. Cada burguesía de cada país tiene áreas de intereses específicas que no se corresponden con la vecina y, en determinadas ocasiones, estas tendencias se muestran irreconciliables.
Francia siempre miró a sus antiguas colonias: el Caribe, África negra, el Magreb… En cambio, la zona de expansión histórica alemana fue Europa Oriental, a la que ha conseguido “comerse” en gran medida: eso explica los últimos cambios en la PAC (Política Agraria Común) que parece haber sido diseñada para quitar ayudas de los países mediterráneos para trasladarlas a los de Europa Oriental. Es la ley del más fuerte. Igualmente, en función de la competitividad de su economía y, por tanto, de su potencia exportadora en productos de alta gama, un euro más fuerte que el resto de las monedas es más asumible para Alemania, pero ruinoso para países como España, Grecia o Portugal.
Pero ahora, además, vamos a ver cómo hay una nueva recesión en las principales economías capitalistas que puede afectar esta vez de una manera más importante incluso a la propia China, cuyo ritmo de crecimiento también está disminuyendo, lo que afectará a Latinoamérica y al resto del planeta.
Con todas estas contradicciones, más tarde o más temprano parece que se van a consolidar dos o tres diferentes velocidades dentro de la actual UE, lo que reflejará el atraso histórico (aceleradamente divergente en una época de recesión) de los países más relegados del sur, adonde no afluyeron las principales inversiones de Centro Europa en la última década y media.
Los problemas orgánicos del capitalismo español
El PP fracasará a la hora de estabilizar al capitalismo español en este contexto. Los países capitalistas más fuertes de la UE no tienen recursos suficientes para tapar todas las deudas y burbujas especulativas generadas por el anterior boom económico en los países menos competitivos, en particular en el caso del Estado español, cuya deuda conjunta pública y privada es la mayor de los países que son o amenazan ser intervenidos.
Los datos del Banco de España, en su último informe semestral de septiembre, indicaban cómo la deuda neta exterior tendía a seguir creciendo, expresando con ello que la tendencia menos competitiva de esta economía, no sólo se mantiene, sino que se acrecienta, lo que da menos garantías que otras a la hora de devolver las deudas.
Es por eso que los intereses españoles son de los más altos de la zona euro: en las subastas de Letras y Bonos del Tesoro el Tesoro español se ha visto obligado a pagar los intereses más altos desde los años 90, en las últimas semanas.
El Estado ha llegado a ofrecer a los especuladores financieros un 5 o 6% de interés en alguna de estas emisiones de deuda. Eso pone en jaque a la banca y empresa española (más endeudada que el propio Estado) pues tiene que competir con su propio Estado para obtener liquidez. Esta es una situación insostenible que, en el contexto de una recaída en recesión de la economía europea (e internacional), que nuevamente va a ser mayor en el caso español, aumenta aún más claramente la tendencia a la insolvencia del conjunto del capitalismo español.
Hay más. Las entrañas de las cajas y bancos españoles encierran centenares de miles de millones de euros de activos ficticios, cuyo valor real no aflora ante el temor a la quiebra inmediata del sistema bancario. Por ello, el que el Estado avale el conjunto del sistema financiero, junto con la recapitalización del mismo, a través de los mecanismos que haga falta, va a formar parte decisiva de la política del PP.
Con este telón de fondo, toda la política del gobierno de Rajoy va a tener un norte: pagar las deudas del endeudado capitalismo español para que no nos echen del euro o, cuando menos, para dar “confianza a los mercados y que sigan invirtiendo en España”.
Recaída en recesión
FUNCAS (Fundación de análisis de las cajas de ahorro) anunció una caída de la economía española para el 2012 del 0,5%. Posteriormente, el Instituto Financiero Internacional (que agrupa a la mayor parte de los 400 bancos más importantes del planeta) anunció que, para el año próximo, la eurozona se contraería un 1%. Diferentes bancos de inversión han avalado posteriormente estas previsiones.
Como la economía española va a crecer en tasas negativas, eso significa menos recaudación fiscal: varios miles de millones de euros más que nos quitarán. Pero el ajuste, tan draconiano como criminal que van a ejercer sobre todos nosotros, ralentizará aún más el consumo.
Todos los expertos indican cómo el déficit público final del conjunto de administraciones públicas se alejará del 6% que Zapatero prometió a la Comisión Europea.
Cada punto de déficit de más sobre el PIB son 12.000 millones de euros.
Si el déficit en diciembre es del 6% (una ficción que el Gobierno no menciona desde hace semanas) los recortes comprometidos con la UE serían de 18.000 millones de euros hasta final de 2012. Si es “sólo” del 7%, el ajuste debe ser de 30.000 millones de euros. Pero puede ser mayor aún según FUNCAS.
Recordemos que el primer “ajuste” que realizó el Gobierno del PSOE, entre mayo y diciembre de 2010, supuso 15.000 millones de euros.
CiU ya se ha adelantado en Cataluña. Mas, presidente de la Generalitat, ha anunciado un nuevo recorte de 1.000 millones de euros, quitando complementos salariales a los funcionarios, además de la introducción del copago en el servicio sanitario, a través de las facturas farmacéuticas. Si se aprueban los nuevos Presupuestos de la Generalitat, para los que CiU precisa los votos del PP, Cataluña será la primera comunidad en establecer el copago. El eventual apoyo del PP hace pensar que podría generalizarse en el resto de las autonomías.
Negociación ¿Qué negociación?
Nuestros máximos dirigentes sindicales defienden, en estas circunstancias, la idea de que es incluso posible un pacto. Toxo lo explicó así: “Estamos en una situación de emergencia que exige un gran acuerdo social”. Sin embargo, el mismo día que la web de CCOO recogía estas declaraciones, la editorial del diario económico Cinco Días (01-12-2011) delineaba claramente el punto de vista de la burguesía sobre el camino por donde transitará probablemente el gobierno:
“…Se hace necesario por ello acometer a fondo y sin complejos una revisión de todo el sistema de costes laborales y establecer un modelo de contratación y una negociación colectiva flexibles, racionales y capaces de adaptarse al ciclo productivo de las empresas. En esa tarea debe ocupar un lugar destacado la eliminación de la dualidad actual entre relaciones laborales fijas y temporales -que perjudica especialmente a los jóvenes-, así como la simplificación del selvático sistema contractual en vigor por un contrato único y nuevo, dotado de una escala indemnizatoria razonable en función de la antigüedad del trabajador”.
MAPFRE hizo público un estudio donde exponía cómo las familias españolas necesitarían 1.500 euros de media al mes para cubrir sus gastos básicos, después de sufrir ciertos imprevistos que afecten a sus ingresos como una invalidez, el desempleo o el fallecimiento de uno de sus miembros.
De hecho, si no plantamos cara a las medidas que prepara el Gobierno de forma colectiva y organizada, podemos vernos en la situación de Portugal, donde acudir a Urgencias costaba 9,6 euros, cantidad que el Gobierno conservador piensa elevar en semanas a una cantidad que oscile al menos entre 20 y 40 euros, aunque los sindicatos portugueses creen que aún será mayor.
El capital financiero internacional exige ya el pago de las deudas de lo que prestó. Frente a la deuda exterior neta, todavía creciente, de la economía española, la cura de caballo que pretende realizar la burguesía a través de su partido natural, el PP, pasa por realizar un auténtico plan de estabilización:
- Disminuir la capacidad adquisitiva de la clase trabajadora, reduciendo drásticamente el gasto social, y realizando una contrarreforma en las relaciones laborales que transfiera decenas de miles de millones de euros anuales de los trabajadores a los bolsillos de los ricos.
- Incrementar la recaudación fiscal, sobre todo a través de un incremento del IVA, pero también con impuestos extraordinarios que, nuevamente, afectarán fundamentalmente a los sectores más humildes de la sociedad.
- Privatización total de la poca empresa pública que queda.
Rajoy va a querer anonadarnos con la crisis del euro, con la idea de que “arrimemos todos el hombro” ante la posibilidad de que nos expulsen de la eurozona.
La cuestión es que ya hemos pagado bastante ante la crisis que crearon los capitalistas, que nunca dejaron de tener beneficios. Los inspectores de Hacienda explicaban cómo las nóminas de los trabajadores sostienen el 85% de lo recaudado por el IRPF. Ahora nos siguen subiendo impuestos, mientras que cada año de la crisis económica las 35 empresas de la Bolsa, el IBEX-35, nunca dejaron de ganar decenas de miles de millones de euros. Quieren que nuestros hijos retrocedan décadas en sus derechos sociales y no lo podemos permitir. Es hora de plantar cara a esta situación.
En esta situación, es necesario preparar ya a los trabajadores, alertarlos y organizarlos mediante una campaña de asambleas de delegados masiva, que llegue a los polígonos industriales y al máximo de empresas.
Los delegados y afiliados sindicales debemos exigir que se celebren asambleas a todos los ámbitos para acumular fuerzas con que preparar nuestra respuesta. CCOO en Cataluña ya anunció movilizaciones en la función pública. Habría que remontarse a la Transición para encontrar una movilización entre el profesorado como la que se está dando en Madrid, con nueve jornadas de huelgas celebradas con un alto porcentaje de participación. Pero todas estas movilizaciones hay que extenderlas, empezando con un plan de asambleas generalizado.
Con la respuesta colectiva adecuada, que debe ser organizada desde ya por UGT y CCOO, haciendo un llamamiento al resto de organizaciones de izquierda y sindicatos de clase, los planes de estos Gobiernos, dirigidos por gente que nos trataron de engañar diciendo que no iban a subir los impuestos o que iban a crear empleo desde el primer día, pueden ser frenados y echados atrás.
Nos enfrentamos a un gobierno que confía en su mayoría absoluta y que cree que nos va a vencer por agotamiento, confiado en que le quedan cuatro años por delante. Pero este gobierno puede perder muy pronto una gran parte de su apoyo y, con ello, de su legitimidad para la inmensa mayoría de la sociedad. Que no se confíe el PP en que va a acabar tranquilamente en el poder la totalidad de sus cuatro años de mandato.
Fuente: Lucha de Clases (Estado Español)