Esta mañana la policía autonómica ha intervenido violentamente en las acampadas de Barcelona y Lleida, desalojando a los asistentes e incautando todo el material que han podido de la acampada, con la excusa de que este podía ser utilizado violentamente por grupos de incontrolados tras la posible celebración del final de la Champions. Para esta tarde hay convocada una concentración en Barcelona que probablemente volverá a ser masiva. Las movilizaciones del 15 de mayo, con su componente fundamental de jóvenes, están siendo un referente donde, tras tres años de dura recesión capitalista, decenas de miles de personas han podido expresar su rechazo e indignación por las medidas de ajuste impuestas por la banca y la Patronal.
La primera y más importante conclusión que se extrae de este movimiento es que, frente al escepticismo de los derrotistas y cínicos que en sus tertulias no paraban de hablar del bajo nivel de conciencia y la desmovilización de la juventud, los jóvenes españoles han demostrado que sí se puede luchar, ilusionando y revitalizando a otros sectores de activistas fuera y dentro de nuestras fronteras.
Tras el importante aldabonazo del 15 de mayo, el intento de desalojo de las acampadas en Madrid y Granada por parte del Gobierno generó un fuerte impulso del movimiento. El recurso a la represión provocó que la ola de solidaridad con los jóvenes se multiplicase y por las tardes las plazas ocupadas se llenasen de manifestantes, con una significativa participación de trabajadores.
Decenas de miles de personas ocupamos la Puerta del Sol y las plazas de más de 160 ciudades. Entre ellos, muchos éramos los mismos que habíamos tomado parte activa en la movilización y huelga general del 29 de septiembre.
Otro hito significativo en el desarrollo de la movilización fue el Manifiesto aprobado en Madrid el jueves 19 de mayo (ratificado posteriormente por las asambleas de muchas otras ciudades el fin de semana siguiente), donde se detallaba una lista de reivindicaciones económicas y sociales que cuestionan de arriba abajo la actual política entreguista al Capital del Gobierno del PSOE: jubilación a los 65 años, reparto del trabajo fomentando las reducciones de jornada y la conciliación laboral hasta acabar con el desempleo estructural, expropiación por el Estado de las viviendas construidas en stock, servicios públicos de calidad, prohibición de cualquier tipo de rescate o inyección de capital a entidades bancarias…
Estas reivindicaciones suponen un buen punto de partida para sumar fuerzas y ampliar la movilización, extendiéndola al movimiento obrero. Su difusión y debate en las universidades, escuelas, barrios y fábricas tiene que ser la prioridad.
La necesidad de una política que defienda los intereses de nuestra clase, los trabajadores
Llevar adelante estas propuestas significa poner en cuestión el sistema capitalista.
Salarios de miseria, precariedad, pensiones míseras, paro masivo son consecuencia directa de la Dictadura del Mercado de un sistema que, para garantizar los privilegios y beneficios de una minoría de poderosos, nos niegan nuestros derechos a la inmensa mayoría de quienes con nuestro esfuerzo y trabajo creamos toda la riqueza de la sociedad.
El dilema es claro: hay que optar entre los beneficios del Capital o los intereses y condiciones de vida de los Trabajadores. En este sentido, no hay nada nuevo bajo el sol y nos enfrentamos al viejo proceso de la LUCHA DE CLASES.
En nuestra opinión, para hacer avanzar la movilización debemos plantear abiertamente la pregunta ¿Quiénes son nuestros aliados y quiénes no?
En esta lucha, los capitalistas movilizan a sus fuerzas: medios de comunicación, jueces, medios represivos…, para defender el sacrosanto poder económico existente. Nosotros tenemos que apoyarnos en las fuerzas sociales que son nuestras aliadas naturales, empezando por el movimiento obrero.
A principios de año, decenas de miles de funcionarios se movilizaron contra los recortes en Murcia. En Cataluña, tras semanas de encierros y concentraciones en hospitales y escuelas, el sábado 14 de mayo, convocados por UGT, CCOO y CGT, 200.000 empleados públicos se manifestaban en Barcelona contra los recortes de la Generalitat.
El Movimiento del 15 de mayo, que lucha por una sanidad y educación públicas de calidad, debe y puede encontrar el camino para confluir con estas luchas.
Los jóvenes solemos tener más inquietud, más energía. Muchas veces, eso sirve para estimular otras luchas. Tradicionalmente, la juventud ha anticipado movimientos que están en ciernes en el conjunto de la sociedad en general, y de la clase trabajadora en particular. Dentro de la propia historia española, así pasó con las movilizaciones universitarias de 1930, en el inicio del movimiento que precedió a la proclamación de la República en 1931; o, más recientemente, en las movilizaciones de 1986-87.
Ahora bien, es el movimiento obrero organizado, empezando por los trabajadores en sus empresas, el que tiene la capacidad para paralizar un país o su producción con su acción. Sin el amable permiso de los trabajadores no se enciende una bombilla, no gira ninguna rueda ni sale la prensa.
Las movilizaciones en Francia en el último otoño revelaron cómo uno solo de los sectores organizados de la clase obrera (por ejemplo los del sector petroquímico) puso en jaque al Gobierno de Sarcozy. Si el Gobierno de Sarcozy no fue frenado entonces se debió a que la movilización de los petroquímicos no fue seguida de un llamamiento de los dirigentes sindicales a una huelga general en el conjunto del movimiento obrero.
Si los jóvenes por nosotros mismos comenzamos un movimiento indefinido para, genéricamente, “cambiar las cosas”, incluso aunque solo sea para lograr una “educación de calidad y digna”, lo único que conseguiremos será agotarnos y posteriormente sacar conclusiones pesimistas. La clase dominante, los grandes capitalistas, que son los que realmente le dicen al Gobierno la política que deben de seguir, no puede conceder reformas en el contexto actual, a no ser que se enfrenten a grandes y continuadas movilizaciones pero de la mayoría de la sociedad, empezando por los sectores clave del movimiento obrero.
La historia demuestra que cuando la juventud se une a la lucha con el movimiento obrero organizado, los que detentan el poder económico tiemblan.
Juventud y movimiento obrero
La movilización de la plataforma JUVENTUD SIN FUTURO del 7 de abril, se inspiró en la movilización de masas que protagonizó la juventud portuguesa en marzo, también convocada por facebook: el movimiento de la “Geraçao da Rasca”. En ese caso, los tres convocantes de la movilización militaban en tres organizaciones diferentes de la izquierda portuguesa.
En Grecia, miles de jóvenes tomaron esta semana la plaza Sintagma en Atenas y llevaban una gigantesca bandera española como reconocimiento al movimiento 15 de mayo. Pero la verdad es que en Grecia, la juventud está inmersa dentro del proceso de movilizaciones de la clase obrera contra las medidas de ajuste draconianas a que está siendo sometida desde hace años.
En el otoño boreal, después de las movilizaciones francesas, la juventud salió a la calle en Italia y Gran Bretaña en defensa de la educación pública contra la política de recortes de ambos gobiernos de derechas. Finalmente, la revolución árabe iluminó e inflamó el espíritu de la juventud y de los trabajadores a nivel mundial, que veían cómo tunecinos, egipcios y de otros países empezaban a conquistar derechos democráticos y sociales con su lucha.
La actual generación de jóvenes de entre 15 y 23 años nunca presenció una gran movilización de los trabajadores. Su experiencia política se reduce en la mayoría de los casos a los últimos 7 años de Gobierno del PSOE con Zapatero. En lo que a los dirigentes sindicales de UGT y CCOO se refiere se ha visto cómo, pocos meses después de la huelga del 29 de Septiembre, en vez de avanzar en la movilización, firman el pacto de pensiones, aceptando como algo inevitable los ataques y recortes. Los dirigentes sindicales de UGT y CCOO, en vez de responder y movilizar, han optado por “negociar el mal menor”.
En su experiencia concreta, los jóvenes observan a unas direcciones sindicales que no dan respuesta a sus necesidades y que lejos de animarles a participar, con su actual política sindical fomentan la desmovilización y la pasividad.
También constatan cómo un Gobierno que se llama socialista se dedica a recortar los derechos sociales de sus votantes y se reúne con los 40 mayores banqueros y empresarios del Estado para determinar las contrarreformas que hay que aplicar.
La huelga general del 29 de septiembre fue una de las más tardías en ser convocadas en toda Europa: llevábamos 8 años desde la última huelga general, en el 2002. El 29-S supuso una esperanza para los activistas más conscientes, que veíamos cómo era necesario presentar batalla para defender los derechos sociales amenazados por los poderosos, a los que se plegaba el Gobierno de Zapatero.
Sin embargo, la firma del pacto de las pensiones por parte de los dirigentes sindicales de UGT y CCOO supuso un jarro de agua fría para la gran mayoría de activistas de izquierda y para los jóvenes que empezaron a despertar políticamente. Pero era evidente que la frustración y el cabreo acumulado tenían que desbordarse en un momento u otro.
En este movimiento, por tanto, se han combinado muchos elementos contradictorios:
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Falta de referentes para los jóvenes que no han tenido experiencia de cómo el movimiento obrero ha tomado la iniciativa en los últimos años (aunque esto está cambiando, y lo hará aún más rápidamente).
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Gobierno de un partido de izquierdas que practica una política procapitalista. La caída del voto al PSOE en las pasadas elecciones del 22 de mayo tiene que ver con la decepción de gran parte del electorado socialista ante las promesas incumplidas de Zapatero cuando prometió gobernar “para los más débiles”.
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Debilidad de IU, que hace tiempo que no toma la iniciativa de un Frente amplio de lucha social, unificando a otras organizaciones, como pasó por ejemplo con los foros sociales en la última guerra del Golfo, fruto del peso que adoptó en su estrategia la llamada “política institucional”, política que repele precisamente a esta capa de jóvenes que está naciendo a la política.
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Constatación de la crisis capitalista que desprestigia al “sistema”, representado por los bancos.
Debilidad de la izquierda, o ausencia de un discurso y plan organizado
Esta debilidad y falta de organización, por ahora relativa, del conjunto de la izquierda organizada entre la juventud actual, está entre los elementos fundamentales que determinan la heterogeneidad que está teniendo el Movimiento del 15 de Mayo. Pero la izquierda, empezando por Izquierda Unida, a pesar de su debilidad, sí podía y debía haber intervenido en la movilización de una manera más nítida, ofreciendo unas ideas, un plan y una estrategia de lucha más adecuadas.
Con una adecuada explicación sí se puede hacer que se entienda perfectamente la necesidad de adoptar reivindicaciones políticas y de ligarse al movimiento obrero, como lo prueba el buen trabajo que han desarrollado en Vigo compañeros de diferentes organizaciones de izquierda. En Vigo, como está sucediendo en otras asambleas, singularmente en Madrid, los participantes que defendían un discurso “apolítico” lograron hacer aprobar el programa de los 4 puntos, que se reduce únicamente a la reforma de la ley electoral o a acabar con los privilegios de los políticos, discurso que en muchas ciudades ha sido impulsado demagógicamente por miembros de partidos pequeños de derechas.
En Vigo, sin embargo, en otra asamblea posterior con unos 250 asistentes, se aprobaron ocho puntos donde se hacía hincapié en reivindicaciones sociales que se acercaban a lo aprobado inicialmente en Madrid el jueves 19 de mayo.
Es decir, a pesar de todas las contradicciones señaladas, los compañeros que militamos en la izquierda, con argumentos y de manera paciente, podemos defender nuestro programa y encontrar una audiencia. También otras asambleas, como Zamora, claramente se han significado en este sentido por la izquierda. En Málaga, militantes de izquierda explicaron la necesidad de orientarse al movimiento obrero para que apoyase esta lucha, y se aprobó crear una comisión del movimiento obrero en este sentido.
Ahora bien, a nivel general no está siendo esta la situación, pues desde que nació el Movimiento 15 de mayo, los promotores iniciales del movimiento no se orientaron a dirigirse al conjunto del movimiento obrero organizado para tener un impacto en el mismo y provocar un cambio en su seno.
Así, Carlos Taibo, profesor en la Universidad Complutense, que dio el discurso final de la manifestación de Madrid del 15 de mayo, hoy publica un artículo en REBELIÓN. En él habla de estabilizar un movimiento “articulado en torno a una fuerza social, que desde perspectivas orgullosamente asamblearias y anticapitalistas, antipatriarcales, antiproductivistas e internacionalistas, apostase por la autogestión generalizada e inevitablemente se abriese a las aportaciones que deben llegar de sectores de la sociedad que todavía no han despertado. Esa fuerza, que habría de acoger en su seno, claro, al movimiento obrero que todavía planta cara al sistema y se enfrenta a los sindicatos mayoritarios”.
Sabemos que Carlos Taibo ha discrepado públicamente de los dirigentes de Izquierda Unida y de su proyecto actual, a pesar de que en IU en los dos últimos años hubo un giro positivo en la organización en la línea de profundizar en el anticapitalismo.
Hay que reconocerle a Carlos Taibo que tuvo el mérito de orientarse audazmente dentro de de la PLATAFORMA DEMOCRACIA REAL YA, de tal manera que fue él el elegido para dar el mitin final en Madrid el 15 de mayo. Ahora bien, no sabemos exactamente todas las ideas que ha planteado Carlos Taibo en el curso de la actual movilización en Madrid. Los hechos son que las posiciones políticas aprobadas ayer en Madrid, jueves 26 de mayo, suponen un claro retroceso de las que se aprobaron inicialmente el 19 de mayo.
También discrepamos de Carlos Taibo en un punto: nosotros no animamos a los jóvenes a enfrentarse a los sindicatos mayoritarios. Nosotros les animamos a participar en ellos, pues engloban al 80% de los trabajadores organizados, para sí enfrentarse a las políticas pactistas de Toxo y Méndez. A organizarse en ellos, y en otras organizaciones de la izquierda empezando por Izquierda Unida, y a participar en la oposición sindical a construir para reclamar una salida que una a todos los trabajadores y sus organizaciones, no solo a una minoría, frente a los ataques del Capital.
También sabemos, y hemos expuesto el caso de Vigo, donde activistas de diferentes organizaciones de la izquierda, apoyando lo mejor de sus propuestas mutuas de manera compañera, encontraron los argumentos adecuados para hacer aprobar posiciones mucho más avanzadas.
Los compañeros de LUCHA DE CLASES señalamos en nuestra revista nº 2 cómo IU (u otras organizaciones de izquierda, colaborando amistosamente en pro del movimiento, como se está haciendo en Vigo) podían tener un impacto en el movimiento, sin poner sus intereses particulares por encima de aquel:
“Desde ninguna asamblea o área de la juventud de IU podemos participar en esta campaña dando la impresión de tener un interés meramente coyuntural, de cara las elecciones. Además, en un contexto de reorganización de la izquierda, podemos educar a muchos nuevos compañeros en cómo trabajar con compañeros de otras tendencias políticas de la izquierda, de forma compañera y amistosa.
“Independientemente de que en diferentes ciudades haya manifestaciones en los próximos días, hay una fecha sobre la que trabajar, para que se dé una respuesta lo más masiva posible, que es la del 14 y 15 de mayo, que ya ha sido lanzada por diferentes colectivos desde hace semanas. Desde IU Juventud también tenemos que explicar que los jóvenes no podemos movilizarnos solos. Tenemos que ampliar el movimiento, invitando a asistir al mismo a todos los sindicatos de clase, asociaciones de vecinos y partidos políticos de izquierda que quieran luchar por una salida para la juventud obrera (…) Las luchas pasan (se ganen o se pierdan): lo que va a determinar que una movilización posterior, que son permanentemente necesarias dentro de los continuos agravios que vamos a sufrir en este contexto de crisis, sea mayor depende del grado de organización del movimiento obrero y juvenil. Por eso, para nosotros como jóvenes de IU, al mismo tiempo que participamos y demostramos en la acción ser los máximos impulsores consecuentes de estas luchas, debemos explicar a los jóvenes más conscientes que se deben afiliar a la organización permanente que es IU, pues toda lucha o campaña coyuntural acabará, pero no las consecuencias de fondo que la provocaron, que tienen su origen en el sistema capitalista.”
Perspectivas
Esta mañana la policía autonómica ha intervenido violentamente en las acampadas de Barcelona y Lleida, desalojando a los asistentes e incautando todo el material que han podido de la acampada, con la excusa de que este podía ser utilizado violentamente por grupos de incontrolados tras la posible celebración del final de la Champions. Para esta tarde hay convocada una concentración en Barcelona que probablemente volverá a ser masiva.
Es muy posible que este fin de semana haya una afluencia natural a las actividades convocadas en las diferentes acampadas por parte de un público mayor, tras el claro bajón habido esta semana con respecto a los días laborables de la primera semana de protestas. Es previsible que disminuya la asistencia aún más a partir del domingo próximo. Es normal, pues es muy difícil mantener una lucha día a día de forma masiva.
Independientemente de cómo acabe la actual movilización, ésta supone una anticipación de procesos más profundos que afectan al conjunto de la sociedad. Las movilizaciones de empleados públicos en Murcia en enero y febrero; o ahora en Cataluña, parecen señalar también una movilización más amplia de sectores importantes de la clase trabajadora en otras zonas del Estado. En decenas de conflictos diferentes, los trabajadores están empezando a decir BASTA. El movimiento del 15 de mayo, definitivamente, ha servido para inspirar y señalar el camino a la clase trabajadora.