Este 24 de marzo se cumplen 35 años del último golpe cívico-militar que sufrimos los trabajadores en la Argentina y que tenía como fin imponer una fuerte dominación imperialista que beneficie principalmente a los monopolios extranjeros junto con los empresarios y terratenientes locales, basándose en las recetas del neoliberalismo que se dictaban desde Washington.
Este 24 de marzo se cumplen 35 años del último golpe cívico-militar que sufrimos los trabajadores en la Argentina y que tenía como fin imponer una fuerte dominación imperialista que beneficie principalmente a los monopolios extranjeros junto con los empresarios y terratenientes locales, basándose en las recetas del neoliberalismo que se dictaban desde Washington.
La ofensiva contra el campo popular no solo se vería reflejada en la caída abruta del salario real sino también en la salvaje maquinaria de matar que pusieron en marcha los militares para frenar los intentos de resistencia de los trabajadores y los estudiantes.Secuestros, torturas, desapariciones, robo de bebes y asesinatos fue el camino elegido por los milicos para someter a nuestro pueblo, para esto contaron con el apoyo de los medios de comunicación dominantes y la cúpula de la iglesia quienes fueron socios y beneficiarios de la dictadura.
Pero no solo Argentina fue sometida al saqueo de los grupos económicos de los Estados Unidos. Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil y Bolivia eran también desangrados por gobiernos de facto que defendían los intereses patronales aplastando a sangre y fuego cualquier voz disidente.
Sigamos avanzando contra la impunidad
En la actualidad gracias a la presión popular de miles de militantes durante años se han logrado avances importantes en la lucha por la memoria.Un ejemplo de esto es el significativo aumento de condenas a represores que se realizaron en 2010 con respecto a años anteriores.
Según un informe de la “Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las causas por violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el terrorismo de Estado” en 2010 terminaron 19 juicios en los que se juzgó a 119 represores, con 110 condenas y 9 absoluciones.
Esto representa un claro paso adelante, pero para seguir avanzando a paso firme debemos reclamar la inmediata unificación de todas las causas en una sola.Solo así podremos superar la lentitud cómplice con la que se mueve la justicia.
El actual sistema de juzgamiento basado en “causas individuales" podría demorarse décadas. Lo cual garantizaría la impunidad de cientos y cientos de represores que van a ir muriendo sin ser condenados.
¿Y Julio?
Recientemente se realizaron rastrillajes y excavaciones, de fallido resultado, en la zona del Parque Pereyra buscando el cuerpo de Julio López, desaparecido a manos de grupos represivos vinculados al terrorismo de estado.
Que luego de 4 años y medio la desaparición de Julio López siga impune nos muestra que los grupos fascistas que actuaron durante la última dictadura siguen enquistados en el aparato del Estado.
Es claro que aun hay un entramado de complicidades que hace imposible la depuración de estos elementos reaccionarios.
Para romper con este entramado mafioso y garantizar el juicio y castigo inmediato a los represores de ayer y hoy, los trabajadores debemos basarnos en la participación, la organización y la lucha contra las mafias estatales donde se cobijan estos asesinos.
Solo confiando en nuestras propias fuerzas podremos avanzar en la construcción de una sociedad distinta, sin impunidad, sin explotación y sin represión.