Los resultados de las elecciones regionales indican un fuerte rechazo a la política reaccionaria del gobierno de Sarkozy. El péndulo político oscila de nuevo hacia la izquierda, en el contexto de un resurgimiento general de las luchas sociales.
Los resultados de las elecciones regionales indican un fuerte rechazo a la política reaccionaria del gobierno de Sarkozy. El péndulo político oscila de nuevo hacia la izquierda, en el contexto de un resurgimiento general de las luchas sociales. Como era de esperar, el PS es el primer beneficiario, a pesar de que los observadores superficiales anunciaran casi su muerte, tras las elecciones europeas en junio de 2009.
El alto nivel de abstención, sin embargo, subraya los límites de este progreso de la izquierda. 23 millones de electores no fueron a votar en la primera vuelta. Entre ellos, muchos trabajadores, jubilados y personas pobres que habían votado a favor de Nicolas Sarkozy en 2007. Amargamente decepcionados por las políticas de Sarkozy, la mayoría no han votado por el PS. No tienen confianza en los dirigentes socialistas. Por un lado, tienen en cuenta la experiencia de los últimos gobiernos de izquierda, que no han solucionado sus problemas fundamentales. Por otra parte, el fondo del programa del PS no se puede distinguir en nada del programa de la derecha. No representa una alternativa clara al capitalismo en crisis. De manera general, millones de personas dudan acerca de si las elecciones – locales o nacionales – servirán para resolver las dificultades a las que se enfrentan.
Esta es una advertencia muy seria, en vistas de 2012 (año en que se celebrarán las elecciones presidenciales). Ya en las regionales de 2004, el PS había arrasado – antes de perder en el 2007 a falta de un programa creíble y combativo. La derecha espera que esto se repita. Explotará cada una de las debilidades del PS, argumentando que "no tiene ningún programa". Al mismo tiempo, se intensificará su campaña de propaganda racista, con el riesgo – asumido – de fortalecer al Frente Nacional. En el próximo período, Sarkozy y su camarilla no tienen otra opción que enfrentar a los trabajadores entre ellos: franceses y "extranjeros", funcionarios y empleados del sector privado, desempleados y activos, etc. El tema de la inseguridad va a regresar con más fuerza en los medios de comunicación a sueldo del poder. La única manera de contrarrestar los efectos de esta propaganda es movilizar a la juventud y los trabajadores sobre la base de un programa que identifique claramente a los grandes capitalistas, como los culpables de la crisis – y que ataque su poder y privilegios.
El Frente de Izquierda y el Nuevo Partido Anticapitalista
La Riposte hizo un llamamiento para apoyar las listas del Frente de Izquierda en la primera vuelta. Éstas han progresado ligeramente en comparación con las elecciones europeas del pasado mes de junio. Una vez más, todos los observadores que anunciaban la muerte cercana e inevitable del PCF – que constituye la mayor parte del Frente de Izquierda – se equivocaron. Es cierto que proclaman nuestra desaparición desde décadas, lo que lo convierte en el funeral más largo de la historia política.
Los resultados del Frente de Izquierda son desiguales entre regiones. Habrá que analizarlos en detalle. Pero la consolidación de las posiciones electorales del PCF, en conjunto, tendrá un impacto positivo en la moral de los militantes comunistas. Sin embargo, creemos que el PCF podría haber obtenido mejores resultados. En el contexto actual, el de una crisis general del capitalismo, el potencial de PCF es enorme, siempre que se presente una alternativa clara a este sistema. Desde este punto de vista, la abstención masiva supone para el PCF lo mismo que para el PS. De los 23 millones de abstencionistas, la mayoría aplastante son víctimas del capitalismo. El PCF puede y debe convencer a un número cada vez mayor. Desde este punto de vista, la abstención masiva le plantea al PCF el mismo problema que al PS. Del mismo modo, el hecho de que el beneficio de este giro a la izquierda recaiga especialmente en el PS subraya, una vez más, que el PCF no dispone de un programa suficientemente diferenciado del reformismo insípido que defienden los dirigentes socialistas.
Mientras tanto, el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), no logra superar los resultados habituales de la ex-LCR en las elecciones locales. Desde su fundación extremadamente mediatizada en 2008/2009, sus responsable se fijaron el objetivo de convertirse en competidores del PS y del PCF, o incluso sobrepasarlos, como si la inmensa mayoría de trabajadores pudiese darle la espalda a sus dos grandes partidos tradicionales a favor de un nuevo partido pequeño. En un primer momento los dirigentes del NPA nos anunciaron que se tragarían al PCF de un bocado. Han intentado "abrirse" diluyendo su identidad en una gran amalgama ideológica donde los militantes que se identificaban con el marxismo deben cohabitar con anarquistas, "decrecientes", "eco-socialistas", militantes anti vivisección – y Dios sabe qué otras corrientes más o menos pequeñoburguesas. En aquel momento, La Riposte explicaba que el camino que había tomado el NPA no les llevaría muy lejos en esas condiciones. De hecho, se ha estancado incluso antes de arrancar. Su mezcla de sectarismo y confusión política no podía llevar a otra cosa. Sobre la base de su estrategia y de su programa actual, en NPA irá de crisis en crisis.
Los MoDem y la ficción del "centro"
La polarización política creciente es fatal para el MODEM (centroderecha), que baja a menos del 4%. En el momento en que las clases sociales se preparan para las grandes luchas, la demagogia "centrista" – "más allá de las divisiones partidistas" – no encuentra mucho eco. De hecho, las "divisiones partidistas" se agudizan. La utopía de un "centro", un equilibrio entre los intereses de clase, se desvanece. A decir verdad, el MoDem habría sido barrido del mapa hace tiempo si no hubiera sido por el apoyo de numerosos dirigentes del PS. Tendiéndole la mano al partido de François Bayrou (secretario general del MoDem) desde 2007, Ségolène Royal y otros dirigentes socialistas lo han mantenido bajo "perfusión" política. Por el contrario, si la dirección del PS se apartara del MoDem diciendo la verdad – que es un partido pro-capitalista, un adversario implacable de los trabajadores-, François Bayrou y sus amigos no tendrían más opciones que la de una muerte política rápida o la de buscar un lugar cálido en las filas de la derecha "partidista". Numerosos cuadros del MoDem no han esperado a la debacle y ya han vuelto al redil. Serán seguidos por otros.
¡Vencer a la derecha!
En la segunda vuelta, La Riposte llamó a movilizarse para vencer a la derecha y la extrema derecha. Esto se demostró correcto. Una gran victoria de la izquierda reforzó la moral de todos los trabajadores que luchan o se preparan para luchar contra la política de contrarreformas del gobierno. Esta política reaccionaria no sufrirá una "pausa". Al contrario, se acelerará bajo la presión de la crisis y de la deuda pública. Los intereses vitales de la clase dominante pesan mucho más que los resultados de unas elecciones regionales. La derecha proseguirá, cueste lo que cueste, su ofensiva contra todas nuestras conquistas sociales, incluso en el caso de una recuperación económica.
Tras la segunda vuelta del domingo 21 de marzo la lucha se desarrollará principalmente en el plano social y sindical, el 23 de marzo (fecha en la que se convocará una nueva movilización general) y en los próximos meses. Hay que movilizar a los trabajadores del sector público y del privado en una gran ofensiva contra el gobierno y la clase dominante. El capitalismo y el gobierno de Sarkozy han entrado en quiebra. Es la hora de preparar la alternativa y de abrir la vía para la transformación socialista de la sociedad.
Derrotada, la derecha mantiene sus contrarreformas
Tras el anuncio de la amplia victoria de la izquierda en las elecciones regionales, los ministros presentes en los platós de televisión repitieron todos el mismo estribillo, aprendido de memoria bajo el dictado de Sarkozy y sus consejeros. "La izquierda ha ganado". Ya lo sabíamos. ¿Por qué ha ganado? "Porque la crisis económica ha afectado seriamente a los franceses. Nos piden que actuemos y resolvamos sus problemas. Y eso es lo que vamos a hacer prosiguiendo con las reformas" .
Es entonces "la crisis" la que explicaría la victoria de la izquierda. En cierto sentido, esto es indiscutible. Pero los ministros se olvidan de recordar que son ellos mismos los responsables de esta crisis. Durante años, pusieron en práctica o justificaron políticas de especulación, de "desregulación" y de endeudamiento masivo que precipitaron la recesión. También olvidan recordar que desde el inicio de esta crisis, la política del gobierno de Sarkozy ha agravado los efectos devastadores – para la mayoría de la población, ya que para una pequeña minoría riquísima, las cosas van estupendamente.
De esta manera, los artesanos del desastre se presentan como los que nos traerán la salvación. Esta postura grotesca no convencerá a mucha gente. Pero Sarkozy y los dirigentes de l’UMP no tienen alternativa. Este gobierno trabaja al servicio y por los intereses exclusivos del puñado de parásitos que controlan las principales palancas de la economía. Pero los intereses de la clase dominante exigen recortes presupuestarios y contrarreformas drásticas. Sarkozy y su camarilla defenderán estos intereses cueste lo que cueste. Es el principal mensaje de los responsables del UMP: "Votad como queráis, nosotros vamos a continuar con nuestra política de destrucción de los servicios públicos y de las conquistas sociales". Para tratar de reabsorber la deuda pública, que se ha elevado hasta más del 80% del PIB, el gobierno no atacará a los ricos, sino a la masa de la población. Al mismo tiempo, intensificará su campaña de propaganda racista y de "seguridad". Por ejemplo, el Parlamento tendrá en breve ante sí un proyecto de ley que plantea prohibir el uso del burqa. Los diputados comunistas deben votar contra esta ley – y denunciar alto y claro esta tentativa de dividir a la clase obrera.
Las conclusiones que se derivan para el movimiento obrero son muy claras: sólo una vasta ofensiva extra parlamentaria por parte de los trabajadores puede frenar las contrarreformas que prepara el gobierno de Sarkozy, empezando por el ataque a las pensiones. Más en concreto, sólo un gran movimiento de huelga general puede hacer fracasar a la derecha en el poder. El 23 de marzo está convocada una jornada general de lucha en todo el país. La dura derrota de la derecha podría alentar la movilización en las calles. Pero incluso si esta convocatoria tuviera una respuesta masiva, una nueva "jornada de acción" sin más continuación no tendrá ningún efecto sobre la política del gobierno. Desde el punto de vista de la estrategia sindical, la jornada del 23 de marzo debe ser el punto de partida de una campaña para explicar la necesidad de un movimiento de huelga general e ilimitada.
Los trabajadores de las refinerías TOTAL nos enseñaron el camino. En sólo unos pocos días de huelga lograron poner al gobierno y a los directivos de TOTAL en la defensiva. Cierto, todavía no han ganado. Una vez se suspendió la huelga, los dirigentes de TOTAL han retomado la ofensiva. Pero aún así los trabajadores de esta empresa les han dado una importante lección a todos los trabajadores del país. Su fuerza potencial es colosal. No hay fuerza más poderosa que la de la clase obrera en movimiento.
Todavía hace falta que los trabajadores sean conscientes de ello. Normalmente, es tarea de los dirigentes de la izquierda y del movimiento obrero la de aguzar esta conciencia y reforzar la confianza de los trabajadores en sus propias fuerzas. Pero el domingo por la noche, los dirigentes socialistas ni siquiera mencionaron la movilización del 23 de marzo. A 48 horas de esta gran jornada de huelga, Martine Aubry (secretaria general del PS) podría haber llamado a los jóvenes y trabajadores a movilizarse masivamente. Pero pidió a Sarkozy que "cambiara totalmente su política", pero sin indicar a los trabajadores a través de qué medios el movimiento obrero debe impedir que Sarkozy lleve a cabo sus ataques. De este modo, Martine Aubry ha perdido una oportunidad de poner en práctica su compromiso del pasado Congreso del PS de ""revitalizar el movimiento social".
Esta mañana, el PCF ha llamado a participar en la movilización del 23 de marzo. La Riposte se suma a este llamamiento. La exasperación de millones de jóvenes y trabajadores debe encontrar el cauce de la lucha. Ante la crisis del capitalismo y los ataques redoblados de la derecha en el poder, no hay otra salida que la lucha colectiva
Lunes, 22 de marzo 2010