Aunque hemos visto, en los últimos años, huelgas generales masivas y grandes manifestaciones de protesta en Italia, el nivel general de las huelgas se redujo significativamente, en algunos años alcanzó el nivel más bajo de todos los tiempos. Pero ahora estamos siendo testigos del resurgimiento de la combatividad de la clase obrera, empezando por los trabajadores metalúrgicos y, en particular los trabajadores de la Fiat.
Aunque hemos visto, en los últimos años, huelgas generales masivas y grandes manifestaciones de protesta en Italia, el nivel general de las huelgas se redujo significativamente, en algunos años alcanzó el nivel más bajo de todos los tiempos. Pero ahora estamos siendo testigos del resurgimiento de la combatividad de la clase obrera, empezando por los trabajadores metalúrgicos y, en particular los trabajadores de la Fiat.
Nota introductoria
Este artículo fue publicado originalmente en italiano el 18 de enero de 2011 en el sitio web de los marxistas italianos de Falcemartello, poco después de la votación que tuvo lugar en la planta de Turín, Fiat Mirafiori.
Los patrones de la FIAT han estado tratando de imponer cambios drásticos en las condiciones de trabajo. Marchionne, CEO (Gerente general) de Fiat, ha estado a la ofensiva contra los trabajadores, amenazando con cerrar las fábricas y llevárselas al extranjero, o reducir drásticamente el empleo, si los trabajadores no aceptaban los cambios propuestos. Marchionne entendía que para sacar adelante estas propuestas necesitaba ganar con una amplia mayoría.
En lugar de eso, en la planta de Pomigliano en el Sur y unas semanas después en la planta de Mirafiori en Turín, a pesar de que consiguió la mayoría deseada para el Sí, no resultó ser una avalancha. Por el contrario, una minoría considerable votó NO, particularmente entre los trabajadores de la producción.
Todo esto plantea serios problemas a los jefes de la FIAT que deben impulsar cambios en el proceso de producción donde, en la mayor parte de los casos, la mayoría de los trabajadores están en contra. Esta situación es extremadamente importante para la lucha de clases en Italia.
Históricamente, los trabajadores de FIAT o bien han sido la vanguardia de la lucha o han sido completamente aplastados, y los patrones de FIAT siempre han llevado las luchas hasta un final amargo. Desde la famosa derrota de los trabajadores de FIAT en 1980, el nivel de combatividad, sobre todo en la planta de Turín, ha sido muy bajo.
Ahora todo esto está cambiando. En la votación celebrada recientemente en la planta de Fiat Mirafiori en Turín, el 46% de la plantilla votó No. El voto Sí ganó, pero sólo con la ayuda de trabajadores de cuello blanco y del personal de gestión. Esto se produjo después de un voto negativo igualmente alto de los trabajadores de FIAT en la planta de Pomigliano, en el sur.
La radicalización de los trabajadores de FIAT y de los metalúrgicos, en general, se ha expresado a través de la FIOM, el principal sindicato de los trabajadores metalúrgicos que forma parte de la confederación sindical, la CGIL. Bajo el martillo de la patronal y de la resistencia de los trabajadores, la dirección de la FIOM ha sido empujada más y más a la izquierda, entrando en conflicto con la dirección nacional de la propia CGIL, y ahora se ha convertido en un centro de coordinación de todos los militantes obreros y jóvenes. (Por Fred Weston)
Desde todos los puntos de vista, la votación en la planta de Fiat Mirafiori en Turín, que tuvo lugar el 13-14 de enero de 2011, representa un punto de inflexión en la lucha de clases y muestra hasta qué punto hemos entrado en una nueva etapa política y social en Italia.
La sombra de la derrota de 1980, cuando los trabajadores de Fiat Mirafiori, gracias al papel desempeñado por sus propios dirigentes sindicales, sufrió la vergüenza humillante de no reaccionar ante la llamada "Marcha de los 40.000" [rompehuelgas de "cuello blanco" organizados por la dirección de la FIAT], ha sido eliminada por este claro e inequívoco "NO" expresado por los trabajadores de Mirafiori.
Como era de esperar, el Sí a la propuesta de acuerdo presentada por la patronal de FIAT ganó con el 54% de los votos, pero esto sólo fue gracias a los votos de los directivos y empleados (más de 400 de los cuales votaron Sí) y de los trabajadores del turno de noche, que han sido "recompensados" por la compañía con el "privilegio" de trabajar por la noche por "treinta monedas de plata". Sin embargo, si uno desmenuza la votación ve que en los obreros de la cadena de montaje y de los trabajadores del taller, es decir, aquellos que realmente sufren los efectos físicos de este acuerdo, la votación por el NO tuvo una clara mayoría.
Este resultado no fue una conclusión inevitable, ya que la alternativa planteada por el [CEO de FIAT] Marchionne fue "o votas Sí, o pierdes tu empleo" – y esto en la peor crisis económica desde la década de 1930. En los hechos los trabajadores votaron con un pistola apuntando a sus cabezas. Hemos oído a muchos trabajadores a las puertas de la fábrica que decían: "Estamos con la FIOM [el sindicato combativo de los trabajadores del metal], pero tenemos que votar Sí, tenemos la hipoteca que pagar, hijos que mantener, tememos por nuestro futuro. .. " Esto estaba lejos de ser una situación sencilla, y es por eso que cuando se conocieron los primeros resultados de la votación muchos tenían lágrimas en los ojos.
Pero, a diferencia del otoño de 1980, no eran lágrimas de desesperación ante la traición, sino lágrimas de alegría y orgullo, después de haberse negado a ceder ante el chantaje, después de haber resistido, junto con la FIOM y gracias a la FIOM, contra todo y contra todos, incluso en contra de la dirección nacional de la CGIL, que formalmente apoya a la FIOM, pero con la actitud vergonzante de su Secretaria General, Camusso, quien incluso antes de que la lucha hubiera comenzado, había aconsejado a los trabajadores tomar el camino de la entrega, sugiriendo que la FIOM debía "formalmente" firmar el acuerdo presentado por Marchionne.
Alguien debe decirle a la señora Camusso que los dirigentes sindicales serios primero dan la batalla antes de verse obligados a firmar cualquier rendición, y la FIOM presentó batalla, desde su Secretario General hasta el último delegado sindical y activista. Y al igual que sus compañeros en la planta de Fiat en Pomigliano [cerca de Nápoles], e incluso más que sus compañeros de Pomigliano, los trabajadores Mirafiori tuvieron el valor de decir No.
El valor de los Trabajadores
Hemos escuchado esta palabra "coraje" pronunciada muchas veces fuera del portón 2 en los dos días de la votación, por tantos trabajadores que no estaban dispuestos a plegarse a la coacción, la brutalidad y la arrogancia de Marchionne. "Se necesita coraje, debemos votar con coraje, no somos esclavos, queremos trabajar con dignidad, compañeros, el coraje …"
Coraje que no es el valor de los héroes, sino el coraje de las personas de carne y hueso que pagan un alto precio por el menor signo de rebelión ante la atenta mirada de 300, repetimos 300 personas que diariamente oprimen a 5.000 trabajadores exigiendo más sacrificios, al mando de un hombre que gana una cantidad inimaginable de dinero.
"Il Manifesto" [un diario de izquierda] publicó las siguientes cifras: "En 2009, el año de la crisis, en la que el Grupo Fiat perdió unos 800 millones de euros, el CEO, Sergio Marchionne, se concedió como parte fija de su sueldo cerca de € 3.430.000 y € 1.350.000 como prima, haciendo un total de € 4,780,000 … Así Marchionne ganó cerca de 222 veces lo que un trabajador gana en la línea de montaje (si se toma el período 2004-2010 serían 292 veces)".
Sin embargo, la historia no termina aquí. Desde que Marchionne asumió la dirección del grupo FIAT en 2004 ha recibido acciones gratuitas por un valor total de € 69.800.000 y las opciones sobre acciones por un valor neto de € 143.800.000 (según precios de las acciones actuales), que las puede canjear a partir del finales de 2012.
Un cálculo rápido de la proporción de sus ingresos en relación con los de un trabajador, revela que la proporción es de 1.940 a 1. Él solo gana casi la misma cantidad que toda la plantilla en el taller de Mirafiori. Marchionne había estado presionando para un plebiscito, (y en esto fue apoyado por algunos sindicalistas imprudentes de la FIM y UILM, los otros sindicatos de trabajadores metalúrgicos más "moderados") y declaró públicamente que estaba esperando un 80% de voto por el Si, pero la realidad es que casi no obtuvo la mayoría entre los trabajadores directamente afectados por el "acuerdo".
Estamos seguros de que, a pesar de que fue criado en Canadá, Marchionne entiende que este acuerdo es, de hecho, impracticable e inviable en la fábrica y que el juego todavía está abierto. Los trabajadores de Mirafiori no sucumbieron a las presiones y esto en sí ya es una buena noticia – pero hay más que eso. Como nos dijo Rosa, un trabajadora de la línea de montaje:"Sea cual sea el resultado de la votación, nada seguirá como antes en la fábrica ni en los sindicatos". Estamos absolutamente convencidos de eso, querido Rosa. Nos esperan tiempos interesantes.
Abandonada por los políticos
Fiat lanzó una campaña mediática implacable, que contaba con el respaldo de todos los partidos en el parlamento, como también hicieron en el caso de Pomigliano, Aquellos que apoyaron la campaña por el voto Sí incluían el gobierno y la Confindustria [la asociación patronal], así como toda la oposición parlamentaria. Las declaraciones de Fassino [el candidato del Partido Demócrata a la alcaldía de Turín] y Chiamparino [el actual alcalde del Partido Demócrata de Turín] estaban claramente a favor del voto por el Sí, mientras que Bersani [el líder del Partido Demócrata] y D’Alema [procedente del viejo Partido Comunista y, posteriormente, de la Izquierda Democrática y ahora líder del Partido Demócrata] expresó sólo algunas pequeñas diferencias de importancia secundaria.
Lo más significativo, sin embargo, fue el hecho de que dentro de la fábrica todos los sindicatos, con la excepción de la FIOM y COBAS [el sindicato más pequeño], hicieran campaña por el voto SI. La suma total de los votos que habían obtenido los sindicatos pro SI en la elección previa de delegados sindicales en Mirafiori fue del 71%, en comparación con el 22% de la FIOM y el 7% para el COBAS. Esta era la base inicial de apoyo a los sindicatos pidiendo el voto afirmativo. Las condiciones iniciales no eran las más favorables.
Además, a diferencia de Pomigliano que tiene la mano de obra más joven del grupo FIAT (con una edad promedio de 33 años), en la planta de Mirafiori, la edad promedio es de 46 años. Muchos, de hecho, se preguntaban cómo votarían el 20% de los trabajadores (unos 1.100 en total) que están cerca de jubilarse. Más importante aún, los trabajadores de la planta de Mirafiori no habían expresado un alto nivel de militancia en los últimos tiempos. El nivel de participación en huelgas había sido bajo durante algún tiempo. Esto fue evidente en la manifestación, durante la huelga de FIAT, que se celebró el 16 de mayo de 2009 en Turín.
Las previsiones más optimistas eran conseguir un 38% de votos por el NO, que fue el nivel alcanzado en la planta de Pomigliano, era lo máximo que se podría lograr, pero muchos hubieran estado felices con un 30%, que era por lo menos la base de apoyo de los sindicatos pro-NO en la fábrica. Como un delegado sindical en los portones nos planteó: "Si tenemos un 30% nos deja algo de esperanza para el futuro."
Los compañeros de Pomigliano y el estado de ánimo en los portones
El jueves 13 de enero una delegación de Pomigliano llegó al portón, fueron bienvenidos con un estado de ánimo general de entusiasmo. Además del volante de la FIOM, se distribuyó el de los compañeros de la agrupación del Partido Refundación Comunista de la FIAT de Pomigliano. Los trabajadores tomaban los volantes y se los aferraban con cuidado con la clara intención de leerlos más tarde. Raras veces, el autor de este artículo ha visto un público tan atento a los argumentos de los compañeros presentes en los portones. Estaban dispuestos a hacer preguntas, para obtener más información no sólo sobre la votación FIAT, sino también del material político disponible que también que fue recibido con gran interés.
Se molestaron más bien ante la presencia de un gran número de reporteros de televisión fuera del portón 2 que, como en cada turno, insistentemente pedían a los trabajadores que dijeran cómo iban a votar. Por otro lado, estaban muy contentos de ver a los activistas y los trabajadores jubilados de FIAT que habían regresado a su antiguo lugar de trabajo para expresar su solidaridad, así como los estudiantes.
La presión era muy grande y, finalmente, una trabajadora acabó de perder la paciencia. Lo que dijo fue recogido por el noticiero de la RAI [el canal de la televisión estatal]. Al principio, ella no quería ser entrevistada, pero, al ser interrogada reiteradamente por la periodista que le preguntó cómo iba a votar, de repente se enfadó mucho y gritó en pleno rostro de la periodista: "Voy a votar No, con orgullo." Cuando la periodista respondió: "Pero si usted vota No, él se llevará la fábrica al extranjero", aquí la respuesta fue "Bueno, que se vaya él, y que se vaya a tomar por el c*** ". La expresión de su rostro al pronunciar estas palabras, provocó escalofríos a muchos que presenciaron la escena.
Me gustaría describir el estado de ánimo como electrizante, con discusiones interminables que continuaron en la cafetería frente al portón 2. Esta está dirigida por un ex trabajador de Fiat quien daba la bienvenida a todo el mundo como un hermano, expuso volantes sobre la pared llamando a votar por No en su café, y llevaba café a los portones.
Si los trabajadores de Pomigliano allanaron el camino, el resultado de la votación de Mirafiori es, sin duda, un nuevo paso cualitativo en la conciencia creciente de los trabajadores en este país. A lo largo de Turín no había una cafetería donde los trabajadores, comerciantes y amas de casa no estuvieran hablando de este tema. Vi con mis propios ojos señores de traje y corbata que expresaban toda su decepción por Marchionne y su apoyo a la FIOM. Oí a uno de ellos diciendo: "Si el viejo Giovanni Agnelli siguiera aquí esto no estaría sucediendo …" [Nota: Giovanni Agnelli, fue el antiguo patrón de la FIAT, y su principal accionista, que murió en 2003].
Esta es una idea que personalmente no suscribo. Cito sólo para mostrar cómo incluso la burguesía de Turín está inquieta por la forma en que Marchionne, está llevando adelante las cosas. Tienen miedo de las consecuencias de sus políticas – es suficiente con leer el principal periódico de la burguesía de Turín, La Stampa, para ver esto- así como la mayoría de la Confindustria, porque se dan cuenta de que empujar a la FIOM fuera de las fábricas es una locura, y amenaza simplemente con radicalizar aún más los conflictos sindicales.
El viernes 14, un grupo de trabajadores de Ferrari también acudieron a expresar su solidaridad a los trabajadores de Fiat Mirafiori, y al igual que sus compañeros de Pomigliano también distribuyeron un volante de solidaridad. El ambiente entre los compañeros en los piquetes -una vez que unos pocos defensores del voto por el Sí se fueron- era de un fuerte sentimiento de solidaridad, y el deseo de recuperar lo perdido en el pasado. Pocas veces habíamos visto un ambiente fraternal y amistoso y de un deseo de unidad entre los activistas de los diferentes sindicatos (FIOM, USB, COBAS, IDARE) que no hace mucho estaban en fuerte oposición.
Esta es una clara demostración de cómo la lucha une y crea las condiciones para superar los conflictos entre los diferentes sindicatos, que ahora se han unido en la campaña por el voto por el No. La reciente decisión de varios sindicatos [menores] de participar en la huelga del 28 de enero, convocada por la FIOM es la demostración más clara de este proceso.
Las asambleas en la fábrica
Los que hicieron campaña por el voto Si no participaron en las asambleas de taller en la fábrica, ya que no querían enfrentarse a la FIOM directamente. Por lo tanto, la FIOM pudo exponer sus puntos ante un gran número de trabajadores, ya que había una participación masiva de estas reuniones. Según Ugo Bolognesi, un ex delegado sindical de FIAT, y en la actualidad liberado sindical de la FIOM, un estado de ánimo como este no se había visto desde hacía mucho tiempo, con los trabajadores prestando especial atención a lo que se decía y muy participantes en los debates. Este fue el caso durante la asamblea de la mañana. La asamblea de la tarde fue un poco más controvertida, pero fue, no obstante, excelente, con más de 700 trabajadores y Landini [Secretario General de la FIOM] que fue interrumpido por 5 o 6 ovaciones de pie.
Los sindicatos que pedían el voto a favor del Sí invitaron a sus activistas a reunirse en la iglesia frente a la planta de Mirafiori, pero sus reuniones estaban desiertas, y honestamente no me esperaba algo diferente. Algunos trabajadores después de la asamblea organizada por el FIOM se mostraron entusiastas. Me di cuenta de que cuando hablaba Landini, sus ojos se iluminaban. No se ha visto una mirada de admiración hacia un líder sindical en una fábrica durante muchos, muchos años.
Maurizio Landini al día siguiente de la votación fue recibido con una ovación de pie, posiblemente, menos genuina en esta ocasión – en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional de la CGIL. Y fue en esta reunión que Camusso sufrió una derrota, y tuvo que abandonar su posición de que la FIOM debía poner una firma formal en el acuerdo.
Lo que el ala izquierda, "La CGIL che Vogliamo" ["La CGIL que queremos", como se la conoce], no pudo conseguir fue el apoyo de la dirección de la CGIL nacional para una huelga general. Es por ello que rechazó el proyecto final del documento que se sometería a votación al final de la reunión. Como Landini explicó en el Congreso de la Federación de la Izquierda, si no hubiera sido por los trabajadores de Fiat en Pomigliano y Melfi [cerca de Potenza, en el sur de Italia], con sus considerables votos por el NO, la FIOM probablemente nunca habría organizado la manifestación nacional del 16 de octubre, cuando cientos de miles de personas marcharon en Roma y este es precisamente el punto en el que debemos insistir.
La FIOM está girando a la izquierda bajo la presión combinada del movimiento desde abajo, por un lado y de Marchionne por el otro, que está tratando de romper y de arrinconar a los sindicatos. Pero no es una tarea fácil destruir un sindicato que ha existido durante 110 años y que ha estado en el corazón de la historia del movimiento obrero de este país, incluso bajo los golpes de la peor crisis económica. Posiblemente,
Marchionne puede haber aprendido esta lección ahora. La FIOM sigue en pie, vivita y coleando, luchando más que nunca, y todos hoy en el movimiento miran hacia ella en busca de una dirección, no sólo entre los trabajadores de cuello azul, sino también en los trabajadores eventuales, estudiantes e inmigrantes que se han movilizado en los últimos meses en todos los rincones del país. La FIOM, le guste o no, ya no se limita a jugar un papel sindical, sino que ha asumido un papel político. Simplemente tiene que tomar conciencia de este hecho.
El movimiento en una encrucijada
La huelga convocada para el 28 de enero y la Asamblea Nacional de la FIOM del 3 y 4 de febrero, son dos fechas clave. No nos cabe duda que en estas fechas los sindicatos de otros sectores de trabajadores, los sindicatos de base del comercio, estudiantes, trabajadores eventuales, y los inmigrantes, se movilizarán.
La diferencia clave con los movimientos anteriores (recordemos en 2001 las protestas contra el G8 en Génova) es que hoy el papel central de la clase obrera ya no se cuestiona, ni el papel de la FIOM o el papel crucial que las grandes fábricas (a partir de los trabajadores de FIAT) pueden desempeñar en este proceso. Los dirigentes de la CGIL pronto se plantearán de nuevo la idea de un "pacto de productividad" con las asociaciones de empresarios y habrá una enorme presión sobre los dirigentes de la FIOM y del ala izquierda de los sindicatos para que acepten esta lógica de la compatibilidad con el capitalismo. Si la FIOM no quiere dar un paso atrás en los próximos meses, sólo puede hacerlo avanzando por el camino que ha tomado hasta ahora.
El objetivo principal debe ser la unificación de los diferentes movimientos de masas. Muchas de las actividades se están organizando a nivel nacional en este sentido. La plataforma Unidos contra la Crisis, con todas sus limitaciones, es una expresión de este proceso, pero lo que más importa son las acciones conjuntas que se están difundiendo a nivel de base, tales como abrir FIOM a reuniones con estudiantes, y que los delegados de la FIOM sean llamados a hablar en las escuelas y las universidades.
La FIOM está sumando a su plataforma de demandas los reclamos de los inmigrantes, la defensa de los derechos sociales, la protección de los trabajadores eventuales, y así sucesivamente. Alrededor de estas actividades pueden crearse nuevas conexiones entre los diferentes grupos.
En la actualidad no hay ninguna fuerza política en la izquierda –de la que hay más necesidad que nunca- que sea capaz de unir a todos estos grupos alrededor de un punto de referencia de la clase trabajadora, que pueda ofrecer la defensa contra el ataque de los patrones en este tiempo de crisis .
Rinaldini (líder de "La CGIL que queremos") y Landini no pueden permitirse el lujo de ignorar las esperanzas que han depositado en ellos, o pretender simplemente que todo esto no es de interés para ellos, o comportarse como si dar respuestas a esta pregunta fuera un error táctico o que no tienen nada que ver con los debates internos dentro de la CGIL.
Es importante el debate dentro de la mayor confederación sindical italiana, pero hoy hay mucho más en juego. Se trata de la supervivencia de la idea misma de un movimiento obrero organizado, de un movimiento que está bajo el ataque feroz de un capitalismo en descomposición que está intentando descargar su crisis sobre las clases más bajas.
En este contexto no hay un dirigente político con soluciones mágicas que pueda ayudar a los trabajadores. Se trata de que los trabajadores cuenten con sus propias fuerzas y rescaten y transformen sus propias organizaciones a fin de salvar el futuro de la clase obrera y, con ella, al conjunto de la sociedad. El futuro del sindicalismo combativo y de la izquierda en este país sólo se puede garantizar mostrando el mismo nivel de valentía expresada por los trabajadores de Fiat Mirafiori en los últimos días, y antes por los trabajadores de Pomigliano.
18 de enero de 2011