Más salarios, más dignidad, más participación, más revolución más antiimperialismo, más unidad, más luchas combativas en las calles, serán la mejor garantía de que más allá de las reivindicaciones justas salariales, están las perspectivas políticas de un futuro mejor, y eso depende de todos quienes queremos una nueva sociedad.
No hay discusión de que el hombre para hacer política, arte, cultura, producir y tener las condiciones mínimas para procrearse, necesita primeramente alimentarse, eso es así en el sistema capitalista o en cualquier otro sistema económico o político. La diferencia fundamental está en saber en qué momento y circunstancias estamos viviendo, para que estas exigencias fundamentales de vida, no sólo se circunscriban a exigencias netamente salariales, haciendo abstracción de lo fundamental en toda reivindicación como deben ser las perspectivas políticas, para que esa clase trabajadora unida, al exigir más pan, salud, trabajo, educación, se plantee permanentemente su reivindicación política como actora principal de todo proceso de cambio hacia una nueva sociedad de iguales.
Esto exige que las luchas y reivindicaciones unitarias de los trabajadores en general y todos sus aliados, necesariamente deban estar presididas, por la organización matriz y con una correcta dirección clasista y revolucionaria, producto de un congreso que exprese genuinamente los intereses de todos los asalariados.
Es decir todas las luchas tendrán que estar dirigidas por los sectores proletarios más esclarecidos, como las organizaciones de mineros, fabriles, petroleros, constructores, en fin todos los sectores de proletarios con una rica experiencia de lucha, y consciencia política demostrada en muchas batallas que hicieron posible revertir dictaduras, gobiernos entreguistas y darse procesos de cambios como el actual. En la perspectiva que pueda ser un gobierno de transición, hacia un estado superior merced a la lucha, consciente y combativa del pueblo, no olvidando siempre de quién es el enemigo principal y quienes son aliados potenciales, en estos momentos en que la decadencia del Imperio y sus sistema, arremete en su desesperación contra todos los que no se sometan a sus caprichos hegemónicos.
No es saludable para ningún proceso de cambio producto de grandes luchas y de mayorías como el actual, presidido por el Presidente Morales, que las luchas reivindicativas estén presididas por sectores de clase media o de pequeños o medianos propietarios que sólo ven sus intereses sectoriales, en el afán individualista como esencia de clase, en desmedro de los intereses de los sectores más explotados y, sobre todo, reivindicaciones de “más pan”, perdiendo las perspectivas, de que el ser humano no sólo es un aparato digestivo, es más que eso y que al luchar por vivir mejor, busca soluciones colectivas, en una nueva sociedad de iguales, con independencia, dignidad, soberanía y sin el proteccionismo malsano de ningún interés extranjero.
Por otra parte es necesario que el gobierno cambie el rumbo de quietud en que se encuentra, tiene que escuchar a quines sostienen este proceso. Con hechos políticos concretos hay que volver a enamorar a esas grandes mayorías que lo apoyan, necesita dar muestras de que lo de antiimperialismo y anticolonialismo no son frases huecas, sino debe en lo económico dar muestras de que el discurso es coherente, al favorecer al pueblo y no a la empresa privada.
El pueblo necesita sentirlo en su cabeza y en sus bolsillos de que este proceso que apoya, les pertenece y no es para engordar grandes intereses de grupos empresariales, en un afán mentiroso de conciliación, creyendo que la derecha boliviana como lacayos del imperio, perdonarían el avance político del pueblo boliviano, pues siempre estarán al acecho en ese largo camino, hacia la liberación nacional.
Más salarios, más dignidad, más participación, más revolución más antiimperialismo, más unidad, más luchas combativas en las calles, serán la mejor garantía de que más allá de las reivindicaciones justas salariales, están las perspectivas políticas de un futuro mejor, y eso depende de todos quienes queremos una nueva sociedad.
José Justiniano Lijerón – Ex Dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB)