“El Socialismo en un solo país” y la Revolución cubana

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Para el observador externo pudiese parecer que la revolución socialista emprendida en Cuba hace 45 años no tiene puntos de contacto con los trágicos acontecimientos que conllevaron a la caída del Muro en el pasado siglo y que la revolución cubana essocialista por otros mecanismos, que el calor y el brillo del Caribe le confieren otras reglas para su inexplicable vitalidad a pesar del bloqueo económico norteamericano y la destrucción abrupta de las relaciones con Europa del este.

Aporte desde Cuba

Patria es Humanidad
José Martí

Existe un velo de misterio sobre los resortes que hicieron sobrevivir a la Revolución Cubana después de la claudicación del llamado Socialismo Europeo.

Para el observador externo pudiese parecer que la revolución socialista emprendida en Cuba hace 45 años no tiene puntos de contacto con los trágicos acontecimientos que conllevaron a la caída del Muro en el pasado siglo y que la revolución cubana es socialista por otros mecanismos, que el calor y el brillo del Caribe le confieren otras reglas para su inexplicable vitalidad a pesar del bloqueo económico norteamericano y la destrucción abrupta de las relaciones con Europa del este. Que tal vez su liderazgo haya garantizado su supervivencia. Que la Revolución Cubana puede defender hoy su “derecho” a considerarse victoriosa desde la perspectiva latinoamericana y sus tradiciones históricas, y desde las consideraciones éticas más exigentes. Para nada. La Revolución Cubana se mantiene entre muchas cosas por serle fiel hasta ahora a los principios del marxismo leninismo más consecuente.

Si el fin del “socialismo” de Europa significa la lección negativa más importante para entender la batalla contra el estalinismo y la imposición del socialismo en un solo país, la Revolución Cubana contando incluso con sus errores es la lección positiva de la misma moneda. Entender la supervivencia de la Revolución Cubana en tanto su carácter socialista es importante para el movimiento comunista internacional, el cual tiene delante de sí una hermosa batalla que librar. Ahora que se han venido abajo todas las pseudoteorías estalinistas como coexistencia pacífica, realismo socialista, socialismo en un solo país, etc.

Todavía les queda un recurso a los sofismas estalinistas: Aliarse paradójicamente con los reformistas y declarar parafraseando a Fukijama el fin de los partidos políticos y el fin de los modelos. Es curioso. Ellos hicieron pedazos a los partidos inmovilizándolos para la acción y ahora le quitan derecho a los auténticos partidos, condenándolos a ser retórica del pasado. No es que los partidos no sirvan, la práctica “socialista” de Europa hizo inservible a los partidos. Los partidos serán siempre un motor movilizador de las luchas por la redención humana. Aunque le cambien el nombre por prurito intelectual siempre que exista un grupo de personas con deseos de cambiar el mundo y utilicen los resortes políticos e ideológicos para hacerlo… seguirán viviendo los partidos. Algo así como los versos de Bécquer, el romántico español del siglo XIX: “Podrá no haber poetas/ pero siempre habrá poesía.” No van a quitarle al hombre su voluntad de asociarse. Lo que sí, será el fin de los partidos estalinistas. Que se diga con su nombre y sus apellidos.

Con los modelos pasa lo mismo. Los modelos son una herramienta útil para simplificar el estudio de la naturaleza y la sociedad. Lo que sucede, al igual que con los partidos estalinistas, es que el modelo del socialismo en un solo país no pudo pasar la prueba de la historia.

Ahí está la Revolución Cubana defendiendo las causas del mundo desde la perspectiva socialista a pesar de su pobreza…; ahí están siete países de Europa cayendo en la OTAN servilmente. Si no fuera trágico sería maravilloso ver como el imperialismo y el reformismo, fruto del estalinismo, se dan la mano en contra de un pequeño país que hoy lleva en sus espaldas no sólo la lucha por un mundo mejor, sino que defiende con su propia existencia las bases de la teoría socialista.

Estará dividido mi trabajo en dos partes. Primero por qué considero oportuno retomar a Trotsky, segundo porqué considero que la revolución cubana rechazó desde sus propios orígenes el modelo del Socialismo en un solo país, y sobrevivió entonces de caer en principio en el estalinismo.

I. Porqué Trotsky

Los postulados de Trotsky en tanto su aplicación práctica en los movimientos sociales, quedaron confinados en los grupos reducidos de trotskistas y no logró activarse a plenitud ni siquiera en la ya lejana década del 60, en la cual la figura emblemática del Che y su instinto revolucionario lo conminó a “sólo demorar el tiempo justo para engrasar el fusil” No creo que exista una aplicación práctica más convincente de la Revolución Permanente que la que el gran revolucionario y mito de la juventud del siglo XX realizara al abandonar sus cargos dentro de la triunfante revolución de Fidel. Antes que eso había estado en África. Es más que evidente que para el Che la verdadera revolución y el verdadero socialismo no se circunscribía a las fronteras de mi país ni de mi continente. La bandera de esta leyenda cargada de romanticismo y pureza fue interpretada desde todos las vertientes. Se fomentó en el latinoamericanismo y el antiimperialismo. Y de hecho lo es, pero como un capítulo del internacionalismo y de la Revolución Permanente en contra del régimen burgués. Sería como decir que Lenin y Trosky fueron “europeístas” por fomentar la revolución en Europa. El capitalismo se convirtió en imperialismo. América Latina ha pasado a ser un escenario claro de las luchas sociales. Lo haya mencionado el Che o no. A estas alturas debemos guiarnos un poco más por la literatura de los hechos. Pero aún así vale recordar lo que le dijo el Che a Fidel en su carta de despedida: Combatir al imperialismo DONDE quiera que éste se encuentre. Según mi parecer el Che Guevara inició la era de la Revolución Permanente en América Latina. Los cimientos de ésta podemos encontrarlos en José Martí y Simón Bolívar. Para los cuales la patria era toda América, José Martí fue mucho más lejos. Lo dejamos para después.

El estallido del muro de Berlín nos agarró fuera de base como decimos en Cuba haciendo alusión al béisbol. La militancia verdaderamente leninista no se escuchó con demasiada fuerza, al menos en esta región del mundo. Ese muerto no era nuestro, no debimos derramar una sola lágrima a no ser lágrimas de alegría. Todo lo vaticinado por Trotsky en La Revolución Traicionada se adelantó considerablemente. Ojalá que las Torres de New York no se hubiesen caído por las acciones de unos fanáticos incoherentes y hubiese sido el émulo del muro de Berlín. Y que en lugar de aviones de línea el pensamiento revolucionario de América, incluido Estados Unidos, hubiese derribado las ideas del imperialismo y el colonialismo. Creo que aun estamos a tiempo.

Desde la aparente victoria de Stalin, a la cual llegó usando los más tenebrosos trucos de Goebels en eso de repetir una mentira hasta la saciedad, usando el asesinato y el terror como armas, las fuerzas revolucionarias han tenido dos enemigos: el imperialismo y el stalinismo. El acomodamiento a la victoria, el hecho real de tener que construir una república socialista, puede llegar a caer en el vicio del estalinismo…Sin tener que conocer a Stalin. Sobre todo para aquellos que consideran la revolución como un empleo. Con las ideas revolucionarias al igual que con el amor no se puede lucrar …sería prostitución. Raramente caen en estalinismo los que llevan la revolución en sus huesos y su corazón. Fidel Castro presidente de Cuba hace más de 40 años, rara vez se quita el uniforme de guerrillero, jamás ha pactado con el enemigo y tiene en su palabra el timbre del internacionalismo. Chávez en medio de su crisis política no deja de gritar por la Unidad de América Latina y el Caribe. Son dos líderes auténticamente internacionalistas.

Entonces, Por qué Trotsky. En primer lugar porque es políticamente necesario. Sí señor. La experiencia del viejo luchador es vital para ahorrarle tiempo y esfuerzos a los nuevos movimientos. Nadie predica que haya que volverse fanático de Trotsky. Pero sí debe estudiarse con el mismo cuidado que se lee a Gramsci o Mariátegui. Hay un velo de olvido con él y todavía no entiendo la razón. Este olvido puede llevarnos a tener que descubrir lo que Trotsky hizo ya hace un siglo.

Está demás que se diga que nadie puede copiar ciegamente… Es el espíritu, la esencia lo que no debemos tirar por la borda. En el horrible dispositivo de Mercader no cupo afortunadamente toda la enseñanza que éste hombre nos quiso dejar. Todavía no duermo bien pensando en que Mercader viajó a mi Patria luego de triunfada la Revolución Cubana.

Lo que sí me parece absurdo, es que mis compañeros latinoamericanos y cubanos le reconozcan utilidad a la Teología de la liberación y no al pensamiento de Trotsky. Nunca dicen los motivos, sólo dulces palmaditas en la espalda y un apagado “deja eso querida, ya pasó”.

Los que me conminan a dejar asuntos “antiguos” son los mismos que tratan de restituir (con mucho tino y acierto) a pensadores aún más viejos y yo diría que no más necesarios. Bolívar, José Martí y hasta a Cristo. Lo único que yo puedo reclamar es que si la religión tomó nuevos caminos y la Teología de la liberación tiene su fuente original en el surgimiento del cristianismo; y entonces esta teología es útil y revolucionaria, con el mismo derecho volvamos a los orígenes del socialismo. Es hora de nuestro renacimiento. En ese origen, estará Trotsky sentado y expectante a la izquierda de Lenin.

Nos urge. El veto sobre esta figura en los movimientos revolucionarios sólo puede estar sustentado por ignorancia o por tendencias estalinistas. El estalinismo repito es un mal peligroso que se adueña de los organismos revolucionarios triunfantes como la escara. La cual se apropia de organismos inmóviles. No tenemos derecho a perder un par de siglos más por pueriles dogmas. Los necesitamos a todos aquellos que le dijeron alguna verdad a la humanidad. Entre ellos está Trotsky.

No ha pasado mucho tiempo desde el Manifiesto Comunista, mucho menos de los acontecimientos de la traición de Stalin a la causa del proletariado. Se hacen eventos y encuentros desde todos los ángulos. En ellos no se menciona a Lenin. Ábrase pues la puerta para esta discusión franca entre todos los revolucionarios que creen que el marxismo es todavía una de las bases de la salvación del mundo. No caigamos en las redes del estalinismo que se tejió con mentiras, traiciones e incultura. Qué nos ampare la voluntad de levantar al mundo.

Fidel Castro ha repetido más de una vez que no le cambiaremos el nombre ni al Teatro Karl Marx ni a la Escuela Vladimir Ilich Lenin. Ando convencida que muchos compatriotas no leen entre líneas.

En los instantes más difíciles de mi revolución, cuando los herederos legítimos de Stalin decidieron acabar de un plumazo con Cuba, cuando el imperialismo compraba valijas para regresar y mi pueblo estaba padeciendo la más atroz pobreza diseñada a cuatro manos por las consecuencias del imperialismo..y las del stalinismo, fuera de cualquier pronóstico Fidel con una voz preñada de consecuencia y valor gritó… Socialismo o Muerte. Ese día se salvó la revolución cubana. No veo nada más parecido a las palabras últimas del manifiesto de Marx y Engels.

II. La Revolución Cubana paradigma de revolución socialista

La revolución socialista cubana surgida en la década del 60 es la única revolución socialista que vive en occidente. No sólo sobrevivió al colapso del “socialismo” europeo, sino que es joven, mantiene latente una lucha sin cuartel contra el imperialismo norteamericano y ha sido la guía espiritual para muchas generaciones y pueblos. Entonces: Cuba, un país pobre y bloqueado (pretextos que utilizó Stalin para utilizar ese modelo en la URSS): ¿Lleva 45 años con el socialismo en un solo país? Si es así: ¿Es válida esta teoría? Si no lo es ¿Por qué no se ha caído entonces la revolución cubana?

La respuesta la hallaremos en las propias definiciones. Pasa inadvertido: Para referirnos a Cuba decimos siempre Revolución Cubana y no Cuba Socialista… La URSS jamás permitió que la llamaran revolución soviética, excepto al principio cuando era la bolchevique, la más hermosa revolución del mundo. En ese hecho semántico radica le verdeara esencia de la autenticidad de mi revolución y de su derecho a seguir andando, la URSS con todo sus cohetes, su petróleo y su desarrollo económico dejó de ser revolución y entonces se dictó sentencia de muerte.
Piedras angulares para una revolución socialista son su proyección internacionalista y la lucha social ( de clases) sin cuartel.

El internacionalismo en la formación de la nación cubana

Mas para entender el vínculo que existe entre la revolución socialista de Cuba y el internacionalismo llegamos a una feliz paradoja: la vocación universal y la justicia social han sido piedras angulares para la conformación de la nación cubana.

A diferencia de un número significativo de países, Cuba se fundamentó como país en el crisol de los emigrantes españoles y negros africanos, los cuales, según me señaló una vez la periodista Martha Rojas, al arribar a esta tierra perdían su identidad (gallegos, vizcaínos, etc.) para llamarse españoles o tal vez “gallegos”. Los “negros” que traían en los barcos se llamaron así, negros dejando atrás la procedencia de las tribus y la zona geográfica a las que pertenecían. El emblemático escritor cubano Alejo Carpentier, premio Cervantes de literatura, sentenció más o menos “los cubanos nacimos en los barcos”.
De esta forma la nación cubana, enmascaradas tal vez por el amor a la Patria tiene raíces en otros dos continentes con la sazón que le ofrecen las tierras americanas. En nuestro origen, para empezar y en muy poco tiempo se mezclaron tres continentes. De esa unión sale el sustrato de nuestra identidad matizado por un antiimperialismo excepcional:
Desde los inicios de la gesta independentista Antonio Maceo, líder militar de las guerras de liberación contra España, expresó misteriosamente, que únicamente lo verían combatiendo junto al ejercito español si Estados Unidos tratase de tomar Cuba. Intuía quién era a la larga el verdadero enemigo, sin recurrir a estudiar tratados sociopolíticos. Máximo Gómez, jefe militar supremo de la segunda guerra de liberación en 1895, no fue un cubano, sino un dominicano. Fue respetado y aceptado sin que tuviese que mostrar pasaporte una sola vez.

Pero el carácter internacionalista de Cuba no ha tenido un sentido mayor de proyección mundial que en la figura de José Martí. Los hombres revolucionarios del mundo le debemos todavía a este hombre el cuidadoso estudio de su obra si de verdad queremos entender el paso todavía controversial del siglo XIX al XX. No fue precisamente Lenin o Trotsky quienes sentenciaran en 1895:

“Yo estoy todos los días en dar mi vida por mi país y por mi deber, de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que extiendan por Las Antillas, los Estados Unidos y caigan con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.

Fue José Martí. Su deber trascendía la independencia de la isla. Días antes de decir esto confiesa:

“Pero ahora puedo servir a este único corazón de nuestras repúblicas. Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América, y el honor ya dudoso y lastimado de la América del Norte, y acaso acelerarán y fijarán el equilibrio del mundo (…)”

Dirigiéndose a un amigo dominicano que le reclamaba que hablase de Santo Domingo dice:

“De Santo Domingo ¿por qué le he de hablar? ¿Es cosa distinta de Cuba? ¿Usted no es cubano? ¿Y yo qué soy, y quién me fija suelo?”

José Martí hizo del ideal internacionalista el fin último por la independencia de Cuba. Tuvo oportunidad de conocer de cerca a los Estados Unidos y en su lenguaje poético y elevado describió al naciente imperialismo mejor que cualquier otra criatura (según mi modo de ver).

Por eso la segunda etapa de la lucha, pasando por la revolución del 30 donde además de luchar contra el tirano Machado los jóvenes consideraron la república española otro frente más, se fundamentó en los ideales internacionalistas. Cuando el gobierno de turno no permitió que atracase un buque perteneciente a la joven república soviética, Julio Antonio Mella, del cual diría Fidel que fue el cubano que más hizo en menos tiempo y fundador del primer partido comunista, tomó un bote y en representación del pueblo de Cuba llegó a la embarcación y se hermanó con todos sus tripulantes. A este joven por cierto lo expulsaron del partido que él había fundado. Cuando aquello todavía se podía hablar de la Internacional. Que le restituyó su militancia. Murió en México asesinado. Al morir no murmuró ningún lema patriotero, marchó a la inmortalidad diciendo “Muero por la Revolución”.

La revolución de Fidel Castro también marchó por el camino del mundo. En carta escrita a Celia Sánchez en 1958, confiesa Fidel:

“Cuando esta guerra se acabe empezará para mi otra guerra más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos (los yankees). Me doy cuenta que va a hacer mi destino verdadero” .

Al cabo de 45 años podemos ver perplejos que cumplió su palabra.

Y por supuesto faltaría la imagen del Che, símbolo clásico del verdadero internacionalismo. El Che abandonó familia, responsabilidades, honores todo por luchar en otras tierras, que “reclamaban el concurso de sus modestos esfuerzos.”

Conozco a un amigo muy cercano al Che que le estaba comentando sobre lo increíble que era que las tropas mambisas aceptaran a Máximo Gómez, dominicano, como jefe del Estado Mayor General. Cuenta este compañero que el Che lo miró con media sonrisa. Sólo entonces se dio cuenta que hablaba con un argentino. El Che no corrió igual suerte en Bolivia. No creo por otra parte que haya habido un ejemplo mejor de la aplicación rigurosa de la revolución permanente. Son apenas algunos ejemplos.

Justicia social: la otra piedra angular de la nación cubana

Nuestra guerra de independencia se retrasó con relación a las otras naciones americanas. Eso permitió sin embargo que sus líderes maduraran en las experiencias de las revoluciones europeas y esgrimieran postulados muy avanzados y muy radicales para lo que se supone fue una mera guerra por la independencia de Cuba. A diferencia de lo que sucedió con la declaración de Independencia de los Estados Unidos en 1776 que suprimió el postulado de abolición de la esclavitud, la cual le costaría a ese país otra guerra en el siglo siguiente, la insurrección por la libertad de Cuba se proclamó conjuntamente con la abolición de la esclavitud. Eran dos brazos del mismo cuerpo, no se concebía una sin la otra. De hecho el hacendado Carlos Manuel de Céspedes libera a sus esclavos y los invita como iguales a luchar por la libertad.
Cuando después de 10 años de contienda los españoles logran que se firme el llamado pacto del Zanjón, Antonio Maceo le reclama al oficial español que debía convencerlo para sumarse a la rendición que en ese pacto no se sostenía la abolición de la esclavitud y que por eso, entre otras cosas, seguiría en la contienda. Al terminar el encuentro Martínez Campos le dice “Entonces no nos entendemos” a lo que Maceo responde: “No, no nos entendemos”.
En 1892 se funda el Partido Revolucionario Cubano por José Martí. Insisto que los aportes a la política y a la filosofía universal que nos dejó es una asignatura pendiente para los que tratamos de entender el decurso de la historia. Las bases de este Partido trascienden en su primera línea la mera independencia de la isla. Su proyección, su organicidad interna, confieren a este Partido la categoría de un partido de nuevo tipo. ¡Su cantera fundamental fue la clase obrera! (tabacaleros en el exilio). Se funda antes del propio Partido de Lenin. Las diferencias concretas de Europa y América le harán ver al lector superficial puntos incompatibles. Para el lector acucioso y paciente emergerán misteriosamente verdades absolutas y comunes. De este Partido revolucionario nacería, cerca de treinta años después, el Partido Comunista de Cuba. Carlos Baliño fue fundador de ambos, sabiendo que eran lo mismo.
Huelga hablar de la vocación de justicia social por parte de la revolución que continúa Fidel Castro. Sólo como otro detalle a analizar con más profundidad está el manifiesto de la Historia me Absolverá. Documento que recoge el acto de defensa de Fidel después del asalto al Cuartel Moncada. Todavía no entiendo como el imperialismo no leyó allí un documento auténticamente comunista. Se enfatizan los problemas sociales y se hace un perfil clasista del pueblo cubano que deja sin aliento al socialista más ortodoxo en cualquier lugar del planeta. Ese documento fue escrito hace 50 años y mantiene la frescura y el orden lógico más exigente. Seis años después, contra cualquier vaticinio, uniendo en su espíritu justicia social e internacionalismo triunfa una revolución profundamente socialista en las mismas narices del imperialismo, como alguien señalara.
Apuntes finales
En la carta de despedida del Che a Fidel el primero señalaba que el más sagrado de los deberes era luchar contra el imperialismo donde quiera que esté. El imperialismo está muy cerca de nosotros. Por eso Cuba con existir hace el mayor aporte a la causa del socialismo universal. Sépase que para nada creo que la revolución cubana es inmortal de per se, creo inclusive que hemos cometido serios errores. Por cierto que en 1986 Fidel declara “Rectificación de errores y tendencias negativas” a la burocracia, y otros males, impulsándole a la sociedad nuevos bríos. Esto fue antes de la jerga barata de Gorvachov sobre perestroika y glasnot. Hay que ver donde fueron a parar estos tipejos. Sería gracioso analizar de quién fueron herederos.
Como nos enseña la dialéctica a través de la unidad y lucha de contrarios la contrarrevolución es una entidad que crece a la sombra y está ahí esperando el primer tropiezo. Dudo que algún país contenga un exilio tan hostil como el nuestro. Nuestra única salida es ser cada vez más radicales, más consecuentes con nuestra savia que han sido el internacionalismo y la justicia social. Cualquier intento de congruencia con el imperialismo (véase que alejo de esto al noble pueblo norteamericano con el que debemos relacionarnos más y más) será un retroceso para nuestro camino. Porque la revolución no tiene fin, ya sabemos lo que nos señaló un viejo y olvidado camarada nuestro, la revolución es permanente.
En este escenario del mundo emerge una situación revolucionaria sin precedentes. La revolución bolivariana de Venezuela es eso: una revolución. Chávez no deja de hablar de la unidad latinoamericana. La revolución de Chávez se salva mientras no pacte con el enemigo y mientras logre radicalizarse más y más.
Trotsky soñó también con esta unidad estando en México. Lástima que Stalin no le permitió vivir. No importa. Su aliento (aunque todavía habrá hondos prejuicios) está en las revoluciones que nacerán tarde o temprano. Lograremos que salga de su silencio y que le vean sin ser considerado terrorista. Curioso; los imperialistas y los estalinistas coincidían en llamarle terrorista. Punto a nuestro favor.
La ventaja que puede tener Cuba es que en sus tuétanos lleva dos de los bastiones importantes para alejarse del socialismo en un solo país. Fidel no es un accidente biológico, Fidel es, al igual que Martí, producto de todos los elementos que nos conforman como nación. La revolución cubana puede ser eterna, mientras siga siendo revolución; proyectándose y viviendo por el mundo y por los desposeídos. Fenecerá sin piedad para su historia el día que decida detenerse y trate de convertirse en república terminada.

¡Proletarios de todos los países unios!