La detención y posterior extradición al ejército colombiano de Joaquín Pérez Becerra ha provocado un gran descontento entre los trabajadores y los sectores revolucionarios del PSUV. Y muestra que es necesario luchar como un solo hombre para cambiar radicalmente la política exterior del gobierno bolivariano.
La detención y posterior extradición al ejército colombiano de Joaquín Pérez Becerra ha provocado un gran descontento entre los trabajadores y los sectores revolucionarios del PSUV. Y muestra que es necesario luchar como un solo hombre para cambiar radicalmente la política exterior del gobierno bolivariano.
Joaquín Pérez Becerra fue Concejal de la Unión Patriótica y el Partido Comunista Colombiano a principios de los años 90. Era además comunicador social, escritor perseguido criminalmente en Colombia por su oposición al régimen paramilitar.
Fue concejal de la UP en la primera mitad de la década del ´90 en el municipio de Corinto, departamento del Valle del Cauca. Ahí fue secuestrada su ex esposa por grupos narco-paramilitares. El genocidio contra la UP fue de tal magnitud que todos los alcaldes que fueron elegidos en las elecciones del 1988 fueron asesinados, menos dos. Centenares de concejales pasaron la misma suerte y decenas de senadores y diputados de la cámara de representantes fueron también asesinados, como casi 5.000 de sus más destacados militantes.
El gobierno sueco había concedido asilo político a Joaquín Pérez Becerra quien fue detenido en el aeropuerto internacional Simón Bolívar en Maiquetía, Edo. Vargas este sábado 23 de abril y entregado a las autoridades colombianas el lunes 25 de abril por petición del gobierno de Santos, quien tiene a Joaquín Pérez Becerra acusado de ser "cabecilla" de la red clandestina de las FARC en Europa y editor de la página ANNCOL.
A pesar de numerosas protestas, provenientes de colectivos de militantes pesuvistas, organizaciones internacionales y de la central sindical UNETE, el gobierno de Chávez deportó a Joaquín Pérez Becerra el día lunes. Resulta increíble que el gobierno sueco lo protegía, mientras nuestro gobierno bolivariano lo haya entregado a sus enemigos.
Cualquier presunción de un proceso judicial "justo" en Colombia es un engaño. En el fondo, el gobierno de Santos no es más que una continuación del criminal gobierno paramilitar de Álvaro Uribe y su brutal represión contra cualquier disidencia política es conocida por todo el mundo. Joaquín Pérez Becerra era un REFUGIADO POLÍTICO y ahora ha sido entregado a la misma gente que buscaba su muerte. Esperar "imparcialidad" y "justicia" en este contexto resulta ridículo.
Es extremadamente grave que Chávez haya cedido a la presión del gobierno colombiano y del imperialismo yanqui que está detrás de ello ¡El caso Joaquín Pérez Becerra debe llamar a la reflexión crítica! Hace falta un cambio brusco en la política exterior del gobierno bolivariano: ¡Basta con los acuerdos y pactos bilaterales sin principios!
No estamos en contra, por supuesto, de los tratados económicos que son necesarios para Venezuela. Pero hay que distinguir entre pactos comerciales y concesiones políticas. Lenin y Trotsky siempre eran muy rigurosos en este sentido. Firmaban acuerdos de comercio con los poderes imperialistas, pero jamás cedieron en cuestiones de principios, jamás dejaban al lado la lucha por el socialismo internacional.
La actual coyuntura puede servir para rectificar los errores cometidos. Frente a la política sin principios, debemos retomar la idea planteada por Chávez en noviembre de 2009 de construir una V Internacional Socialista como la herramienta para luchar por la revolución mundial.
- ¡Basta de extradiciones de perseguidos políticos!
- ¡Por una política revolucionaria internacionalista!
- ¡Abajo el régimen paramilitar en Colombia!