Cientos de miles de personas, seguramente más de un millón, salieron a las calles de España el 15 de octubre para expresar, una vez más, su indignación por la crisis del capitalismo y los planes de austeridad que se están introduciendo para hacer que los trabajadores paguen por ellos.
Los números fueron impresionantes: medio millón en Madrid, 300.000 o 400.000 en Barcelona, 50.000 en Sevilla, 40.000 en Málaga, 35.000 en Valencia, 30.000 en Zaragoza, 30.000 en Granada, 20.000 en Mallorca, 20.000 en Vigo, 15.000 en Mieres (Asturias), 15.000 en Murcia, 15.000 en Tarragona, 10.000 en Bilbao, y sigue una larga lista de más de 80 pueblos y ciudades diferentes de toda España donde se convocaron manifestaciones.
El tamaño del movimiento sorprendió a todo el mundo, incluyendo a los organizadores, y representa otro paso adelante en relación a las marchas del 15 de mayo, que dieron origen al movimiento, y también en relación a las manifestaciones del 19 de junio. Además, el movimiento de los “indignados” españoles, como se sabe, había hecho un llamamiento a que se convocaran manifestaciones en todo el mundo ese mismo día. El movimiento de España se inspiró en los movimientos revolucionarios de la primavera árabe y, a su vez, se ha convertido en un punto de referencia y de inspiración para movimientos similares en otros países, como Grecia y los Estados Unidos.
Miles de activistas respondieron al llamamiento del 15 de octubre en casi 1.000 ciudades de todo el mundo, pero fuera de España un movimiento de masas real sólo tuvo lugar en Italia. Si bien es cierto que los acontecimientos revolucionarios y los movimientos de masas que tienen lugar en un país capturan la imaginación de la gente en otros, el ritmo del movimiento está determinado por las condiciones locales. Lo importante es el carácter internacionalista, la conciencia de ser parte del mismo movimiento contra la crisis capitalista que se está desarrollando entre las capas más avanzadas.
La manifestación de Madrid había sido precedida por un movimiento de huelga masivo de los maestros y de manifestaciones conjuntas de los docentes, padres y estudiantes en defensa de la educación pública. La marcha del 15-O tuvo 5 puntos de partida de diferentes lugares de
En Barcelona, la manifestación fue una de las más grandes de las que la ciudad haya sido testigo en los últimos tiempos. Cientos de miles de personas fluyeron a través de las arterias principales y cuando la cabeza de la manifestación llegó al Arco del Triunfo, miles de personas seguían en el punto de partida en
El carácter masivo de las manifestaciones muestra cómo el movimiento del 15M ha sido capaz de ofrecer un canal para la ira creciente que existe entre amplias capas de la población contra el sistema capitalista, un estado de ánimo que la burocracia de los sindicatos ha sido incapaz de aprovechar, o no ha querido hacerlo. La gente siente muy fuertemente que está a merced de fuerzas sobre las que no tiene ningún control (“los mercados”, “las agencias de calificación”, etc.) que deciden sobre los asuntos que les afectan directamente: sus puestos de trabajo, sus casas, sus medios de vida, etc. Además, se les pide a los trabajadores que paguen por la crisis del capitalismo, cuando los banqueros y los capitalistas están siendo rescatados con sumas de millones de euros. La crisis capitalista está afectando a España con severidad, pero la gente está mirando hacia Grecia y puede ver los recortes salvajes que se están llevando a cabo allí. Y sabe que esto es lo que se viene a España.
El estado de ánimo, sin embargo, no es sólo de indignación, sino de uno donde la gente quiere hacer algo, tomar medidas para expresar su cólera y de un modo u otro cambiar la situación. Las revoluciones árabes jugaron un papel enorme en el cambio de la conciencia de millones: es decir, que la acción de masas puede lograr un cambio fundamental. Esta es una idea muy poderosa, especialmente cuando el frente electoral no parece ofrecer ninguna salida. Las elecciones generales han sido convocadas para el 20 de noviembre, y el derechista Partido Popular probablemente ganará con un amplio margen. Millones de personas que depositaron su confianza en el Partido Socialista de Zapatero, sobre la base de que lo percibían como una alternativa de izquierda al gobierno anterior del Partido Popular de Aznar, sufrieron una gran decepción cuando el gobierno socialdemócrata se convirtió en el principal instrumento para la aplicación de las medidas de austeridad capitalista, de acuerdo con el PP. Mientras que a su izquierda, Izquierda Unida ha crecido en las encuestas de opinión, muchos aún la consideran demasiado pequeña como para que haga una diferencia. Lo que se cuestiona, de una manera más o menos clara, no es sólo el sistema económico, sino también la democracia burguesa, como se muestra en las consignas popularizadas por las masas: “Democracia real, ya”, “Lo llaman democracia, pero no lo es”.
La elección de un gobierno del PP en estas condiciones sólo servirá para preparar un movimiento de masas aún más grande, que no se limitará a manifestaciones masivas, sino que se trasladará a la arena de la lucha obrera, con huelgas y conflictos enconados. En este proceso, los elementos más avanzados sacarán la conclusión de que no es suficiente con oponerse al sistema capitalista, sino que es necesaria una alternativa revolucionaria.